Cine oriental contemporáneo
Cineadictos
José Alfredo Flores Rocha
Colaborador de la publicación Cineadictos que edita la FES- Acatlán
El cine es una de las manifestaciones artísticas más fascinantes, pero también más complejas, ya que dentro de cada película se puede retratar una gran cantidad de situaciones, gracias al denominado lenguaje cinematográfico.
A lo largo de la historia, el cine ha reproducido de manera fiel la realidad de muchas naciones; ha sido testigo de sus tradiciones, cultura y formas de organización social, entre otras.
De allí que muchos países con producción cinematográfica propia, imprimieron en el cine su sello particular, desde las películas hechas en Hollywood hasta aquellas de naciones europeas que vinieron a revolucionar la forma de hacer cine, sin dejar de lado la gran aportación de los cineastas orientales, quienes con una visión muy particular han hecho de sus filmes productos culturales muy apreciados en el mundo.
Entre las más prolíficas de oriente destacan, sin duda, China, Japón y Corea del Sur, no sólo por la cantidad de películas que llegan a producir, sino por el destacado trabajo realizado por directores, actores y productores. De acuerdo con algunos cálculos, se estima que tan sólo en 2007 se estrenaron poco más de 400 películas japonesas, de las cuales 70 fueron distribuidas en gran escala en toda esa nación y en el mundo.
Si bien, en México el cine oriental es poco conocido para el grueso de la población, existen sectores importantes que lo siguen de cerca en foros, reseñas, festivales y muestras internacionales, lo que, aunado al impulso otorgado por las grandes cadenas exhibidoras de cine oriental de corte más comercial, permite apreciarlo, aunque sólo sea esporádicamente.
Un claro ejemplo de lo anterior son las cintas, El tigre y el dragón, Héroe, Casa de los cuchillos y la no menos impactante por los efectos visuales La maldición de la flor dorada, que puede llegar a convertirse en una película de culto, que no rehuye en ningún momento a la espectacularidad y los decorados suntuosos y que coloca al director chino Zhang Yimou al lado de Ang Lee en la cumbre de cineastas orientales que han entendido que el cine de aquellas latitudes puede llegar, sin perder su calidad, a un público más extenso, que vaya más allá de sus fronteras y capaz de ganar premios de la critica especializada.
Todo ello sin perder de vista el trabajo que, en su momento y en la denominada época de oro del cine japonés, realizaron directores de la talla de Akira Kurosawa, conocido también como el emperador del cine, con obras magistrales como Rashomon, Los siete samurais, El trono de sangre, Sueños y, desde luego, Rapsodia en agosto, considerada su obra cumbre y que lo coloca como el director de cine japonés mas reconocido y galardonado a nivel mundial, sin menospreciar el trabajo hecho en esta misma etapa por realizadores como Kenji Mizoguci y Yasujiro Ozu, quienes dejaron una profunda huella en la cinematografía oriental, además de una escuela muy importante en Japón.
Entre los directores de cine oriental más galardonados y polifacéticos destacan Takeshi Kitano, quien no sólo dirige y escribe, sino que además actúa; entre sus trabajos más destacados están: Hana-Bi ganadora del Léon de Oro, en Venecia, Brother, y desde luego Dolls, obra maestra de la cinematografía que lo encumbra como uno de los realizadores contemporáneos más prolíficos y conocidos en Occidente; le siguen Shoe Imura, Naomi Kawase y desde luego Masayuki Suo, directora de la cinta ¿Shall we dance? una película de gran éxito en Estados Unidos.
El artículo anterior se publicó originalmente en Cineadictos
y debe de citarse de la siguiente forma:
Flores Rocha , José Alfredo, «Cine oriental contemporáneo»,
en Cineadictos, Num. 75, septiembre, 2008.