El periodista como historiador de lo inmediato
- El historiador y el periodista buscan documentar la verdad de los hechos, pero mientras el primero se nutre de los sucesos pasados, el segundo de los presentes.
- Se basan en fuentes primarias y secundarias, documentos, entrevistas, testimonios orales, periódicos y revistas, bibliotecas y archivos.
Por Luis Velázquez
Publicado originalmente en RMC 65
El oficio de historiar es tan fascinante, como en todo, cuando hay pasión y voluntad por hacer las cosas. El historiador estudia el pasado para que los hombres y las mujeres del presente lo conozcan, entiendan y comprendan. Es algo así como un novelista de la realidad: cuenta hechos, sucesos, fenómenos reales de una manera interesante, ordenada, verídica y exacta.
El elemento de trabajo de un historiador es la mujer y el hombre. Cómo fueron los personajes y los hechos, los actos públicos, las conductas privadas, el pensar y sentir de los grupos y los pueblos.
Todo, hasta las pasiones humanas.
Con Herodoto, la historia se interesa más en el cómo de los hechos, y con Tucídides, el otro padre de la historia, importa más “responder a las preguntas del porqué y establecer las leyes que rigen los sucesos”, dice el maestro Luis González y González en El oficio de historiar, editado por El Colegio Nacional y Clío.
Entre el historiador y el periodista existen líneas convergentes: los dos buscan documentar la verdad de los hechos, pero mientras el primero se nutre de los sucesos pasados, el segundo de los presentes.
El hecho inmediato, el que está ocurriendo hoy, es el mundo del reportero.
Uno y otro, no obstante, tienen más líneas convergentes:
a) historiador y reportero deben saber escuchar a los semejantes: escuchar es fundamental en el oficio;
b) los dos estudian al hombre;
c) ambos se basan en fuentes primarias y secundarias, documentos, entrevistas, testimonios orales, periódicos y revistas, bibliotecas, archivos, registros públicos de la propiedad, hojitas parroquiales, etcétera;
d) en el trabajo de los dos de igual manera cuenta tanto lo externo, lo que ocurre afuera, como lo interno: los ideales y pasiones que mueven y explican las actitudes y conductas;
e) su elemento de trabajo son los hechos reales, auténticos, confiables: ninguno de los dos puede inventar los sucesos, como un novelista;
f) se escribe historia y periodismo cuando se gozan y padecen los hechos, y cuando la mente y el corazón sufren y se alegran con las dichas y desdichas de los hombres y mujeres: a diferencia del matemático que es frío con los números, ninguno de los dos puede permanecer ajeno, indiferente al drama o a la alegría;
g) historiador y reportero necesitan una gran sensibilidad ante los hechos y los hombres para entender y comprender los motivos de los demás;
h) los dos están interesados, no en el mundo entero, sino en un pedacito de él, en los sucesos de una región, un estado, un país, un grupo social: inverosímil abarcar el todo;
i) las dos partes siguen, están obligadas a seguir un método riguroso de investigación para descubrir la verdad de los hechos, más aún allí donde existen fuentes dudosas, caprichosas, mal intencionadas y perversas.
Es posible que en la exactitud de los datos, el historiador sea más exigente porque el tiempo es su aliado. También, quizá, disciplina y formación académica le permiten más rigurosidad. Desde luego, escribe para el mañana, y no para el hoy, como el reportero, y entonces, la exigencia es doble o triple.
Se entiende, claro, que cualquier oficio y/o trabajo científico necesita un personal especializado, técnicamente capaz para su buen desempeño. Y así, la metodología (y la asesoría de un historiador) son útiles al reportero para avenirse de más recursos para la investigación.
Cómo obtiene información un historiador
Ante todo, sigue el orden primario y básico de una investigación científica:
1) Planteamiento del problema.
2) Recopilación y selección de datos.
3) Formulación de hipótesis.
4) Organización de datos.
De hecho, y en la práctica así ocurre, cada uno de estos pasos del historiador, del sociólogo, del psicólogo, del economista, son los mismos que el reportero observa en la elaboración, de principio a fin, de un reportaje, cualquiera que sea su naturaleza: investigativo o de profundidad.
