La mirada de la prensa

Movimiento estudiantil 1966 en Durango:

Rosa María Valles Ruiz
Profesora-investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
Pertenece al SNI

Los movimientos estudiantiles de México  encontraron terreno fértil en el siglo XX. Desde la huelga universitaria de 1929 considerada como “la primera aparición relevante del movimiento estudiantil mexicano”1 hasta la paradigmática de 1968 que aún continúa siendo objeto de diversos análisis. Desde la de 1929 se perfilaron dos vertientes: la estudiantil-liberal y la estudiantil-popular. La primera enfocó sus esfuerzos a cambios internos dentro de las instituciones educativas; la segunda extendió su campo de acción al ámbito social y enarboló banderas como la democratización de la educación, la ampliación de la matrícula universitaria, el otorgamiento de becas, el establecimiento de comedores para estudiantes de escasos recursos, el fortalecimiento de las universidades públicas, etc.

En 1934 se registran movilizaciones; en 1940, en Escuelas Regionales Campesinas, 1942 en el Instituto Politécnico Nacional (IPN); 1946, Escuela Nacional de Maestros, 1947, Normales Rurales y 1950, Politécnico Nacional y Tecnológicos, hasta llegar a 1956 cuando estudiantes del IPN, las Normales Rurales, la Escuela Nacional de Agricultura, llegan a movilizar a cien mil estudiantes ante un movimiento que tuvo relevancia nacional y una duración de 72 días, desde el 11 de abril hasta el 21 de junio.

En 1958 se realizó el “movimiento de los camiones” que se pronunció contra el alza en las tarifas de los camiones y se extendió a la mayoría de las escuelas y facultades de la UNAM. En 1966, estudiantes de la facultad de Derecho, denostaron al rector Ignacio Chávez y lo expulsaron de la rectoría. Una de sus demandas, lograda posteriormente con el rector Javier Barros Sierra, fue el pase automático de las prepas universitarios a las facultades.

Ese mismo año, en Durango, estudiantes duranguenses llevaron a cabo el movimiento estudiantil-popular pacífico más importante de la historia reciente de la entidad. El 2 de junio, “tomaron” el Cerro de Mercado, un gigante que proporcionaba material ferrífero a la  Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, sin dejar beneficio alguno a la entidad. Se registraba que sólo pagaba por impuestos la irrisoria cantidad de 16 mil pesos anuales. Los estudiantes precisaron su objetivo: industrializar al Estado, empeño en el cual coincidieron sectores sociales amplísimos que le dieron al movimiento la connotación de estudiantil-popular.

La historia registra dos “tomas”: la primera, el 9 de mayo de 1966 cuando 14 estudiantes se posesionaron del Cerro, plantaron una bandera blanca en la cima del gigante y enviaron a una comisión a propalar su hazaña a los ciudadanos de la capital del Estado.

El Cerro de Mercado, mole de hierro  espectacular, representaba para los duranguenses orgullo y dolor. Orgullo por su majestuosidad; dolor por la impotencia de no poder beneficiarse de su riqueza, riqueza que en 1552 atrajo a Ginés Vázquez de Mercado, quien la imaginó de plata y no de hierro. Cuando llegó al Valle del Guadiana  y confirmó que la plata sólo había estado en la imaginación de sus informantes, Ginés “dobló una esquina de la historia, dejando al cerro únicamente el apellido en prenda”.2

El cerro tuvo un destino trastornado y trastornante. Durante el siglo XIX perteneció a extranjeros y ya en pleno siglo XX se vendió completo a empresarios de origen español que vivían en Monterrey 3. La siguiente es una relación de años y nacionalidades de quienes explotaron el Cerro:

Año Nombre o Compañía Empresarios
1875 Daniel Murphy * Estadunidenses
1882 The Iron Mountain Company Estadunidenses
1890 Steel and Iron Company Estadunidenses
1899 Compañía Mexicana de Fierro y Acero Mexicanos
1905 Durango Iron and Steel Company** Estadunidenses
1920 Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey*** Mexicanos
1934 Compañía Cerro de Mercado Mexicanos

Entre ilusiones y desconcierto

Para 1966, era del conocimiento público la importancia del Cerro de Mercado y de la posibilidad de que la riqueza que generaba podía quedarse en Durango. Los mítines de oratoria, las discusiones políticas, las reuniones de concientización encontraron en los jóvenes la semilla que derivó en un movimiento social.

