Víctor Ronquillo: Un periodista en la trinchera de los derechos humanos

  • Entrevista con el periodista y escritor mexicano con una trayectoria profesional de más de 25 años.
  • Es autor de obras como La nota roja en México, El blues de la Mataviejitas, La reina del Pacífico y otras mujeres del narco y Sicario: diario del Diablo.
El escritor y periodista, Victor Ronquillo, hablo de su su reciente libro “Migrante de la Pobreza”. El evento tuvo tuvo lugar en la Confederación Nacional Campesina. FOTO: VICTORIA VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM

El escritor y periodista, Victor Ronquillo, hablo de su su reciente libro “Migrante de la Pobreza”. El evento tuvo tuvo lugar en la Confederación Nacional Campesina.
FOTO: VICTORIA VALTIERRA/CUARTOSCURO.COM

Por Víctor Hugo Chamorro Hernández /

Estudiante de Ciencias de la Comunicación en la UAM Cuajimalpa

Periodista y escritor mexicano con una trayectoria profesional de más de 25 años, Víctor Ronquillo viste informalmente una camisa a cuadros color azul, pantalones de mezclilla y oscuros zapatos deportivos. Llega a la cita muy tranquilo. En su cara y cuerpo manifiesta una edad cercana a los  50 años de edad.  Su expresión y manera de hablar son cálidas, amigables. Él es un hombre firme y sencillo que entiende la función del trabajo periodístico  como un instrumento para mejorar la vida y los derechos humanos de las personas.

En un mundo como el nuestro sería una gran idea atender sus palabras cuando dice:

“Hay que darle dignidad al oficio de periodista. Esa dignidad se da con el compromiso social y siendo fiel a ciertos principios”.

La obra de Victor ha estado casi siempre vinculada con las causas sociales, ya que, como dice él:

“La función del periodismo es social, debe generar espacios de reflexión  que no se generan en la agenda del poder político. Nosotros tenemos que incidir en la creación de esas reflexiones y esos temas desde el ámbito periodístico. Por otra parte, creo que en una sociedad como la nuestra también generamos propuestas de auténtica información y de construcción de ciudadanía. Los periodistas tenemos una labor cívica que hay que realizar. Estoy convencido de que parte de nuestro trabajo tiene que ver con la denuncia frontal de los abusos del poder y de la corrupción”.

Tras haber estudiado la licenciatura en Letras Hispanoamericanas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM,  el primer medio donde ejerció el oficio periodístico fue El Nacional en 1983.  Fue jefe de información y guionista del programa televisivo Expediente 13 de Canal 13 y reportero de Canal 40.  Es Autor de diversas obras, entre ellas: La nota roja en México, La guerra oculta, Migrantes de la pobreza, El blues de la Mataviejitas, Ruda de corazón, La reina del Pacífico y otras mujeres del narco, Sicario: diario del Diablo.  Fue finalista en el Premio Rodolfo Walsh de la Semana Negra en Gijón, España, en 1994, por su obra La muerte viste de rosa. Gran parte de su carrera la ha dedicado al periodismo de investigación, lo que sumado a su convicción de izquierda, adquirida desde muy joven en el CCH Naucalpan.  No es extraño, por ello, que  en sus obras salgan a flote la denuncia, la crítica y el análisis de situaciones que violentan los derechos humanos.

El trabajo de Ronquillo no sólo es la denuncia y problematización de los hechos; tiene un fin que él  decidió hace años:

“Mi trabajo como periodista tenía que estar encaminado de manera muy clara a la defensa de los derechos humanos”.

Trabaja de manera independiente y no concibe a un periodista “ligado a ningún poder”. Él  ha mantenido su independencia a lo largo de los años, incluso trabajando en diferentes medios, lo cual no ha sido fácil: “Pago el precio de esa independencia: No tengo seguridad laboral, no tengo posibilidades de una pronta jubilación”. Pese a ello está conforme con su trabajo y a gusto consigo mismo:

“Tengo una enorme dignidad con la que he ejercido mi oficio. No sé si los compañeros que optaron por otros caminos duermen tranquilos o no. Creo que deben dormir muy tranquilos, se les nota que están muy felices, pero yo duermo con mucha paz y sigo fiel a mis convicciones, aun estos momentos en los que las cuestiones son tan difíciles”.

Y reconoce sin objeciones:

“Los espacios para los periodistas independientes, por razones obvias, se van cerrando cada vez más y en este momento es muy difícil, muy difícil mantenerse del oficio, seguir en el oficio. Estoy convencido de que hay que defender los espacios de difusión como verdaderas trincheras. Uno tiene que estar construyendo esos espacios”.

