La Naranja de Stanley Kubrick

Cineadictos

José Alfredo Flores Rocha

En el Séptimo Arte existen películas que se han convertido en cintas clásicas, gracias a su lenguaje narrativo, a su calidad interpretativa o innovación tecnológica. Muchas de ellas, son, sin duda, un punto de referencia obligado para entender el desarrollo de la cinematografía internacional. Desde esta perspectiva existen cintas inolvidables, nombrarlas sería interminable, sin embargo, existen películas que por su calidad y trascendencia han venido a revolucionar los conceptos cinematográficos hasta ese momento establecidos.

Desde este punto de vista el Séptimo Arte se ha convertido en un espejo del desarrollo de la humanidad, en un catalizador de las emociones humanas y de la historia mundial. De ahí que el cine haya estado presente en casi todos los momentos claves en la historia moderna del hombre. El cine, además de ser un espectáculo de carácter lúdico, es un espacio para la reflexión y el análisis de la conducta humana.

Seguramente, durante el nacimiento del cine, nadie imaginó que este medio de comunicación visual se convertiría en uno de los más importantes, sobre todo por el grado de aceptación que alcanzó en poco tiempo. Pronto se convirtió en un espectáculo masivo al que acudían chicos y grandes por igual.

Las primeras historias fueron simples reproducciones de hechos intrascendentes, como la llegada de un tren y gente caminando por la calle. A medida que el cine fue evolucionando las historias fueron más complejas, gracias al desarrollo del lenguaje cinematográfico y el discurso narrativo, que hicieron del Séptimo Arte una industria.

Existen cintas que han marcado a toda una generación, tanto de cineastas como espectadores, historias que por su complejidad narrativa y estética se han convertido en íconos de la industria cinematográfica mundial.

Una de estas películas es “Naranja mecánica” del aclamado director Stanley Kubrick, considerado uno de los realizadores más prolíficos, no sólo por el número de cintas que realizó a lo largo de su vida, sino por la calidad de cada uno de sus trabajos. Basta con recordar algunos de ellos: “Senderos de Gloria”, que le abrió las puertas al mercado de Hollywood; “Espartaco”, todo un clásico de la cinematogafìa mundial; “Lolita”; “ 2001, Odisea del Espacio”, unas de las cintas de ciencia ficción más aplaudidas por la critica especializada y considerada como una obra maestra; “ El Resplandor”, basada en una de las obras literarias de Stephen King y “Ojos bien Cerrados”.

Mención aparte merece la cinta “Naranja mecánica”, considerada la obra maestra de este gran creador y que en su momento escandalizó por completo no sólo a la crítica, sino a la sociedad. El impacto fue tal en 1971, que países como Corea del Sur, Singapur e Irlanda prohibieron su exhibición de manera definitiva, mientras que en naciones como Australia, Argentina, Chile, Finlandia, Italia, Noruega, Suecia, México, Holanda y Japón pudo ser exhibida con cortes.

“Naranja mecánica” es considerada, todavía en la época actual, como una obra provocadora que invita en todo momento a la reflexión. Una sátira cruel donde la violencia y la represión son una constante. Es la historia de una parte de la sociedad y de una generación de jóvenes inmersa en la música, la violencia, la intolerancia, el engaño, la represión y la violencia llevada al extremo.

Es el espacio ideal para la historia de Alex, el protagonista de esta historia, un joven de 18 años, inmerso en el mundo de la música clásica y los excesos, un antihéroe de nuestros tiempos, ya no tan futurista, como en su momento planteo Stanley Kubrick al recrear a través del Séptimo Arte esta historia.

Este artículo fue tomado de la publicación Cineadictos y debe citarse así:

Flores Rocha, José Alfredo, «La Naranja de Stanley Kubrick», en Cineadictos,
octubre, num. 69, año 7.

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