Pioneras

La política en tacones

  • Entre las mujeres de la historia destacan quienes tuvieron grandes logros desafiando las costumbres de sus sociedades que tradicionalmente han otorgado un lugar subordinado a la población femenina.
  • Cleopatra, Juana de Arco, Marie Curie y Frida Kahlo son algunas de ellas.
  • «El caso de las 31 mujeres reclutas de la base aérea de San Antonio saca a la luz que se trata de un fenómeno que se repite en muchos ejércitos, pero la existencia reiterada del abuso sexual contra las mujeres en la milicia no puede ser la justificación» dice Pilar Ramírez.

Fotografía: «Downtown Frida» por Meena Kadri @ Flickr

Por Pilar Ramírez

Una buena cantidad de celebraciones históricas o de efemérides suelen traer a la memoria las hazañas o la intrepidez de aquellos que se atrevieron a realizar algo por vez primera, que marcaron hitos, que demostraron como posible algo que hasta entonces resultaba impensado.

Entre las mujeres de la historia destacan quienes tuvieron grandes logros desafiando las costumbres de sus sociedades que tradicionalmente han otorgado un lugar subordinado a la población femenina. Justificadamente se menciona la juventud de Cleopatra cuando arribó al trono egipcio, junto con su hermano Ptolomeo, a los 18 años. Su corta edad y su condición de mujer no le impidieron hacer frente al poderoso Imperio Romano, aunque popularmente se le escamotea haber trazado una estrategia política y se subraya el aspecto de la belleza y los romances con los emperadores romanos.

Los franceses con toda la razón recuerdan con respeto y orgullo a Juana de Arco, quien a los 17 años organizó la respuesta militar a la ocupación inglesa en la Guerra de los Cien Años y obtuvo varias victorias contra los británicos. Su intrepidez la llevó a morir en la hoguera, acusada de herejía por sus captores ingleses. Mientras las victorias militares de los hombres son heroicas, las de una mujer sólo podían ser producto de prácticas brujeriles que debían ser castigadas con la muerte.

En el campo de la ciencia, Marie Curie ocupa un merecido lugar por sus descubrimientos acerca de la radioactividad que la hicieron merecedora de dos premios Nobel, uno de Física y otro de Química; fue también la primera mujer en desempeñarse como docente en la Universidad de París. No faltan las reiteradas referencias a los esposos Curie, cuando Marie tiene merecimientos que la hacen brillar con su propia luz.

La pintora mexicana Frida Khalo si duda goza de reconocimiento por su obra, pero cuando se habla de su vida privada siempre se menciona la palabra polémica. Resulta que cuando una mujer no está dispuesta a vivir de acuerdo con los cánones considerados “normales”, “decentes” o “apropiados” lo más benévolo es calificar su vida como polémica y eso porque se trata de una gran pintora, si en lugar de eso fuese cualquier mujer anónima, los adjetivos subirían mucho, pero muchísimo, en la escala de la descalificación.

Similar al caso de Frida es el de Simone de Beauvoir, a quien sólo se le justifica a medias haber establecido una relación profesional y sentimental con Jean Paul Sartre que todavía hoy muchos calificarían de escandalosa, y son benevolentes sólo por tratarse de una destacadísima escritora.

En el ámbito de la defensa de los derechos civiles está Rosa Parks, quien con su negativa a dejar el asiento reservado a los blancos, y por lo cual fue arrestada, desató un movimiento que comenzó con el boicot a los transportes en protesta por la segregación legalizada que se aplicaba en ellos y terminó con una gran movilización antirracial.

Las pioneras han tenido buenos y malos momentos. Vidas difíciles y días de gloria o de satisfacción. La lista de “las primeras” es larga y las ha habido en todas las épocas: Sor Juana Inés de la Cruz, Benazhir Butto, Amelia Earheart, Florence Nightingale, Michelle Bachelet, Griselda Álvarez, Mireya Toto, Marcela Lagarde y muchas, muchas más. Hay otras mujeres que no son tan ampliamente conocidas y que con su trabajo cotidiano abren brecha, mujeres que a pesar de los tiempos que corren arriesgan su vida, mujeres que luchan porque los criminales de guerra no gocen de impunidad, que luchan porque se aprueben legislaciones que garanticen el goce pleno de los derechos femeninos, que trabajan por la conservación ambiental, que luchan contra la exclusión social, activistas en contra del uso de las minas antipersonales, de la trata de personas, de la esclavitud sexual o mujeres que luchan para evitar la mutilación genital.

Entre todas estas mujeres que continúan abriendo brecha están las mujeres de la milicia, quienes siguen intentando ganarse un lugar por su desempeño, pero siguen también recibiendo trato violento y discriminatorio sólo en razón de su género. Se dio a conocer hace un par de días que 31 mujeres de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos se atrevieron a denunciar a sus instructores por abusos sexuales, en un episodio que podría convertirse en el mayor escándalo sexual en el ejército estadounidense. Quizá es que los hombres todavía no se conforman con la idea de tener que compartir las tareas propias de un ejército con mujeres o intentan hacer sentir una superioridad que socialmente comienza a negárseles en razón del acceso de las mujeres a distintos ámbitos laborales.

            El caso de las 31 mujeres reclutas de la base aérea de San Antonio saca a la luz que se trata de un fenómeno que se repite en muchos ejércitos, pero la existencia reiterada del abuso sexual contra las mujeres en la milicia no puede ser la justificación. Es preciso ahora ir contra la opacidad de las fuerzas armadas. Ojalá que el caso lamentable de las reclutas de San Antonio se imponga como un ejemplo para generar denuncias y castigo para los responsables de las agresiones. Está llegando el tiempo de terminar con las situaciones de exclusividad, privilegio y opacidad que ha caracterizado a las fuerzas armadas en general; sólo así se sumara a los ámbitos de desempeño femenino sin que las mujeres estén en riesgo inminente sólo por el hecho de, siendo mujeres, querer pertenecer a estas organizaciones. Porque actualmente las mujeres de las fuerzas armadas no son pioneras, pero padecen como si lo fueran.

Tacón alto. La autora de esta columna tomará un receso de dos semanas, al cabo de las cuales volverá a hablar de política con o sin tacones.

ramirez.pilar@gmail.com

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