Aunque Ronquillo no se ha rendido, ha enfrentado muchos problemas que van más allá de lo económico, pues ha sido calumniado y difamado:

“El momento más dramático, más doloroso de mi vida fue después de la publicación del libro de Las muertas de Juárez. Yo lo preparé con mucho cuidado, temía una demanda judicial por parte del gobierno de Chihuahua, por parte del gobierno de Ciudad Juárez, por parte del sector empresarial. Cuidé mucho que el libro no tuviera esos flancos abiertos; fui muy riguroso con la  investigación. Al publicarse puso el dedo en la llaga de algo que sabíamos  estaba ocurriendo pero que no había sido documentado como en ese momento se hizo. Significó el primer libro sobre el tema. Tuvo una enorme acogida por los lectores y por los colegas periodistas. Yo estuve en Televisa, en TV Azteca, tuvimos una conferencia y me dieron la portada de Proceso. Obviamente todo eso incomodó a los sectores de los sótanos del poder involucrados con estos crímenes y, para mi sorpresa, la respuesta no fue una demanda jurídica del gobernador de Chihuahua o por parte del procurador de justicia. Lo triste de todo fue que, por medio de una campaña muy desleal, muy deshonesta, un grupo de supuestas académicas de Chihuahua denunció que yo había plagiado su libro, lo cual es francamente  falso porque ellas habían llevado un texto  a Editorial Planeta una semana o dos semanas después de que lo había registrado yo en Derechos de Autor. En el fondo de todo se trataba de una campaña para socavar uno de los elementos más importantes de un periodista: su credibilidad. El propósito era de desvirtuar los contenidos del libro y cerrar la posibilidad de que yo continuara con la investigación.

“En ese momento sí me lastimaron mucho pero, como siempre, mantuve la dignidad. Convocamos a una conferencia de prensa, presentamos el material que había investigado, presenté mi registro en Derechos de Autor y la Editorial  Planeta avaló mi trabajo. A final de cuentas yo me pregunto: ¿dónde estarán estos personajes? Yo sigo haciendo periodismo, sigo haciendo trabajo de investigación y la gente podrá dudar de mis capacidades pero no de mi integridad.

“Creo que el libro abrió un espacio de reflexión. Vinieron otros libros, videos, películas. Lo triste es que los crímenes siguen ocurriendo y el feminicidio es una grave realidad que todavía se expresa en Ciudad Juárez y en todo el país. Ese ha sido el ataque más violento que he sufrido: no me amenazó la vida pero fue un ataque urdido desde los sótanos del poder, no me queda la menor duda porque se repartieron fotocopias de las fuentes que yo había trabajado denostando mi trabajo y atacando mi credibilidad. Por fortuna eso no ocurrió y no solamente eso, sino que el libro abre un espacio de reflexión muy importante sobre los crímenes perpetrados en contra de las mujeres”.

En otra ocasión dejaron de publicarle en un diario importante:

“Hace poco  –asienta Ronquillo–, el director de un periódico muy importante donde yo colaboraba, un periodista muy conocido, televisivo, pidió a los directivos que no me publicaran más. No sé si es un acto de censura. Quizás tiene que ver con una cuestión personal porque a final de cuentas yo asumo mi trabajo desde esta perspectiva y yo creo que él se ve en ese espejo y ve lo contrario a su persona. Él anda en un Mini-Cooper y es otra cosa”.

Por suerte su vida no ha estado en peligro. Víctor es muy cuidadoso:

“Tengo una ética de trabajo. Sé que para los mañosos y los malos no importa, pero yo no trabajo con fuentes de información dudosas, no soy aliado de ningún narco ni de las corporaciones policiacas. Me muevo con libertad y mi trabajo es de investigación. Lo que hago es sumar elementos. Yo trabajo, investigo, denuncio asuntos que muchas ocasiones tienen que ver con ciudades de las que yo puedo salir y en las que no voy a permanecer mucho tiempo; es una estrategia. También trabajo con el apoyo y la vinculación con los compañeros periodistas  de distintas ciudades”.

Actualmente Víctor tiene un programa de radio que se transmite por internet en la página de la Secretaría de cultura del Distrito Federal donde, a pesar de ser un foro abierto por el gobierno, se permite tratar cuestiones sobre violaciones a la ley y a los derechos humanos:

“Hay entendimiento de mi parte, una comprensión y una identidad de ideas. Nunca ha habido un ejercicio de censura. En alguna ocasión he trabajado temas sobre la violencia social en el Distrito Federal. Aquí ha sido entrevistado el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, y dimos cauce al asunto de un muchacho que murió en uno de los separos de la delegación. No hay censura”.

El programa es resultado de la búsqueda por construir un foro donde se permita discutir y problematizar situaciones que atentan contra los derechos humanos y con lo cual se espera obtener beneficios para la sociedad:

“Hace tres o cuatro años decidí que mi trabajo  periodístico tenía que estar vinculado a la defensa de los derechos. Establecí una serie de estrategias que me llevaron a trabajar en diferentes medios y uno de ellos  en los que encontré respuesta y apoyo inmediatos fue Código DF. Es una estación de radio virtual de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal que dirige Verónica Ortiz, amiga mía desde hace muchos años y a quien le propuse  realizar un programa donde realizáramos un periodismo de investigación con el tema  de Derechos Humanos”.

El programa salió al aire hace  cuatro años y la segunda fase de ese proyecto pretendía generar una emisión de TV donde se realizara trabajo de investigación con la convicción de impulsar dos vertientes:  la construcción de ciudadanos, por una parte, y  la cultura del respeto a los derechos humanos, por otra.

