El Equipo
- Comparación de la serie producida por Pedro Torres con programas televisivos estadounidenses de temática similar.
- El programa fue criticado por dar una visión meramente positiva de la policía federal y la lucha contra el narcotráfico.
- «¿Qué El equipo es un elogio de la policía federal? ¿Y qué otra cosa son The Agency, serie sobre la CIA, Without a trace sobre el FBI o NYPD Blue con el mismo nombre que la policía de Nueva York?» dice Pilar Ramírez.
Por Pilar Ramírez
Devoradora como soy de series de televisión, tenía como pendiente ver El equipo, la producción de corte policiaco de Televisa al estilo NYPD, 24 o CSI. Curiosidad que agigantaron las críticas que llovieron sobre la serie mexicana producida por Pedro Torres, sobre todo en su vertiente política, como un espaldarazo a la guerra que mantiene el gobierno federal contra la delincuencia organizada.
Sin información de primera mano, no puedo afirmar contundentemente, como hicieron varios analistas de los medios, que la producción televisiva haya sido un traje a la medida de las necesidades de aprobación del gobierno y de la actuación de los cuerpos policiacos y de la milicia. Es, en todo caso, una posibilidad.
Llama mi atención, en cambio, que la televisora haya puesto a disposición del público la serie para verla en línea, hecho que puede responder a que efectivamente haya sido una producción sobre pedido, que en lugar de salir a los circuitos de venta comerciales se ofrezca gratuitamente al público, que haya sido un fracaso financiero y de rating o todo ello junto.
Fueron sólo 15 capítulos de media hora, que se terminaron de transmitir en tres semanas. Una forma inusual de pautar las transmisiones de una serie televisiva. Es posible que la polémica generada por la producción de Torres, incluida la acusación de desvío de recursos por parte de la Secretaría de Seguridad Pública que hizo el PRD en la Cámara de Diputados y ante la Secretaría de la Función Pública, por el apoyo que prestó a la realización de la serie, no haya sido determinante en el bajo rating que tuvo El equipo, pues aquí se estila al contrario: la polémica genera público.
La escasa audiencia puede provenir del hecho de que estamos más inclinados a aplaudir la actuación de Jack Bauer, el protagonista de la serie 24, un superagente que puede burlar a toda una cuadrilla de entrenadísimos policías o la de Andy Sipowicz, el policía antihéroe que se sostiene apenas en la línea ética a la que nos ha habituado la televisión estadounidense en la serie NYPD Blue.
Hace décadas que las series provenientes del país del norte nos han acostumbrado a ver policías de muchos estilos, pero casi todos buenos. Desde las tempranas series de las década de los sesenta en las que Rick Jason y Vic Morrow nos llevaron de la mano por 152 capítulos para aprender a apreciar las vicisitudes del ejército estadounidense que defendía al mundo libre de los malvados nazis, hasta los vericuetos científicos de la franquicia CSI para atrapar a los más sofisticados delincuentes. Del mismo modo, hemos bebido la cultura de la honestidad policial estadounidense con una gran cantidad de series en las que los policías, agentes, detectives, héroes y superhéroes nos han convertido en expertos del sistema policial y de justicia del país vecino.
Desde Kojak, Columbo, pasando por Cannon, Starsky, Hutch, Leanne “Pepper” Anderson (la mujer policía), Magnum, los Ángeles de Charlie, Horatio Caine, Monk, hasta llegar a Nikita, Jack Bauer o Dexter, hemos tenido una escuela de larga duración con producciones televisivas que han colocado a los cuerpos policiacos de Estados Unidos como instituciones confiables, que cuentan siempre con esforzados servidores públicos dispuestos a dar la vida por la seguridad de la ciudadanía. Es cierto que la imagen positiva ha logrado sostenerse porque hay una cierta correspondencia entre lo que propone la serie y el comportamiento de una buena parte de los representantes de la ley.
