La docencia de la comunicación en México

  • A más de 60 años de las primeras carreras profesionales en comunicación, los autores revisan la enseñanza de esta disciplina en México.
  • La mayoría de los profesores de comunicación son de medio tiempo y tienen entre 31 y 40 años.
  • «Existen innumerables posibilidades de desarrollar nuevos proyectos, más allá de la investigación, que tengan incidencia directa en la práctica cotidiana de la labor docente en comunicación y, por ende, en la calidad de los futuros profesionistas en este campo», aseguran los autores.

Fotografía: "FCOM Profesionales 2008" por Ana y Paco Sancho @ Flickr

Por Luis Razgado* / Karla Seidy Rojas**

Publicado originalmente en RMC 101 (Octubre – noviembre 2006)

A más de 57 años de formalizados la comunicación y el periodismo como campos profesionales dentro de la academia, resulta indispensable una breve revisión sobre las problemáticas, el crecimiento, la labor docente y los desafíos de las escuelas de comunicación para los próximos años.

La profesionalización de las prácticas comunicativas constituye un hecho significativo en el contexto de la educación superior en México, tanto por su expansión en oferta y demanda educativa como por su peso, cada vez mayor, en los ámbitos cultural, político y económico, con la incorporación de egresados de las licenciaturas de comunicación a distintos campos laborales y profesionales, entre ellos la academia (investigación y docencia).

Inicios: Las primeras carreras de comunicación

El antecedente directo del proceso de profesionalización de la comunicación como práctica social en México se puede asociar con tres eventos fundamentales: la creación de la escuela Carlos Septién García en 1949, la primera licenciatura en periodismo dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1951 y la primera en la Universidad Veracruzana en 1954.

A partir de 1960, con el surgimiento del Centro de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina (CIESPAL), comienza a percibirse a la comunicación como práctica profesional, en tanto tal Centro promueve un modelo de escuela de ciencias de la información colectiva diferenciado de la formación tradicional del periodismo, cuyo objetivo era preparar cuadros para el mercado emergente de los medios electrónicos.

También en 1960 surge en el país una oferta sostenida y creciente de carreras en Comunicación con el inicio de la primera licenciatura en “Ciencias y Técnicas de la Información” en la Universidad Iberoamericana. En la década de los sesenta, escuelas como la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), el Instituto de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), la Universidad de Monterrey (UDEM) y el Instituto de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), ofrecieron por primera vez la licenciatura. En esos años, universidades públicas incluyeron en su oferta profesional las licenciaturas en comunicación. Tan sólo en 1974 cinco instituciones iniciaron estos programas: la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Sinaloa, las Escuelas Profesionales Acatlán y Aragón de la UNAM, y la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad  Xochimilco.

Con la formación de cuadros profesionales destinados al campo de la comunicación y la demanda de éstos en el mercado laboral, surgen más escuelas y el crecimiento de la matrícula se acelera. Para 1975 se contaba ya con 21 escuelas de comunicación. En los años subsecuentes y hasta 1987 surgieron 54 nuevas escuelas.

Proliferación en los años ochenta

Para 1988, según el primer catálogo de instituciones elaborado por Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (Coneicc), se reportan 74 instituciones de educación superior con esa carrera, de las cuales 71.6% son de carácter privado y 28.4% son públicas. La diferencia  se revierte con el número de alumnos atendidos por cada una de ellas: 38.1% en instituciones privadas y 61.9% en públicas. De 1974 a 1985 surgieron 77% del total de escuelas de comunicación hasta ese momento. Para 1988 se contabilizó una matrícula de 25 mil 972 estudiantes y 24 mil 429 egresados de los cuales sólo  28% reportaba titulados (siete mil 68).

En cuanto a profesores, en el mismo año las instituciones reportaron dos mil 193 docentes que atendían las licenciaturas en comunicación: 867 en instituciones públicas y mil 320 en privadas. Por tiempo de dedicación 79% era de asignatura, 7% de medio tiempo y 14% de tiempo completo.

