Telecomunicaciones: Del proyecto a la realidad

  • Impresiones sobre la iniciativa de Ley Federal de Telecomunicaciones presentada por el presidente Peña Nieto.
  • «Una excelente medida que esperamos no sea un espejismo más como la ley del trabajo, de salud, de vivienda y otras», dice Meléndez.
Foto: Presidencia Telecomunicaciones-16 por Saúl López/Cuartoscuro.com

Foto: Presidencia Telecomunicaciones-16 por Saúl López/Cuartoscuro.com

Por Jorge Meléndez Preciado

                  Parecía un sueño, aunque ya sabemos que en los mismos hay tropezones. Para otros resultaba increíble, pues  el candidato impugnado (a la cabeza los #YoSoy 132 y Jenaro Villamil)  en  su relación con Televisa, ahora le ponía un freno a los poderes fácticos más visibles (lo intocados, todavía, son los financieros), previa detención de la Maestra. Los partidos más importantes estaban exultantes, aunque sin reconocer a quienes durante lustros trabajaron  para este momento. En fin, era  una gran producción cinematográfica o televisiva.

Y hay una buena cantidad de aciertos para los redactores del documento, quienes trabajaron en secreto y olvidando a la sociedad civil. Quizá también a los radiodifusores, por eso éstos no llegaron al acto en la CFE. Aunque, para curarse en salud, Carlos Slim y Emilio Tercero festejaron la medida no obstante que perdieron en la bolsa de valores (el primero más de tres por ciento y el segundo cerca de uno por ciento). No así Ricardo Salinas Pliego, que enmudeció  aunque sigue en posesión del canal 40, el cual usurpa desde hace años.

Entre lo notable está, por ejemplo, la creación del Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel), que no dependerá del ejecutivo, con capacidad para decidir concesiones- ya no habrá permisos-;  que habrá tribunales  especializados en competencia económica, radiodifusión y telecomunicaciones;  ya no existirán los amparos para alargar conflictos- algo que se aprobó en la Ley respectiva-;  nadie tendrá más del 50 por ciento de mercado en televisión, telefonía fija o móvil e internet;  disfrutaremos, posiblemente, de  banda ancha para todos;  se regulará el derecho de réplica y las televisoras abiertas no cobrarán por ofrecer su programación.

El asunto fue aplaudido por muchos, por eso el mensaje que de volada emitió la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi), firmado por Aleida Calleja y Alberto Aziz Nacif.

Dice el comunicado que la “iniciativa es de gran calado y  combate la concentración, crea el Ifetel, garantiza la información y la comunicación… (e) instruye a crear nuevas cadenas de televisión nacional”.

Además la organización que aportó iniciativas al respecto, una  muy completa,  llama “a los partidos en el Congreso a aprobara a la brevedad las reformas que permitan crear un sector de telecomunicaciones más competitivo, plural y diverso”.

Se congratula la Amedi de la desincorporación de activos de operadores predominantes que concentren más del 50 por ciento del mercado.

Pero sabemos que el asunto no es tan sencillo, porque del proyecto elaborado por los miembros del Pacto por México a la aprobación por los congresos  estatales y nacional   hay que pasar varias aduanas, no muy sencillas ya que esos poderes fácticos tienen peso en todos lados. Y no darán su brazo a torcer fácilmente, aunque la mayoría festeje el asunto.

Además, en los reglamentos se pueden colar muchas interpretaciones que desvirtúen el sentido esencial de lo planteado. Eso es lo que ocurre en nuestro país frecuentemente. Ejemplos hay a montones y nadie se espanta del asunto.

Por eso vale la pena, desde ahora, adoptar un diputado y un  senador con el fin de presionarlo para que no falle. Y si se pone de acuerdo con los poderosos, denunciarlo abierta y públicamente. De esa manera podríamos garantizar que salga algo decoroso. Lo cual, por cierto, no traerá resultados inmediatos, ya que los expertos dicen que terminado el proceso  legal, tardarán cuando menos  cuatro años   para tener un modelo de comunicación diferente al oligopólico actual.

Si bien habrá una cadena pública nacional, no se sabe hasta ahora cómo será.  Es cierto que los canales  canal 11 y 22, y,  por otro lado,  las estaciones del Imer,  las indígenas y  Radio Educación no sufrirán modificaciones (Gabriel Sosa Plata, El Universal, 12 de marzo).  Pero cómo  garantizar  que  el canal no sea oficialista, algo difícil de lograr, pues encontramos  cambios en algunos  medios estatales hoy con una tendencia más proclive al PRI.

Tendremos  dos nuevas  cadenas de televisión. ¿Quiénes serán los beneficiados? Actualmente se habla de Carlos Slim, Olegario Vázquez Raña, la familia Maccise del estado de México (ligados a Peña Nieto), Juan Francisco Ealy Ortiz  y MVS. Es decir, todos concesionarios, incluso algunos de periódicos, radio y televisión.

Otro  temor es  que se abra la inversión extranjera directa  al 100 por ciento en telecomunicaciones y comunicaciones vía satélite y 49 por ciento en radio. Y es que en otros países, incluyendo el prototipo del capitalismo mundial, Estados Unidos, no se permite a nadie tener más de 30 por ciento de propiedad en un sector. Además,   se impide ser dueño de periódicos y televisoras. No se olvide que a la misma Televisa se le prohibió aumentar su capital en una estación yanqui.

Tienen razón varios, eso de legislar a favor de la veracidad contradice  las leyes internacionales, no se diga las nuevas prácticas en México.

Además,  esta propuesta que encabeza Peña Nieto  se lleva a cabo para estar menos rezagado en competitividad, sugerencia de la OCDE, más que deseo de transformación o reivindicación democrática. Tanto así que Standard and Poors nos subió la calificación de inmediato.

En síntesis, una excelente medida que esperamos no sea un espejismo más como la ley del trabajo, de salud, de vivienda y otras.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

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1 comentario a este texto
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