Marzo

La política en tacones

Fotografía: Ayuntamiento de Culiacán @ Flickr

Por Pilar Ramírez

Con marzo llegan las celebraciones oficiales para las mujeres. Es preciso reconocer que las actividades por el Día Internacional de la Mujer se han diversificado, ya no es sólo la ceremonia en la que solía lucirse ¡un hombre!, aunque la práctica no se ha desterrado por completo, sino que ahora se programan a lo largo del mes conferencias, talleres, cursos, foros de reflexión y otras actividades culturales. Pero, porque siempre hay un pero, termina marzo y el tema de las mujeres “sale de la agenda”, concluye la urgencia por justificar las estadísticas, se alivia el apuro por dar forma a programas de beneficio para las mujeres o al menos se reduce la presión por hacer frente a los temas pendientes de la población femenina, lo cual, por supuesto, no los elimina, sólo los sepulta por algún tiempo; algunos corren el riesgo de ser desenterrados hasta el siguiente marzo o hasta que algún hecho escandaloso los coloque nuevamente en la agenda.

La agenda pendiente son esos temas que resultan como una piedra en el zapato para algunos funcionarios y desafortunadamente todavía son muchos; están los feminicidios, la violencia de grados diversos que se ejerce contra las mujeres en diferentes ámbitos, la desigualdad laboral, la trata con fines de explotación sexual, la falta de acceso a la educación para las niñas en las mismas condiciones que se otorga a los hombres, la desigualdad nutricional por la acendrada costumbre —sobre todo en ámbitos rurales— de atender con mayor esmero a los varones de las familias, para quienes suele estar reservado el único trozo de carne que llega a las mesas de los hogares más pobres.

A todos estos hechos ya conocidos y poco difundidos, se suma el peligro de agregar una agresión más contra las mujeres en el ámbito de la salud que podría tener carácter oficial y legal; se trata del intento de modificar la Norma Oficial Mexicana para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama (NOM-041), emitida en 2003, donde se marca la toma de una mastografía anual o bianual a mujeres de 40 a 49 años que presenten dos o más factores de riesgo a fin de que se sustituya por la indicación de que dicho estudio de diagnóstico o preventivo se realice a partir de los 50 años.

Señala Javier Flores, en un documentado artículo publicado por La Jornada, que los registros del cáncer de mama entre mujeres de 40 a 49 años de edad en México alcanzan entre 35 y 40 por ciento. Agrega que no existen argumentos médicos para la modificación que se pretende y, en cambio, las consecuencias de desproteger a ese segmento de la población femenina pueden ser lamentables por el incremento de la enfermedad y la mortalidad.

Si no hay razones médicas ni estadísticas que avalen la intención de aplicar esta medida, lo que se puede advertir es desinterés por la vida y la salud de las mujeres en aras de reducir los costos de la prevención en un problema de salud que registra una prevalencia en el país de 50 mil casos y que al año cobra la vida de aproximadamente cinco mil mujeres.

La norma actual especifica que en las unidades médicas de la Secretaría de Salud el servicio de mastografía no se debe negar a ninguna mujer por razones de tipo económico. Flores refiere datos que indican una reducción hasta de 21 por ciento en la tasa de mortalidad si la detección del cáncer de mama comienza a los 40 años, con lo cual el beneficio económico tampoco se comprende, pues lo que se podría ahorrar en estudios preventivos se multiplicará después en tratamiento, en el supuesto de que se otorgue la atención. El Senado solicitó en febrero a la Secretaría de Salud información que justifique esta iniciativa que va a contracorriente de lo que recomiendan los datos y las tendencias.

La sola intención de realizar esta modificación en la NOM-041 es aberrante aunque concuerda con la paradoja de un discurso del sector salud que en sus campañas pretende privilegiar las acciones preventivas, en tanto que la estructura de los servicios sanitarios en México tienen un enfoque esencialmente curativo. Esto lo puede corroborar fácilmente cualquier usuario de las instituciones de salud. Aún en las enfermedades más graves, en lo que se denomina tercer nivel de atención médica que incluyen los padecimientos más complejos, entre ellos los oncológicos, las citas para consulta o pruebas de laboratorio se dan a los pacientes varios meses después, resulta lógico que la incapacidad para la atención oportuna incida en la elevación de la mortalidad. Si esto sucede en el plano curativo, podemos ver las razones por las que el sistema de salud no colabora para crear una verdadera cultura de la prevención y vuelve hueco el discurso.

Así es como se va engrosando la agenda pendiente para las mujeres y para las organizaciones que luchan por los derechos femeninos. Hay, entonces, poco que celebrar y mucho por reflexionar o exigir. Organizaciones de mujeres de Xalapa están convocando a la recuperación ciudadana del 8 de marzo, a evitar la petrificación y la inacción a las que conducen las celebraciones oficiales y a realizar actividades significativas que visibilicen la situación de las mujeres, que, con una revisión así sea superficial, no da motivo alguno de festejo.

En congruencia con este llamado, una de las acciones ciudadanas más relevantes de este mes de marzo fue el comienzo de actividades de Circe Radio, el único medio de comunicación en línea en México dedicado a la difusión de los derechos de las mujeres. Circe Radio nace con el auspicio de la Unión Europea; su programación estará orientada a recuperar la diversidad de la mujeres, a promover el respeto y la igualdad entre géneros y ofrecer a sus audiencias una opción informativa y de entretenimiento que se aleje de los modelos sexistas y los estereotipos que cotidianamente encontramos en los medios. Encontrar Circe Radio es fácil, se puede ingresar desde la página del Colectivo de Investigación, Desarrollo y Educación entre Mujeres en la dirección www.cidem-ac.org, allí comprobarán que las mujeres tenemos mucho qué decir.

ramirez.pilar@gmail.com