Unos se aventuraban a expresarlo en voz alta, otros con timidez. ¿Qué hacer? ¿Secuestrar el Cerro? ¿Impedir la salida del mineral? ¿Cómo hacerlo? La mirada limpia; pocos los años, profusa la esperanza. ¿Por qué tomar un Cerro? ¿Dónde y de quién nació la idea? No hay coincidencia. Los 14 jóvenes tenían entre 16 y 20 años de edad. Unos, procedentes del Instituto Tecnológico de Durango (ITD), como José Luis Machado4, quien confió: tuvo que ver en la decisión un romance con una joven que trabajaba en un burdel de Guadalajara. Despechada por el abandono de un industrial de Monterrey, instó a sus amantes ocasionales a “chingar” el hierro a Monterrey y reivindicar los anhelos de Durango a través de la “toma” del Cerro. Otros, los universitarios, de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) califican de descabellada esa versión. La idea, sostienen, se fraguó en los encuentros en la Farmacia Benavides, en los pasillos del “Central”, en las largas pláticas sobre el futuro propio y de la entidad, en los mil y un cafés bebidos en “La Única”, en la taquería de doña Leonor Salazar, en Patoni esquina con Paloma.

Entre la imaginación y lo inverosímil campea la idea de la toma, aunque existe un hecho incontrovertible: un 9 de mayo por la noche, 14 estudiantes se encontraron en la cima del cerro, plantaron una bandera blanca con el letrero “Operación Cerro de Mercado” e iniciaron el movimiento estudiantil-popular pacífico más importante de la historia reciente de Durango.

Asentados en el Cerro, hicieron su aparición tres vehículos militares pertenecientes a la Décima zona castrense.
Detuvieron a los estudiantes que ahí se encontraban. En esos momentos regresaba yo de la ciudad por el extremo opuesto […] tuve tiempo de percatarme de lo que estaba sucediendo; por lo cual emprendí veloz carrera montaña abajo, zigzagueando entre los grandes peñascos, y desoyendo las órdenes militares que me indicaban detenerme… en tanto los jóvenes aprehendidos eran trasladados sin violencia en las unidades militares a las instalaciones de la X Zona, lugar donde fueron encarcelados.5

Los soldados llevaron a los estudiantes con el comandante en jefe, Salvador Rangel Medina. Sobre la forma cómo se comportó éste, hay versiones contradictorias de los entonces estudiantes. Para unos, era un hijo de la chingada; para otros, un “padre que los regaña […] y muestra su simpatía hacia la acción emprendida por ellos”.6 Se dice incluso que el general dijo: “no den problemas a sus madrecitas; éste es el día para festejarlas y no para preocuparlas”. Les ordenó que regresaran por la tarde.

Los autores de la trama: Chiveto, De la Peña, Dupré… y Rangel

Cuando los estudiantes regresaron a la Décima Zona Militar, el panorama era confuso, desconcertante. Según José Luis Machado, los metieron a una cancha y “nosotros, lógicamente sacando conclusiones, pensamos: este cabrón nos va a mandar al campo militar, nos va a chingar, qué vamos a hacer”.7 En ese ínter, comenta Vicente Roldán, los pusieron primero a marchar en un patio amplio y después, a lavar los baños.8

Según Machado, el militar los llamó después de dos o tres horas de haberlos dejado en el patio9. Y se registró el siguiente diálogo que para los jóvenes significó  un cambio insólito:

Rangel Medina espetó:

-Ya está todo listo, el gobernador del Estado (Enrique Dupré Ceniceros) está de acuerdo.
—¿De acuerdo en qué?
—De hacer el movimiento.
-¿De veras?
—Chiveto, Chiveto Rosas entra, y Lalo de la Peña también entra, ya los convencí a todos. Aquí tienen un aliado, hijos de la chingada, nada más no se me rajen.
—No general, no nos rajamos, ¿De veras nos va a apoyar?
—Sí.10

Machado confió en entrevista a Lucero González que si las cosas eran así, Rangel Medina se convertía “en el eje de la acción total, de todo el movimiento […] empezaron a fluir recursos, entonces ya planeamos la toma del día 2 de junio, pero ya todo instrumentado”.11

El dos de junio de 1966 fue el día señalado para “tomar” por segunda vez el Cerro. Las contradicciones entre técnicos y universitarios afloran a más de cuatro décadas de ocurrido el evento. El hecho es que tomaron la decisión como una medida de presión para alertar a los gobiernos estatal y federal sobre la pobreza del Estado.

