Repaso histórico al periodismo sobre radio en México

  • Las audiencias son cada vez más exigentes de una mayor y más completa información, en un contexto político y social muy distinto al de hace algunos años.
  • La prensa, radio y la televisión que cuentan con calidad de información son los que ganan público y con ello los recursos de la publicidad.
    Fotografía: "Radio con experiencia." por santibon@ Flickr

    Fotografía: «Radio con experiencia.» por santibon@ Flickr

Por Gabriel Sosa Plata

Publicado originalmente en RMC 69

Es indudable que, a diferencia de años anteriores, los medios, sobre todo impresos, han ensanchado sus márgenes de libertad de expresión. Y esto no se debe a una actitud democrática nacida de la noche a la mañana, sino a un acto de responsabilidad ante lectores y audiencias cada vez más exigentes de una mayor y más completa información, en un contexto político y social muy distinto al de hace algunos años.

También es indudable que la apertura de casi todo tipo de temas en los medios se ha debido a un factor económico: los periódicos sin lectores y los medios electrónicos sin audiencias tienen menos anunciantes; así que sólo la prensa, la radio y la televisión, que cuentan con calidad de información, son los que ganan público y con ello los recursos de la publicidad.

Sin embargo, los retos son aún importantes y uno de ellos se relaciona con el propio quehacer de los medios de comunicación. El analizar y discutir seriamente la situación de prensa, radio y televisión en los mismos medios no ha sido, salvo en el caso de la prensa, una práctica común.

Factores que van desde compromisos de un medio de comunicación con otro (ya sea por pertenecer a un mismo empresario o por tener acuerdos comerciales) hasta la solidaridad gremial o empresarial y la propia autocensura, han sido determinantes para que la difusión de noticias y análisis sobre el acontecer de los medios no tenga el mismo trato que cualquier otra información periodística.

Otro factor se debe a que tradicionalmente los directivos, sobre todo de emisoras de radio y televisión, consideran que su propia labor no es de interés para sus auditorios.

A pesar de las limitaciones de la propia radio y televisión, hoy la prensa diaria, semanal y mensual tiene más espacios abocados al análisis y discusión acerca de los medios, aunque preferentemente con temas relacionados con la televisión, el cine, las nuevas tecnologías (como Internet) y en menor medida la radio, a la cual siempre se le ha considerado como un medio de menor importancia.

El periodismo sobre radio, aún así, tiene –a pesar de sus inconsistencias– una rica historia de más de 70 años, cuya herencia hemerográfica permite al investigador de los medios, y a los estudiantes de comunicación, conocer la importancia cultural, social y económica que ha tenido este medio de comunicación en distintas épocas del México contemporáneo. La trascendencia del medio ha requerido y requiere, sin embargo, de más espacios periodísticos.

 

Primeras columnas y publicaciones

Una de las primeras columnas especializadas sobre radio fue publicada en el periódico El Nacional  allá por los años treinta. Se llamó “Radiofonía”, cuyo autor nunca publicaba su nombre, pero todo hace suponer que era Armando de María y Campos, introductor de los teleteatros en México, en la emisora XEFO.1 Desde entonces se consideraba la importancia del periodismo radiofónico. De acuerdo con “Radiofonía” del 3 de enero de 1939:

Bajo excelentes auspicios se inicia el año radiofónico mexicano. Poco a poco, los programas de nuestras estaciones se han ido mejorando y de ello debe sentirse satisfecha la prensa, ya que se preocupa de orientar, criticar y aun exigir un poco de buen gusto y de cultura en la formación de los programas que se lanzan al aire y que son escuchados fuera del país. Falta mucho por hacer por todo lo que vendrá cuando personas capacitadas y mejor preparadas que las que ahora detentan las direcciones artísticas de las estaciones comerciales sean substituidas por elementos que, por lo menos, sepan lo que es la radio.2

Otro escritor muy connotado que con frecuencia trató el tema de la radio fue Salvador Novo a través de sus columnas “La semana pasada”, que apareció sin firma en la revista Hoy, entre 1937 y 1943, y “En la semana pasada”, publicada desde 1943 en Mañana.3

La que al parecer fue la primera publicación especializada sobre la radio se llamó Radiolandia y se distribuyó por primera vez en 1938. Parte de la valiosa colección de esta importante revista dirigida por Juan Antonio Montaño Pérez, hoy fundamental para comprender la trascendencia social y cultural de la radio entre los años treinta y sesenta, la resguarda la Hemeroteca Nacional.

