Aristegui reloaded
La política en tacones
Por Pilar Ramírez
El 17 de enero de 2008, esta columna abordó la salida de Carmen Aristegui de W Radio, perteneciente a la empresa Prisa-Televisa que había tomado la decisión de no renovar el contrato de la periodista debido a que “no hubo manera de incorporar a Carmen Aristegui en un modelo informativo basado en el trabajo en equipo y el derecho a la información plural”. El hecho se interpretó como un acto de censura cuya autoría intelectual se ubicaba en Los Pinos, pues se había comentado en diversas ocasiones que Aristegui era la periodista “incómoda” del sexenio.
Hoy se reedita ese pasaje que ya adquiere forma de patrón. Carmen Aristegui fue despedida de la empresa Multivisión a raíz de la nota que informó sobre la manta que desplegaron diputados del Partido del Trabajo en la sesión legislativa del pasado tres de febrero y en la cual se señalaba el supuesto alcoholismo del Presidente Felipe Calderón. Carmen Aristegui no acusó al Presidente de ser alcohólico, sólo transmitió la nota del reportero Omar Aguilar y señaló la necesidad de que Presidencia diera respuesta a la acusación.
Tres días después la empresa confirmó el despido de Aristegui argumentando la transgresión del código de ética de MVS. En las redes sociales, el equipo de Aristegui señaló que la conductora se negó a leer una disculpa pública elaborada de antemano y a la cual no se le debía cambiar nada; como todo el mundo reconoce la capacidad de Carmen para redactar una disculpa en el caso de que hubiera lugar a ella, rápidamente corrió el rumor de que el texto había sido redactado en Los Pinos. De nueva cuenta se responsabiliza a la Presidencia de presionar a la empresa MVS para censurar a Aristegui; la vocera de la administración calderonista, Alejandra Sota, negó injerencia alguna en la decisión por parte de la oficina presidencial, aunque admitió haber sido informada sobre el despido de la periodista, pero tanto peca el que mata a la vaca como el que se ofende con las noticias.
Las reacciones que se desataron nos recuerdan que nadie sabe para quién trabaja, pues un escenario podría colocar a Multivisión como eficiente asesora de comunicación del Partido del Trabajo, porque la manta desplegada por el diputado Gerardo Fernández Noroña en la Cámara de Diputados, que llevó a la cancelación de la sesión y que no apareció en los noticiarios televisivos en la nota respectiva, hubiera podido pasar desapercibida y como un exabrupto más de los que acostumbra el diputado petista, pero gracias a la acción censora de MVS se difundió profusamente no sólo en el país sino en muchos lugares del mundo. Para empezar, todo mundo quiso ver la manta en cuestión, de modo que los videos en youtube han tenido numerosas visitas.
En Facebook se abrió un grupo de apoyo a Carmen Aristegui, los twitteros se han mantenido activísimos compartiendo comentarios en contra de la censura, las notas sobre el asunto en los periódicos en línea se han llenado de participaciones ―unas en contra de MVS y muy pocas a favor―, la comunidad periodística ha manifestado otra vez su apoyo a Carmen Aristegui, columnistas y articulistas vuelven a analizar la situación de la libertad de expresión en la presente administración e incluso varios medios que declinaron dar su postura sobre el hecho, no pudieron evitar recoger la información en torno a él.
La cadena CNN dio la nota del despido de la comunicadora, lo mismo que Univision, apareció también en Prodigy noticias, en el periódico español ABC y en muchos otros latinoamericanos. La BBC de Londres también dio espacio a este hecho quizá porque todavía está fresca la exigencia mexicana de una disculpa debido a los comentarios vertidos en el programa de comedia Top Gear, considerados racistas y que la cadena pudo haber interpretado como un intento de censura, de modo que el caso Aristegui le da la oportunidad de exhibir al gobierno mexicano como censor. Las notas de los medios extranjeros no hablan de supuestos, simplemente afirman que el despido responde a un acto de censura.
En la Cámara de Diputados, los legisladores del PRI, PRD y PT condenaron el despido de Carmen Aristegui. Es comprensible que los legisladores del PAN rechacen las manifestaciones del diputado Fernández Noroña, porque no son sólo expresiones en contra del Presidente, sino en contra del partido mismo, pero guardar silencio ante un hecho que se acerca mucho a la censura los hace cómplices de ella y los muestra decididos a ejercerla cuando lo consideren necesario a sus intereses. El debate sobre si debe o no haber límites en la crítica a la figura presidencial todavía no termina, el mismo Manuel Buendía era partidario de guardarle respeto en bien del país; la polémica se ha desatado porque en medio de ese debate surgió un pretexto para la censura.
Alentar actos de censura de cara a las próximas elecciones no parece una medida inteligente para el partido que intenta retener la presidencia. El PRI y el PRD, que se mantuvieron al margen de la trifulca en la Cámara de Diputados, rápidamente se anotaron del lado de la libertad de expresión.
Este nuevo desencuentro del gobierno con el quehacer periodístico me recuerda el famoso poema de Ernesto Cardenal a Claudia: “al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido / yo, porque tú eras lo que yo más amaba / y tú porque yo era que te amaba más / pero de nosotros dos tú pierdes más que yo /porque yo podré amar a otras como te amaba a ti /pero a ti no te amarán como te amaba yo”.
Carmen Aristegui tiene tanto prestigio periodístico que su carrera no se verá disminuida por el despido de MVS, pero al gobierno mexicano nadie le podrá quitar el calificativo de intolerante y violador de la libertad de expresión.