Antes de dirigirse hacia el Cerro, los dirigentes estudiantiles del Tecnológico y de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) realizaron un mitin en la Plaza de Armas en el cual exhortaron a la gente a unirse a la causa. Posteriormente se dirigieron al Cerro. Villarreal Rodríguez recuerda:

El contingente primero encaminó por la calle Negrete, rumbo al poniente, pasó al interior de la Secundaria No. 6, donde por la presión de la masa en movimiento ya no hubo problema ni contratiempo alguno para que todos los alumnos de la secundaria mencionada, dejaran sus pupitres, cogieran sus mochilas y se sumaran a la marcha.

Posteriormente bajamos por Cuauhtémoc hasta las instalaciones de la Secundaria Benito Juárez, lugar en que otros 400 estudiantes se sumaron. Regresamos por la misma calle hasta caminar de nuevo por Negrete, donde calles más allá se anexaron los estudiantes de la Secundaria Morelos.12

El numeroso grupo llegó hasta las oficinas de la Compañía y se encontró con que el gerente de la misma, Isaac Rubio no se encontraba. Sólo otros funcionarios y empleados, quienes fueron conminados a desalojar las instalaciones del Cerro de Mercado. Según  Máximo Gámiz13, posteriormente llegaron al Cerro el gobernador, Enrique Dupré Ceniceros y el Comandante de la Décima Zona Militar, general Salvador Rangel Medina. El objetivo: exhortar a los estudiantes a abandonar las instalaciones y a desistir de sus propósitos.

Los estudiantes no aceptaron y sólo hicieron el ofrecimiento de que no causarían destrozos a las instalaciones, reafirmando que no devolverían el Cerro de Mercado hasta que se les asegurara la construcción de una Planta Siderúrgica en la Ciudad de Durango para que la riqueza minera fuera explotada, procesada e industrializada en beneficio de Durango.14

Tres de junio: el día después

Las condiciones estaban dadas para el despegue del Movimiento Pro-Industrialización de Durango. En ese entonces, la ciudad de Durango contaba con 75 mil habitantes aproximadamente, lo cual explica la rapidez con la cual se propagaban los acontecimientos importantes. Los amigos y familiares de los jóvenes que “tomaron” el Cerro se encargaron de propalar la acción estudiantil.

En la Universidad se formó el Comité de Huelga para promover la participación de los universitarios en el Cerro y de otro grupo que se encargaría de la preparación de los mítines en la Plaza de Armas, con el objetivo de mantener informada a la población.

Una de las primeras acciones del Comité fue dar a conocer un manifiesto de cuatro puntos en el que “decretaron” el paro total de actividades en la Universidad, y lllamaron al pueblo a sumarse a la lucha del estudiantado.

Se crea el Comité de Abastos

El mismo día se realizó una reunión en la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CNIT), en la cual los dirigentes estudiantiles dieron a conocer la situación del movimiento y pidieron el apoyo de los organismos reunidos allí. La adhesión fue unánime. El resultado de esta reunión fue la constitución de uno de los pilares del movimiento: el Comité de Abastos, el cual organizó el acopio, recolección y distribución de alimentos a los estudiantes que se quedaron en el Cerro durante casi 60 días.

Los actores se legitimaron como tales al paso de los días. A la audacia juvenil y la determinación de tomar el Cerro como símbolo de lucha, siguieron el establecimiento de comités cuyas funciones fueron precisas. El Comité de Huelga ya mencionado, el Comité de Abastos y el Consejo de Gobierno Estudiantil. Éste último fue el que adquirió mayor relevancia en el transcurso del Movimiento: fue el encargado de llevar sus demandas ante las autoridades federales con quienes se entablaron negociaciones.

Los universitarios organizados en el CHU consideraban que atrás de la toma del Cerro se encontraban los intereses de “Chiveto Rosas” debido a que el presidente Díaz Ordaz había cancelado la concesión para la explotación de los bosques otorgada en los últimos días a la empresa de Rosas, Bosques Mexicanos, S.A.
Según Rubén Vargas, integrante del CHU, tras la cancelación, Rosas empezó a buscar entrevistas con los dirigentes estudiantiles “especialmente con los del Instituto Tecnológico”, para presionar al gobierno federal y lograr la concesión de la explotación de los bosques. 15

La prensa: del desdén al interés

Faltaba un actor importante: la prensa. El Sol de Durango, Diario de Durango y La Voz de Durango eran los principales exponentes de la prensa escrita en la década de los sesenta en la entidad. Los dos primeros pertenecían a la Cadena García Valseca y habían sido fundados en 1945 y 1947, respectivamente 16. A dos décadas de su creación, ostentaban la hegemonía en cuanto a prensa escrita. El director era Ricardo Isaac Ahumada. La Voz de Durango, creada en 1958, tenía una periodicidad semanal y pugnaba por posicionarse como un órgano informativo y de opinión con orientación crítica. Su director y fundador era Salvador Nava Rodríguez. Fue hasta 1968 que la Vozse transformó en diario.