Algunos reporteros, por su formación académica, seguirán una metodología, y otros muchos, el dictado de su experiencia, instinto y fogueo en el campo de batalla.
Más aún: un periodista talentoso, pulido en la cátedra y en la práctica, en la academia y en la calle, en la teoría y en la sala de redacción, se convertirá en un notable investigador.
Convendría, entonces, precisar en qué consiste el oficio de historiar, según los pasos mencionados.
Planteamiento del problema
La investigación histórica empieza con la elección del tema, en que se incluyen, por un lado, la estructura teórica del trabajo que se ejecutará y, por el otro, las posibilidades –intelectuales, académicas, económicas– del autor y el equipo de colaboradores.
En algunos casos, los temas están condicionados tanto a los intereses políticos, sociales y/o económicos del historiador, como al partido político, instituto, gobierno o empresa que financia la investigación.
Otra veces, influye el dominio que sobre un tema concreto y específico tenga el historiador, su autoridad académica en la materia, así como la liquidez en recursos financieros y humanos disponibles.
Una vez que el tema está definido y aprobado, el historiador estudia el contenido a investigar, en donde se precisan una cantidad de subtemas por capítulo, siempre bajo la lupa histórica.
Luego, se revisa el material bibliográfico, a saber: las obras de consulta que existan en bibliotecas y archivos, y la consulta a especialistas en el tema.
Si el objeto de investigación está poco explorado, el rastreo de bibliografía llevará más tiempo para localizar fuentes primarias, documentos suficientes, hemerotecas abiertas al público, archivos disponibles, y se corre el riesgo de que el tema sea sustituido dada la escasez y/o limitación de fuentes y el incremento en el costo.
Así pues, el historiador se encarga de la parte teórica (fuentes informativas, técnicas, trabajo de campo, etcétera) y de la parte administrativa (recursos humanos y materiales, duración, tiempo en el gabinete y en el campo, fines, plan de trabajo, entre otros).
Ningún aspecto puede quedarse para después ni tampoco diseñarse al azar, sino por escrito, para definir una ruta crítica.
Recopilación de datos
Las fuentes –dependencias públicas y privadas que abastecen de datos– se clasifican en primarias y en secundarias.
Las fuentes primarias: forman parte del hecho histórico en sí mismo, a saber:
a) Documentos oficiales: en México, como en muchos países, se declaran secretos de Estado para consultarse 25 ó 50 años después, pero de cualquier manera (actas, memorias, acuerdos, gacetas) están en algún lugar y alguien podrá tener acceso o una copia.
b) Documentos privados: bancos, industrias, comercios, empresas, registran sus acciones y operaciones en libros contables, memorias, actas, que se conservan durante muchos años.
Tal tipo de documentos se guardan en archivos oficiales y privados:
—Informes de oficinas públicas y privadas: informes políticos, militares, económicos, sociales, son fuentes de primer nivel.
—Archivos eclesiásticos.
—Archivos particulares de familiares de los personajes de la historia.
—Archivos de coleccionistas.
—Documentos personales: autobiografías, memorias, diarios, cartas e historias de vida.
Las fuentes secundarias se derivan de la información existente en los documentos primarios, a saber: periódicos, revistas, libros y revistas especializadas, documentos estadísticos, documentos demográficos, biografías, discursos, antologías, bibliotecas, entrevistas, catálogos y museos, entre otros.
Con cada de una de estas obras y documentos, el historiador integra fichas, donde registra datos específicos, las fuentes de información, el contenido y su valoración, para utilizarlos en el momento oportuno.
Hipótesis
Las hipótesis son los enunciados a los que se puede llegar, sujetos a comprobarse en el transcurso de la investigación.
Las fuentes informativas, la base de datos, las experiencias y vivencias, el análisis de la realidad social, la cultura y la sensibilidad del historiador en su conjunto, permiten visualizar las conclusiones finales.
Las hipótesis son algo así como un punto de referencia: un eje temático sobre el que camina la investigación.
La organización de datos
Una forma eficaz y sencilla de recoger, evaluar, clasificar y archivar los datos es a través de fichas o tarjetas individuales.
