¿Por qué México debería mirar más hacia Indonesia? (I)

  • Nuestro editor de Revista Mexicana de Comunicación visitó Indonesia, el país con la mayor población musulmana del mundo y nos presenta, en esta primera de tres entregas, un retrato de Yakarta, la capital del «gigante dormido».

Primera Parte

Yakarta: la ciudad sin peatones

Por Raúl López Parra

YAKARTA, Indonesia.- Mientras que en la Ciudad de México protestan por el incremento al costo del boleto del metro, al otro lado del mundo, en Yakarta, la capital de Indonesia, sueñan con tener un sistema de transporte público que desahogue los graves problemas de tránsito, causantes de que una distancia corta se recorra lo mismo en 10 minutos que en una hora, según la densidad vehicular. Ni el Transjakarta, la versión indonesia del Metrobús, ha logrado aligerar la congestión de las vialidades.

Una imagen cotidiana de Yakarta es el tráfico en las calles.

Una imagen cotidiana de Yakarta es el tráfico en las calles.

En Yakarta, la megametrópoli más grande del sudeste asiático, que alcanza las 12 millones de personas en los días laborales, sumando la población flotante de los suburbios, el metro es una promesa que se hizo hace más de 20 años. Apenas, a mediados de este año que termina, comenzaron los trabajos para su construcción, cuya primera fase finalizará en 2016, pero estará en pleno funcionamiento hasta 2020. También se edificará un monorriel, del que sólo se instalaron los pilares en 2005, pero nunca se edificó debido a la burocracia.

Estas son algunas de las acciones del gobierno local para enmendar lo que no se hizo en años. El reto es reinventar la caótica capital de la cuarta nación más poblada del mundo. La responsabilidad recae en el alcalde Joko Widodo, al que se le conoce como “Jokowi”. Es el político más popular del país y favorito para ganar las elecciones presidenciales que se disputarán en 2014.

Según los sondeos, si hoy fueran las votaciones él arrasaría 3 a 1 frente a su más cercano competidor. Pero Jokowi se ha descartado como candidato y ha dicho una y otra vez que lo dejen trabajar, que sus preocupaciones sólo están en Yakarta.

Apenas lleva un año gobernando pero su fama lo acompaña desde que fue alcalde de otra ciudad, Surakarta, a la que transformó de ser un territorio inseguro, dominado por el crimen, a un centro para la cultura y las artes que ha comenzado a atraer al turismo internacional.

El alcalde de Yakarta Jokowi es el político más popular de Indonesia/ Imagen de su campaña para acalde.

El alcalde de Yakarta, Jokowi, es el político más popular de Indonesia/ Imagen de su campaña para alcalde.

Jokowi aún no terminaba su gestión cuando su partido lo nominó para contender por Yakarta. Su paso por la ciudad de Surakarta lo llevó a ocupar el tercer lugar en el ranking de los mejores alcaldes del mundo, en su edición 2012, por detrás de sus homólogos de Bilbao, España y de Perth, Australia. El mexicano Alfonso Sánchez, alcalde de Matamoros, quedó en décimo lugar.

En 2010 el título del Mejor Alcalde del Mundo fue para el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard. En 2004, Andrés Manuel López Obrador, quien ocupó el mismo cargo de 2000 a 2005,  quedó en segundo lugar. Si algo tienen en común estos personajes es que han estado al frente de megametrópolis cuyo simple hecho de mantener su funcionamiento ya es una proeza.

El alcalde Jokowi, quien antes de convertirse en político era un hombre de negocios en el sector mueblero, hoy ya es visto como un líder global. Al menos por la revista Foreign Policy que lo ubicó en el ranking 39 de los “Pensadores Globales del 2013”, donde el contratista Edward Snowden ocupa el primer lugar y el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, aparece en el lugar 17.

Si Jokowi logra resolver los problemas de tráfico de Yakarta seguro ganaría el galardón del mejor alcalde del mundo. Es inevitable para el visitante extranjero no asombrarse por la cantidad de autos y motocicletas agrupados, como enjambres, que avanzan lentamente, cuando avanzan. La movilidad de los vehículos se deteriora año con año. En 2008 la velocidad promedio era de 20 k/h mientras que en 2012 se redujo a 16, y si la situación no mejora, los expertos prevén que para 2014 colapsará.

La ciudad ha extralimitado sus capacidades. El crecimiento del parque vehicular rebasa al de las vías de tránsito. Cada año se incorporan un millón de vehículos, de los cuales más de 60% son motocicletas y el resto se divide entre autos particulares, autobuses y minivan, pero el área de rodamiento de la ciudad es de sólo el 6% del territorio.

Del total de vehículos que circulan, sólo el 2% pertenece al transporte público que es percibido como inseguro e ineficiente. Por ello, los incentivos de las personas están dados para usar el transporte privado. Incluso quienes tienen menos recursos se endeudan para comprar una motocicleta. Aún así, un 30% de los yakartenses viaja en transporte público.