Otros periódicos como El Imparcial, semanario, no tenía la presencia de los mencionados en tanto que LaOpinión, circulaba sobre todo en la comarca lagunera.

La toma del Cerro del 9 de mayo fue prácticamente ignorada por la prensa de la entidad. Todo apuntaba a que la segunda “toma”, la del 2 de junio, correría un camino similar.

La edición del 3 de junio de El Sol no registró el acontecimiento. El Comité de Huelga reaccionó destruyendo vidrios de las ventanas del edificio que albergaba tanto a El Sol como a Diario de Durango. El edificio, ubicado en Zaragoza y Negrete, fue agredido por la entrada (entonces por Zaragoza) por cerca de dos centenares de estudiantes que protestaron contra la no cobertura del movimiento estudiantil.

Pedro Rocha y Sida, reportero de deportes en esa época relata:

Eran como 150 o más estudiantes […] Llegaron armados con palos y con piedras. Rompieron ventanas que tenían vitrales de gran valor.[…] Llegaron dispuestos a todo. Los vidrios volaban. A gritos acusaron al periódico de no publicar la información del movimiento. Otros más agresivos tiraron máquinas de escribir. El director Ricardo Isaac Ahumada  logró que la situación no llegara a mayores… la cordura se impuso y la cuestión no pasó a mayores.17

Se dijo posteriormente que el diario había sido incendiado por los estudiantes. Rocha comenta: “Ésa era la idea pero no se llegó a ese punto”.18

Ahumada no registró el incidente en las páginas del diario como nota informativa aunque manifestó su inconformidad a través de un largo editorial (No es el camino) publicado el 4 de junio.19

El Imparcial, semanario regional, registró, en nota informativa la toma del Cerro. Siguiendo el pensamiento del periodista Francisco Zarco, cabeceó: “Un Estado puede ser agitado por lo que la prensa dice pero ese mismo Estado puede morir por lo que la prensa calla”. Calificó la actitud de los jóvenes de “viril”.20 El Imparcial hacía ver la magnitud de la acción estudiantil al afirmar que la toma del Cerro de Mercado paralizaba la industria pesada de Monterrey “al no recibir la Fundidora la materia prima para los Altos Hornos”.21

El Sol se define

El movimiento adquirió un carácter insólito. La ciudad de Durango se conmocionó. El tema de conversación era la acción de los estudiantes. Unos los defendían, otros los criticaban, aunque todos coincidían en que la bandera de buscar la industrialización del estado era noble. El atraso de la entidad era evidente. La veda de los recursos forestales impedía su explotación, en el campo, la sequía alcanzaba niveles alarmantes, la eterna lucha por la dotación de tierras continuaba, la emigración hacia otros Estados o el Distrito Federal era un hecho además de los millares que decidían probar suerte al otro lado. Quienes lo lograban y se desempeñaban como jardineros, lavaplatos, meseros, regresaban de cuando en cuando ostentando grandes trokas y una amplia sonrisa en los labios. Allá, la vida era otra. Acá, no había esperanza. Por eso había que apoyar a los estudiantes, porque estaban demostrando que sí podía haber futuro sin dejar la tierra.

Las reuniones con la Fundidora

Tras el apoyo de lo que entonces se denominó “Las Fuerzas Vivas y Activas” de la entidad, los estudiantes se dieron a la tarea, a través del Comité de Huelga, de lograr más adhesiones en el Estado y a nivel nacional. Paralelamente se integró un grupo que entablaría pláticas con los directivos de la Compañía del Cerro de Mercado, integrado por el gobernador del estado, Enrique Dupré Ceniceros, quien fungiría como moderador en las reuniones, el rector de la UJED, licenciado Carlos Galindo, el director del Tecnológico, ingeniero Mariano Cuéllar, tres estudiantes del Tecnológico, tres de la Universidad Juárez; uno de la Escuela Normal del Estado; uno de la Secundaria Morelos; uno del Colegio Mac-Donell y uno de la Escuela Minerva.

Este grupo acordó buscar pláticas con los directivos de la empresa Cerro de Mercado, realizar las conversaciones en la ciudad de Durango y pedir al gobernador Dupré Ceniceros que gestionara la presencia del presidente de la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, Carlos Prieto.

