Actor y sólo actor (primera parte)

Cineadictos

Carmen Gordon Cano

Colaboradora de la publicación Cineadictos que edita la FES- Acatlán

Ignacio López Tarso nació en la Ciudad de México, muy cerca de la Villa de Guadalupe, el 15 de enero de 1925. Sus padres: Alfonso López Bermúdez e Ignacia López Herrera; sus hermanos: Alfonso y Marta; su esposa: Clara Aranda; sus hijos: Susana, Gabriela y el también actor Juan Ignacio Aranda.

De niño, debido al trabajo de su padre, vivió en diversas ciudades de la República Mexicana: Veracruz, Hermosillo, Navojoa y Guadalajara; en esta última cursó la primaria y fue ahí donde, a los 8 años, tuvo su primer contacto con el mundo de la actuación, durante una función de carpa que lo impactó fuertemente, hasta casi quedar hipnotizado con lo que sucedía ante sus ojos. Esta primera impresión quedó grabada de manera indeleble en su memoria, hasta el punto de marcar su destino.

Estudió la secundaria en Valle de Bravo, México, pero, por problemas económicos, no pudo realizar sus estudios superiores más que ingresando a un seminario, lo cual le resultó bastante traumático ya que no tenía la menor vocación religiosa. Sin embargo, también el seminario le proporcionó nuevas experiencias, como su primer contacto con la actuación en un grupo de teatro, organizado por uno de los sacerdotes; la posibilidad de acercarse a libros interesantes relativos al teatro clásico, principalmente de autores españoles como Calderón de la Barca y Lope de Vega; también tuvo oportunidad de practicar la lectura oral de poesía con buena dicción y buena métrica, lo que le sería de gran ayuda posteriormente en su carrera profesional. No obstante, la ya mencionada falta de vocación religiosa lo llevó a abandonar el seminario.

Posteriormente, probó suerte ingresando al servicio militar, que tampoco fue de su agrado. Fue también agente de ventas y varias cosas más hasta que, por un amigo, se engolosinó con la idea de irse a Estados Unidos como bracero y “ganar mucho dinero”, lo que obviamente no sucedió y sólo le provocó daños en su salud, ya que, trabajando en un Naranjal en California, subió a una escalera, se resbaló y cayó de espaldas, lastimándose la columna, lo cual lo mantuvo paralizado poco más de un año.

En 1949, ya recuperado, ingresó a la Academia de Arte Dramático del INBA, única escuela de teatro en el país. Así, comenzó a dar cumplimiento a su más grande sueño que había estado incubando desde aquella imborrable experiencia a los 8 años.

En el INBA tuvo como maestro, entre otros, a su admirado Xavier Villaurrutia, a cuya obra se había acercado desde el seminario y con quien llevó una cercana amistad que duró poco más de un año al morir el maestro. Por él conoció a Xavier Rojas y, posteriormente, a Salvador Novo, quien heredó la cátedra de Villaurrutia.

En el INBA tuvo otros maestros de primera línea como Clementina Otero, Celestino Gorostiza, André Moreau, Seki Sano, Fernando Wagner que, entre todos, hicieron de Ignacio López Tarso el gran actor que es, reconocido como uno de los mejores dentro del ámbito teatral de nuestro país, muestra de ello han sido las obras en las que ha actuado, siendo la primera “El sueño de una noche de verano” de William Shakespeare, que marca su debut teatral como estudiante de Bellas Artes y su debut profesional se da en 1951 con la obra “Nacida ayer” de Garson Kanin.

Durante su ya larga carrera ha actuado en otras obras de Shakespeare como “Macbeth”, “Otelo”, “El rey Lear”; obras de teatro clásico como: “Edipo Rey” y “Edipo en Colono” de Sófocles, “Hipólito” de Eurípides. También en “El avaro” de Moliere, “Cyrano de Bergerac” de Edmond Rostand , “El rey se muere” de Eugene Ionesco, “Moctezuma II” de Sergio Magaña, “Tirano Banderas” de Ramón María del Valle Inclán, “El villano en su rincón” de Lope de Vega. “El alcalde de Zalamea” de Calderón de la Barca, “Las brujas de Salem” (La prueba de fuego) de Arthur Miller, y así, hasta contar más de 100 puestas en escena. La más reciente, actualmente en cartelera, “12 hombres en pugna”, espléndida realización teatral en la que aparece con otros 11 actores de primera línea y con la cual se rinde un sencillo, pero emotivo homenaje a este hombre de teatro y actor excepcional Don Ignacio López Tarso.

Con esta primera entrega para CineAdictos sobre López Tarso, se cubre únicamente su faceta como actor teatral. En la segunda, trataremos de abarcar lo hecho por él en: cine, televisión, producción discográfica, los premios obtenidos y, ¿porqué no?, sus incur-siones en la vida política de nuestro país.

El artículo anterior se publicó originalmente en Cineadictos
y debe de citarse de la siguiente forma:

Gordon Cano, Carmen, «Actor y sólo actor»,
en Cineadictos, Num. 75, septiembre, 2008.

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