Nuevos escenarios de la televisión: ¿y la audiencia?

  • Análisis de la relación entre la fusión Televisa-Iusacell y la licitación de nuevos canales televisivos.
  • El apagón analógico hará posible que Televisa y TV Azteca estén en posibilidades de contar con un estimado de 15 o 20 canales en televisión abierta cada empresa.
  • «En resumidas cuentas el gran perdedor de estos escenarios es el televidente. El usuario de la televisión abierta no tiene más opciones que el sometimiento a una programación cada vez de menor calidad porque la competencia es artificial», dice Benassini.

 

Fotografía: «Televisión» por USB @ Flickr

Por Claudia Benassini

Durante la primera semana de febrero la Comisión Federal de Competencia rechazó lo que genéricamente se identificó como la fusión Televisa-Iusacell. Un proyecto concebido durante los primeros meses de 2011 mediante el cual la primera adquiriría el 50% de las acciones de la segunda para ampliar sus servicios de telecomunicaciones y ofrecer por primera vez en México el llamado cuádruple play: paquetes que incorporarían Internet, Televisión de paga, telefonía fija y telefonía móvil. De paso, los mies de millones de dólares producto de la operación inyectarían oxígeno a la telefónica de Grupo Azteca, que desde hace años atraviesa por diversos problemas que se han traducido en la pérdida de usuarios. De cualquier manera, los argumentos que en ese momento se utilizaron para negar la fusión fueron: el posible daño a la competencia en televisión abierta y restringida, el riesgo de colusión con otros mercados y la excesiva concentración en manos de dos empresas que durante los últimos años han acaparado el mercado de la televisión abierta y han impuesto condiciones leoninas para la inclusión de sus canales en los sistemas de paga.

De manera casi simultánea, es decir, durante las dos últimas semanas de enero, la Comisión Federal de Telecomunicaciones dio por concluido el debate sobre una tercera cadena de televisión abierta. Con excepción de Mony de Swann, comisionado presidente que votó en sentido afirmativo, el resto de los comisionados lo hicieron en sentido inverso. Razones más razones menos, en ese momento no estaban dadas las condiciones para licitar una tercera cadena de televisión. Con esta decisión concluía un debate iniciado durante el año pasado que incluyó una consulta abierta a la participación de académicos, investigadores, consultores, productores independientes, anunciantes, concesionarios y ciudadanía general para conocer diversas opiniones sobre la pertinencia de la licitación. Los resultados, publicados en la página web de la Cofetel aventuraban la decisión: la negativa de actores clave en el sector –como los anunciantes- bajo el argumento de que la televisión abierta está saturada y que no era posible abrirse a un tercer competidor.

Televisa y Iusacell impugnaron la decisión de la CFC, en apego a la legislación correspondiente. Entre febrero y mayo el tema estuvo fuera de las agendas informativas. Sin embargo, columnistas y articulistas conocedores –y no tanto- de la materia, anteponían sus argumentos a favor y en contra de la posible alianza. Los argumentos fueron variados, aunque salvo excepciones hubo un actor que estuvo fuera de los análisis: el televidente. Hacia principios de junio el pleno de la Cofetel acordó autorizar la alianza bajo una serie de requisitos a las dos partes. Y de manera paralela, el tema de la tercera cadena atravesó por un inpasse informativo que se rompió hacia principios de junio, en el marco de la Expo Canitec. Alejandro Puente, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Televisión por Cable conminó al presidente Felipe Calderón a agilizar los trámites de la licitación. La petición coincidió con el beneplácito de Emilio Azcárraga Jean, presidente de Televisa quien en marzo escribió un artículo publicado en el World Street Journal dando la bienvenida a los competidores de la televisión abierta en México. El miércoles 6 de junio el pleno de la Cofetel dio su visto bueno para iniciar los trámites para licitar dos cadenas de televisión digital abierta con una cobertura superior al 80% del país.

Como puede observarse, dos acontecimientos que estuvieron hermanados informativamente hablando en dos momentos distintos del año vuelven a encontrarse en un espacio más allá de la información. Uno de los requisitos impuestos por la CFC para autorizar la alianza Televisa Iusacell se relaciona con la no intervención del duopolio televisivo en la licitación de dos canales de televisión digital abierta, que deberá llegar a buen término en un lapso máximo de 24 meses. Cabe aclarar que se trata una de las siete condiciones impuestas al duopolio por la CFC; la única que se menciona en este ensayo por su relación con la llamada “tercera cadena”. Asimismo, cabe aclarar también que Televisa y Grupo Azteca tienen todavía un margen de dos días para impugnar la decisión de la CFC. No obstante, el lunes 18 de junio Televisa dio su visto bueno a las condiciones impuestas para aliarse con Iusacell.  En pocas palabras, la alianza camina. Y la licitación de los canales de televisión abierta está en proceso; hasta el momento Carlos Slim se ha descartado de participar; sin embargo el periódico Reforma ha señalado como posibles a los grupos MVS y Multimedios, así como grupos radiofónicos como Radio Centro y Radio Fórmula, entre otros.