Revisar el contenido de Radiolandia es no sólo un deleite de la vista y el oído, sino también una experiencia enriquecedora por los útiles datos que ahí se consignan y que dan un claro panorama de cómo se concebía a este medio de comunicación en una ciudad que ya daba muestras del impresionante crecimiento que tendría en los años venideros. Para muestra un botón. El editorial del 16 de agosto de 1957 consignó, entre otros aspectos, lo siguiente:

Hay muchas manifestaciones de la radiodifusión que no tienen ninguna compatibilidad con las funciones propias de la hora del día en que el público desarrolla ciertas actividades.

Se cita como ejemplo el caso de que entre diez y doce horas del día se están difundiendo canciones rancheras, comedias sentimentales o música de baile, lo que se considera completamente impropio, en vista de que esas son las horas de que las gentes (sic) se encuentran en sus casas, sus oficinas, sus talleres, etcétera, dedicadas a las actividades que les son necesarias en sus oficios, carreras, profesiones, etcétera.

A esas horas no está el ánimo de nadie para poner atención en nimiedades eróticas ni en tonterías rancheras ni, menos aún, en bailables absurdos, como los que ahora imperan en nuestro medio citadino.

En esos tiempos se requieren actividades de la radiodifusión que estén más en concordancia con los hechos que deben corresponder. Así, por ejemplo, para las horas de la mañana se necesitan informaciones relacionadas con la vida capitalina en los órdenes económico, político, social e internacional relacionadas con los acontecimientos mundiales […]

Poca es la gente que oye en altas horas de la noche, porque la ciudad de México todavía no tiene la misma vida nocturna de las grandes capitales mundiales. Esto es raro porque la población de la misma ciudad en que vivimos, ahora va en camino de cinco millones de habitantes.

Después de dar una serie de recomendaciones concluye:

Y, sobre todo, muchas personas dicen y piden clamorosamente que no se canten mañanitas a las doce del día, a las tres de la tarde, las cuatro o seis de la tarde, porque eso resulta simple y llanamente ridículo, pues las mañanitas, de acuerdo con su nombre, son para la madrugada. Ojalá que las cosas de la radio se arreglaran en el sentido en que se pide por la opinión capitalina.4

Posteriormente nace Boletín Radiofónico, cuyo actual editor, Isaac Mendiola Luna, se empeña en mantener la publicación especializada de mayor antigüedad en México. Esta revista tuvo su aparición, en una primera época, entre 1947 y 1949. En febrero de 1954 resurge y desde entonces da a conocer, a partir de su peculiar estilo informativo (semejante a las secciones de Sociales), parte del acontecer de la radio fundamentalmente concesionada, aunque con información muy útil en el campo de la investigación, en particular durante el periodo que va de los años cincuenta a los setenta.

A su vez, la revista de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, Antena, desde 1971 continúa apareciendo con valiosa información sobre todo relativa al quehacer de los empresarios de la radiodifusión, aunque afectada por la periodicidad.

 

Mayor oferta

Es hasta fines de los años ochenta, ya en un México políticamente distinto, que nacieron otro tipo de publicaciones sobre medios, más consistentes y con fines no sólo informativos o de comentario, sino de aportación académica.

Destaca la revista Connotaciones, dirigida por Miguel Ángel Granados Chapa, la cual se convirtió, a principios de los ochenta, en la primera publicación que abordó a los medios, entre ellos a la radio, de manera científica, gracias a las aportaciones de los integrantes de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC).

Con un enfoque similar aparece en México, bajo los auspicios de la Universidad Autónoma Metropolitana, la revista cuatrimestral Comunicación y Cultura, donde hay documentadas investigaciones sobre la radio, fundamentalmente en los países de América Latina.