A poco más de 18 años del estudio citado, es interesante observar los siguientes cambios con datos proporcionados por la ANUIES (Anuario estadístico 2003): se reporta una matrícula total de 64 mil 476 alumnos inscritos en las licenciaturas en Ciencias de la Comunicación. Actualmente se tiene registro de 321 instituciones que imparten programas afines en Comunicación, mientras que en 1988 eran sólo 74; con este dato, tenemos que durante 25 años, surgieron 13 escuela de comunicación al año. Paralelamente, en un lapso de 11 años (1974–1985), el promedio de egresados era de dos mil 220 al año, y hoy día es de nueve mil. Lo anterior permite observar el acelerado crecimiento numérico de las instituciones que imparten el programa, así como el aumento en la matrícula que, si bien tiene una incidencia importante en el campo profesional de la comunicación, también tiene un impacto real en los índices de desempleo.

 

Campo académico

Ante ese panorama, la reflexión sobre la enseñanza de la comunicación en México debe considerar factores de distinto orden, como el desarrollo del campo académico, los procesos de acreditación y la certificación, el cambio tecnológico, el mercado laboral y el desarrollo docente.

I. Como parte del desarrollo del campo académico de la comunicación es importante mencionar el trabajo de dos agrupaciones bien reconocidas. Durante 27 años, la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC) ha congregado la labor de estudiosos en la materia, cada año realiza un encuentro y, recientemente, comenzó a publicar un anuario con las investigaciones más destacadas en el campo. También el Coneicc se ha preocupado por impulsar la investigación en el país, labor que se ha fortalecido con el Premio Nacional de Tesis en Comunicación, el Encuentro Nacional que organiza cada dos años y el Anuario de Investigación que pública desde hace 12 años, así como la realización de actividades académicas dirigidas a investigadores y académicos. Sin embargo, durante 30 años no se han atendido las necesidades fundamentales para el desarrollo de la actividad profesional de la enseñanza, no se ha articulado un plan de trabajo sistemático que vincule los requerimientos de las escuelas que pertenecen a las distintas regiones que conforman el Consejo, con la misma atención y rigor que sí se ha procurado para la investigación. Si bien es cierto que el Consejo ha ofrecido capacitación a sus miembros, la realidad es que ésta nunca ha sido resultado de un proceso de detección de necesidades con los principales actores de la enseñanza: los docentes.

II. Los programas académicos de las universidades en el país han iniciado un proceso de evaluación para la acreditación, el cual consiste en la revisión de los programas académicos y su operación con el fin de mejorar la calidad académica de las instituciones y de sus planes y programas. La evaluación se da a partir de un informe de autoevaluación en donde cada institución establece su modelo y condiciones de operación. La  Asociación para la Acreditación y Certificación en Ciencias Sociales, AC (Acceciso) es el órgano acreditador reconocido por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (Copaes) que realiza los procesos de evaluación y acreditación de los programas de estudio en las disciplinas de las ciencias sociales, entre ellas la comunicación. Actualmente dicho organismo ha otorgado la acreditación a 19 programas de comunicación tanto de instituciones públicas como privadas. Cabe mencionar que el Copaes reconoció al Consejo para la Acreditación de la Comunicación, AC (Conac), que se suma al esfuerzo de acreditación de programas de comunicación, y está conformado por la Asociación Mexicana de Comunicadores Organizacionales (AMCO), el Consejo de la Comunicación, AC, la Asociación Mexicana de la Industria Publicitaria y Comercial en Internet (AMIPCI), la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC), la Asociación Nacional de la Publicidad y el Coneicc.

Los procesos de  acreditación otorgan reconocimiento público sobre la calidad de los programas de comunicación y al mismo tiempo, desde el proceso de autoevaluación, empuja a las instituciones a ser más conscientes de sus propios procesos educativos, sus fortalezas y áreas de oportunidad. Todo ello  representa también un reto y mayor exigencia para los docentes en cuanto a resultados en la calidad académica.

De forma paralela a la acreditación de programas académicos, existe otro tipo de evaluación para los individuos: la certificación. Actualmente se encuentra en vías de diseño el Examen General de Egreso de Licenciatura (EGEL) en Comunicación para el cual fue creado un Consejo Técnico, coordinado por el Área de Ciencias Sociales y Humanidades del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) y conformado por más de 20 instituciones de educación superior de todo el país.

Con base en la revisión de los contenidos de planes y programas de estudio de esta licenciatura, se pretende dar validez al instrumento entre las instituciones de educación superior, en tanto representa el estado de la licenciatura y las tendencias actuales en la enseñanza de la misma.

