El cine por celular
Tecnología y sociedad: ¿Una pequeña obra de arte?
- El tamaño y la portabilidad de los teléfonos móviles los convierten en herramientas idóneas para grabar la vida cotidiana.
- El festival Filmpocket es el principal escaparate para la creación artística que experimenta con este formato.
- «En la literatura podría compararse a los haikus, aunque lo que pasa en los celulares en muchas ocasiones es menos romántico», asegura Gómez Mont.
Por Carmen Gómez Mont *
Publicado originalmente en julio de 2009
Una vez más, el Filmpocket 2009 reveló la magia del teléfono celular durante su quinto Festival en París (12, 13 y 14 de junio) destinado a seleccionar, evaluar y premiar los mejores cortometrajes creados a nivel mundial en este pequeño medio.
El suceso es digno de mención por varios motivos: en primer lugar, el Foro de las Imágenes, institución que lo organiza, muestra en esta ocasión avances realmente notables en la generación de imágenes en movimiento en formatos de corta duración. En segundo lugar, el potencial expresivo de los participantes manifiesta modalidades dignas de mención que cubren varios géneros: desde producciones para niños hasta cortos realizados por los consagrados del cine. En tercer lugar, el Filmpocket Festival es el más reconocido hasta ahora a nivel mundial por su pertinencia y la calidad de productos que son seleccionados por un jurado altamente calificado. El festival congrega lo mejor de la producción mundial al recibir casi mil 500 filmes provenientes de los cinco continentes.
La producción de cortos por teléfono celular es un movimiento que levanta expectativas debido al creciente número de personas que cuentan con uno (casi 65% a nivel mundial, y en el caso de México casi 80 millones de usuarios) y descubren cómo por medio de la cámara integrada a su teléfono pueden registrar significativos eventos de su vida cotidiana.
El mayor desafío en la creación de video por celular parte del potencial para expresar ideas y sentimientos en formatos que van de uno hasta cinco minutos. Alemania, otro país pionero, ha logrado proyectar ideas, sentimientos e historias en formatos de hasta menos de un minuto: un esfuerzo de síntesis e intensidad en la expresión sin antecedentes en la cinematografía. En la literatura podría compararse a los haikus, aunque lo que pasa en los celulares en muchas ocasiones es menos romántico. Cabe señalar que con un celular se pueden grabar hasta 30 horas seguidas, pero el reto sigue siendo hoy la corta duración, al menos en su estructura de base.
El discurso de lo corto parece ser lo nuestro, lo del siglo XXI, cuando una mayoría tiende a vivir en las grandes urbes. Constituye una expresión más de lo fragmentario. Patrick Mediano señala al respecto que las grandes ciudades favorecen estos movimientos que se traducen en relatos breves, casi instantáneos, insertos en marcos de vida cotidiana pero muy intensos. Tal posibilidad atrae a gran parte del público joven porque constata que con muy pocos recursos se puede hacer mucho.
Este movimiento es de dimensiones tan amplias y su desarrollo tan experimental que aún no se sabe cómo evaluar los cientos de materiales que los aficionados van creando. Es como llevar un apunte en la mano y seguir el día a día de nuestras vidas.
Un factor que no debe de pasar inadvertido radica en el hecho de que gran parte de pintores, cineastas, escultores y músicos, entre muchos más artistas, han tomado al teléfono celular entre sus manos. Ese factor ha hecho que los productos sean altamente creativos y las propuestas que van llegando destaquen por la originalidad de las temáticas y la calidad de las tomas.
Olivier Ducastel, por ejemplo, produjo una toma de un minuto durante 70 días para después realizar un montaje y llevar a cabo la constitución de un largometraje formado por miles de fragmentos de un minuto.
Richard Texier, otro de los invitados al festival señala, por ejemplo, que la cámara de un celular le sirve para ir tomando notas de todo lo que ve en la calle:
Es una manera de crear una memoria instantánea de toda la gente con la que te cruzas. En ciudades constituidas por miles de impulsos visuales sonoros y de encuentros personales, es una manera de conservar la huella de lo que te dijeron, de lo que te interesa, de lo que te puede influenciar.
Texier afirma que una de las partes que más le han fascinado del celular es la posibilidad de filmar la intimidad de las personas en sus actos de creación, y la gente ni siquiera se da cuenta de ello por ser tan pequeña la cámara.
Uno de los cortos que mayor resonancia causó dentro del festival es Rojo muy muy fuerte y alude el proceso de creación de un artista chino.
Se filma sin ambición, sin querer hacer una gran obra y eso es muy bueno. Texier señala con razón que se llega a tocar lo universal a través de historias intimistas, secretas, porque todo mundo las experimenta de alguna manera.
Resulta importante no perder de vista este rubro en México por la calidad de su cinematografía y de sus cineastas. Si se trabaja tal género desde ahora se podrá crear una escuela de expresión con rasgos tan propios como lo han logrado hasta ahora hacer los largometrajes mexicanos.
Publicado originalmente en la RMC #117: Julio – agosto de 2009
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