El periodismo cultural de José Luis Esquivel

México cuenta con una valiosa historia del periodismo cultural


Carmen García Bermejo
Periodista de El Financiero y colaboradora de la RMC

Durante 25 años, José Luis Esquivel Hernández fue reportero en varios medios informativos en Nuevo León y, a la vez, profesor de la carrera de Ciencias de la Comunicación en ese estado. Preocupado por el bajo nivel educativo de los alumnos y de que la prensa y medios electrónicos han perdido su responsabilidad social, escribió el libro Periodismo Cultural.

En México, los medios de comunicación se han enfrascado en una absurda competencia comercial en la que sólo les importa los índices de audiencia o el número de lectores y ejemplares vendidos. Así, han perdido su responsabilidad social al difundir programas y noticias frívolos, de escándalo, que fomenta -entre la población- un apetito feroz por todo aquello que viene a ser alimento chatarra para el espíritu, afirma José Luis Esquivel Hernández, quien está convencido de que la actitud de los jóvenes de hoy es consecuencia de esa siembra que ha hecho, principalmente, la televisión con sus programas pueriles y vacíos de contenido.

Advierte que frente a esas conductas lascivas, el juicio será devastador cuando generaciones futuras analicen lo que los mexicanos leían y veían a finales del siglo XX y principios del XXI: “Tan sólo hay que observar -agrega- quiénes son los actuales líderes políticos y los ídolos de la sociedad. No es posible que los jóvenes admiren a los futbolistas, cuando son banales e incultos, ni siquiera saben hablar cuando se les entrevista. Las jóvenes quieren ser como Galilea Montijo. Lo más lamentable es tener como periodistas-modelo a Paty Chapoy, Juan José Origel, Adela Micha…, mismos que imparten conferencias a los jóvenes de las universidades privadas acerca de su ‘profesión’. Por favor”.

Desde hace casi 30 años, Esquivel Hernández es profesor de Comunicación en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y afirma en entrevista que los alumnos no están exento de esta realidad porque toda esa telebasura que reciben a través de los medios, vuelve ligero el estómago -en este caso la mente-, mientras que la cultura exige una educación de los sentidos y de todo lo que es el ser para poder gravitar alrededor de lo trascendente y no sólo de lo espectacular.

Explica que cuando los alumnos de periodismo egresan de las universidades, lo que menos piensan es ser reportero de las secciones culturales de los medios de comunicación. Incluso desde que son estudiantes y se les encargan trabajos periodísticos buscan entrevistas con representantes de la farándula. Los muchachos, al seguir la tónica de lo que ven o leen en los medios de comunicación, se enredan y van detrás del deportista y de todos los famosos de la pantalla chica buscando hablar de temas que no trascienden.

El también autor de Historia de la prensa, expresa que una forma de proporcionales a los estudiantes opciones diferentes a las que les presenta la televisión es introduciéndolos a otras fuentes del conocimiento. De esta forma elaboró su libro Periodismo Cultural (Esquivel Esparza Editores/UANL), donde presenta una revisión de lo que ha sido esta área y desglosa desde el concepto de cultura, la aparición de la imprenta, el surgimiento del El Ateneo de la Juventud, las revistas literarias, los grupos culturales, los suplementos culturales, como La Cultura en México, hasta llegar a lo que hoy en día se llama el nuevo periodismo.

Esquivel Hernández asegura que su interés es mostrar que México cuenta con una valiosa historia del periodismo cultural, que no surgió con las figuras de Carlos Monsiváis o de Elena Poniatowska: “Somos herederos -afirma- de las mejores plumas en el periodismo. Pero los estudiantes, y la sociedad en general, no conocen el trabajo que nos legó Ignacio Manuel Altamirano, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez “El Nigromante”, Manuel Gutiérrez Nájera, Enrique González Martínez, José Joaquín Fernández de Lizardi. Era necesario escribir este contexto para quitarnos esa venda que prohíbe ver más allá de la figuras mercadotécnicas que en la cultura mexicana se han fabricado. Es verdad que Monsiváis y Poniatowska son fundamentales en el periodismo. Pero hay muchos más”.