El EGEL puede ser un medio a través del cual es posible desarrollar elementos de juicio para realizar la planeación y evaluación curricular, así como la orientación académica de planes y programas de estudio. Sin embargo, las mismas instituciones participantes en tal diseño reconocen la complejidad de evaluar con un solo instrumento las orientaciones tan distintas que cada una de las escuelas ofrece a su estudiantado. En ese sentido, la labor docente juega un papel crucial en el trabajo cotidiano para lograr los objetivos de aprendizaje sobre los contenidos básicos de la disciplina.

 

Mercado laboral

III. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han sido elementos que impactan profundamente la enseñanza. El mercado laboral requiere de profesionales de la comunicación que tengan aptitudes en el manejo y comprensión de estas nuevas tecnologías; por ello, muchas instituciones educativas han iniciado esfuerzos por actualizar su infraestructura y recursos tecnológicos para que los estudiantes tengan acceso a ellas. Con esta incorporación a la currícula, los profesores deben actualizarse en el manejo de los recursos e incorporarlos a su trabajo docente. Esto ha detonado el interés sobre el manejo de la tecnología en la formación de los futuros profesionales de la comunicación y se ha iniciado una reflexión sobre el perfil del egresado en las distintas instituciones educativas.

IV. El mercado laboral al que se enfrentan los egresados, si bien ha sido condicionado con la creencia de que el desarrollo de su práctica profesional y el mercado natural de trabajo son los medios electrónicos de comunicación, también se ha diversificado: han surgido prácticas emergentes y campos profesionales alternativos. Según un estudio del INEGI realizado en 1993, denominado Las profesiones en México, el número de  profesionistas en Ciencias de la Comunicación era de 23 mil 583 individuos: 12 mil 448 mujeres (52.8%) y 11 mil 135 hombres (47.2%).

En 1990, según el mismo estudio, 75% de los profesionistas en Ciencias de la Comunicación estaban ocupados en actividades del sector terciario, principalmente como trabajadores del arte (19.7%), oficinistas (15.9%), funcionarios o directivos (14%), trabajadores de la educación (7%) y comerciantes y dependientes (6%). Es importante observar que la mayoría de los egresados, según esas cifras, no se dedican al campo laboral proyectado por los perfiles de egreso, lo cual es preocupante en tanto que, como vimos anteriormente, el número de egresados es cada vez mayor. Sin embargo, aun cuando la oferta laboral parece limitada con respecto a los perfiles originales de ocupación del egresado, también es real que el campo laboral para el profesionista en comunicación se sigue diversificando, y es posible que las escuelas proporcionen a sus estudiantes las herramientas para que, sin abandonar el perfil original, se incorporen a las demandas existentes.

 

Mirar al docente

Todo lo anterior nos permite observar un panorama complejo y en constante transformación: en el futuro, la disciplina adquirirá un peso mayor en el panorama general de la educación superior en México y tendrá un fuerte impacto en el mercado laboral y el desarrollo de las profesiones en el país.

Ante ello, detectamos que son insuficientes los programas y estudios que se centren en uno de los actores fundamentales de la enseñanza de la comunicación: el docente.

Si bien la formación universitaria de comunicadores ha sido objeto de algunos estudios como consecuencia del desmesurado crecimiento cuantitativo de matrícula y escuelas, no ha sido prioridad de los investigadores mirar hacia la docencia, a su práctica y sus problemáticas.

Por ello, la Vocalía del Valle de México del Coneicc y la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, llevaron a cabo, el 13 y 14 de septiembre, el Primer Encuentro Docente en Comunicación en las instalaciones de la  Rectoría General de la UAM. Este encuentro surge de la necesidad de conocer cómo realizan su tarea los responsables de uno de los campos profesionales más grandes del país.

Entre sus objetivos, el Coneicc señala como una de sus actividades sustantivas la atención al desarrollo de la docencia en este campo, y es ahora, a 30 años de su fundación, que se realiza a través del Encuentro Docente una actividad que congrega a diversas instituciones que imparten la licenciatura para trabajar de manera sistemática los problemas específicos de la actividad docente, ya no sólo de la investigación.

El observar cómo se realiza la enseñanza de la disciplina se convierte en una obligación para detectar la manera en que los docentes dialogan con los estudiantes los conocimientos del área, así como para reflexionar sobre cómo se impulsa la formación de nuevos profesionales en comunicación.