Luego vino la Revista Mexicana de Comunicación que desde su aparición, en 1988, no ha dejado de abrir sus espacios a los trabajos referentes a la radio, desde un enfoque teórico, analítico y descriptivo.

Un año después, en 1989, apareció el primer número de Cross Fade, también dedicada fundamentalmente a la radio, pero de escasa circulación y vida efímera.

En noviembre de 1990 nació, con un formato similar a Teleguía, Radio Tips, que llegó a publicar alrededor de 20 números. A mediados de 1992 dejó de aparecer.

En 1991 surgió, por iniciativa de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) de la Secretaría de Gobernación, la revista Intermedios, en cuya efímera vida de dos años, publicó algunos –muy pocos– ensayos sobre la radio.

En 1994 salió a la circulación la revista Media Comunicación, de Gilberto Meza, que en sus páginas ha dado espacio a la información sobre radio, al igual que lo ha hecho el Semanario Etcétera, desde su surgimiento en 1993. Etcétera se convirtió al final del año 2000 en una publicación mensual con información dedicada exclusivamente a los medios de comunicación.

En la primavera de 1996 nació El Universo de la Radio, patrocinada por la entonces llamada Asociación de Radiodifusores del Distrito Federal. Con amplia información, excelente calidad de papel y contenidos bien documentados, El Universo de la Radio vino a cubrir un importante vacío para quienes gustan de tal medio, pero por la burocracia empresarial –que también existe– dejó de publicarse al año siguiente.

En 1997 se publicó también, con un formato similar al de Radio Tips, la revista La programación de la radio, la cual no subsistió ni siquiera un año.

En mayo de 1998 nació Voces en el Aire, bajo la dirección de la nieta del fundador de Radiolandia: Martha Yolanda Montaño. Después de casi dos años y medio de vida, Voces en el Aire se ha convertido en uno de los principales escaparates para quienes desean estar al tanto del acontecer de la radio, sobre todo de la Ciudad de México.

El 15 de septiembre del 2000 salió el ejemplar número uno del periódico Zócalo, bajo la dirección general de Carlos Padilla Ríos. El objetivo de la nueva publicación, según destaca su editorial, es “contribuir a la transformación de nuestro oficio (el periodístico), a través del examen cotidiano de los propios medios”.

En este recuento no podrían faltar las columnas y secciones sobre radio que, desde finales de los años ochenta y hasta casi su desaparición en 1998, incluyó, principalmente, el periódico El Nacional en su sección de Espectáculos. Ahí escribieron, entre otros, Arturo Trejo Villafuerte, Miguel Ángel Pineda Muñoz, Ivette Sosa Salinas, Héctor León Diez y la muy querida Bertha Zacatecas, quien a través de sus entrevistas a veteranos de la radio recuperó parte importante de la historia viva de este medio de comunicación.

Sobresaliente fue la labor realizada, primero en El Nacional y luego en Excelsior, por Joaquín Gutiérrez Niño, uno de los columnistas de la radio más destacados, y Fernando Mejía Barquera quien, a través de sus diferentes artículos y ensayos publicados en El Nacional, abordó –como hasta ahora– el tema de la radio con profundidad y conocimiento amplio. Mejía Barquera escribió para el suplemento Política de dicho diario, entre  1989 y 1992; en el suplemento Dominical, de 1990 a 1994, y en la sección Espectáculos, de 1992 a 1996. Posteriormente escribió para el periódico La Crónica de Hoy entre 1996 y 1998.

Del 28 de marzo al 29 septiembre de 1998, El Nacional, por iniciativa del periodista José Luis Martínez, publicó el que al parecer fue el primer suplemento especializado en el análisis de los medios de comunicación y que denominó precisamente Medios, en el cual tampoco se dejó de analizar a la radio. Ahí también colaboró Mejía Barquera, junto con otros investigadores destacados como Octavio Islas y Ernesto Villanueva.

