Reto europeo al buscador Google


Durante el V Consejo de Ministros franco-alemán de 2005 se tomó la decisión de crear un motor de búsqueda en internet para hacer frente al buscador Google. Llevará un nombre latino: Quaero .

El objetivo es desarrollar un modelo de búsqueda que vaya más allá de los textos, fotografías, gráficos e iconos y que localice los documentos registrados en audio y video;  la idea es conseguir un buscador auténticamente multimedia.

uaero es un proyecto impulsado por varias empresas como France Télécom, Deutsche Telecom, Thomson, el Instituto Nacional Francés de Investigación Informática y Automática, y la Universidad de Karlsrube, y apoyado por los Gobiernos respectivos. Es este carácter institucional el que puede verse sometido a los cambiantes aires electorales. El acuerdo se firmó en la etapa Jacques Chirac y Gherard Schröder; ya se ha cambiado el gobierno en Alemania con Angela Merkel y es probable que se releve en Francia. No obstante, las empresas que promueven tal proyecto vigilarán para que éste no se arrincone y reforzarán su papel estratégico en la política y economía de ambos países en particular y en la europea en general. Constituye un proyecto en ciernes, pero desvela las preocupaciones de los políticos europeos por no dejarse avasallar ni por gobiernos ni por empresas de Estados Unidos y por diseñar sus propias tecnologías y aplicaciones para gozar de libertad en su toma de decisiones.

El objetivo es desarrollar un modelo de búsqueda que vaya más allá de los textos, fotografías, gráficos e iconos y que localice los documentos registrados en audio y video; la idea es conseguir un buscador auténticamente multimedia. Conscientes de las separaciones idiomáticas europeas y de otros países, también acentúan el interés por la aportación de traductores automáticos.

El principal interés que despiertan los buscadores es por el volumen económico que mueven. Se estima que el valor bursátil de Google supera los 110 mil millones de euros, que congrega 57% del negocio de los buscadores y que sigue creciendo exponencialmente. Los buscadores son lo más rentable de internet y, además, abren las puertas para otros servicios. El ansia del poder económico de los buscadores envuelve y supera cualquier otra situación de trabas que se les quiera implantar. Por encima de todo está el negocio. Algunos países, especialmente los de mayor reducción de las libertades o claramente dictatoriales, han reforzado sus controles, obstáculos y censuras. Es lo que ha sucedido recientemente en China con Google. El gobierno de Pekín presionó a este buscador para que eliminara de su repertorio determinadas búsquedas por palabras, frases u otras claves para que los chinos no puedan tener acceso a informaciones que al gobierno no le conviene. Google ha claudicado para no perder el mercado chino. La libertad de difusión y acceso a la información como derecho humano queda eliminada en pro del beneficio económico.

Al planteamiento mercantil hay que vincular el poder político que representan los buscadores. Todo buscador establece un orden de prioridad en las búsquedas. Cuando se logra la información sobre un tema aparecen al principio las diez o quince primeras direcciones, mientras que para acceder a las demás hay que ir pasando por otros tantos grupos de direcciones. Este ordenamiento no es aséptico. La capacidad de jerarquizar un conjunto de informaciones supone una valoración; no es lo mismo estar en la primera página que en la 223 mil 863, a la que será difícil que lleguen los internautas. Todo ello produce un poder informativo y, además, político. Se aprecia que Google, por el bien de la empresa, trata de mantener un cierto equilibrio en la información incorporando todo cuanto le sea posible, pero no menos cierto es que el hecho de que en la búsqueda aparezcan en primer lugar las direcciones de Estados Unidos refuerza el poder del país para absorber y controlar la información.

