Faltan políticas de igualdad en los grandes medios
- Sólo 27% de los puestos de alta dirección en los medios son ocupados por mujeres
- Prevalece la desigualdad, según el Informe Mundial sobre la Condición de la Mujer en los Medios Noticiosos
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Por María Suárez Toro
(maria2003@racsa.co.cr)
Cortesía de SEMlac
Washington D.C., agosto (SEMlac).- «Para que la situación de las mujeres en los grandes medios cambie, una condición indispensable es que existan políticas de igualdad», dijo la académica y periodista feminista estadounidense Carolyn Byerly.
Ella fue la investigadora principal de un estudio pionero de dos años (2010 y 2011), comisionado por la Fundación Internacional de Mujeres Periodistas (IMFW, por sus siglas en inglés) y publicado en marzo bajo el título Informe Mundial sobre la Condición de la Mujer en los Medios Noticiosos.
El estudio mundial concluyó que sólo 27 por ciento de las mujeres ocupan puestos de alta dirección en los medios. Adicionalmente, reconoce que hay más paridad entre los profesionales de alto nivel, pero 41 por ciento de las mujeres se dedica más bien a la recopilación de noticias, edición y redacción.
Sobre las diferencias salariales, la mayoría de las empresas mediáticas se resistieron a dar la información para el estudio, por lo cual los resultados son tentativos, pero se sugiere que las más grandes desigualdades salariales se expresan en los puestos de dirección, a veces hasta de 50 por ciento de diferencia entre los sueldos de hombres y los de las mujeres, aunque en los cargos más bajos ellas parece que ganan un poco más que los hombres.
Fueron estudiados 522 medios de todas las regiones del mundo, con la participación de 150 investigadoras que entrevistaron a 170.000 personas en 59 países, con un solo instrumento homogéneo. «Es el primer reporte mundial que se hace con un solo instrumento para recopilar la información y por eso es la primera línea base mundial», aclara Byerly.
Una conclusión es que persiste la discriminación en las salas de redacción, ya que las mujeres son apenas 33,3 por ciento del personal profesional que labora en los medios en todo el mundo.
«En América Latina y El Caribe se mantiene el promedio internacional en general, pero es más bajo que ese promedio global en lo que se refiere a propietarias de las empresas mediáticas (21,5%), las altas jefaturas (30%) y las productoras de noticias, diseñadoras gráficas y técnicas», dice Byerly.
En la región fueron analizadas 121 empresas en 12 países: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Jamaica, México, Puerto Rico, Perú y Venezuela.
Aunque la situación de ellas en los medios es distinta según los países, hay dos hombres por cada mujer dentro de las redacciones, lo que habla a las claras de una menor representación de mujeres Y de la «existencia del techo de cristal, un acceso moderado a todos los niveles jerárquicos de las redacciones, y ausencia de mujeres en los cargos de decisión y entre las y los accionistas», comenta la estudiosa de los medios.
De las empresas mediáticas de la región, solo 38 por ciento tiene políticas de igualdad, apenas 48 por ciento posee reglamentos o medidas contra el acoso sexual y 35 por ciento considera algún tipo de apoyo para las criaturas de sus profesionales y, aunque casi todos (93%) tienen contempladas licencias por maternidad, apenas 57 por ciento posee licencias de paternidad.
Los cargos en los que las mujeres están menos representadas son los de dirección de las empresas mediáticas (21,5%) y dirección periodística (30,4%).
En las áreas de diseño gráfico y producción televisiva es de 23 por ciento y en los puestos técnicos, 24,7 por ciento. Sin embargo, la situación varía por país desde sólo 8,6 por ciento de mujeres al frente de las empresas en Chile, a 37,5 por ciento en Costa Rica. Lo mismo sucede con los cargos periodísticos directivos: mientras en Argentina los ocupan sólo 21,4 por ciento de las mujeres, en Venezuela llegan a 43,5.
«El estudio es importante porque tiene datos cuantitativos, pero los resultados divulgados por el IMFW son los datos macros, que si bien son relevantes, no nos dan la película completa», explica Byerly.
La estudiosa sostiene que es en el detalle y el contexto donde se puede entender lo que pasa, por lo que actualmente trabaja en un libro que complemente el estudio cuantitativo y sus resultados macro.
El volumen en proceso, El Estatus de las Mujeres en los medios: un análisis estructural, es académico, para contener la teoría detrás del estudio de las mujeres en los medios «y así darle un lugar a la forma en que la cultura, la economía y los sistemas políticos afectan la lucha por la igualdad de las mujeres en los medios.»
Para Byerly, las políticas de igualdad en los medios son cruciales. «Hay que institucionalizar la igualdad, de lo contrario no se sostiene», afirmó.
Compartió con SEMlac el ejemplo de los países escandinavos en los que, aunque no hay políticas de igualdad en los medios, dado que existen nacionalmente, las periodistas y trabajadoras en los medios reclaman la aplicación de esas normas en sus lugares de trabajo, con lo cual logran mayores niveles de igualdad.
Sobre los países de Europa del Este, a la investigadora le ha llamado la atención el hecho de que, comparativamente con otras regiones, hay más mujeres periodistas. «Eso viene de la época el comunismo, no necesariamente por una política de género, pero lo cierto es que ahora ellas están en un lugar donde pueden incidir desde dentro de los medios para cambiarlos», sostuvo.
Byerly indica que parte del análisis cualitativo que hará en su propio libro es que las mujeres aportan al periodismo sus perspectivas y voces sobre todos los temas que se tratan en las noticias. «Demasiadas veces, cuando son los hombres los que reportan, se ignora todo esto porque las dimensiones de género de un acontecimiento quedan fuera de los encuadres.»
«En cambio, el discurso es diferente cuando se toma en cuenta la perspectiva de género porque tenemos miradas y enfoques distintos que aportar y que deben ser tomados en cuenta», precisó Byerly, quien ejemplificó el hecho con «las frases ‘hostigamiento sexual’, ‘violencia de género’, entre tantas otras que no existían hasta que las aportaron las mujeres feministas».
«Sin tales expresiones, es imposible convertir esos hechos en noticia o en políticas necesarias para la igualdad, concluyó.
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