Los objetivos del Encuentro Docente fueron: tener un escenario dónde discutir las principales preocupaciones, problemáticas e inquietudes del docente en comunicación; formar una comunidad académica más sólida a través del intercambio de experiencias para elevar la calidad de la enseñanza, y crear propuestas para enfrentar las problemáticas que atañen al campo profesional de la docencia en comunicación.

Una de las primeras actividades que se realizaron durante tal encuentro y que sirvieron de base para muchas de las discusiones que se realizaron, fue la presentación de resultados preliminares de la Encuesta Docente en Comunicación, estudio que explora el perfil de los profesores que imparten docencia en este campo.

La carrera de Comunicación se encuentra dentro de las 10 con mayor matrícula del país, con poco más de 64 mil estudiantes, aproximadamente 40% (25 mil 929) se ubica en las universidades del Distrito Federal, Estado de México, Morelos e Hidalgo. Las escuelas de la región agrupan a más de mil 200 docentes, cuyo perfil, arrojado por la encuesta, es en su mayoría de asignatura (veáse Gráfica 1).

Gráfica 1 – Tipo de contratación – Enseñar comunicación

Los resultados preliminares, que representan poco más de 10% de la población docente, arrojan datos interesantes sobre la formación profesional, las universidades de procedencia y la situación laboral de los docentes.

El 61% de los profesores son egresados de carreras de Comunicación, 12% de Periodismo, 8% de Diseño Gráfico, 5% de Literatura, y 14% de otras licenciaturas. Poco más de la mitad de los profesores son egresados de la UAM y de la UNAM.

Por otra parte, 57% de los profesores trabaja en una sola institución y 21% tiene en la docencia su fuente principal de ingresos. En cuanto a su formación académica, 62% declaró tener estudios de maestría y 14% estudios de doctorado tanto concluidos como en proceso.

Entre los rangos de ingreso, cabe destacar que tan solo 16% manifestó tener otro tipo de percepciones, y una cuarta parte declaró percepciones de entre 15 mil y 20 mil pesos mensuales (véase Gráfica  2).


El rango de edad también es un dato que merece destacarse, pues  se observa que la planta docente en su mayoría se compone por profesores que tienen entre 31 y 40 años de edad, y si se suma con el siguiente rango de 41 a 50 años, se puede ver que la edad del 70% de los profesores oscila entre los 30 y 50 años, lo cual habla de una planta joven, pero también con experiencia (véase Gráfica 3).


Entre las problemáticas detectadas como prioritarias por los docentes que asistieron al encuentro, se encuentra el trabajo que debe existir para vincular la teoría con la práctica, el desarrollo de estrategias de enseñanza-aprendizaje específicos para la comunicación, la didáctica de los medios de comunicación a la par de la actualización tecnológica del docente, así como un tema no académico pero de alta relevancia para la práctica docente: la relación estudiante-profesor.

Así también, los docentes formularon algunas propuestas sobre líneas de trabajo que deberían desarrollarse en el campo de la docencia en comunicación: creación de publicaciones orientadas al trabajo docente en comunicación; crear redes de trabajo interinstitucionales en las que puedan apoyarse los docentes entre sí socializando materiales y experiencias; llevar acabo cursos, talleres y seminarios de actualización docente en esta disciplina; tener más foros para continuar el trabajo ya iniciado; incluso se formuló la idea de crear una especialización en docencia de la comunicación que fuera responsabilidad de una institución externa a las universidades, donde los mismos maestros fueran los actores formadores de otros docentes.

El panorama académico de la docencia en comunicación en México, aunque parece saturado, una vez escuchando la voz de los profesionales a través de actividades como este Encuentro, se revela como un campo sumamente fértil para el crecimiento cualitativo del campo. Es decir: existen innumerables posibilidades de desarrollar nuevos proyectos, más allá de la investigación, que tengan incidencia directa en la práctica cotidiana de la labor docente en comunicación y, por ende, en la calidad de los futuros profesionistas en este campo.

 

*Maestro en Comunicación. Coordinador de la Licenciatura en Comunicación Social en la UAM Xochimilco. Organizador del Encuentro Docente.
**Directora del Departamento Académico de Ciencias Sociales, UVM Tlalpan.  Organizadora del Encuentro Docente.

5 comentarios a este texto
  1. Es un material bastante caduco si consideramos que en los últimos años los cambios en las IPES han sido radicales; no se expresa que fue resultado de una encuesta coordinada por Coneicc en el 2006. Adolece de apartado metodológico

Deja una respuesta