América Ferrera: Terminó el mito de las latinas volcánicas
Por Leticia Urbina Orduña
Colaboradora de la publicación CineAdictos que edita la FES- Acatlán
La primera generación de actrices latinas que arribó a Hollywood tuvo que conformarse con papeles estereotipados de volcanes sexuales. Desde Dolores del Río hasta Katty Jurado, ser latina implicaba ser la prostituta de la película, ya por una inmoralidad supuestamente intrínseca o porque su debilidad las hacía víctimas del vicio al carecer de las virtudes anglosajonas.
La segunda generación se liberó del estigma de la prostitución, pero no de la etiqueta «sexy», que prevalecía sobre las capacidades actorales de mujeres como Eva Longoria, Salma Hayek o Jennifer López, cuyos rostros «exóticos» se apoyaban también en figuras esbeltas, como manda el canon hollywoodense.
Por eso, no deja de ser esperanzadora para las actrices latinas la ascendente carrera de América Ferrera quien, a los 25 años de edad, y ninguno de los atributos físicos que la Meca del Cine impone, ha ganado importantes premios como el Globo de Oro, el Emmy, el Premio del Sindicato de Actores de la Pantalla y el Premio Family Television.
Hija de inmigrantes hondureños, es la menor de seis hermanos que debió criar sola su madre, mientras trabajaba coordinando el equipo de intendencia de un hotel. A los ocho años de edad, América comenzó a participar en obras de teatro escolares, al tiempo que pasaba buena parte de sus días en la oficina de su mamá.
Como en la mayoría de las familias latinas, un título profesional era el sueño de los padres para garantizar el futuro de sus hijos. Los seis hermanos Ferrera lo obtuvieron. América es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de California, donde también finalizó la carrera de arte dramático. Empeñada en actuar acudió a decenas de audiciones en las que su físico resultaba un obstáculo.
Paradójicamente, ese físico fue el que le ganó el papel de Ana García en «Las chicas reales tienen curvas» (2002), una méxico-americana a la que su familia trata de impedir que acepte una beca en la universidad, pues no quieren que deje su trabajo como planchadora en la empresa familiar, mientras su madre vive obsesionada con hacerla adelgazar para que consiga un buen marido. Esa actuación realizada a los 17 años le valió el premio a la mejor actriz en el prestigioso Sundance Festival.
En los siguientes cinco años filmó cuatro películas: «The Sisterhood of the Traveling Pants» y «Lords of Dogtown» en 2005, «Steel City» en 2006 y «La misma luna» en 2007. Mientras tanto, trabajaba en las series de televisión «American Familiy», «Plainsong» y «CSI». En 2008 hizo una segunda parte de «The Sisterhood» y pronto se estrenarán: «Cómo entrenar a tu dragón», cinta animada en la que hace el doblaje de voz de Astrid y «The Dry Land», un filme sobre la guerra de Irak y cuyo personaje es la esposa de un excombatiente.
El personaje televisivo que interpretó en los últimos tres años -el protagónico de Betty la Fea en la versión norteamericana producida por Salma Hayek- la hizo más conocida al alcanzar en su primera temporada 11 millones de televidentes. Nuevamente su físico -1.62 de estatura según unas fuentes, 1.55 según otras- y su capacidad como actriz se impusieron sobre los férreos estereotipos norteamericanos.
Sin embargo, no es una mujer descontenta con sus atributos: la prueba es que aseguró su sonrisa en 13 millones de dólares.
El artículo anterior se publicó originalmente en CineAdictos
y debe de citarse de la siguiente forma:
Urbina Orduña, Leticia, «América Ferrera,la actriz que acabó con el mito de las latinas volcánicas «,
en CineAdictos, Num. 91 ,febrero, 2010
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