Tolerancia cero
La política en tacones
- Tweets polémicos atribuidos al joven panista Juan Pablo Castro Gamble fueron trending topic.
- El usuario de Twitter @jpcastrogamble se refirió a Tres Marías como “pinche pueblo quesadillero”.
- Castro había causado polémica al criticar al PRD por permitir el matrimonio “entre jotos” y el aborto en el Parlamento Juvenil organizado por la Asamblea de Representantes del Distrito Federal.
Por Pilar Ramírez
¿Le gustan las quesadillas?, ¿Tiene rasgos autóctonos?, ¿Si quisiera guardar todo su salario en una cuenta bancaria no le cobrarían el impuesto a los depósitos en efectivo? Si sus respuestas fueron afirmativas, no obtuvo ningún puntaje, sólo una recomendación: manténgase lejos de Juan Pablo Castro Gamble. Si está a favor de la libertad de elección sexual y del derecho a optar por la interrupción legal del embarazo, entonces huya de él tan pronto lo vea o consiga una orden de restricción por si lo encuentra.
Se trata del joven panista que se hizo famoso al criticar al PRD por permitir el matrimonio “entre jotos” y el aborto en el Parlamento Juvenil organizado por la Asamblea de Representantes del Distrito Federal. Más recientemente se le atribuye haberse referido al poblado de Tres Marías como “pinche pueblo quesadillero”, desear que todos los de allí se “queden jodidos de por vida” y proponer eliminar a los puesteros y a los indígenas para construir allí un Red Lobster, restaurante de mariscos de Estados Unidos que recientemente anunció su llegada a México y cuyo costo promedio por persona es de cincuenta dólares.
Los comentarios tuvieron lugar en Twitter a consecuencia del tropezón que sufrió la candidata panista Josefina Vázquez Mota en ese poblado del estado de Morelos, donde la candidata no fue bien recibida por los lugareños que le espetaron su filiación perredista, justamente el partido promotor del matrimonio entre “jotos”, como diría Castro Gamble.
Apenas se difundieron los comentarios, la cuenta se cerró. El joven Castro negó, un poco tardíamente, que esa cuenta fuese suya. El mal, sin embargo, estaba hecho. Llovieron las críticas tanto en las redes sociales como en los otros medios y, por asociación, el sambenito lo cargó Acción Nacional.
Para quien haya visto el video de un furibundo Castro Gamble fustigando al PRD, no queda duda de que alguien con ese perfil puede ser el autor de los comentarios racistas y clasistas sobre el pueblo de Tres Marías. Además de su intervención en la Asamblea Juvenil, en la que ocupó la curul de la coordinadora de la bancada del PAN en la ALDF y prima segunda de la esposa del presidente, Mariana Gómez del Campo, están los mensajes que cotidianamente escribe en su cuenta de twitter, donde no sólo es evidente su filiación panista, lo cual podría ser algo perfectamente normal y respetable, sino el tono iracundo que utiliza para denostar al PRI, al PRD y a los tuiteros que no están de acuerdo con él.
Cierto que Twitter no es confiable. La facilidad con que se pueden tirar un tweet y esconder la mano lo convierte en un recurso ideal para la guerra sucia. Sin embargo, antecedentes de la cuenta en la que se hicieron los comentarios atribuidos a Castro Gamble hacen pensar en que son de su autoría. Dado que no hubo elementos de comprobación, como el video de su intervención en la ALDF, queda un margen de duda sobre la autoría de los mensajes.
Si Castro Gamble en verdad no fuese el autor de los comentarios, el Partido Acción Nacional debe preocuparse porque entre sus contrincantes alguien está trabajando con buen tino las campañas virales en las redes sociales; ese alguien eligió a la perfección a Castro e hizo los comentarios adecuados para dar un golpe al PAN.
La cuenta de twitter duró abierta poco tiempo después de que los comentarios sobre el acto de campaña en Tres Marías fueron tuiteados, pero suficiente para convertirse en trending topic. El efecto mediático en contra del PAN se extendió rápidamente; el caso Castro Gamble se convirtió en uno más de los tropiezos que ha tenido la campaña de Josefina Vázquez Mota. Se entregó a los cibernautas un material o una historia que estaban ávidos por contar a otros, que es una de las características de los mensajes virales; no es un mensaje en el que se espera que el otro oiga sino que tiene los elementos emotivos suficientes para que los tuiteros quieran contarlo a los demás, porque el contagio en las redes se basa en la transmisión de emociones y las críticas al pueblo de Tres Marías fueron puro estómago.
Dado que las redes sociales se han convertido en un foro de debate político importante para esta campaña presidencial, estuvo perfectamente elegido el campo de batalla. Que Castro Gamble fuese o no el verdadero autor de los tweets, pasó a segundo término, mientras encajasen con su perfil, es decir, que fuesen creíbles.
Los tweets de Castro Gamble cumplieron con todos los cánones de la viralidad: contó una historia (de intoleracia y clasismo contra quienes no piensan como él), hizo partícipe a la audiencia (¡y de qué modo!), llamó a la acción (la de despreciar a un pueblo no por sus preferencias políticas sino por su raza y su pobreza, lo cual condujo a otras acciones contra él y lo que representa), despertó sentimientos (de indignación, tanto entre las audiencias digitales como las tradicionales y, sobre todo, entre el equipo de campaña panista, aunque no se descartan los de solidaridad de otros panistas) y fue muy provocador.
Este episodio de comunicación fue tan viral y tan bien logrado, que hace sospechar que verdaderamente fue producto del azar, porque los estrategas de las campañas todavía no han dado muestras de ser tan duchos.
ramirez.pilar@gmail.com