Confirma que en esta época la sociedad vive serias contradicciones. Él mismo se sorprende de haber publicado un libro sobre periodismo cultural, mientras buena parte de los periódicos de circulación nacional han desaparecido sus secciones culturales o las han fusionado con las de espectáculos: “Borrar las secciones culturales de los medios de comunicación electrónicos e impresos —asevera— es un retroceso del periodismo nacional que no alcanzan a comprender la función social que esta área cumple dentro de un medio de comunicación”.

Explica que cuando alguien atenta contra la formación integral de aquellos a quienes sirve, está mutilándoles el futuro porque produce entes para una sociedad castrada: “Por qué nos dicen los políticos —continúa— que el desarrollo de un país está en la educación, si sabemos que más del 70 por ciento de los mexicanos se educa a través de los medios electrónicos de comunicación, especialmente de la televisión. Por qué seguir atados a esta formación con la frivolidad. Tenemos que aceptar que un país se proyecta a futuro, en la medida en que la sed de trascendencia de sus habitantes se ligue a la altura de los mejores pensadores”.

Esquivel Hernández apunta que cuando un medio de comunicación elimina su sección cultural o les reduce sus páginas o la fusiona con la sección de espectáculos, contribuyen a la formación de “mentes enanas” a las que lo único que les importa es la frivolidad: “Es como si estuviéramos muy contentos —precisa— de que todos los niños, desde edad temprana, consuman alimentos chatarra. Si protestamos contra eso, por qué no hemos de protestar con la basura de programas de televisión que diariamente nos recetan los medios electrónicos y la banalización del periodismo que ahora se pretende al fusionar las secciones de cultura y espectáculos. No es lo mismo por más pretextos que quieran dar”.

Revolucionar conciencias

A finales de abril, José Luis Esquivel Hernández publicó otro libro: Periodismo preguntón en diez lecciones/Didáctica de la entrevista de prensa (UANL/Fundación Manuel Buendía), que ya circula en librerías. Pero de su ejemplar Periodismo Cultural expresa: “A nosotros nos interesa mucho que las expresiones artísticas y la cultura mexicana sea canalizada hacia el espíritu de los jóvenes porque los regiomontanos estamos a 200 kilómetros de Estados Unidos y, obviamente, no conocen nada de lo que es la historia del México antiguo. A los jóvenes les queda muy lejos la cultura Olmeca y, por su mala preparación, ni siquiera saben dónde está La Venta, en Tabasco. Saben de Chichén Itzá porque fue promovida comercialmente como maravilla del mundo. Pero su cultura general está por los suelos.

Esto mismo ocurre en el ámbito de la literatura, las artes plásticas, el teatro, el cine, la música de concierto, etcétera. Fue a partir de 1990 cuando, en Monterrey, se empezaron a construir museos. Antes, no había nada. Nuevo León apenas comienza a despertar a la cultura. Los periódicos no tenían secciones culturales. A partir de 1980 empiezan a tomar ese sesgo, pero las notas culturales se mezclaban con bodas, cumpleaños, bautizos y cócteles privados dentro de la sección de Sociales. Ahora la situación ha cambiado, pero el periodismo cultural sigue teniendo un bajo perfil dentro del ámbito informativo”.

Pero Esquivel Hernández admite que los profesores también llevan su carga de culpa de que en el país exista ese periodismo chatarra: “Admito —señala— que si las universidades no rescatan al alumno de esa frivolidad, de ese chantaje emocional, de esa espectacularidad en donde sitúan a la sociedad los medios de comunicación, será difícil que haya una revolución de las conciencias. Los alumnos sí están dispuestos a aprender otras cosas, pero como no se les presentan opciones diferentes, siguen la corriente y aborrecen ciertas clases.

Por ejemplo, cuado ingresan a mi clase y empiezan a sacarle la carnita a la noticia cultural los estudiantes van involucrándose en otros ambientes. Es necesario que la escuela haga voltear a los alumnos hacia las alturas del conocimiento y del saber trascendente, no sólo de lo ligero o cotidiano. Está bien que el periodismo es información de actualidad, pero la noticia cotidiana, el manejo de los medios, es fugaz por el alud de sucesos noticiosos que nos transmiten. Hay que buscar que esa noticia tenga un contexto de trascendencia”.

El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar este artículo:

García Bermejo, Carmen, «Acoso a la prensa», en El Financiero,
México, Núm. 33, 399, 10 –V– 2009, Cultura.

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