La campaña de despedida de Felipe Calderón: ¿y la autocrítica?

Felipe Calderon with Vicente Fox Quesada

Felipe Calderon with Vicente Fox Quesada (Photo credit: Wikipedia)

 Por Claudia Benassini

Hace unos meses, en plenas campañas presidenciales, Felipe Calderón inició su despedida de la Presidencia. Y lo hizo mediante una práctica similar a la de su antecesor Vicente Fox: a través de los medios de comunicación. A partir de ese momento –principios de mayo aproximadamente- radio y televisión empezaron a transmitir en tiempos oficiales los logros del sexenio. El énfasis se hizo en lo visible: las obras de relumbrón.  Número de escuelas, kilómetros de carreteras, beneficiarios del seguro popular y el programa Oportunidades, el programa Procampo y el contacto con los ciudadanos son temas que han estado presentes en spots que respetaron los tiempos justos de la llamada veda electoral. Regresaron después del 1º de julio justo cuando se calentaba el debate sobre el resultado de las elecciones.

En este contexto, durante los últimos días radio y televisión presentan a las audiencias la nueva campaña. Logros y más logros, pero ahora como previos al último informe de quien entregará la banda presidencial a quien será su sucesor. Felipe camina solitario mientras habla para sí mismo y el audio traduce sus pensamientos. Se enorgullece de los logros, de todo lo que ha valido la pena, de su decisión de enfrentar al crimen organizado que se tradujo en los miles de muertos y desaparecidos durante los últimos seis años. Una decisión de la que, dice a través de radio y televisión, no se arrepiente; más bien se enorgullece.

En pocas palabras, los spots de despedida de Felipe Calderón carecen de autocrítica. Habla de sus logros e intenta convertir su derrotas en victorias bajo el supuesto de que será su legado al pueblo de México. Lejos quedaron las promesas de mejorar la situación de una golpeada Ciudad Juárez que, a dos décadas de feminicidios no resueltos, suma la ola de violencia que el gobierno calderonista se ofreció a esclarecer tras los asesinatos de los jóvenes en Villas de Salvárcar. Igualmente han quedado atrás los diálogos con las víctimas del crimen organizado encabezadas por el poeta Javier Sicilia quien en este momento recorre Estados Unidos con la Caravana por la Paz, buscando –entre otras cosas- frenar el tráfico de armas a México. ¿Y qué decir de los grupos marginados que no han sido objeto de atención que terminan el sexenio igualmente convulsionados por la violencia? Hablamos específicamente de los indígenas y los migrantes. Y las docenas de periodistas asesinados y desaparecidos, de cuya situación poco o nada se sabe. Éstos y otros escenarios no tendrán espacio en una campaña que pretende cerrar triunfalmente uno de los sexenios más cuestionados de la historia reciente.

En suma, la etapa de los logros pretendió mañosamente abonar a las candidaturas de panistas a la presidencia, Congreso y gobiernos locales. Los resultados de la elección darían cuenta de que la campaña no logró revertir la decisión del electorado de dar voto de castigo a los blanquiazules. Los logros de este momento son un avance de las cuentas alegres que Calderón presentará durante su último informe presidencial, en el que recibirá los aplausos de buena parte de los invitados. Es probable que próximamente venga una tercera y última etapa que pretenderá cerrar con broche de oro los cuestionados logros de un presidente que ha sido cuestionado por sus erráticas decisiones que han opacado los posibles logros de su administración.

A su vez, estos tres momentos de la campaña que han estado presentes en los medios electrónicos durante el último año constituyen el cierre de un cúmulo de spots que se iniciaron durante los primeros meses del sexenio de Felipe Calderón. Dicho de otro modo, durante todos estos años radioescuchas y televidentes han estado expuestos a una campaña perenne que, mediante docenas de spots, ha buscado legitimar las decisiones de Calderón. No en balde la prensa ha mencionado en infinidad de ocasiones las enormes cifras que durante estos seis años ha invertido la Presidencia de la República por concepto de imagen en medios de comunicación.

Quizá la característica más importante de los spots de Calderón que se están transmitiendo en este momento es la soledad en la que se le ve y se le escucha.  Una estrategia que, en vísperas del informe, buscaría que los logros del sexenio se comunicaran en voz del titular del Poder Ejecutivo. Una estrategia fallida pues presenta a un Felipe Calderón solitario, evocando la idea de que se dirige a ese estado después del 1º de diciembre. Desde luego, esta idea tiene una carga metafórica; Calderón permanecerá rodeado de su primer círculo. Pero le falta el juicio de la historia, que enfrentará en la soledad en que aparece en los spots.

 

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