Los salvadores

El Financiero,10 de diciembre de 2007

Botica

 

No queda más que agradecerles a los dueños de los medios audiovisuales que fueron al Senado a criticar a los legisladores, a varios de sus cruzados que “voluntariamente” hablaron ese día, al Consejo Coordinador Empresarial y sus compañeros de intereses, a Ricardo Salinas Pliego, a diferentes periodistas de los impresos que sí respetan la cláusula de conciencia y el derecho de réplica y para no alargar la lista al señor publicista Memo (así se presentan) Rentería que hizo varias recientes campañas a favor del PAN que nos alerten y “defiendan la libertad de expresión”. La gran mayoría de ellos, sin embargo, no ha dicho nada acerca de los 37 periodistas asesinados y secuestrados en los últimos siete años- menos antes-, ni en contra de las decenas de compañeros que fueron despedidos por, ellos sí, atreverse a desafiar las reglas de un sistema donde priva la convivencia entre el poder público y la empresa privada. Nada contra la alianza entre la CIRT y Marta Sahagún, pocos vs. el llamado Chiquihuitazo- la toma de canal 40, algo no resuelto-, silencio en cuanto que la publicidad oficial se da selectivamente y el impedimento que diversos grupos sociales tengan la posibilidad de emitir sus mensajes (radios comunitarias, indígenas, etc.). Todo sea por la libertad de empresa, esa sí sacrosanta e intocable. En estas páginas hemos criticado sin límite a los políticos todos, lo seguiremos haciendo y no pasará mayor cosa. Pero lo importante sería el posibilitarlo abiertamente en televisión, donde sólo algunos tienen la manija y deciden, según intereses mercantiles, quiénes son los elegidos; los disidentes serios, pocas ocasiones aparecen y siempre de manera fugaz. Tiene razón entonces, Norman Mailer: “Cuando era joven, los escritores solíamos pensar que las novelas podrían cambiar el mundo, pero no, es la televisión la que lo cambia” Y hemos visto que para mal. ¿Libertad de expresión? La de unos cuantos.

Un ejemplo

En el noticiero de Carlos Loret de Mola hay dos promociones. Una dice que los ciudadanos pueden y casi deben informar por medio de sus modernos aparatos (celulares, cámaras, et al). La segunda, llama a que haya una auténtica comunicación, “de ida y vuelta”, o sea, como debe ser, e incluso “que lluevan las opiniones” y los televidentes “no se limiten”. Pero todo queda en un portal, sin que nada aparezca en la pantalla chica. Cero réplica a los ojos de todos; menos crítica a empleados y dueños. El avance, como se nota, es privadísimo y limitado en extremo. Y eso que Televisa “se atreve”, pues los otros ni a eso llegan. Nuevamente: ¿Libertad de expresión?

Primer desafío

Según las cuentas de Fernando Mejía Barquera (Milenio Diario, 8 de diciembre), hubo 17 mil boletos, en el juego de ida Pumas- Atlante, que no se sabe quiénes los adquirieron. Presumiblemente los revendedores, algunos de los cuales fueron correteados por jóvenes para que pusieran las entradas a la venta a precios accesibles. Si cada billete elevó su costo tres o cuatro veces, como mínimo, estamos hablando de millones de pesos. ¿De quién es el negocio? Algo que debe atender con prontitud el actual rector, José Narro, pues en actividades deportivas hay individuos que no saben del asunto pero hacen su agosto a costa de estudiantes y profesores.

Sordos

El lunes 3 de este frío mes, una veintena de jóvenes reporteros iban a realizar una protesta en la SCJN por el atropello a Lydia Cacho y la burla a los niños agredidos sexualmente; no lo pudieron hacer. Pero además, en esa ocasión se encontraba Raúl Álvarez- el persistente acusador de Luis Echeverría como “héroe, papá” de la matanza del 2 de octubre-, quien esperaba una recomendación de los togados acerca del asunto; resultado: la Corte dijo que no era importante lo sucedido y debería resolverse en tribunales. Además, cerca de sesenta ex trabajadores de Excélsior fueron a pedir una liquidación digna, pero ni siquiera fueron recibidos por los bien pagados especialistas. Total, que hay una serie de reclamos en la Suprema que calientan el ambiente no obstante los helados vientos actuales. En todos los casos, la Institución ha dicho recordando el salinazo: “Ni los veo ni los oigo”. Aguas.

Pasarela

Quienes aspiran a formar parte del IFE- el cual dejó Luis Carlos Ugalde al borde del colapso- han tenido, mayormente, sinsabores. Y es que no hay una convocatoria seria, abierta, clara. Y las sesiones son apresuradas- Diódoro Carrasco parece el correcaminos, pues va de una a otra sesión y su opacidad es manifiesta, según múltiples informaciones-, sin rigor y para descartar a muchos y darles aliento a pocos. El asunto traerá malos resultados, pues la inconformidad será lo predominante. Tiene razón Lorenzo Córdova, la decisión será política, no hay de otra. Pero las formas no se guardaron, algo que va siendo lo característico de los políticos.

 

Periodista de El Financiero y El Universal.
Correo electrónico: jamelendez@prodigy.net.mx

 

El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar el artículo anterior:

Meléndez Preciado, Jorge, «Los salvadores», en El Financiero,
10 -XII- 2007, Cultura.

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