El lenguaje de lo corporal en los medios digitales
Tecnología y sociedad
Por Carmen Gómez Mont
La creación de un nuevo lenguaje que deriva de la tecnología digital ha sido una de las interrogantes más persistentes desde que surgió y se expandió la Internet. ¿Es lo digital susceptible de crear signos y representaciones al grado de formar un nuevo código lingüístico?
Hoy día no hay una respuesta certera ante este hecho, pues mientras unos lo niegan otros lo exaltan. A fin de no caer en disertaciones que podrían ser interminables, nos proponemos partir del análisis de una narrativa que prolifera en pantallas de computadoras y celulares: la del cuerpo y la propia representación de uno a través de él. Se trata de una autopercepción: de la construcción de nuestra imagen a fin de crear identidad o identidades simultáneamente proyectadas en los diversos medios. En el eje de los escenarios están las cámaras de video, de la Internet, integradas a la computadora y de los celulares.
El lenguaje corporal en los nuevos medios resulta especialmente significativo ante esa posibilidad. El cuerpo es movimiento y es emoción, es expresión, pero sobre todo es un espacio para la creación de la identidad individual y colectiva.
La imagen propia refleja lo que uno piensa de sí mismo y a partir de ella se pueden lograr cambios significativos. Se trata en primer lugar de crear un registro y colocarlo después en un escenario social que bien puede ser un museo, You Tube o un sitio Web personal.
El cuerpo es más que nada comunicación y desde tal ángulo nos preguntamos si puede haber comunicación sin lenguaje, y si puede uno comunicarse sin procesos de significación (Fabienne Martin-Juchat, 2008). El cuerpo se define, así, como un sistema de signos. Por lo tanto debe estructurarse como una lengua y poseer un código.
¿Cuáles son los códigos corporales que han emergido de las tecnologías digitales?
Cuando se dieron las primeras experiencias en You Tube era común encontrar testimonios de jóvenes creadores de video que realizaban confesiones ante una cámara, a través de su rostro, de su cuerpo y de los espacios donde habitaba su cuerpo. Fueron las primeras experiencias que desencadenaron el éxito de un video de creación personal, confesional, en ocasiones humorístico y juvenil en Internet. Este primer arranque fue especialmente significativo para los jóvenes quienes veían en él un medio mucho más creíble que el que les presentaba la televisión. De allí la necesidad de crear identidades.
El 2007 era un año que hervía ante estas experiencias. Una de las más reconocidas fue la de Lonelygirl 15 en You Tube, quien quería compartir su vida con otros:
Este video ha sido visto hoy cuatro millones de veces. Así es como surge y se devela el lenguaje confesional en la Red. Entre los videos más vistos en la virtualidad, cobran una importancia fundamental el cuerpo, sus expresiones y múltiples códigos.
¿Se trata de un puro narcisismo o de una narrativa que más tarde podría concluir en un lenguaje con códigos propios?
El lenguaje corporal en códigos binarios no se origina de la Internet. Muchas décadas antes se había hecho un trabajo notable a través del videoarte en museos, producciones que posteriormente fueron tomadas por la virtualidad. A partir de 2005, la generación de cortos por teléfono celular se ha puesto también en la delantera. Los festivales de filmes de bolsillo creados, desde entonces, cada año en prácticamente los cinco continentes son el mejor testimonio de ello. El celular busca un ángulo diferente de la imagen y la imagen posee una estructura y una narrativa particular cuando se inserta dentro de una pequeña pantalla, potencial creadora de perspectivas vertiginosas y hasta mágicas antes nunca vistas.
Se busca develarse, de mostrarse, de multiplicarse por mil ante la proliferación de las pantallas. El fin es hacerse presente ante la mirada de millones de internautas para crear la identidad digital de uno mismo a través de un rostro y de un cuerpo que expresan. Y no sólo se habla de uno mismo, sino del mundo y cómo se desplaza uno en él. En nuestra imagen se originan y se derrumban nuestras ideas sobre nosotros mismos y sobre el mundo. Es una imagen en constante evolución de lo que fuimos, y de lo que somos, pero también de cómo el mundo nos aprecia:
Es así como el retrato y el autorretrato se tornan géneros artísticos dignos de destacarse. El cine por celular resulta especialmente significativo, pues por sus características se puede observar la forma de percibir del que registra los hechos de su entorno. El teléfono celular, más que la cámara de video, permite que uno se autofilme. Se trata de una construcción identitaria y simbólica, pletórica de códigos que dicen mucho sobre el individuo o del grupo que se proyecta, como bien lo señala R.Bellour.
La intimidad nos lleva así a ver mundo, a reflejar una postura, más que a crear una introspección. De esa suerte se hace visible la subjetividad de la mirada sobre uno mismo y sobre el otro.
¿Pueden entonces estos intentos ser el inicio de una narrativa audiovisual simplemente o, bien, muestran lo que podría ser el inicio de un nuevo lenguaje que si no nace de los medios digitales, se forja a partir de las leyes que los rigen?
Investigadora. Correo electrónico: cegomo_8@hotmail.com
Publicado originalmente en la RMC #126 – Disponible en formato Kindle Ebook
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gracias por este texto me gustaria mas en esta linea pues trabajo cuerpos juveniles y mitos y ritos en la culutra de hoy… otto rosales ula venezuela