Elección ciudadana

La política en tacones


Pilar Ramírez

La selección de candidatos en todos los partidos está en su apogeo de cara a los quince procesos locales que tendrán lugar este año. Se renovarán doce gubernaturas, 478 diputaciones locales y mil 633 presidencias municipales. Más de seis mil personajes, considerando sólo a los tres partidos de mayor importancia electoral, saldrán a intentar convencer a la ciudadanía de que su oferta es la mejor opción.

Con alianzas ideológica o políticamente bizarras y sorprendentes, con acuerdos partidistas de los que esperan sacar tajada electoral aunque lesionen los intereses ciudadanos, con personajes cuestionados y con diversas estrategias mediáticas los institutos políticos intentan ganar posiciones y, en ciertos casos, realistamente, pretenden al menos conservar lo que tienen.

Como en cualquier otro proceso electoral, los partidos políticos echarán mano de todos los recursos a su alcance para conseguir más y mejores posiciones en el mapa del poder, pero las elecciones locales de este 2010 serán una verdadera oportunidad de poner a prueba a la ciudadanía acerca de sus opciones, no de partido o candidato, sino de su acuerdo o desacuerdo con las decisiones legislativas o de gobierno que han tomado los personajes con cargos de elección popular –desde la presidencia de la República hasta el más alejado de los ayuntamientos- y que tienen repercusión directa en sus vidas.

Los ciudadanos tendrán que decidir si su voto es duro o razonado. Si votan por el partido con el que simpatizan o si aplican un razonamiento distinto en cada entidad federativa al ver que las ideologías están profundamente desdibujadas y que han cedido su lugar al pragmatismo electoral. Podrán decir, con su voto, si están de acuerdo con las “alianzas tácticas” o prefieren exigir a los partidos ser fieles a los principios que les dieron origen.

Los ciudadanos podrán expresar, con su voto, su opinión acerca de la situación que se vive en el tema de la seguridad, si consideran que el cúmulo de cadáveres que a diario se acumulan a una estadística siniestra es signo de una política correcta en el combate al crimen organizado o es el resultado de decisiones fallidas en una administración desorganizada.

Los ciudadanos tendrán ocasión de inquirir a los candidatos acerca de su postura sobre los matrimonios entre personas del mismo género, como medida preventiva para saber si los futuros gobernantes o legisladores no se presentarán en los actos oficiales como defensores de la igualdad y de los derechos humanos para después promover leyes homofóbicas o controversias constitucionales que evidencian que hasta lo que no legislan les hace daño.

Las ciudadanas podrán externar su postura acerca de las leyes que las afectan, en especial, con su voto darán el aval o rechazarán a los partidos que han promovido las leyes antiaborto que hoy limitan y criminalizan a la población femenina que quiere tener el derecho a decidir sobre su maternidad y sobre su cuerpo en 18 estados de la República.

Las ciudadanas darán su opinión acerca de gobiernos que promovieron leyes destinadas a defender los derechos de las mujeres pero que nacieron muertas porque son derechos que sólo existen en el papel y en los discursos políticos, en tanto que en el mundo real continúa inamovible la violencia económica, laboral y familiar.

Las ciudadanas también harán su elección si consideran que los asesinatos contra mujeres, la violencia más extrema aplicada al género femenino y que va en aumento, han recibido el tratamiento adecuado por parte de los gobiernos federal y estatales.

Las ciudadanas tendrán asimismo, la oportunidad de revisar cada nombre, cada caso e incluso buscar la manera de averiguar si las mujeres candidatas de los partidos no son sólo una pantalla para cubrir la cuota de género y después convertirse en las “Juanitas” que ceden el lugar que se ganaron con la confianza ciudadana a los hombres, a los que “sí saben de política”, a los que “tienen más prendas para ejercer un cargo de elección popular”.

Éste no es el momento de los candidatos ni de los partidos, es el momento de los ciudadanos, quienes pueden esgrimir su voto para ungir o derrotar a quienes se han olvidado que representante popular no es lo mismo que representante de partido. Los ciudadanos, con el arma única de su voto informado, pueden darle nuevamente sentido a los comicios que se avecinan para que se conviertan en elecciones y no en selecciones.


Periodista y colaboradora de la RMC

El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:

Ramírez, Pilar, «¡Llame ya!» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
México, febrero. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/politica.htm
Fecha de consulta 25 de febreo de 2010.

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