Sin embargo, cuando por primera ocasión la televisión nos presenta a protagonistas que no se llaman Jack Bauer sino Mateo, no a agentes del FBI sino policías federales que hablan con modismos del altiplano mexicano, rápidamente hay motivos de dura crítica, no televisiva, sino política. Nada más ficticio que un laboratorista que trabaja para la policía de Miami y es al mismo tiempo un sui generis asesino en serie que hace justicia por propia mano y sólo mata a delincuentes, como ocurre en la serie Dexter. O Adrian Monk, un detective que padece un trastorno obsesivo-compulsivo y es, sin embargo, pieza clave para resolver prácticamente todos los asesinatos de la ciudad de San Francisco gracias a su enorme capacidad de observación.
Magda, una joven graduada en Derecho que decide entrar al cuerpo de policía, no tuvo, en cambio, el carisma y la credibilidad suficiente. Es cierto que la serie El equipo echó mano de muchos clichés que hemos visto mejor manejados en las series extranjeras, pero es curioso que en este esfuerzo pionero de la televisión mexicana estamos dispuestos a la descalificación en tanto que nos hemos recetado alegremente las series provenientes del exterior, con un discurso político muy similar, por más de cincuenta años.
¿Qué El equipo es un elogio de la policía federal? ¿Y qué otra cosa es The Agency, la serie sobre la CIA, Without a trace sobre el FBI o NYPD Blue que lleva simplemente el mismo nombre que la policía de Nueva York y que se mantuvo por quince temporadas? Después de tantos años frente al televisor ya deberíamos poder diferenciar el mensaje político del televisivo. Claro que también están la series “incómodas”, como Boston legal que no fue del agrado del régimen republicano y se vio obligada a concluir, hecho del que incluso se burlan los personajes dentro de la serie, lo que la hace más atractiva.
¿Que la serie es una apología de la política gubernamental del combate al crimen? Quizá, pero también podríamos verlo desde otro punto de vista: que a nuestro país le hacen falta muchos policías y agentes reales que correspondan con las características de Mateo, Santiago, Magda y Fermín, verdaderamente dispuestos a defender a la ciudadanía; policías que se sientan tan satisfechos con su trabajo que no los tiente fácilmente el crimen organizado.
Del mismo modo que necesitamos una ciudadanía más reflexiva, también necesitamos audiencias más exigentes para promover mejores y más variados productos en los medios. Una golondrina no hace verano y una serie no puede justificar toda una política de seguridad, aunque quisiera.
ramirez.pilar@gmail.com
Soy Luis Felipe Ybarra, escritor de EL EQUIPO, agradezco la claridad de este análisis que mucho me anima, no a manera de espaldarazo, si por coincidencias de propósito. Gracias. LFY
luisfybarra@mac.com
Información Bitacoras.com…
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A la autora de esta opinión con la que no estoy de acuerdo, se le olvida lo elemental: el contexto. PFP, ejército, Marina y otros cuerpos policiacos federales, estatales y municipales tienen un bien ganado desprestigio por ineficaces, corruptos y abusivos ante lo cual quién no lo ha padecido y así quería éxito y opiniones favorables…
Hola, la comparacion debe ser en los fondos o recursos con que se costeó, la serie. me imagino que en E. U. es con capital privado y como negocio, nadie dice nada solo el rating. el enojo creo que se debió a la falta de transparencia en el origen de esos recursos, parece que lo hicieron con fondos públicos. Existen programas como «ventaneando» y hubo «otro rollo» y nadie dice nada. cual será la comparacion, el patrocinio ?
Hola, la comparacion debe ser en los fondos o recursos con que se costeó, la serie. me imagino que en E. U. es con capital privado y como negocio, nadie dice nada solo el rating. el enojo creo que se debió a la falta de transparencia en el origen de esos recursos, parece que lo hicieron con fondos públicos. Existen programas como «ventaneando» y hubo «otro rollo» y nadie dice nada. cual será la comparacion, el patrocinio ?