En la misma década de los noventa, El Universal abrió a la radio un espacio en su sección de espectáculos, a través de la columna “Radioscopio”, a cargo del reconocido productor y ex director artístico de emisoras como Estéreo 97.7, Ramiro Garza. Algo similar hicieron las revistas Impacto, con la columna de Héctor G. de la Plata, publicada entre 1991 y 1992, y Macrópolis, en la que Jesús Estrada, entonces productor de Radio Educación, analizó el tema.

 

En la prensa diaria

Si bien hoy se cuenta con más espacios abocados al análisis de los medios, éstos son aún insuficientes para seguir el actuar de las más de mil 350 estaciones de radio en el país.

Salvo la columna que actualmente tiene Claudia Segura en el suplemento dominical Primera Fila del periódico Reforma, no hay espacios permanentes en la prensa diaria escrita donde se trate el tema. Ocasionalmente lo hacen Florence Toussaint en Proceso, Fernando Mejía Barquera en Milenio Diario, Alma Rosa Alva de la Selva y Rosario Reyes en El Financiero y más recientemente Elvira García en la sección Cultura de El Universal.

Hay publicaciones como el mismo periódico El Financiero, las revistas Adcebra y Neo, donde se publican, pero también de manera ocasional, trabajos sobre el desarrollo de negocios y audiencias de la radio y que son muy útiles, sobre todo para la investigación.

En cuanto a la difusión de información y crítica sobre la radio desde la misma radio sólo hay dos experiencias: una, de la emisora Ondas del Lago, que desde su creación en noviembre de 1995 y hasta septiembre de 2000 transmitió el programa Radiometría; la otra, de Radio Noticias, que desde hace más de un año transmite el programa Cuadrante con la participación de integrantes de la Asociación Mexicana de Creadores e Investigadores de la Radio (AMCIR).

A lo largo de la historia han existido otros programas que han abordado, en lo general, el tema de los medios de comunicación, incluida por supuesto a la radio. Una de las primeras series la transmitió Radio UNAM y se llamó No se pierda el próximo…, la cual inició transmisiones en 1979. Esta serie estuvo a cargo de Fernando Curiel.

Posteriormente, en junio de 1987, la investigadora Florence Toussaint abrió otra serie en Radio UNAM: Bitácora de comunicación, en donde semanalmente se abordaban uno o dos temas relevantes de la comunicación y los medios.

A su vez, la Coordinación de Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, a fines de 1988 comenzó a producir Foro abierto, programa en el que académicos de la institución analizaban temas relativos no sólo a los medios y la comunicación, sino también a su labor profesional como docentes.

En 1989, Radio Educación decidió abordar los medios de comunicación a través de la serie El fin justifica a los medios, que hace unos días celebró su décimoprimer aniversario.5

 

Desinterés hacia el tema

¿Por qué esa indiferencia o desinterés hacia la radio? Varias son las razones:

La primera es que se trata de una tecnología antigua y con audiencias menores que las de la televisión, razón por la cual se considera como un medio con menor impacto e informativamente de poco interés para las audiencias y lectores. Asimismo, la indiscutible influencia de la televisión y la novedosa incorporación de tecnologías han hecho más atractivo a este medio de comunicación, sobre todo desde la prensa escrita.

Un segundo factor, sin duda el más delicado, se refiere a los intereses encontrados, tal como se comentó inicialmente. Si se hace una radiografía actual sobre el sistema de propiedad de los medios comparada con una de hace tan sólo 10 años, se observa que ahora hay más medios de comunicación y una oferta cultural más amplia, pero el número de propietarios de las instalaciones, periódicos y concesionarios de medios electrónicos de comunicación es menor.

Hoy se presenta en México un fenómeno similar al de naciones fuertemente desarrolladas como Estados Unidos, Alemania o Francia: la formación de grandes grupos de comunicación multimedia que lo mismo tienen periódicos, que revistas, empresas de edición de libros, concesiones de radio y televisión abiertas, sistemas de televisión por cable y de televisión directa al hogar, servicios de telefonía celular y de transmisión de mensajes por radiolocalizadores, Internet, producción de cine y de video, entre otras tecnologías. Y todo ello, a pesar de la existencia también en muchas partes del mundo de organismos antimonopolio y reguladores de la sana competencia.

