Heroica prensa étnica
Lecciones del periodismo latino del siglo XIX en Estados Unidos
José Luis Benavides
Profesor de periodismo y director del Center for Ethnic and Alternative Media de California State University,
Northridge (CSUN). Coautor del libro Escribir en prensa.
En este ensayo se exploran los tres papeles sociales que desempeñó la prensa latina independiente del siglo XIX, utilizando el periódico El Clamor Público (1855–1859) como su paradigma. El objetivo es buscar en las raíces históricas del periodismo en español en Estados Unidos, las bases para el análisis del papel de la prensa latina contemporánea y de los medios étnicos en general.
Los periódicos en español que circulaban en Estados Unidos durante el siglo XIX, constituyeron uno de los pocos espacios públicos en donde se formulaban discursos racializados, es decir, que apuntaban la dimensión racial, que desafiaban y resistían el discurso hegemónico de supremacía blanca, a pesar del alto costo que tal desafío podía acarrear para los periodistas.
El director de El Clamor Público, Francisco P. Ramírez, reconoció con claridad este peligro. Después de informar a sus lectores que un gran jurado había decidido no procesar penalmente a un juez de paz que, además de haber decapitado a un mexicano (erróneamente acusado de asesinar a un alguacil), había estado a cargo de colgar a otros tres mexicanos inocentes, Ramírez escribió:
Sabemos muy bien que denunciando a los criminales nos exponemos a ser asesinados de un momento a otro: pero [eso] no es más que cumplir con nuestro deber como periodistas, y conocemos que en nuestra conducta estamos sostenidos por todos los buenos ciudadanos y por todos nuestros compatriotas.1
La mayor parte de la literatura académica acerca de El Clamor Público, ha apuntado el papel del periódico como defensor de los derechos de los mexicoamericanos en una época particularmente violenta, desafiando la supremacía del nuevo edificio social controlado por los blancos europeos.
Félix Gutiérrez ha desarrollado una narrativa histórica de la prensa latina del siglo XIX que basa su análisis en las dinámicas internas del neocolonialismo estadunidense, el cual es visto más como una dictadura racial, en términos de Omni y Winant, que como una verdadera democracia.2
El ensayo seminal de Félix Gutiérrez acerca de la prensa en español, es relevante porque su objeto de estudio es precisamente la prensa del siglo XIX en el suroeste estadunidense. Ésta, dice Gutiérrez, desempeñó tres papeles sociales: como institución de control social, como institución de activismo y como institución que refleja la vida de los latinos.3 En tanto que el objetivo del presente texto es explorar la visión contraria de la prensa étnica, el análisis se enfocará en el segundo papel.
El papel de la prensa latina como institución de activismo se refiere a la situación en la cual algunos periodistas están dispuestos a decir cosas que “reflejen la indignación colectiva de comunidades que sufren discriminación y violencia sistemáticas”.4 El aspecto importante aquí es la manera en que los periódicos en español se volvieron defensores de los derechos de los californios y otras comunidades hispanohablantes. Gutiérrez usa el ejemplo de El Clamor Público, el cual “ganó una reputación activista por sus duros ataques acerca del comportamiento de los conquistadores yanquis y por su defensa consistente de los derechos de los californios”.5 Gutiérrez resume el papel activista de Ramírez de la siguiente manera: “Ramírez usó a la prensa para informar a sus lectores de sus derechos, exponer injusticias e inspirar a la acción”.6
Los linchamientos eran el tema más importante de esa época. Ken Gonzales-Day registra 78 linchamientos reportados en California en los cuatro años y medio de vida del periódico, un número muy alto para un periodo de tiempo tan breve.7 De hecho, un poco más de la mitad de esos linchamientos (40) fueron cometidos en contra de californios, mexicanos y chilenos, y un buen número en contra de indígenas (12).
Al informar y comentar acerca de acontecimientos de violencia extralegal en contra de las comunidades hispanohablantes de California, El Clamor desempeñó otro papel importante al crear lo que Huspek llama significado oposicional. Huspek argumenta que la prensa negra estadunidense no es simplemente una prensa diferente a la prensa blanca, complementando sus debilidades y omisiones. Por el contrario, la tesis de oposición sostiene que:
La prensa negra y la blanca no difieren simplemente del modo en que “A” difiere de “B”, sino de una forma opuesta en la que “A” y “no A” difieren. Se pueden creer simultáneamente “A” y “B”; pero no se pueden creer simultáneamente “A” y “no-A” de la manera en que se expresen en prácticas de exclusión, deslegitimación y otras formas de contención.8
¿Un diario incendiario?