 

Uno de los transportes públicos usados en Yakarta.

Uno de los transportes públicos usados en Yakarta.

El tráfico es una escena que ocurre en todos los rincones de la ciudad. La Autopista del Sur, el cuento de Julio Cortazar donde los personajes desarrollan sus historias atrapados en un embotellamiento, cobra vida en Yakarta, pero la realidad supera a la fantasía.

Aquí no hay lugar para peatones. Las banquetas son un lujo ante la falta de espacios. En una ciudad donde tampoco hay muchas áreas verdes, los espacios recreativos de los yakartenses son los centros comerciales.  Algunos son gigantes y sirven como las zonas de caminata. Además ofrecen aire acondicionado, lo que permite a los habitantes guarecerse del calor húmedo que prevalece todo el año.

Los malls de Yakarta suman 130 y se siguen construyendo más. El alcalde ha tenido que prorrogar que se sigan desarrollando estos emporios del capitalismo. Están a la altura de los más lujosos de Tokio, Beijing y Hong Kong.  No es raro ver en el distrito del Triangulo Dorado, la zona más exclusiva comercial y de negocios, como el Polanco mexicano, lamborghinis y ferraris. Autos con velocidades de hasta 300 km/h pero que en Yakarta raras veces alcanzarán los 100 km/h. A los dueños no les importa correrlos, sino exhibirlos estacionados, como la prueba de su opulencia.

En la zona donde se encuentran los centros comerciales más exclusivos es común ver autos de super lujo.

En la zona donde se encuentran los centros comerciales más exclusivos es común ver autos de super lujo.

Los indonesios ricos han optado por comprar sus casas cerca de sus oficinas. Es el caso de Amanda, una joven acaudalada que vive cerca de un centro comercial. Se traslada en su camioneta conducida por su chofer. Cuando le pregunto cómo le hace para vivir con el tráfico, resignada responde: “tenemos que acostumbrarnos”. Ella no piensa cambiar de residencia. No le hace falta porque viaja al extranjero una vez al año. Esta vez irá a París. Además suele ir de compras a Singapur. El país vecino y miembro del club de las naciones desarrolladas, que esta a una hora y media en avión, es otro destino de shopping para la clase media y sobre todo para los descendientes chinos, uno de los grupos étnicos más prósperos de Indonesia.

Según el último censo, los indonesios de ascendencia china, de la etnia Han, suman apenas el 1.20% de la población, pero esta minoría posee las mayores fortunas del país. En mayo de 1998 fueron víctimas de un movimiento antichino que los culpó por la crisis económica que azotó el país y causó escasez de alimentos y desempleo masivo. La crisis derivó en la caída del entonces presidente Suharto y su “Nuevo Orden”, nombre con el que se identificó a su régimen que duró 31 años (1966-1998).

En el fatídico mayo, durante dos días de ataques contra los indonesios de ascendencia china fueron asesinadas mil personas y violadas cerca de 100 mujeres. Es un pasaje oscuro y traumático de Indonesia que todos recuerdan para pocos quieren hablar. La discriminación y el sentimiento antichino tiene varios capítulos en la historia de este país.

Cuando Mao y los comunistas fundaron la República Popular China, a los indonesios descendientes chinos se les acusó de mantener nexos con Beijing. No se les reconoció una plena nacionalidad indonesia, generándoles una crisis de identidad. No eran ciudadanos chinos pero tampoco el régimen los veía como nacionales. Se aprobaron leyes discriminatorias que prohibían la enseñanza del mandarín y les obligaban a usar nombres indonesios.

Tras la caída Suharto y la instauración de la democracia, las leyes discriminatorias han sido derogadas y se han reconocido los plenos derechos  de los descendientes chinos como cualquier ciudadano indonesio. No obstante, las heridas del pasado permanecen entre la minoría china. Los que tienen una mejor posición económica compran propiedades en el extranjero, particularmente en Singapur, por si las sombras del pasado aparecen de nuevo.

Pero ahora corren otros tiempos. Indonesia se mira como una tierra de oportunidades para todos los que sepan aprovecharlas y para ello hay que estar preparados. El aprendizaje del mandarín es una prioridad. Y abundan las escuelas que ofrecen cursos del idioma.  No puede ser para menos, China es el segundo socio comercial de Indonesia. En estos tiempos ¿quién no quiere ser socio de China?

México también tiene a China como su segundo socio comercial y ahora busca acercarse más a Indonesia, como una forma de diversificar sus relaciones comerciales.  Indonesia “es un gigante dormido”, nos dice la embajadora mexicana, Melba Pría, quien nos abre las puertas de su oficina para hablarnos de las relaciones diplomáticas y decirnos por qué debemos mirar más hacia el sudeste asiático.

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