Entretanto, los activistas estudiantiles se diseminaron por la entidad. En pocos días obtuvieron el apoyo de las secundarias de los municipios duranguenses. Las Sociedades de Alumnos de las Secundarias del estado se pusieron en huelga en apoyo al movimiento.  El impacto llegó hasta las escuelas primarias: el día 5 de junio fueron paralizadas por las sociedades de Padres de Familia.

“No quiero rosas en el pastel”

El desarrollo del movimiento, la rápida expansión del mismo y las adhesiones en masa obligaron a la constitución de organismos cuyo dinamismo respondiera a las necesidades que surgían conforme evolucionaban los acontecimientos.

De jilgueros de ilusiones a oradores de plazuela

La complejidad del movimiento llevó a diferentes concepciones de los participantes. Unos consideraron de mayor valía a quienes “estuvieron” en el Cerro, otros a quienes realizaban los mítines en la Plaza de Armas y mantenían el interés en millares de personas que asistieron a los casi 60 mítines realizados en la Plaza de Armas de la capital del Estado. Otros más consideraban que el puntal del movimiento era el Comité de Abastos, conformado por empresarios de diversos niveles, entre ellos Rosas quien, “como líder de la Unión de Madereros, en el Comité de Fuerzas Activas y Productivas, se involucró mucho”22. El comité abastecía de víveres a los estudiantes apostados en el Cerro.

Empero, aun cuando se otorgaba importancia a cada uno de estos organismos, hubo consenso en otorgar la supremacía al Consejo de Gobierno Estudiantil porque fue en este grupo en el cual recayó la toma de decisiones del rumbo del movimiento. Lo cierto es que, cual rompecabezas sui-géneris, los participantes lograron conjuntar objetivos y acciones por una causa común: el avance de Durango.

En los actos de la Plaza de Armas, calificadas como “Asambleas Populares”, un grupo de universitarios decidía la participación de los oradores lo cual se expresó en cierta forma de poder del grupo universitario.

Fueron escasas las mujeres que subieron a la tribuna. En la revisión realizada en la Hemeroteca Nacional, en los archivos de El Sol de Durango y en la bibliografía sobre el tema se registra solamente a Imelda Cuéllar, Lucina Rodríguez, Columba Enríquez, Beatriz Urquidi, Magdalena Medina, Enriqueta Cuéllar, Ludivina Rodríguez, Guadalupe Lugo, Lucía Medina y Elia María Morelos.

Uno de los oradores más destacados y considerado como el más connotado de los dirigentes universitarios fue Antonio Villarreal Rodríguez, a quien se le calificó como “el corazón” del movimiento. Los universitarios estaban más fogueados en las lides de la oratoria. Enrique Arrieta Silva, estudiante de Derecho, recién había obtenido el subcampeonato nacional de oratoria convocado en aquel entonces por el periódico El Universal. El discurso académico, el de los concursos de oratoria, se transformó en el discurso de plazuela: de las aulas y pasillos universitarios la palabra legitimó su validez y su poder de persuasión ante grandes masas. Se estima que hubo mítines en los cuales se congregaron hasta 20 mil personas, cifra récord si se toma en cuenta que la ciudad contaba, como ya se mencionó, con 75 mil habitantes.

Y así se sucedieron los días. La prensa tomó posiciones. En el caso de El Sol de Durango y Diario de Durango, era evidente que la presión ejercida por los estudiantes el 3 de junio con la agresión al edificio de los diarios pertenecientes a la Cadena García Valseca, provocó una respuesta: De movimiento desdeñado, ocupó la atención informativa y editorial. Con matices y enfoques diferentes, tanto El Sol y Diario de Durango como La Voz de Durango, dieron seguimiento al movimiento. Era tal la efervescencia en la entidad que en sólo dos días no había otro tema de interés. Ignorar este hecho hubiera rayado en lo absurdo. Una manifestación expresa del interés de los ciudadanos de todas las clases sociales lo constituyeron la asistencia masiva a los mítines efectuados en la Plaza de Armas a los cuales convocaba el Comité de Huelga y un grupo de apoyo a éste.

Dupré: Una caída anunciada

A más de cuatro décadas de distancia, los protagonistas de la toma del Cerro y de quienes conformaron el Consejo de Gobierno Estudiantil, declaran: el movimiento no tenía como objetivo la renuncia del gobernador Dupré Ceniceros. Empero, en el rastreo hemerográfico se registra desde el inicio de los mítines en la Plaza de Armas de la ciudad la petición al mandatario de “retirarse” de Palacio de Gobierno.