El ficheo se sujeta a una rigurosa crítica a partir de la información acumulada en las fichas bibliográficas que el historiador ha elaborado desde la primera fase de la investigación.
Los datos se comparan, jerarquizan y analizan, sin olvidar que de hecho el proceso de la investigación es un acto comparativo entre la teoría y la práctica, o sea, entre los datos que ya existían y los que se están obteniendo.
Las fichas se pueden elaborar de dos maneras sencillas y fáciles de manejar:
a) Referenciales o bibliográficas
Ubican a las fuentes de información, que son documentos, libros, publicaciones periódicas (periódicos y revistas), manifiestos, acuerdos, edictos, desplegados, etcétera.
De igual manera, recogen los datos de una entrevista y describen objetos materiales (películas, fotos) que sirven de fuente informativa.
En cada ficha se registran datos fundamentales, como autor, sinopsis biográficas, título, editorial, año y número de la edición y resumen del contenido.
También existen fichas de documentos manuscritos y el tratamiento es el mismo de las fichas de libros, en las que se anotan el autor del texto, el título, el lugar y la fecha y una síntesis del contenido.
De un manuscrito también se describe si es un documento original, un borrador o una copia y su grado de veracidad.
En las fichas de entrevistas se registran los datos del personaje entrevistado, ya que aporta los datos y es la maxima autoridad en el asunto a tratar. En un párrafo anexo se anotan el objetivo de la entrevista y el resultado.
b) De contenido
Rafael Rivera Gallardo (Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana) dice en su antología Métodos y técnicas de la Investigación en el periodismo, que las fichas de contenido “recogen datos diversos, obtenidos de una o varias fuentes” y consta de los siguientes elementos:
—Texto, donde se destaca el hecho relevante de la investigación: el descubrimiento histórico, la noticia de ocho columnas, el dato puntilloso, espectacular.
—Epígrafe, que permite clasificar el dato recogido: la fuente, la editorial si es un libro, el lugar, la fecha, la página.
Estas fichas utilizadas por el historiador en su trabajo son de utilidad para los reporteros, la mayoría de los cuales no suelen llevar un archivo ni, cuando menos, tarjetas informativas de los temas del día.
En la Unidad Investigativa de un periódico, las fichas referenciales y de contenido son oro molido y con su técnica se pueden integrar los siguientes capítulos:
a) Una carpeta informativa por cada denuncia que llegue al equipo investigador vía telefónica, por correo, relación directa y/o lectura diaria del periódico.
b) Una ficha de cada denuncia por tema, persona, grupo político, económico, social y gobierno, en sus tres niveles: municipal, estatal y federal.
c) Una ficha por cada tip llegado al periódico vía telefónica, con el nombre de la persona que lo haya tomado, el nombre del remitente, la fecha y las noticias del día vinculadas con el tema.
d) Una ficha de cada uno de los funcionarios públicos, en que se registren las declaraciones, los discursos, las promesas y los hechos cumplidos. Cada reportero se puede hacer cargo del archivo de un funcionario.
e) Un archivo de la correspondencia que llegue a la Unidad Investigativa: comunicando ilícitos públicos y privados.
f) Un archivo de la correspondencia turnada a los funcionarios públicos para llevar el registro de su atención inmediata y en qué condiciones se dio o se está dando.
g) Una carpeta con recortes de prensa de las noticias puntillosas del día que permitan y vislumbren un panorama general.
h) Un seguimiento de los temas más importantes, ríspidos, polémicos, de la prensa regional, estatal y nacional (sobre todo, en el área de circulación del periódico) para abrir (y trabajar con) varios ejes de investigación al mismo tiempo.
i) Fichas informativas de las publicaciones periódicas de partidos políticos, grupos empresariales, gobiernos municipales, dependencias estatales, Congreso local, sindicatos, universidades, Iglesias…
Todos y cada uno de los reporteros del medio informativo deberían confeccionar un archivo con fichas sencillas y útiles, vigilados por su jefe inmediato, como si fuera parte de la carga laboral.
Así, pues, con tales técnicas provenientes del arte de historiar, es posible depurar, con mayor rigor y sustento argumental, el quehacer del auténtico historiador de los inmediato: es decir, del periodista.