Yoloxóchitl

La política en tacones

Pilar Ramírez

Por primera vez en su historia, el Instituto Politécnico Nacional será dirigido por una mujer. A partir del 12 de diciembre y durante tres años, el destino de los burros blancos estará en manos de Yoloxóchitl Bustamante Díez, quien hasta ahora se desempeñó como Secretaria General de la institución que conducirá.

La noticia es destacable por varias razones: el Politécnico es por su historia y dimensión actual una de las instituciones educativas más importantes del país; desde su nacimiento, acorde con el fin para el que fue creado, ofrece estudios en el área de ciencias exactas que tradicionalmente han sido más demandadas por varones, lo cual se tradujo en un panorama Politécnico fuertemente masculino y si bien no es la primera mujer en dirigir una institución de educación superior, se trata de una función a la que no ha llegado la equidad. Sin contar a las 436 escuelas normales, con una fuerte presencia femenina, de las 155 universidades públicas y particulares más importantes del país, sólo 18 están dirigidas por mujeres. Ni mi querida Alma Mater, la UNAM, ha dado el paso de elegir a una rectora.

Yoloxóchitl Bustamante es poseedora de un doctorado en Ciencias, con especialidad en Bioquímica y con una larga trayectoria en la administración educativa y en el sector productivo; tiene un discurso firme y sonoro como su nombre, es dueña de una cultura que expresa sin aspavientos con una impecable redacción hablada e ideas claras y, adicionalmente, con una presencia elegante y un trato suave.

Como sucede en estos casos, su nombramiento propició reacciones y declaraciones, muchas de las cuales suelen estar plagadas de lugares comunes. Apenas se dio a conocer la información, los medios recogieron opiniones de algunos personajes. Octavio Paredes, ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias e investigador del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN, opinó que “hay una clara tendencia hacia la continuidad, a pesar del llamado de académicos e investigadores para que se escuche a los más destacados politécnicos e impulsar una verdadera transformación del instituto”.

En incontables ocasiones nos hemos quejado de un mal endémico entre los políticos mexicanos: cada vez que llegan a un cargo comienzan a escribir la historia, trátese del país entero o del más insignificante departamento de cualquier oficina gubernamental. Buena parte de la dilapidación de los recursos públicos tienen su origen en este desdén por lo que han hecho los antecesores y porque cada nuevo funcionario quiere poner en práctica sus inéditas y maravillosas ideas aunque eso signifique desechar trabajos aceptables, razonables o útiles.

La palabra continuidad sirve lo mismo para elogiar o denostar. No se sabe todavía si la funcionaria tiene la intención de ser continuista o no, pero ya se le está criticando por ello. Una vez que entre en funciones no faltará quien dé alaridos porque hay actividades que no tienen continuidad y se argumentará entonces falta de visión.

A la columna de un diario nacional llegó una carta firmada por un doctor Mares que reprueba el nombramiento de la nueva directora del IPN porque “es extremadamente feminista (…) y eso no es ni sano ni mucho menos científico” y critica agriamente que en una entrevista televisiva haya expresado su agradecimiento en el siguiente orden: al Presidente Felipe Calderón Hinojosa, al secretario de Educación Alonso Lujambio y a la comunidad politécnica.

Para información del doctor Mares, el Presidente tiene la facultad de nombrar al director del IPN, elección que con toda seguridad fue convenida con el titular de la SEP, de modo que sería muy ingenuo, tonto y políticamente incorrecto no agradecer al jefe. Por más que lo lamentemos, la comunidad politécnica no es consultada, por tanto no es ella quien hace el nombramiento, aunque ciertamente se requiere un personaje que sume voluntades y sobre quien no recaigan acusaciones o rechazo graves. No es el caso y la funcionaria reconoció a su comunidad. El deporte de descalificar a los personajes públicos es tan socorrido en nuestro país que ya ni siquiera nos detenemos a analizar los descomunales lugares comunes que repetimos para denigrar a alguien. Paredes y Mares comparten una condición: no fueron ellos los ungidos, si así hubiese sido, con toda seguridad no hubieran rechazado el nombramiento y con una seguridad todavía mayor apuesto que se hubiesen apresurado a agradecer el nombramiento en el mismo orden que lo hizo la nueva directora general del IPN.

Yo me congratulo de que sea feminista, si tal adjetivo es cierto. Lo que me consta es que se trata de una mujer inteligente. El disco de décimas para mujeres “Ni moza ni musa”, de factura veracruzana, llegó al Poli gracias a Yoloxóchitl, justamente porque le resulta clara la importancia que ha adquirido la población femenina en la comunidad politécnica y la necesidad de trabajar un programa de género como el que tiene el IPN.

Por otra parte, no puedo sino estar de acuerdo con el doctor Ernesto Lammoglalia, quien le puso una regañiza al periodista Julio Hernández López por sus opiniones apresuradas sobre Yoloxóchitl Bustamante. Julio inteligentemente reculó y admitió que fueron suspicacias extremas sin fundamento.

Sólo queda desear que las expectativas que genera el nombramiento de Yoloxóchitl Bustamante se vean colmadas en beneficio del Politécnico y de la educación superior de este país. Enhorabuena.


Periodista y colaboradora de la RMC

El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:

Ramírez, Pilar, «Yoloxóchitl» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
Num. 119, México, diciembre. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/politica.htm
Fecha de consulta 10 de diciembre de 2009.

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