A la mitad de la primera plana del 4 de junio de El Sol de Durango, a tres columnas, una cabeza advierte: “Harán caer el gobernador si no los secunda”. Se registra la intervención en uno de los mítines del presidente de la escuela de Comercio y Administración de la UJED, Rubén Vargas Quiñones quien, dirigiéndose al mandatario estatal, espetó: “Señor Gobernador, las fuerzas vivas estarán con usted si usted está con el pueblo, pero si sucede lo contrario, no descansaremos hasta verlo caer del gobierno”.23 Otro orador, Gustavo Gómez Mendoza consideró: “El gobernador caerá si no sale bien este movimiento”.

.Con la cabeza “No afronta el problema el gobernador de la entidad”, El Sol registra que el gobernante sólo había hecho “vagas promesas”, a decir de los estudiantes.24

Posteriormente, tras la negativa del gobernador Dupré de asistir a un mitin, varios dirigentes firmaron una carta en la que le pedían al gobernante su renuncia. Luis Raúl Rodríguez25, dirigente entonces de la Escuela Normal del Estado, comenta que él firmó ese documento que llevaron a Palacio de Gobierno a Dupré Ceniceros. Empero, el gobernador siguió en funciones.

De manera general, la prensa estatal se expresó así: la parte informativa fue registrada con amplitud por El Diario y El Sol de Durango, ambosde la Cadena García Valseca. La Voz de Durango, adoptó un papel de apoyo incondicional al movimiento, a través de los géneros de opinión. Respecto de la prensa nacional, el movimiento fue prácticamente  desdeñado, salvo dos excepciones: El Nacional y El Día. Periódicos de la época como Excélsior, El Heraldo de México, El Universal, sólo dieron espacio a desplegados que se suponen fueron inserciones pagadas. Las revistas Siempre! y Alarma! publicaron algunas informaciones. Un caso especial lo constituyó la revista Polìtica , dirigida por Manuel Marcué Pardiñas, que analizó el movimiento desde diversas perspectivas y avizoró los resultados del mismo: la desaparición de poderes en el Estado.

Al paso de los días las posiciones se fijaron: la Fundidora ofreció un apoyo raquítico. El  gobierno afirmó que estudiaría la petición de establecer una siderúrgica. Los mítines continuaban y no se avizoraba fin al conflicto. El CGE acudió ante las instancias federales que, vía la Secretaría de Patrimonio Nacional, lo atendió. Después de varias reuniones los jóvenes aceptaron la propuesta federal. El 28 de julio se realizó la última asamblea popular, los jóvenes bajaron del Cerro y se entregaron las instalaciones.

Faltaba el acto final. Los medios de la ciudad de México registraron la desaparición de poderes en el Estado de Durango ante la sorpresa de los duranguenses. A petición del presidente de la República, la Comisión Permanente del Senado dictaminó la desaparición de poderes. El gobernador Enrique Dupré Ceniceros fue sustituido por Ángel Rodríguez Solórzano Prácticamente todos los medios de prensa se hicieron eco de la posición oficial: En virtud de que existió “un vacío de poder”, la medida era pertinente. Sólo el Partido Acción Nacional (PAN) y la revista Política presentaron objeciones. El PAN publicó en el periódico El Día, su punto de vista. Argumentó:

La Comisión Permanente no tiene facultades para declarar desaparecidos los poderes de un Estado. Esta facultad le corresponde al Senado conforme a la fracción V del artículo 76, y a la Permanente sólo toca la designación del gobernador provisional en los periodos de receso.

Acordar una petición del Ejecutivo Federal de desaparición de poderes por parte de la permanente es ejercitar funciones que constitucionalmente no corresponden a la misma.

Tomar frente a la petición del Ejecutivo una decisión precipitada, que no representa sino el acatamiento de una orden es poner en grave riesgo el sistema federal y dejar a los gobiernos de los Estados sin las garantías orgánicas que la Constitución establece a su favor.

La revista Política, por su parte, afirmó:

Nadie en México puede suponer que una iniciativa presidencial presentada ante el Congreso de la Unión puede ser rechazada.

