México en el espacio

El Universal,Opinión, 29 de septiembre

Gabriel Sosa Plata

De aprobarse el presupuesto 2010, el gobierno federal se convertirá nuevamente en operador de satélites. Se trata de un hecho histórico, que merece ser analizado más ampliamente por sus implicaciones económicas y sociales.

De acuerdo con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), el proyecto consiste en construir, lanzar y operar dos nuevos satélites geoestacionarios. El argumento central es que la empresa que privatizó el mismo gobierno en 1997, Satélites Mexicanos (Satmex), está en quiebra, en venta y no cuenta con recursos para lanzar un nuevo satélite que garantice la continuidad del servicio de comunicación entre dependencias relacionadas con la seguridad nacional como SSP, Semar y Sedena, además de la PGR y el Cisen.

Satmex opera tres satélites: Solidaridad 2, Satmex 5 y Satmex 6. Sólo el primero, lanzado hace 15 años, dispone de la llamada banda L, que es donde el gobierno federal ha construido su red de comunicación para asuntos internos y cobertura social. Sin embargo, la vida útil del Solidaridad 2 concluirá en 2013, por lo que apenas queda el tiempo necesario para poner en operación los equipos que lo sustituirán o contratar los servicios de otro operador satelital. Pero esta última posibilidad ha sido descartada por el sobado argumento de “seguridad nacional” y porque si no se ocupa la órbita que dejará libre el Solidaridad 2 al apagarse, podría serle otorgada a otro país.

De hacerse realidad el proyecto, el Estado recuperará una función que dejó en manos de la iniciativa privada y fracasó. Nuevamente se demuestra que el mercado no es ni será la solución para todo. Y una vez más el gobierno asume los costos, en este caso de una fracasada e improvisada política pública en comunicación satelital, mientras pide a la sociedad su solidaridad para apoyar una reforma fiscal que implicaría, en la práctica, más impuestos, incluyendo los servicios de telecomunicaciones.

Estoy convencido que México necesita infraestructura satelital propia para información geográfica, rastreo satelital, monitoreo ambiental y climático, tv educativa, telefonía rural, internet, así como para la ya mencionada seguridad nacional. Sin embargo, el gran reto consiste en conciliar el oneroso gasto con una política clara, de corto y mediano plazo, que nos haga menos dependientes en ciencia y tecnología.

Comparto la opinión del doctor Raúl Alva, biofisicoquímico de la UAM Iztapalapa: “Tenemos empresas de servicios, pero no tenemos industria propia en telecomunicaciones”. Y tiene razón. Las últimas grandes potencias nacionales han sido producto de la inversión estatal en conocimiento científico y desarrollo tecnológico, bajo una visión filosófica, humanística y artística. Pero en México, la burocracia parece no tener esa perspectiva porque ve a dichos rubros como gasto y no como inversión. El proyecto de presupuesto 2010 prevé que el “gasto” en ciencia y tecnología disminuirá 4.5% en términos reales respecto de 2009.

El proyecto satelital costará, en su etapa inicial, casi ¡17 mil millones de pesos!; esto es, mil y medio millones más del presupuesto que se asignará en 2010 al Conacyt y casi seis veces más que el considerado para el Conaculta. Esos 17 mil millones de pesos se verán reflejados en una infraestructura, en algo tangible, pero es imprescindible dejar de ser cortoplacistas, apagar fuegos con recursos que no se tienen —menos aún en un país con millones de personas que viven en extrema pobreza—, y no seguir enriqueciendo a empresas transnacionales.

El pasado 24 de agosto, el astronauta y científico mexicano José Hernández solicitó al presidente Felipe Calderón su apoyo para que inicie operaciones la Agencia Espacial Mexicana, como una de las estrategias para incentivar la investigación y el desarrollo de una industria aeroespacial, en la que deben participar empresa, universidades y gobierno. Los impulsores de la agencia han dicho que ésta no busca colocar astronautas en el espacio, sino generar conocimiento que haga a nuestro país menos dependiente de los países que sí invierten en ciencia y tecnología. Celebremos la independencia de otra manera.

Profesor e investigador de la UAM Xochimilco.
Columnista del noticiario Pulso de la mañana
y coordinador del Consejo Editorial de la Revista Mexicana de Comunicación.

El siguiente es un ejemplo de cómo debe citar el anterior artículo:

Sosa Plata, Gabriel, «México en el espacio»
en Revista Mexicana de Comunicación. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/rmxc/sosa.htm

Fecha de consulta: México, 29–Septiembre–09

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