Wall-E, el robot enlatado
Cineadictos
Adriana Cervantes Soto
Colaboradora de la publicación Cineadictos que edita la FES- Acatlán
La más reciente película animada de Pixar, Wall-E (2008) tardó 14 años en ser llevada a la pantalla grande por el productor Jim Morris y el director y guionista Andrew Stanton, quien realizó el primer bosquejo burdo del pequeño robot compactador de basura.
Muchos son los puntos fuertes de esta cinta, entre ellos sobresalen: la calidad visual de la animación de Pixar; las historias, y cómo éstas son contadas: una ligera comedia de amor tecnológico entre dos robots EVE y Wall-E, y la otra que es una critica sutil, pero ácida de la sociedad contemporánea y su futuro frente al consumismo, la poca actividad física, la obesidad y la dependencia tecnológica, además de una banda sonora creada por Ben Burt, conocido por su participación musical en una de las entregas de “Star Wars”.
Sin dejar a un lado la experiencia fílmica de Andrew Stanton en éxitos cinematográficos como:Toy Story 1 y 2,Antz, Monster’s Inc, Buscando a Nemo, Los increíbles, Cars, Ratatouille y Wall-E es una película llena de ficción, comicidad, dramatismo, mucha aventura y acción, con un toque de conciencia ecológica, donde lo más importante fue ver al “héroe” Wall- E, ese gracioso, tierno, curioso y, hasta un poco ingenuo, ser de metal que transmite sensaciones y emociones, sin palabras.
Muy pocos son los diálogos entre los personajes de este film, pero su riqueza audiovisual lo compensa porque perfila el carácter de los personajes: EVE la robot, el capitán de la nave Axioma, Spot la cucaracha y la mascota de Wall-E, el robot villano, los humanos, sobre-vivientes obesos y sedentarios, adictos a la computadora y a las compras compulsivas, etcétera.
Al principio, algunos críticos dudaron de que los niños se interesarían por ver esta película en el cine. Sin embargo, Stanton pensó lo contrario y declaró: “Creo que los personajes hablan de forma diferente, sin palabras. Es algo natural para los niños y seguro los van a adorar”. Y tuvo razón, porque ha sido tal el éxito de Wall-E que no sólo niños han disfrutado de la historia, sino que salieron a las calles miles de artículos y juguetes conmemorativos de este sui generis personaje.
Aunque parece muy novedosa esta idea de prescindir de la palabra de forma casi total y apoyarse en otros lenguajes como el audiovisual y algunos recursos cinematográficos, lo cierto es que no es la primera vez que se crean dibujos animados sin diálogos, pues cabe recordar que por lo menos en Estados Unidos la casa productora de Walt Disney realizó durante las décadas de los años 40, 50 y 60, cortos y largometrajes con ese principio.
Esta cinta muestra, de forma muy puntual, la esencia de Wall-E porque, de principio a fin, describe el escenario futurista del año 2700 en el desolado y contaminado planeta tierra y las pocas posibilidades de vida en él. Soledad y tristeza son percibidas por el espectador, mientras que en la segunda parte se disfruta de acción y se respira un poco de esperanza.
Lástima que Wall-E esté a punto de desaparecer de la cartelera y la piratería haya hecho de las suyas con este film de apariencia infantil, pero con un importante contenido ecológico y humano. Recordemos al pequeño héroe, coleccionista de basura que cada noche regresa a su “hogar” para recargar su batería y disfruta de la película “Hello, Dolly!” y en especial del número musical de “Put on you Sunday clothes”con el que Wall-E metafóricamente sueña disfrutar al lado de alguien como su novia la robot extraterreste.
El artículo anterior se publicó originalmente en Cineadictos
y debe de citarse de la siguiente forma:
Cervantes Soto, Adriana, «Wall- E, el robot enlatado»,
en Cineadictos, Num. 75, septiembre, 2008