La competitividad, variable para la edificación de un mejor futuro

Excelsior, 31 de mayo de 2007.

Octavio Islas

Esta semana Consulta Mitofsky publicó en su sitio web [http://www.consulta.com.mx] los resultados del IMD Competitiveness Yearbook (WCY) – Índice Mundial de Competitividad 2007-, reporte anual que desde 1989 permite establecer el grado de competitividad de las naciones.

La mejor competitividad de las naciones se supone que podría incidir en la mejor calidad de vida de los ciudadanos.

Las posiciones de las naciones en materia de competitividad son determinadas con base en el riguroso análisis de cuatro grandes variables: desempeño financiero, eficiencia gubernamental, eficiencia en negocios, infraestructura.

La evaluación del desempeño financiero comprende 79 criterios que se desprenden de las siguientes unidades de análisis: panorama de la económica interna, tratados y comercio internacional, inversión internacional, empleo y precios.

Para determinar la eficiencia gubernamental son considerados 72 criterios, destacando la evaluación de las políticas públicas, políticas fiscales, legislación en materia de negocios, marco institucional, marco social.

La eficiencia en los negocios es determinada con base en 71 criterios. Se evalúa la productividad, el mercado laboral, las finanzas, las prácticas en materia de administración, así como las actitudes y valores.

La evaluación de la infraestructura de las naciones se determina con base en 101 criterios, que comprenden el análisis de la infraestructura básica, infraestructura tecnológica, infraestructura científica, salud y medio ambiente, educación.

Por el tamaño de nuestra – una de las diez más grandes del mundo-, podría suponerse que México debería ocupar una destacada posición en materia de competitividad. Desafortunadamente no es así. De acuerdo con los resultados que arrojó la reciente edición del IMD Competitiveness Yearbook (WCY), México fue ubicado en la posición número 47.

En la anterior edición del referido reporte, México inclusive fue ubicado en una mejor posición: el lugar 45. En tan solo un año pasamos del lugar 45 al 47.

A comienzos de la década de 1970, la mayoría de las naciones de Asia presentaban una pobreza similar a la que podía advertirse en América Latina. Singapur y Hong Kong eran tan pobres como México. Hoy esas naciones ocupan, respectivamente, la segunda y tercera posiciones. Estados Unidos ostenta el primer lugar.

China fue ubicada en la posición número 15. India, en el lugar 27. De los llamados BRIC –las naciones que podrían alcanzar un prometedor desarrollo en los próximos veinte años (Brasil, Rusia, India y China) únicamente Brasil fue ubicado en una posición que definitivamente admite ser calificada como decepcionante: 49.

Chile fue el país de América Latina que ocupó la mejor posición (26) en la reciente edición del IMD Competitiveness Yearbook (WCY).

Hoy convendría meditar en el significado y la trascendencia del tiempo que hemos perdido.

La competitividad exige, por supuesto, profunda autocrítica. Nuestra clase política definitivamente admite ser considerada como la principal responsable de la pobre competitividad que hoy presenta México.

Es indispensable reconocer a la competitividad como prioridad, no como simple figura retórica de discursos que no conducen a ninguna parte.

Si los grandes barones de la democracia –término que empleaba Manuel Buendía para referirse a los grandes grupos de presión- insisten en mantener y extender sus privilegios, podemos anticipar que en los próximos años México será un país menos competitivo. Peor aún, nuestra calidad de vida ciudadana será menor.

Investigador del Proyecto Internet-Cátedra de Comunicación Estratégica y Cibercultura,
Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.

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