En otras ocasiones se ocultó la intervención presidencial y la eliminación de gobernadores caídos de la gracia pareció partir del propio Poder Legislativo. Todo el mundo sabía la verdad, pero se cubrían las apariencias acaso para que no se hiciera tan evidente –por lo menos para el extranjero- el enorme poder anticonstitucional que concentra en sus manos el jefe del Ejecutivo. Probablemente ahora esta consideración pasa a un lugar secundario ante el objetivo presidencial de imponerse y hacer sentir su fuerza con perfiles claramente dictatoriales.26

¿Cuáles fueron los resultados del movimiento? Magros sin duda. La cancelación “ni se estudió ni se decretó”, el estudio para la planta siderúrgica “resultó negativo y consecuentemente no se instaló”27, se crearon algunas industrias medianas. Otro logro, el simbólico, el que no se puede contabilizar, fue de mayor envergadura. Los duranguenses tomaron o retomaron conciencia de su endeble situación frente al resto del país. Supieron también de la importancia de la sociedad civil o como diría Rubén Vargas, uno de los principales protagonistas, “a lo mejor económicamente no se consiguió nada pero cuando menos varias generaciones y sobre todo en generaciones mayores, empezamos a crear conciencia”.28

El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar este artículo:

Valles Ruiz, Rosa María, «La mirada de la prensa», en
Revista Mexicana de Comunicación on line. México, marzo 2010.
Disponible en: http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc_movimientoestudiantil.html
Fecha de consulta: 19 de marzo de 2010

Notas

1) Guevara Niebla, Gilberto. La democracia en la calle. Crónica del movimiento estudiantil mexicano, p. 13

2) Mijares Verdín, Enrique. Primer lugar Concurso Estatal de Ensayo A 30 años del cerro…p. 16

3) Saravia, Atanasio citado por Mijares Verdín. p. 16

* Zubiría y Campa afirma que el interés del magnate norteamericano Huntigton era tal que “siendo dueño de terrenos carboníferos en Monclova y principal accionista del Ferrocarril Internacional, logró que el tren llegara a Durango”. Mijares Verdín. Op. Cit. p. 17

** Esta empresa dirigida por James Callanan fue manejada por Leonard, sobrino de Callanan pero no quien la descuidó por estar “absorto en especulaciones bursátiles en Estados Unidos”.Mijares Verdín. Op. Cit. p. 17

*** El presidente de la Compañía era el español Adolfo Prieto.

4) Machado, José Luis entrevistado por Santiago Amadeo Lucero González, Santiago Amadeo,  Más allá del espejo de la memoria. Los estudiantes universitarios de Durango: trayectorias institucionales y manifestaciones en la vida política y social, 1950-1966.p. 140

5) Ibídem

6) Lucero González, Santiago Amadeo, p. 146

7) José Luis Machado. Entrevista citada. p. 147

8) Vicente Roldán. Entrevista citada.

9) José Luis Machado. Entrevista  citada. p. 148

10) José Luis Machado. Entrevista citada. P. 147

11) Ibídem.

12) Ibídem.

13) Ibídem.

14) Ibídem.

15) Rubén Vargas entrevistado por Santiago Amadeo Lucero González. Op. Cit. p. 155

16) En 2009, se registraba que El Sol de Durango y Diario de Durango formaban parte de la Organización Editorial Mexicana,  bajo cuya égida operaban 70 periódicos, 24 radiodifusoras, un canal de televisión y 43 sitios de internet. Se afirma también que a partir de 2005, se creó la agencia Informex, la cual provee de información a los diarios integrados en la OEM/www.oem.com.mx/elsoldedurango/estaticas/quienessomos.aspxt.

17) Pedro Rocha y Sida, Pedro. Entrevista para esta investigación. Ciudad de Durango. 31 de diciembre de 2008.

18) Ibídem.

19) “No es el camino”. Editorial de El Sol de Durango.4 junio 1966. Hemeroteca de El Sol de Durango. Durango, Dgo.

20) “Un Estado puede ser agitado por lo que la prensa dice pero ese mismo Estado puede morir por lo que la prensa calla”. Francisco Zarco. El Imparcial. 3 junio 1966. En Emiliano Hernández Camargo. Durango El Movimiento estudiantil de 1966, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1996, p. 115

21) Ibídem.

22) Ibídem.

23) “Harán caer al gobernador si no los secunda”.  Primera plana. El Sol de Durango.4 junio 1966. Hemeroteca de El Sol de Durango. Durango, Dgo.

24) «No afronta el problema el gobernador de la entidad”. Primera plana. El Sol de Durango.4  junio 1966. Hemeroteca de El Sol de Durango. Durango, Dgo.

25) Luis Raúl Rodríguez. Entrevista para este artículo. Ciudad de Durango, 5 abril 2009. Durango, Dgo.