Son los papeles activista y de oposición los que llaman la atención en los comentarios negativos hacia El Clamor de parte de sus contemporáneos anglos, los cuales llamaron a este periódico “incendiario, traidor y antinorteamericano”. En febrero de 1857, por ejemplo, Los Angeles Star llamó a El Clamor una publicación incendiaria que trataba de crear y alentar “sentimientos hostiles entre las dos razas” porque, según ese periódico, El Clamor reportó erróneamente la ejecución de cuatro mexicanos sospechosos de asesinato en la misión de San Gabriel, al este de Los Ángeles. Según el Star, tres de los cuatro individuos fueron colgados después de que se registraran todas las casas del lugar, se arrestara a un grupo de sospechosos y un jurado de 12 personas encontrara culpables a tres de ellos. 9
El Clamor Público, consciente de su papel de defensor de su comunidad, publicó la siguiente respuesta al Star, el 14 de febrero de 1857:
Si para darnos semejante título [de incendiario] se funda en la defensa que hacemos de los infelices que fueron sacrificados en San Gabriel, tenemos el honor de informarle, si lo ignora, que este periódico ha sido establecido con el único objeto de defender a nuestros hermanos y compatriotas, que por todas partes son vejados y atropellados, y que si hubiera más garantías individuales podríamos publicar ciertas verdades que serían demasiado amargas para este tiempo.10
En esa misma edición, El Clamor también publicó una versión de los hechos contraria a la del Star, y más cercana a lo sucedido. El periódico narra la muerte de los cuatro mexicanos en un artículo del 14 de febrero de 1857 titulado simplemente: “Los asesinatos de San Gabriel”. Ahí se registró que uno de los supuestos criminales fue quemado, baleado, arrastrado en una mula a la misión de San Gabriel, insultado y finalmente decapitado por un juez de paz. Se informó que las personas sospechosas que fueron arrestadas eran todos los californios del pueblo (en un ejemplo temprano de lo que hoy día se conoce en inglés como racial profiling), y que otros tres sospechosos no recibieron juicio alguno, fueron colgados de un árbol y después asesinados a balazos, ya que no los colgaros correctamente.
También en 1857, el asambleísta Joseph Lancaster Brent acusó a El Clamor de diseminar “sentimientos de traición y antipatía entre la población nativa”.11 La razón: en un editorial, El Clamor Público manifestó su desacuerdo en contra de la ley que negaba a las personas consideradas de color, testificar en contra de personas blancas, utilizando el caso del californio mestizo Manuel Domínguez, quien fuera clasificado como indígena por un juez de San Francisco que le negó la posibilidad de testificar.
No deja de provocar la risa de nuestros lectores la posición ridícula de Mr. Brent, al tomar la innecesaria defensa del señor D. Manuel Domínguez –se publicó en ese periódico–, porque hasta ahora no hemos visto que nadie haya atacado a este caballero, que es uno de nuestros mejores ciudadanos. Lo que dijo el señor Shaw sobre este asunto es muy claro, quien sólo deseaba manifestar las injusticias que podían resultar de la ley que prohíbe dar declaraciones a otras personas que no tengan la piel blanca, aunque su alma sea el asilo de la perfidia y la mala fe.12
Lo que la mayoría de los historiadores de la prensa estadunidense olvidan es que la prensa étnica –y en este caso la prensa latina– ha desempeñado un papel histórico fundamental al defender los ideales democráticos de la sociedad estadunidense, a contracorriente de los esfuerzos de la gran prensa, la cual ha defendido históricamente un edificio social con jerarquías raciales que benefician a los blancos. El caso de la prensa negra es ilustrativo. Al respecto, Frankie Huton apunta:
A pesar de que durante sus años formativos, la prensa negra estaba en la periferia del periodismo estadunidense, irónicamente buscó convertirse en su centro al abrazar sus ideales republicanos y democráticos. La abolición de la esclavitud era sólo un aspecto de lo que este grupo étnico buscaba cuando creó la prensa negra. Bajo la dirección de sus editores, la gente de color trabajó para buscar la elusiva meta de la democracia en todos los aspectos: económico, educativo, social y legal.13
Éste es otro papel importante de El Clamor Público y otros periódicos latinos del siglo XIX. Ellos también hicieron suyos los ideales democráticos estadunidenses y los usaron de manera eficaz como contrapunto de la realidad racial de ese país, del mismo modo que la prensa negra lo hizo. En un editorial del 22 de marzo de 1856, El Clamor Público apuntó la contradicción entre la esclavitud y los ideales democráticos cuando dos representantes demócratas de California votaron por William Aiken, de Carolina del Sur, para el puesto de líder de la Cámara de Representantes:
Mr. Aiken –escribió Ramírez– es dueño de más de mil negros y es el hombre más rico del Congreso: dos millones de dólares de su propiedad. ¡Qué comentario tan sublime sobre las instituciones republicanas! ¡El dueño más grande de esclavos ocupa un asiento en el Congreso y hace leyes para los hombres libres! Inconsistencias tan manifiestas como ésta son las que causan risa a los europeos, y se mofan de nuestro gobierno republicano.14
Papel esencial
Francisco Ramírez, el director de El Clamor Público, también supo conectar la lucha contra la esclavitud de los negros con la lucha por los derechos de los latinos y otros grupos de color. En un editorial del 24 de julio de 1855, por ejemplo, el periódico denuncia el carácter racista de dos leyes aprobadas por el gobierno de California:
Es verdaderamente curiosa la idea que se tiene de libertad en Estados Unidos. […] Ciertas personas no tienen ninguna clase de libertad, esa libertad, decimos, es la que se niega en las cortes a todo individuo de color. […] Últimamente aquí en California hemos sido favorecidos por nuestra legislatura modelo con dos leyes tan originales que no tienen igual en los fastos de ninguna nación civilizada. Éstas son la ley del domingo y la famosa ley de los vagos. La primera prohíbe con pena de encarcelación y multa a todos [los] que contravengan a sus disposiciones de bailes y otras diversiones inocentes del día domingo, como para forzar al pueblo a quedarse en casa, ayunar y orar al Altísimo por nuestro bienestar. […] La segunda es la que afecta directamente a nuestra población californiana y mexicana. Particularmente nos distingue por el título de greasers [grasientos].15
En suma, El Clamor Público, al igual que otros periódicos latinos independientes, formó parte de la heroica prensa étnica estadunidense del siglo XIX, la cual desempeñó un papel esencial en el proceso de racialización de los linchamientos y otras formas de violencia extralegal en contra de personas consideradas de color. El periódico fue un verdadero defensor de su comunidad, un registrador de hechos que cuestionaban la jerarquía racial que los relegaba a un estatus de legal de segunda clase, y un promotor de valores democráticos incluyentes, contradiciendo con ello el estatus quo racial.