En su extensa trayectoria como periodista, Víctor Ronquillo también ha sido coordinador de información del programa de televisión Punto de Partida, colaborador del noticiero Pulso de Radio Educación y de Grupo Informativo Imagen, de radio; cronista de Memoria de Papel, colaborador de Casa del Tiempo, Diálogos, El Nacional, El Universal, Encuentro, La Orquesta, La Palabra y El Hombre Memoria de Papel, México en el Arte, Punto, Reforma, ¡Siempre!, y Unomásuno.

Hace pocos meses  Víctor terminó otro proyecto:

“En el noticiario de Noticias 22   generamos reportajes sonre derechos humanos y otros temas. Ello  a la postre dio como resultado un programa de televisión que se llamó Nosotros los otros del cual hicimos tres temporadas. Fueron cerca de cuarenta programas y dos documentales que hicimos en coproducción con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación. Algo que es, en cierto modo, inédito porque, por un lado, tienes televisión con la aspiración de ser pública y, por otro, tienes esta instancia –el Conapred– que se vincula con la Secretaría de Gobernación. Es un proyecto muy interesante en donde la discriminación es el tema central para mostrarlo al público y generar empatía entre las personas que son discriminadas y el público televidente.

“Realizamos reportajes donde se contaban historias y se daba cuenta de que esta sociedad mexicana es altamente discriminatoria, genera espacios de discriminación muy fuertes, muy violentos. Hay detrás de ello un indudable problema de inequidad y justicia social.

“Hicimos un primera temporada con grupos de personas discriminadas donde comentamos lo que ocurre con las mujeres, con los jóvenes, con los niños, con las personas de diversidad sexual, con las personas mayores y con otros grupos más.  Luego hicimos una segunda temporada en la que hablamos de los procesos discriminatorios: de cómo la inequidad es un problema que tiene como elemento central la exclusión social, que es no reconocer  al otro como un ser humano. Tiene que ver con una estructura económica y social injusta que se traduce a procesos discriminatorios.  Trabajamos los procesos de discriminación y la violencia en los medios de comunicación, en el desarrollo humano como parte de ese proceso de inequidad e injusticia.

“La tercera temporada concluyó hace un par de meses. Trabajamos con lo que pueden ser casos arquetípicos de violaciones a los derechos humanos que permitieron mostrar en el programa realidades graves y ¡crudas! de discriminación. Encontramos, por ejemplo, cómo hay un proceso de discriminación en los medios de comunicación  al presentar a personas como culpables de delitos y exhibirlas sin haberlas sometido a proceso. Es muy grave; lo llamamos juicios mediáticos.  Como ese ejemplo hicimos muchos otros; fueron veinte programas de la tercera temporada.

“En buena medida mi tarea –destaca Víctor– siempre ha sido el darle voz a quien no tiene voz, estar involucrado con la tarea de la búsqueda de la justicia y también de entender los procesos sociales que generan a víctimas distintas.

“A lo largo de mi trabajo he documentado casos que tienen que ver, por ejemplo, con los crímenes perpetrados en contra de travestis en Tuxtla Gutiérrez en un libro que se llamó La muerte viste de rosa.  Otro trabajo que realicé fue el de Las muertas de Juárez donde documentamos la realidad que generaba esa violencia atroz en contra de estas mujeres, esta realidad social, esta degradación, esta presencia del narcotráfico y del crimen organizado con un enorme poder corruptor, generando la ley de la violencia y de la corrupción.

“Otro libro que me ha dejado satisfecho es Ruda de corazón. El blues de la mataviejitas,  que de alguna manera busca hacer comprender las razones por las que alguien en una sociedad como ésta puede erigirse en un asesino serial y perpetrar crímenes contra quien resulta más débil como son las personas mayores. A su vez esta mujer es una víctima que ya fue acusada y sentenciada por algunos de estos delitos, como los son también los sicarios”.

Ronquillo siempre busca ofrecer enfoques diferentes de las realidades y abordar temas pocas veces investigados, lo cual le permite profundizar en problemas con la esperanza de que su trabajo contribuya en la solución de los mismos: “Como parte de mi trabajo en los medios, estoy realizando una serie de reportajes, entrevistas y crónicas que se llaman Expediente abierto para el noticiario de Canal 22, donde nos enfocamos a problemas de coyuntura en la agenda nacional, por ejemplo: la cruzada contra el hambre, la inseguridad pública, la  migración y  la reforma en los medios de comunicación”.

“Otra parte de mi proyecto como periodista es investigar y documentar el trabajo de las comisiones legislativas en las cámaras de diputados y senadores, donde se hace un trabajo fundamental de investigación para legislar”.

Víctor Ronquillo aspira aprovechar su vasta experiencia y trayectoria profesional  para construir un proyecto integral encaminado a la formación de jóvenes periodistas, el cual espera realizar en colaboración con la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos en México  y, tal vez, con el Claustro de Sor Juana: “Es un proyecto con un perfil académico para continuar con la defensa de los derechos humanos”.

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