Arráncame la vida: amor, poder y arquitectura

Cineadictos

Colaboradora de la publicación Cineadictos que edita la FES- Acatlán

Ahora que muchos cinéfilos ya cuentan con una opinión sobre la película Arráncame la vida y podemos coincidir en que, básicamente, es una historia de amor, poder, corrupción y traición, debemos destacar en estas líneas el uso de algunos de los escenarios mas importantes y representativos de la Ciudad de México y Puebla, y ahondar en la forma en que la arquitectura ocupa un espacio muy importante en la historia, basada en la exitosa novela homónima de Ángeles Mastretta, de la cual ya sea han hecho comentarios en el CineAdictos número 76.

Roberto Sneider, el director de este largometraje, seleccionó cuidadosamente las locaciones. Entre los paisajes poblanos más destacados están: Los Portales de la ciudad de Puebla, Cuetzalan, Teziutlán, la Iglesia de San Francisco, el barrio de El Alto, Tonantzintla y el barrio de Analco. El resultado es una historia interesante, que se desarrolla en lugares de gran valor histórico, como la Catedral de Puebla y el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, todo ello ha dado lugar a un exitoso filme.

El estado de Puebla posee un rico patrimonio arquitectónico que va, desde la Gran Pirámide de Cholula, hasta los modernos rascacielos que se construyen en la actualidad en la capital del estado.

Precisamente es en Puebla de Zaragoza donde se encuentra una de las mayores concentraciones de edificaciones coloniales del estado, que le valieron ser llamada Relicario de América y la declaratoria de Patrimonio de la Humanidad, en 1987, para su centro histórico. En este conjunto de monumentos, se encuentran numerosas construcciones religiosas y civiles de estilo barroco y neoclásico.

Una de las locaciones más importantes de “Arráncame la vida” la constituyen Los Portales, lugar en el que se da el primer encuentro de los personajes: Catalina y Andrés. Ahí se conocen y se enamoran. Cabe señalar que es en esta plaza donde se congrega el mayor número de habitantes para esparcimiento y disfrute del paisaje. Esta plaza posee características arquitectónicas muy especificas de la época en que se desarrolla la historia de “Cata” y el general Ascencio, razón por la cual fue seleccionada.

Otra de las más notables escenas se ubica en la Catedral de Puebla, construida en diferentes épocas, pues fue iniciada en 1575, teniendo como arquitecto de traza y montea a Francisco Becerra. En la parte exterior de la Catedral, destaca la fachada frontal, compuesta por dos torres que, aún hoy, son consideradas las más altas de la República Mexicana.

La más importante y majestuosa de las locaciones es el Palacio de Bellas Artes, que data de la época del porfiriato y pertenece a la corriente arquitectónica Art Nouveau. Esta construcción se estableció en el predio que ocupara el exconvento de Santa Isabel y el proyecto del majestuoso palacio fue encargado al arquitecto italiano Adamo Boari. Proyectado en un estilo ecléctico, toma sus raíces de la arquitectura historicista, la cual se dedicaba más a imitar las corrientes de la antigüedad (como la grecorromana) y a incorporarles características de otras culturas, es decir, que se dedica principalmente a la combinación de corrientes arquitectónicas.

En la estructura del Palacio de Bellas Artes, se utilizaron elementos de acero, Mármol de Tenayo de Buenavista y de Carrara. Su telón principal es una gran cortina rígida de metal y cristales opalescentes, realizada por el despacho de los estudios Tyffany de Nueva York, elaborado con base en un dibujo del doctor ATL, el cual muestra la vegetación, los lagos y los volcanes del Valle de México, desde el amanecer hasta el ocaso.

Todo ello contribuye a la creación de un escenario perfecto para mostrar el lujo y suntuosidad de esa época, incorporarlo a la historia de la película y remontar al público con ella. Varios de los encuentros entre Catalina y su amante Carlos Vives, el director de orquesta, tienen lugar en este recinto.ooo

Finalmente, la filmación en locaciones nacionales, dio lugar a que se conocieran paisajes mexicanos a nivel internacional, y al mismo tiempo, brindó la oportunidad de que, basándose en locaciones que poseían características especificas, trasladar al espectador a la época del filme, apoyándose en la arquitectura.

Así pues, el Palacio de Bellas Artes y los paisajes poblanos son, indudablemente, una muestra de la importancia de conservar estas edificaciones y de su inigualable papel en la filmografía mexicana.

El artículo anterior se publicó originalmente en Cineadictos
y debe de citarse de la siguiente forma:

Murillo Camacho, Krinsangella Sofía, «Arráncame la vida: amor, poder y arquitectura
«, en Cineadictos, Num. 79, noviembre, 2009.

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