Crisis de los medios de comunicación


Mariano Cebrían Herreros

(Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Correo electrónico: marceb@ccinf.ucm.es)

La  crisis  financiera  y  económica  imperante  en  la  actualidad  repercute  en  todos  los  sectores  y  de  una  manera  peculiar  en  el  de  los  medios  de  comunicación  tradicionales  y  en  los  presentes  en  Internet  o  cibermedios.  Es  una  crisis  global  que  sacude  a  las  empresas  multinacionales  y  a  las  medianas  y  pequeñas  empresas  de  cada  país.  Empezó  por  Estados  Unidos,  se  trasladó  a  Europa,  llegó  luego  a  América  Latina  y  ha  terminado  entrando  en  Japón  y  en  los  países  emergentes  de  Asia:  China,  Singapur,  India.

Se trata de una crisis tan extensa y profunda que está impregnando todo. Unas empresas entran en situación crítica por falta de financiación para continuar con su desarrollo y otras ven reducidas sus ventas de productos y de servicios. Ante esa caída restringen la publicidad y al caer la publicidad los medios de comunicación pierden su principal fuente de ingresos, lo cual también les conduce a una crisis específica. Ante la reducción de beneficios e incluso de entrada en pérdidas reducen sus plantillas y envían al paro a parte de sus profesionales. Unos profesionales que ante el temor de perder su trabajo tienen que aceptar lo que las empresas impongan, o se autocensuran, y de este modo su libertad informativa queda también amenazada o disminuida.

La agenda informativa de los medios de comunicación se ha centrado en los bancos y en los automóviles, pero apenas entra en otros sectores y menos aún en el propio. Los medios de comunicación tan dados siempre a delatar las situaciones ajenas ocultan e impiden que nadie indague en las suyas; acaso suele desatarse una guerra entre ellos por razones de competitividad mercantil. Un medio informa de lo mal que les va a los demás, incluso busca datos y los interpreta como un mal ajeno y exalta los resultados económicos propios. Pero la crisis, de una manera u otra, está llegando a todos.

Hace unos años, la crisis se ensañó con las empresas operadoras de telecomunicaciones por el endeudamiento que contrajeron en las sobrevaloradas subastas y concursos de la telefonía móvil de tercera generación, o UMTS, por una disparatada competitividad puramente especulativa.

Las grandes operadoras de telefonía móvil querían estar en todos los países para lo cual tuvieron que acudir a los mercados de financiación en busca de elevadas cantidades de dinero. Las empresas punto.com nacidas en Internet adquirieron unos valores especulativos gigantescos. Pero la promesa del desarrollo y de los grandes negocios no se cumplió y las empresas cayeron en picada por falta de ingresos reales y el sistema entró en la crisis más grave que ha tenido en su historia. Se consiguió salir de ella por los rigurosos ajustes de gastos, despidos de trabajadores y vuelta a la concentración exclusiva en su negocio real en lugar de incurrir en el especulativo. Gracias a las soluciones conseguidas anteriormente, ahora están afrontando la crisis económica general de manera más resistente, aunque también con grandes dificultades. El consorcio sueco-finlandés de Telia Sonera, por ejemplo, ha obtenido un beneficio en el tercer trimestre de 2008 de 13% menos que durante el mismo tiempo en 2007 y ha tenido que poner en venta su filial española de telefonía móvil Yoigo por las pérdidas que le está generando; de enero a septiembre de 2008 tuvo un resultado negativo de 99,6 millones de euros.

Los canales de la radiotelevisión pública han reducido drásticamente sus plantillas. Radiotelevisión Española ha realizado un ajuste con la salida de más de cuatro mil profesionales. La BBC también ha rebajado bastante su número de profesionales y así ocurre con los canales públicos de otros países europeos. Los canales privados se hallan en permanentes reducciones de plantilla y buscan la externalización de sus producciones para reducir costos fijos de personal. La red privada de cable más fuerte de España, ONO, ha anunciado el despido de un tercio de su plantilla, unos mil 300 trabajadores. El grupo PRISA tiene una deuda de más de cinco mil millones de euros. Para amortizarlos ha puesto en venta la única plataforma satelital existente en España, Digital +, y ha anunciado que cierra su red de canales locales de televisión denominada Localia y dejará en paro a unas 800 personas, aunque ha indicado que tratará de integrarlas en otros medios del grupo.

