Mauricio Garcés, el insustituible y eterno seductor

Cineadictos

Alejandro Martínez y Lucía Acosta

Colaboradores de la publicación Cineadictos que edita la FES- Acatlán

Mauricio Garcés fue una especie de fauno erotómano y un ser bendito entre las bellezas más
representativas de la época

Rafael Aviña

Corría la década de los años 20 en un México lleno de contrastes, movimientos de inconformidad en los sindicatos y un gobierno ya desintegrado por las fuerzas de la razón y la jurisprudencia, término que sacrificó a muchos pensadores que deseaban concientizar por fin a la ciudadanía de la necesidad de licitar un gobierno legítimo y de elección transparente.

En este contexto nace un personaje carismático y seductor, llamado Mauricio Férez Yásbek (Mauricio Garcés), proveniente de una familia libanesa que había llegado a México para probar mejor fortuna. El seno de la familia Yásbek siempre estuvo ligado al Séptimo Arte: su tío Tufic Yásbek fue un popular fotógrafo de estrellas de cine y José Yásbek fue productor de cine.

Mauricio Garcés nace en el puerto de Tampico, Tamaulipas, el 16 de diciembre de 1926. A los siete años de edad, y con la firme idea de mejorar su nivel de vida, se desempeña en varias actividades para, con el paso del tiempo, emprender una escalada formal y contundente por el cine, que se da gracias a la afortunada relación directa con su tío. De esta manera debuta en la cinta “El Señor Gobernador “ al lado del “Gallo Giro”, Luis Aguilar y de Rita Macedo; de igual manera integra el elenco de la película “La Muerte Enamorada“, con Miroslava y Fernando Fernández. Esta película marca el inicio del inquieto seductor, comenzando por su apellido, el cual modifica por Garcés, amuleto de la buena suerte que comprendía a los monstruos sagrados de Hollywood e íconos de la seducción como lo eran: Clark Gable , Gary Cooper y Cary Grant, actores por los cuales sentía una enorme admiración.

Había escalado así el primer peldaño en su consagración, para que la productora Angélica Ortiz (madre de Angélica María), le diera el rol de galán otoñal, elegante y mundano, extravagante personalidad que vendrá a degustar de las más fascinantes beldades que rodeaban su harem particular y que, con el tiempo, sólo él y Tin Tan, pudieron presumir. Así, bellezas como Silvia Pinal, Claudia Islas, Lorena Velázquez, Isela Vega y las importadas Zulma Faiad y Amedée Chabot, entre muchas otras, compartieron, en el mejor de los casos, la recámara del latin lover cachondón, que con su frase de explosiva seducción “las traigo muertas“, podía pasar de un yate en altamar a una residencia en las Lomas de Chapultepec o a las refinadas pasarelas de lujo, donde se podía dar el gusto de asesorar a la bella dama en turno y, de paso, conquistarla, siempre con una sonrisa llena de ternura e inocencia.

Las cintas que lo encumbraron en el papel de Mauricio Galán fueron: “Don Juan 67”, “El Matrimonio es como el Demonio”, ambas de 1967; “Click, fotógrafo de modelos”, “El criado malcriado” de 1968, “Departamento de soltero”, “Fray don Juan” y “Modisto de señoras”, realizadas en 1969. Éstas, son sólo algunas de las películas que concentran la amplia filmografía del conocido conquistador, “Zorro Plateado”.OOVV
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Así, se abría un nuevo espacio en el mosaico cinematográfico existente hasta esa época, con la inclusión del inquieto “playboy” magistralmente interpretado por una de las personalidades más fascinantes y divertidas que el cine mexicano ha podido encontrar en un particular actor.

A 19 años de fallecido (murió el 27 de Febrero de 1989), se le recuerda por su lema que fue símbolo de batalla para culminar sus conquistas “¡las traigo muertas!”

De igual forma, fue un versátil actor de drama, ya que trabajó en una de las telenovelas de mayor trascendencia que ha producido la televisión mexicana, “Gutierritos”, al lado de María Rivas y Rafael Banquells; de igual manera, condujo un programa de humor, al lado del comediante Chucho Salinas, en un espacio televisivo llamado Cita Ponds.

Por ello, con este breve recorrido se ofrece esta semblanza de uno de los personajes más humanos y queridos que ha tenido el cine mexicano, aquel hombre que con bigotito a la Clark Gable, picardía a lo Antonio Badú, y su inconfundible voz rasposa y aguardentosa, como la de Humphrey Bogart de la Zona Rosa, nos mostró que el camino de un seductor no está marcado por arquetipos, sino por cualquier persona con carácter de triunfador y deseos de sobresalir en el ámbito cotidiano.

Por siempre y para todas, Mauricio Garcés… arroooz…

El artículo anterior se publicó originalmente en Cineadictos
y debe de citarse de la siguiente forma:

Acosta, Lucía y Alejandro Martínez, «Mauricio Garcés, el insustituible y eterno seductor»,
en Cineadictos, Num. 74, agosto, 2008.

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