Los buscadores ponen de relieve la importancia del tráfico internacional de la información. Ya no sólo se habla de la tradicional información periodística, sino de cualquier otra clase, desde las transferencias bancarias hasta las compraventas individuales de objetos. La empresa y el país de cobijo que promueven un buscador global disponen, además, de una información que desborda la que albergan millones de páginas. El ojo avizor del buscador lo domina todo. El buscador registra datos sobre el comportamiento de usuarios y sobre las páginas web más solicitadas de empresas o de otros contenidos. En la sociedad globalizada de internet, estas informaciones se extienden a todos los países e idiomas. Detrás de las estadísticas de consumo se oculta un conocimiento de la realidad de cada país, con frecuencia superior al que poseen los respectivos gobiernos. El buscador dispone de un mapa, por cada país, de las informaciones deseadas. Aunque las legislaciones nacionales e internacionales tratan de defender la intimidad de los datos personales, los buscadores disponen de éstos para usos internos u otras aplicaciones que difícilmente podrá averiguarse que proceden de las huellas que los usuarios van dejando en sus pasos por la red.

Los buscadores encierran un valor social de dinamización de la participación, de intercambios de informaciones, de diálogo entre personas, empresas e instituciones. Las aplicaciones de los buscadores a la vida cotidiana es uno de los avances más agradecidos. La rapidez de búsquedas y el tiempo ahorrado para obtener una información necesaria sin fronteras y sin tiempo es otra de las grandes contribuciones que benefician a los ciudadanos. Cada usuario que navega en internet se adentra en un universo de relaciones con otras personas con las que comparte su idioma, independientemente de donde se encuentren. Nacen los chats, foros, comunidades virtuales, weblogs y otras modalidades de diálogo e intercambio social que revitalizan la dimensión humana común por encima de las delimitaciones territoriales y de las identidades culturales. Al internauta le interesa todo cuanto ocurre a otros seres humanos.

Una de las barreras de los buscadores es el de las separaciones idiomáticas, por ello los de ambición universal multiplican las opciones. Presentan su información en los idiomas más extendidos con dominios universales y los armonizan con los ámbitos de idiomas afines y por países. No obstante, si previamente no se ha efectuado la selección por un dominio o un idioma, al buscar por determinadas palabras en los dominios generales, como google.com, lo que aparece en primer lugar son los documentos en inglés. Para mayor expansión también se da entrada por países e incluso en algunos casos se abren las opciones por otros idiomas, como sucede con el dominio google.es, que muestra alternativas en castellano, gallego, catalán y euskera. Google cuenta con más de 130 dominios para fomentar los accesos por diversos idiomas y trata de superar las barreras idiomáticas con la integración de traductores automáticos.

Los buscadores adquieren también una dimensión cultural. Uno de los grandes objetivos de Google es crear una gran biblioteca digital, fundamentalmente de obras anglosajonas. Con ello ensancha la brecha de las discriminaciones e implanta la hegemonía cultural. Para contrarrestar eso, Quaero y otros buscadores incorporarán las obras literarias y artísticas de su entorno. Tal vez ello también pueda servir de acicate para que Google vaya recolectando otras obras, independientemente de la cultura o idioma al que pertenezcan, lo cual será positivo para todos.

Ante todo este potencial no sería extraño que los grandes países contrarrestaran la expansión de Google, promocionando buscadores propios en el idioma del país e invitando a que las empresas y particulares empleen sus dominios. De ese modo, no sólo restan poder al buscador global o de otros países, sino que también logran crear otro propio para contar con información del país. Más allá de la concreción y fuerza que pueda tener el buscador del eje Francia-Alemania, o de los países europeos que se les unan, lo que subyace es una cuestión de mayor envergadura como es el valor de la información en la sociedad. La batalla se instala en los campos internacionales y en este caso en un espacio virtual que está por encima de las fronteras de cada país y de cada continente. Todo cuanto entra en internet, aunque sea de tipo personal, se convierte en algo universal.

Quaero es una autodefensa y, a la vez, un estímulo para que Europa penetre en los mercados globalizados de los buscadores por su valor económico y de estrategias informativas, sociales y culturales del presente y del futuro. Claro que Google no se queda atrás y está propulsando decenas de servicios para incrementar sus negocios.

Deja una respuesta