Crea fama y échate… de candidato

La política en tacones

Pilar Ramírez

Entre los cerca de 76 millones de ciudadanos que tiene inscritos la lista nominal de electores, 300 serán bendecidos con una diputación que les garantiza un trabajo cómodo y bien pagado. Doscientos más obtendrán el mismo empleo grato con una ventaja adicional: no tendrán que salir a la calle a pelear los votos, porque estarán en la lista de plurinominales; para llegar a la curul por esta vía fast track sólo necesitarán haberse congraciado lo suficiente con la cúpula de su partido, algo así como haber llegado temprano a sacar ficha, entre menor el número que les tocó más rápido pasan.

Con el multipartidismo, que no garantiza más democracia sino un costo mayor de su espejismo, las ofertas se multiplican y se confunden. No hay una identificación específica de las plataformas ni de las ideologías, los ciudadanos votan por el asedio mediático o intuitivamente porque la información que les llega en la campaña no es suficiente para descifrar ideologías o propuestas. Además, los partidos no son fieles ni consigo mismos, sólo ofrecen aquello que les puede acarrear más votos. Un partido ecologista que aboga por la vida en un cierto ámbito ofrece pena de muerte en otros, en una elección se alía con un partido de centro-izquierda y a la siguiente va con los conservadores para después regresar con sus primeros aliados, si así le conviene. ¿Será que vende caro su amor?

Adicionalmente, el marketing político se ha sofisticado de tal manera que presentar plataformas o propuestas de partido es una minucia que sirve sólo para cubrir el trámite de registro de partido pero no para convencer a los ciudadanos de que otorguen su voto. Lo realmente importante es convertir a los candidatos en un “buen producto”. Hacer “buena comunicación política” le llaman los asesores. Así, al igual que con cualquier otra mercancía es importante garantizar la recordación, muchas veces casi el único factor que importa a la hora de cruzar la boleta.

Una forma de ganar tiempo en la competencia electoral, que no es otra cosa que una disputa mediática, es elegir un “producto” que ya se conoce porque se supone que así se tienen pasos ganados en el proceso de venderlo. Para lograrlo se eligen “famosos” como candidatos. ¿El mejor candidato? ¿El que más conoce su distrito? ¿El más preparado? ¿El de mayor trayectoria en el partido? Para nada: el más conocido, el más famoso, el que le asegure la victoria al partido.

Ésa es la razón por la que deportistas, cantantes y actores se han convertido en políticos de la noche a la mañana. Hay muchos ejemplos en la vida política de nuestro país: la actriz Silvia Pinal ha sido diputada, senadora y asambleísta, la actriz y cantante Irma Serrano fue senadora y después, para bien de Chiapas, perdió la gubernatura. El fallecido Paco Stanley no pudo convencer a los votantes para llegar a una curul, todo indica que su papel de comediante en “Ándale”, “Llévatelo” y “Pácatelas” tuvo más impacto que su licenciatura en Derecho y la maestría en Letras que obtuvo en la UNAM. La actriz María Rojo ha hecho toda una carrera política en el Partido de la Revolución Democrática: ha sido diputada, asambleísta, delegada por Coyoacán y senadora. El actor Carlos Bracho también desempeñó cargos de elección popular por el mismo partido.

El Partido Acción Nacional ha acudido consistentemente a este tipo de personajes, aunque no siempre ha tenido éxito. Destacan la candidatura al gobierno de Hidalgo del cantante Francisco Javier Berganza en 1999, involucrado después en un asunto judicial. La postulación de la actriz Laura Zapata a una diputación para aprovechar la resonancia que tuvo su secuestro y la mala relación con su hermana Talía, lo que llenó muchas notas periodísticas de política y de espectáculos pero que ni así convenció al electorado. Una suerte parecida tuvo la candidatura del actor Erick del Castillo.

En la contienda política que se avecina no faltan los “famosos”. El PRD está postulando a la ex velocista Ana Gabriela Guevara para contender por la jefatura delegacional de Miguel Hidalgo, donde tiene a su favor el papelón de la panista Gabriela Cuevas y la candidatura de Demetrio Sodi, turista ideológico que va de un partido a otro.

Se rumoró acerca de la llegada de varios famosos a las candidaturas por el PAN, pero la única que se concretó fue la del ex futbolista y ex titular de la Comisión Nacional del Deporte, Carlos Hermosillo por el distrito 16 con cabecera en Córdoba, Veracruz. Busqué infructuosamente datos sobre la formación académica y política de Hermosillo, ya que pretende ser diputado, no hacer anuncios comerciales. Nada. Ni en la página electrónica del PAN donde se asegura que Hermosillo tiene “espantados a los priístas”, pero no se dan razones que indiquen por qué habría de tener esperanzados a los electores.

¿Tendrá capacidad para formular una iniciativa de ley? ¿Para analizar las que lleguen a sus manos? ¿Cuál es su nivel máximo de estudios? ¿Cuáles sus habilidades políticas? ¿Estará convencido de que el trabajo de legislador no requiere ideas propias, sino que consiste en “seguir línea”? ¿Habrá suficientes aficionados al futbol en el distrito 16 para hacer ganar a un “famoso” sin importar sus potenciales dotes como legislador?Esperemos que no; para que la democracia crezca, como reza el lema del IFE, no sólo se necesitan candidatos carismáticos sino electores más exigentes.

Periodista y colaboradora de la RMC

El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:

Ramírez, Pilar, «Crea fama y échate de candidato» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
Num. 115, México, abril. Disponible en: Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/rmxc/politica.htm
Fecha de consulta: 23 de abril de 2009.

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