Así, publicar una crítica sobre la estructura de la radio sería algo imposible, por obvias razones, en la revista Antena. También inusual sería escribir un artículo que cuestione el otorgamiento de concesiones en revistas como Boletín Radiofónico-TV y Voces en el Aire, la cual ha vivido prácticamente desde sus inicios de la publicidad de los grupos radiofónicos beneficiados históricamente por los gobiernos posrevolucionarios.

 

Tema obligado

Para quienes ejercen el periodismo, la responsabilidad no sólo estriba en informar lo que acontece o difundir aquello que afecta a las personas o grupos a fin de incidir en su solución, sino también en hacer una constante autocrítica sobre este quehacer en una época en la que los medios de comunicación han adquirido una notable importancia.

Hoy los medios establecen en muchas ocasiones la agenda del país, influyen, son protagonistas y a la vez intermediarios en los asuntos públicos. Asimismo, son determinantes en la difusión y creación de productos culturales, las actitudes cívicas y hasta en la forma como se concibe el mundo.

Como apunta Raúl Trejo Delarbre:

Los medios son, además, herramientas insustituibles para apuntalar la democracia, plasmar el pluralismo y propiciar la creatividad de la gente en el mundo contemporáneo. El espacio público que las sociedades han cimentado, aunque a veces les resulta un tanto ajeno, es fundamentalmente el que constituyen los medios de comunicación.6

Por eso es que hoy el periodismo sobre medios y en particular de la radio requiere de más analistas e investigadores, pero también de mayor número de espacios donde dar a conocer sus trabajos. Además de Revista Mexicana de Comunicación, Voces en el Aire, Media Comunicación, Zócalo y Etcétera, hay secciones en la prensa diaria donde se podría dar cabida a artículos, notas, reportajes y entrevistas sobre el acontecer radiofónico.

La radio es un medio de comunicación vivo, influyente y con una enorme incidencia social y cultural. Como se sabe, en prácticamente todos los hogares de México hay al menos un receptor de radio abierta y su cobertura abarca al 98 por ciento de la población en toda la República Mexicana. Asimismo, con la existencia de más de mil 369 emisoras (851 de AM, 502 de FM y 16 de onda corta)7, es fuente de sostenimiento para miles de familias e impulsora del desarrollo económico local a través de la difusión de publicidad comercial.

La escasa investigación periodística sobre radio es un hecho lamentable porque se pierde información muy valiosa para la toma de decisiones a fin de definir un mejor futuro para este medio, mejorar contenidos, buscar nuevos formatos radiofónicos, contribuir a estrechar la comunicación humana, mejorar las condiciones de vida, contribuir a la protección del medio ambiente y preservar parte de la memoria cultural de México.

Buscar alternativas para que los trabajos periodísticos y de investigación de la radio –muchos de ellos realizados por los egresados de las licenciaturas en comunicación y periodismo– sean difundidos más ampliamente es, pues, una necesidad en esta época de vorágine mediática.

Notas

1) Mejía Barquera, Fernando, “Medios y críticos”, columna Radio y TV, en El Nacional, Suplemento Dominical, 14 de marzo de 1993, p. 27.

2 ) Columna “Radiofonía”, en El Nacional, 3 de enero de 1939, p. 4.

3) Mejía Barquera, op. cit. También se recomienda la consulta del escrito “Salvador Novo y los medios”, publicado por Mejía Barquera en El Nacional, suplemento Dominical, 23 y 30 de enero de 1994.

4) Editorial “Hay que sistematizar las actividades de la radiodifusión”, en Radiolandia, núm. 597, 16 de agosto de 1957, p. 3.

5) Cfr. el artículo de quien esto escribe: “Señales de comunicación al aire”, en Revista Mexicana de Comunicación, núm. 59, agosto-septiembre de 1999.

6) Trejo Delarbre, Raúl, “¿Por qué una revista sobre medios de comunicación?”, en Etcétera, núm. 400, 28 septiembre 2000, p. 10.

7) Datos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (sct), disponibles en Internet: http://www.sct.gob.mx

Periodista y académico universitario. Autor de diversos artículos y ensayos especializados en medios de comunicación.

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