26) Revista Política. 15 agosto 1966. Año VII. No. 152. P. 11-12.Colección privada de la Lic. Lourdes Galaz.

27) Máximo Gámiz. Op. Cit., p. 248-249

28) Rubén Vargas Quiñones. Entrevista con la autora de este artículo. Ciudad de Durango, 31 diciembre 2008-

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Villarreal Rodríguez, Antonio. Concurso estatal de ensayo Durango, a 30 años del Cerro… (Tercer Lugar),México, UJED, 1996.

Entrevistas

Emiliano Hernández Camargo. Ciudad de Durango. 26 y 28 diciembre 2008; 2 y 20 abril 2009
Rubén Vargas Quiñones. Ciudad de Durango. 31 diciembre 2008.

Luis Ángel Tejada Espino. Ciudad de Durango. 30 diciembre 2008 y 4 enero,  y 30 mayo 2009-
Jorge Contreras Casas. Entrevistado por Guillermo Rodríguez Gallegos. Ciudad de Durango. 4 enero 2009.

Gonzalo Salas Rodríguez. Ciudad de Durango. 3 enero 2009.

Vicente Roldán Galindo. Ciudad de Durango. 3 enero 2009.

Pedro Rocha y Sida. Ciudad de Durango. 31 diciembre 2008.

Luis Raúl Rodríguez. Entrevistas por correo electrónico. 18, 19 y 21 abril 2009.

Páginas de internet

www.cepipn.blospot.com/2007/10/huelga-estudiantil-de1956-en-el-ipn-24.html.

Javier Pérez Durán y Héctor Magaña Vargas en http://www.cuestiones.ws/revista/n2/feb01-jp-hm1.htm (Consulta realizada el 6 de diciembre 2008)

Jesús Vargas Valdés http://www.espanol.geocities.com/lagotachih/gota51.html (consulta realizada el 20 de diciembre de 2008)

Hemerografía

Periódico El Popular
27 agosto 1957, 27 29, 30 y 31 agosto 1958, 1° septiembre 1958.

Periódico El Nacional
23, 24, 25, 26, 30  y 31 de agosto de 1958. Hemeroteca Nacional.
12 de mayo 1966, 6, 15, 18, 21, 25 de junio de 1966; 5, 10, 15, 18, 20 y 29 de julio de 1966. Hemeroteca Nacional.
5 agosto 1966. Hemeroteca Nacional.

Periódico El Día
6, 11, 13, 19, 19, 25 y 26 de junio de 1966. Hemeroteca Nacional.
19, 16 y 17 de julio 1966. Hemeroteca Nacional.
8 agosto 1966. Hemeroteca Nacional.

Periódico Excélsior
16, 21, 22 y 24 mayo 1966. Hemeroteca Nacional.

Periódico El Sol de Durango
3 y 17 octubre 1965. Hemeroteca de El Sol de Durango. Durango, Dgo.
4, 5 y 9 de junio 1966.Hemeroteca de El Sol de Durango. Durango, Dgo.

Periódico El Siglo de Durango
Enrique Arrieta Silva. “Antecedentes del movimiento del cerro” 15 julio 2008. Página de internet El Siglo de Durango.

Periódico El Diario de Durango
“Díaz Ordaz Interviene en el conflicto” 13 mayo 1965. Citado por Santiago Amadeo Lucero González.

Revistas

Revista Acta Sociológica
Mayo-agosto 1990, Vol. III, número 2, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-UNAM.

Revista Historia de la Minería en Durango
Carlos Romo Ramírez. “Descubrimiento del Cerro de Mercado”, México, Gobierno del estado de Durango.

Revista Política
15 de agosto de 1966, Año VII. No. 152. Colección privada de la Lic. Lourdes Galaz.

Boletines

Boletín Informativo 2. Instituto Tecnológico de Durango, junio 1965. Archivo personal del Ing. Emiliano Hernández Camargo.

Otras fuentes

Carlos Monsiváis. De los movimientos sociales en los ochenta. Periódico La Jornada. Sección La Jornada semanal, páginas 1, 3, 5 y 6. Hemeroteca de la Jornada.

1 comentario a este texto
  1. FELICIDADES A LA AUTORA DE ESTE ARTICULO POR LA FORMA TAN SENCILLA Y AMENA EN QUE PRESENTA ESTE ARTICULO RELACIONADO CON EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DE 1966……A MI ME TOCO VIVIR AUNQUE NO PARTICIPAR EN EL DEL 1971 ( AUN ERA ESTUDIANTE DE SECUNDARIA )….GRACIAS.

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