Memo Salamanca
La política en tacones
Pilar Ramírez
Desde 2008, la Secretaría de Educación Pública instauró la aplicación de un examen para el ingreso al servicio docente, Veracruz lo hizo desde 2004, de modo que cuando la SEP entregaba por primera vez los resultados obtenidos por los maestros, en Veracruz se hacía por quinta ocasión; los puntajes que alcanzaron los aspirantes a maestros fueron tan lamentables que, por el hecho de ser un ejercicio nacional, inmediatamente los recogió la prensa señalando a los mentores. “Maestros reprobados”, “Premian a maestros reprobados”, “Maestros reprobados y ‘de panzazo’”, fueron algunos de los muchos titulares.
Hace un par de semanas, en Xalapa se celebró un congreso sobre la educación normal, con el objetivo central de analizar los problemas más acuciosos de este nivel educativo y qué le espera en los años venideros. Ningún diario lo publicó en primera plana, por supuesto que a nadie se le ocurriría que se llevara “la de ocho”. Unos cuantos medios en línea recogieron puntualmente el boletín de prensa que se emitió para el caso, lo cual se puede comprobar fácilmente porque las notas informativas son prácticamente iguales. Algunos medios cubrieron la inauguración buscando la nota por los funcionarios que se dan cita en ella, aunque sean también quienes nunca se quedan a escuchar lo que se dice en el congreso.
Si los maestros se dan un espacio de reflexión sobre su propio quehacer y discuten cuál puede ser su futuro de mediano o largo plazo, si debaten acerca de la pertinencia de los planes de estudio con que actualmente se les forma, si conviene o no cambiar el modelo educativo que los guía o sobre las posibilidades reales de mejorar la formación de maestros tienen garantizado el silencio, la ciudadanía no se entera de estos esfuerzos; los maestros son noticia sólo si hay algo lastimoso que exhibir de ellos. Ya ni decir que ningún medio recogió alguna de las muchas conferencias en las que se abordaron con gran tino varios aspectos que enfrenta actualmente el normalismo y que explicarían en buena medida los decepcionantes resultados que obtienen los maestros en el examen para ingresar al servicio docente.
El congreso fue muy atractivo porque tal como se pidió al principio, hubo reflexión y hubo debate. Uno de los más interesantes fue acerca de si debe haber o no modificación en el modelo curricular que hoy utilizan las normales para formar a los maestros de educación básica. Las autoridades de la SEP declaran que la iniciativa provino de las propias escuelas, lo cual es posible ya que una decisión delicada y potencialmente polémica no tendría por qué ser interés prioritario de la autoridad educativa. Los puntos difíciles se han intentado neutralizar con una factura colegiada del nuevo modelo, se ha hecho intervenir a representantes de todas las entidades y se abrió además una vía de participación en la página de la Secretaría de Educación Pública con consultas sobre los avances en la elaboración del nuevo modelo. Sólo dos mil personas han respondido a la invitación, aunque la opción está abierta a todo el que desee hacerlo. Algún despistado criticó que la reforma pretenda hacerse con una consulta a dos mil maestros, sin haberse enterado siquiera que tal consulta está abierta para todo el que desee participar.
Algunos maestros ―y también ciertos conferencistas― se pronuncian en contra de la reforma curricular, argumentan que la anterior tiene pocos años de haberse realizado, que sólo dos generaciones producto de dicho modelo han egresado o desconfían de una propuesta de cambio proveniente de las autoridades. No argumentan si el modelo actual es bueno o malo, no conocen el nuevo modelo, de hecho nadie lo conoce porque todavía no está concluido, lo único que saben es que no quieren el cambio. Argumentar la perversidad de las autoridades es en estos casos, un camino muy socorrido para descalificar cualquier propuesta aunque pudiera ser positiva o para evitar los argumentos cuando no se tienen. Quizá esperan que más maestros mal formados egresen y que más generaciones de niños mal preparados demuestren que sí es necesaria una reforma en la formación de maestros.
El investigador de la UNAM Ángel Díaz Barriga, también maestro normalista, planteó de una manera muy clara, quizá con un poco más de franqueza de la que soportan algunas delicadas pieles normalistas, que el cambio es no bueno, sino absolutamente necesario porque el actual modelo es sumamente empírico y no permite a los maestros hacer una elaboración conceptual de su propio trabajo, lo cual les deja escasas opciones para incidir tanto en su propia formación como en su desempeño profesional. Señaló, por supuesto, la responsabilidad institucional y la de las autoridades, pero dejó en claro que también existe una responsabilidad individual. No se puede culpar de todo a la autoridad, al sindicato, al supervisor, al director, al modelo, a la institución y pretender que no hay un compromiso personal.
Díaz Barriga criticó las evaluaciones estandarizadas tipo Ceneval, como han hecho otros investigadores, pero, aunque no lo planteó así, se puede concluir que los maestros deberían contar, al menos, con la capacidad para superar este tipo de exámenes.
La comunidad normalista tiene ante sí una tarea de grandes dimensiones que rebasan a esa comunidad. Sus repercusiones, para bien y para mal, son mucho más amplias. Como bien dijo al inicio de esta jornada José Guillermo Trujillo, quien comandó los trabajos para que los normalistas se dieran cita en este autoexamen, hay muchas críticas y poco trabajo. Se requiere, dijo, una visión crítica, pero también propositiva. Un congreso de esta naturaleza no le interesa sólo a los que van a oír a los especialistas o a los que presentan un trabajo; le importa a los padres de familia, a la niñez mexicana y a todo aquel que está, desde cualquier posición, en contacto con el sistema educativo mexicano. Los medios no saben lo que se perdieron. La gran cantidad de aristas que tiene este asunto les hubiera dado nota tras nota y les prepararía para enmarcar la información que próximamente tendrán sobre los resultados de Enlace o de los exámenes a los maestros.
Periodista y colaboradora de la RMC
El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:
Ramírez, Pilar, «Maestros» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
México, mayo.
Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/politica.htm
Fecha de consulta 6 de mayo de 2010.