Estos son los escenarios que se abren a mediano plazo para la televisión mexicana. Sobre la decisión de la CFC llama la atención que se hayan pasado por alto los argumentos que seis meses atrás rechazaron la alianza Televisa-Iusacell. Asimismo, expertos en la materia se han pronunciado a favor y en contra, aunque el segundo argumento pesa más ante la ya excesiva concentración de la televisión abierta que, eventualmente puede conducir a una colusión. También llama la atención que de un plumazo se hayan echado por tierra los argumentos que seis meses atrás dieron carpetazo a la licitación de la llamada tercera cadena y que de buenas a primeras se dé el visto bueno para que el proceso camine. Es más, ahora tiene un plazo perentorio de máximo 24 meses; dicho de otra manera, dentro de dos años los televidentes mexicanos estaremos en el umbral del apagón analógico y con dos nuevos canales de televisión digital.

Este contexto abre nuevos espacios para la crítica. Lo de menos son los nombres mencionados por Reforma para participar en la licitación de los dos canales de televisión. El problema es quién entra a competir con un duopolio por vía de la alianza monopolio, en términos de producción de contenidos –o su importación- y la participación en el pastel publicitario, que ya tiene suficiente en estos momentos, según los anunciantes. Y el tipo de contenidos que ofrecerán los nuevos concesionarios deberán ser competitivos con los que ofrecen Televisa y Azteca, es decir, más de lo mismo con algunos destellos de brillantez posibles si se dispone del presupuesto para ello. Adicionalmente, el apagón analógico hará posible que –vía el llamado multiplexeo– en unos años Televisa y Azteca estén en posibilidades de contar con un estimado de 15 o 20 canales en televisión abierta cada empresa.  Vuelve la pregunta, con este escenario, ¿quién se anima a entrar en un mercado en donde todos los escenarios lo ponen de antemano como perdedor?

En resumidas cuentas el gran perdedor de estos escenarios es el televidente. El usuario de la televisión abierta no tiene más opciones que el sometimiento a una programación cada vez de menor calidad porque la competencia es artificial. Se trata únicamente de anteponer la misma opción –revistas matutinas, informativos, telenovelas o talk shows– para crear la ilusión de que se puede seleccionar dos opciones. Dos opciones que, a final de cuentas, son lo mismo aunque eventualmente con mejor calidad o innovando en México lo que en otros países ya son fórmulas más que probadas. Dos opciones que amenazan con literalmente multiplicarse para llenarse de contenidos con características similares. Y a esta multiplicación se añaden dos opciones que, al menos hasta el momento, cuentan con pocas opciones para competir formalmente en el mercado de la televisión abierta. Porque no nos engañemos, Milenio Televisión, de grupo Multimedios, puede. ser una alternativa interesante en materia de información. Pero está probado que una señal en televisión abierta con estas características no funciona. Canal 52 tiene una programación que ha logrado conquistar a una parte de la audiencia, pero de ahí a competir en televisión abierta con Televisa y Azteca hay un gran trecho.

En suma, por el momento no se visualizan opciones para el televidente. La alianza Televisa-Azteca en los umbrales del apagón analógico se encamina a la concentración en muchos sentidos, entre otros en materia de contenidos cuya calidad suele dejar mucho que desear. Las dos nuevas cadenas se enfrentarán en una desigualdad de condiciones que de entrada desanimará a más de un tirador, y siempre con el fantasma de la competencia en los términos dictados por el duopolio-monopolio. Las opciones abiertas por la producción independiente han ofrecido productos de calidad, pero eso requiere dinero. Igual que la importación de programas o la exhibición de películas, en caso necesario. En pocas palabras, a menos que en un mínimo de dos años aparezcan alternativas de acceder a presupuesto más allá de la publicidad, y/o que se abran espacios para una verdadera competencia de contenidos en términos dictados más allá de las condiciones impuestas por el mercado de la televisión abierta el televidente seguirá siendo el gran perdedor.

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2 comentarios a este texto
  1. Información Bitacoras.com…

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  2. La verdad que es una lástima. Soy radioescucha de algunas estaciones de radio en am y la verdad que tambien me molesta que muchos programas alternativos han salido del aire o simplemente no puedes escuchar por falta de recepción, producto de la falta de señal. Caso contrario la convergencia que sucede en FM que ahora pasan a señales digitales como grupo imágen o ACIR que los puedes escuchar sin perder señal en todo el DF y área metropolitana, digo no tengo nada contra estos conglomerados porque también hay algunos programas que me gustan, pero la verdad es que deberían dar oportunidad a radios comunitarias de Milpa alta, de delegaciones, de universidades, ONGs, Organizaciones civiles, etc. se que se pide mucho pero que pasará con esa transición digital en cuanto a radio se refiere, qué futuro correrán los que ahora hacen am. Se supone que con la nueva tecnología debe haber mas oportunidad para que haya muchas opciones, lo mismo que en la TV. Sin embargo debe haber más presión por parte de televidentes y radioparticipantes para abogar por mejores contenidos, por ombudsman que velen por derechos de lectores de periodicos o radioescuchas o televidentes… 

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