Estos tres papeles son importantes al analizar la prensa latina estadunidense contemporánea porque, a pesar de la retórica popular, los latinos y otros grupos étnicos o raciales en Estados Unidos aún siguen enfrentando formas de discriminación institucional. Los especialistas coinciden, por ejemplo, en hablar del resurgimiento de un sistema de apartheid (segregacionista) en las escuelas y en la política, sin mencionar el tema de la migración, el cual ha despertado la movilización política más importante de esta década.
Es aquí donde los medios latinos contemporáneos pueden desempeñar un papel esencial en el futuro de las comunidades latinas en Estados Unidos (dos tercios de ellas, mexicanas), al defender sus intereses, registrar una realidad alternativa, opuesta a la presentada por los grandes medios en inglés, y al renovar la lucha por una democracia más incluyente y justa. Después de todo, los linchamientos del siglo XIX eran justificados con una retórica que no está lejos de la empleada hoy día por los grupos parapoliciales como los minutemen, así como por periodistas, intelectuales y políticos que sostienen ideas abiertamente racistas.
NOTAS
1) Editorial de El Clamor Público, 11 de abril de 1857, p. 2.
2) Omi y Winant, Racial Formation in the United Status: From the 1960s to the 1990s, Nueva York, Routledge, 1994, pp. 65–66, sostienen que Estados Unidos fue una dictadura racial desde 1607 hasta 1865, ya que eliminó cualquier derecho político de los que no eran considerados blancos.
3) Félix Gutiérrez, “Spanish-language media in America: Background, resources, history”, en Journalism History, vol. 4, núm. 2, 1977, pp. 34–41.
4) Ibidem, p. 65.
5) Ibidem, p. 41.
6)Félix Gutiérrez, “Francisco P. Ramírez: Californio editor and Yanqui conquest”, en Media Studies Journal, vol. 14, núm.2, 2000,p. 23.
7) Ken Gonzales-Day, Lynching in the West: 1850–1935, Durham, Duke University Press, 2006, pp. 205–228.
8) Michael Huspek, “Black press, white press, and their opposition: The case of the police killing of Tyisha Miller”, en Social Justice, vol. 31, núms. 1–2, 2004, p. 218.
9) “The affair at the mission”, en Los Angeles Star, 7 de febrero de 1857, p. 2; “The recent affair at San Gabriel”, en Los Angeles Star, 21 de febrero de 1857, p. 2.
10) “Los asesinatos de San Gabriel”, en El Clamor Público, 14 de febrero de 1857, p. 2.
11) “Mr. Brent y el Sr. Domínguez”, en El Clamor Público, 2 de mayo de 1857, p. 2; Leonard Pitt, op. cit., p. 186; Félix Gutiérrez, “Francisco P. Ramírez: Californio editor and Yanqui conquest”, en Media Studies Journal, p. 21.
12) “Mr. Brent y el Sr. Domínguez”, en El Clamor Público, 2 de mayo de 1857, p. 2.
13) Frankie Huton, “Democratic idealism in the black press”, en Frankie Huton y Barbara Straus Reed (eds.), Outsiders in 19th-century press history: Multicultural perspectives, Bowling Green, Bowling Green State University Popular Press, 1995, pp. 6–7.
14) Editorial de El Clamor Público, 22 de marzo de 1856, p. 2.
15) Editorial de El Clamor Público, 24 de julio de 1855, p. 2.
El anterior artículo debe citarse de la siguiente forma:
Benavides, José Luis, «Heroica prensa étnica», en
Revista Mexicana de Comunicación, Num. 107, octubre / noviembre, 2007.