Venta nocturna

La política en tacones

  • Toda la UNAM en línea será una colección gratuita de recursos académicos en formato digital.
  • La UNAM es considerada la universidad número 23 de más de 12 mil en el mundo en cuestión de presencia en Internet.
  • «¿Y cuál fue la respuesta del gobierno federal? Dar un sólido espaldarazo a las universidades particulares con el anuncio de un programa de becas-crédito», critica Pilar Ramírez.

Por Pilar Ramírez

La UNAM lanzó recientemente el programa Toda la UNAM en línea. Nuestra Universidad al alcance de todos. Esta iniciativa no beneficia solamente a los Pumas, sino los investigadores, maestros y estudiantes de todo el país y del resto del mundo y es, además, motivo de orgullo para cualquier universitario y para todos los mexicanos. No es gratuito que la UNAM ocupe el lugar número 23 entre las más de doce mil universidades del mundo en lo que se refiere a la presencia en internet.

Con Toda la UNAM en línea, los usuarios de internet tendrán acceso ilimitado a la vastísima colección de recursos producidos por los académicos e investigadores universitarios como son libros, artículos, videos, imágenes, presentaciones o podcast debidamente clasificados por área temática, por título o por autor para facilitar la consulta.

Con este programa, la UNAM pone verdaderamente su trabajo al servicio de la sociedad en su conjunto. Tener al alcance la producción centenaria de la UNAM es algo que se dice brevemente, pero los recursos invertidos en el programa y el titánico trabajo de organización, sistematización y mantenimiento que requiere sólo es comprensible con una perspectiva de servicio social de la educación superior pública, con el sentido humanista de la UNAM y con una política educativa que asume a la educación como factor de desarrollo nacional.

English: The Central Library of the National A...

Image via Wikipedia

Es fácil sentir orgullo de pertenecer a la UNAM. No en vano ha sido la casa de tres premios Nobel y de muchas de las mentes más brillantes que ha dado este país. El funcionamiento de sus 143 bibliotecas, teatros, museos, salas de conciertos, su estadio deportivo, salas de cine, centros de exposiciones, espacios culturales, observatorios científicos, institutos de investigación y la operación de las escuelas en las que se imparten los programas de preparatoria, las 77 licenciaturas, las 161 especialidades, las 82 maestrías y los 48 doctorados requieren recursos, muchos recursos.

La UNAM no es la única universidad pública que necesita más apoyo financiero; en verdad, prácticamente todas operan con fondos insuficientes para satisfacer la demanda educativa y para realizar debidamente sus tareas de docencia, investigación y difusión. Los rectores han señalado una y otra vez que es impostergable incrementar los recursos que se asignan a la educación superior pública del país. Han cabildeado con los legisladores para sensibilizarlos y hacerles ver la difícil situación de las universidades a fin de que destinen más recursos. Los logros que obtienen las instituciones de educación superior son siempre aprovechados para llamar la atención sobre la importancia de apoyar a las universidades públicas. ¿Y cuál fue la respuesta del gobierno federal? Dar un sólido espaldarazo a las universidades particulares con el anuncio de un programa de becas-crédito.

No dudo que la lluvia de críticas que cayó después de la presentación del programa la perciba el Presidente como una incomprensión a una idea brillante para dar más oportunidades educativas. Lamentablemente, lo único que denota esta iniciativa es una incomprensión total del papel social que tiene y debe tener la educación superior pública para el desarrollo de nuestro país.

Como en otras ocasiones, se notó la ausencia de una buena asesoría en materia de política educativa, social y electoral. Si al menos el programa de becas-crédito se hubiese acompañado del anuncio de más recursos para universidades públicas y los créditos como opción complementaria, todos hubieran salido ganando. Quizá hasta el partido del jefe del ejecutivo, que anda muy necesitado de adeptos.

Pero no. La importancia de la educación pública quedó a un lado, la atención a numerosos jóvenes con deseos de estudiar que no pueden sufragar el costo de escuelas particulares se pospuso y se olvidó que una cantidad nada despreciable de jóvenes universitarios tienen ya su credencial de elector y quizá muchos de ellos vayan a las urnas el próximo 1 de julio a expresar su opinión sobre las políticas educativas.

La inversión inicial anunciada para este programa será de dos mil quinientos millones de pesos. Participarán cinco bancos y una Sociedad Financiera de Objeto Limitado, las llamadas Sofoles, que son organismos especializados en otorgamiento de crédito para un fin específico. El préstamo para estudiar una licenciatura será de 215 mil pesos y de 280 mil para un posgrado. Los intereses, se dijo en el anuncio, serán “muy accesibles”, sólo del diez por ciento. Para quienes no puedan comprometerse con esos montos, ni aun siendo “accesibles”, sólo les resta esperar que se anuncien ventas nocturnas de créditos universitarios y, si ocurre un milagro, que en algún momento se abran promociones de “meses sin intereses”.

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3 comentarios a este texto
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