El periódico francés Le Monde ha eliminado 130 empleos y sigue todavía pasando por una grave crisis. Los principales periódicos ingleses han perdido 4% de difusión de ejemplares, lo cual presagia también que puede haber reducción de profesionales. El grupo Italiano RCS Mediagroup con extensiones de medios en otros países como España, donde participa altamente en el accionariado del periódico generalista El Mundo y el deportivo Marca, ha anunciado que ha entrado en pérdidas en el tercer trimestre de 2008. Frente a la ganancia de 20,3 millones de euros de julio a septiembre de 2007 ha pasado a una pérdida en el mismo período de 2008 de 16,2 millones de euros; El Mundo también entra en pérdidas: de julio a septiembre de 2007 ganó 10,2 millones, sin embargo durante los mismos meses de 2008 perdió 12,1 millones.

En España, el resultado de explotación del grupo Vocento que dispone de canales de televisión, cadenas de radio y varios periódicos desciende 98,5%. Uno de sus periódicos, el ABC, perdió durante 2008 hasta octubre 26,9 millones de euros. Otro grupo fuerte, Zeta, ha anunciado que efectuará un expediente de regulación de empleo, conocido por las siglas ERE, y que eliminará más de 500 puestos de trabajo de un total de dos mil 300 trabajadores que integran el conjunto de sus medios de comunicación. La revista semanal de opinión política La clave ha cerrado. El periódico gratuito 20 Minutos ha disminuido su plantilla en 15 directivos.

Son sólo algunos datos indicativos de la situación que se vive. A la par que avanza la crisis económica, se reduce la publicidad y, por tanto, los ingresos en los medios de comunicación privados. La caída en España de la publicidad se calcula que será en 2008 en torno al 20%. Por su parte, los medios públicos ven también rebajados los presupuestos que les otorga el erario público.

Se buscan soluciones a la crisis. Unas pueden ser internas, propias, como un mayor ajuste de costes a los ingresos, la mejora de los contenidos y servicios propios o la promoción de otros productos. Y otras externas, como las que se den para el sector financiero y para la economía en general ya que esto repercutirá en el propio mercado y llegará también a los medios. Ambas están interrelacionadas, pero lo capital es la búsqueda específica de cada empresa en particular. Lo fácil, y es a lo primero a lo que se acude, es al despido de trabajadores sin tener en cuenta los traumas personales y familiares que esto causa. Nunca se piensa en que la crisis la paguen quienes son los responsables máximos. La denuncia que están haciendo los medios de comunicación sobre las prebendas, corrupciones e ineptitudes de los directivos de las entidades financieras, también tendrían que aplicársela a ellos mismos. No se pueden seguir delatando los abusos ajenos  y ocultar los propios.

Los apoyos públicos para la solución de la crisis financiera de los bancos han despertado interés también en los medios de comunicación. La Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) ha reclamado al Gobierno el aumento de ayudas como las existentes en Europa. Pero esto en el campo de los medios de comunicación puede encerrar algunos riesgos ya que es muy tentador que los gobiernos a cambio de la ayuda quieran el contrapago del sometimiento. Para resolver la crisis económica general se reclama una mayor regulación del mercado libre que permita controlar la deriva a los abusos y a la ingeniería financiera puramente especulativa. Pero las regulaciones en el sector de los medios de información deben ser transparentes e iguales para todos y no deben convertirse en una censura encubierta ni en un control excesivo de los medios que iría contra la libertad de expresión. Es plausible que haya una vigilancia sobre el cumplimiento de la legislación y que existan las condenas judiciales y las sanciones correspondientes cuando se incumplan, pero es rechazable el aprovechamiento de las ayudas para amordazar a los medios.

Los defensores acérrimos del mercado libre y de su propio funcionamiento sin intervención del Estado acuden ahora a éste para que les salve de la situación. Y efectivamente, gran parte de los Estados europeos han tenido que dedicar dinero público de todos los contribuyentes en apoyo de los intereses privados, lo cual está desatando una protesta y rechazo por diversos grupos sociales y algunos partidos políticos. La acusación delata la contradicción planteada durante los últimos años y queda sintetizada de manera muy clara en una de las mejores expresiones de estos grupos: se privatizan los beneficios y se socializan las deudas.

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