Televisión digital: la visión del ministro Góngora

El Universal, Finanzas, 21 de agosto de 2007

 

Telecom y medios

 

Gabriel Sosa Plata

 

Para el ministro Góngora es “inconcebible en una democracia” que el Estado haya renunciado a la redistribución del espectro radioeléctrico necesario para concretar los derechos fundamentales de libertad de expresión, información y prensa, a través del acuerdo de TDT.

 

Del interesante documento sobre el voto razonado y los efectos que, a su parecer, debe tener la sentencia sobre la acción de inconstitucionalidad en contra de la ley Televisa, el ministro Genaro David Góngora Pimentel plantea una propuesta que merece una atención especial de los legisladores: la necesidad de eliminar el acuerdo mediante el cual México eligió el estándar estadounidense de televisión digital terrestre (TDT).

 

“…Como consecuencia de la declaración de invalidez del citado artículo 28 (relativo a la prestación de servicios adicionales de telecomunicaciones en canales de radiodifusión, incluido en la Ley Federal de Radio y Televisión), debe también expulsarse del ordenamiento jurídico el Acuerdo A 53 ATSC que consagra los mismos privilegios respecto de los cuales este Alto Tribunal se ha pronunciado en contra”, escribió Góngora Pimentel.

 

El ministro afirma que dicho acuerdo, publicado el 2 de julio de 2004 (misma día y mes, qué casualidad, del cumpleaños de Vicente Fox, de su boda con Marta Sahagún y de su triunfo en las elecciones de 2000), es contrario a la pluralidad mexicana. Y lo justifica técnica y jurídicamente. Refiere que con la adopción del estándar estadounidense A/53 ATSC (Advanced Television Systems Comittee) y la política para su implementación, nuestro país mantuvo el modelo de privilegios y de concentración existente en la televisión mexicana.

 

En efecto, el estándar ATSC requiere, como sucede con la televisión analógica actual, de 6 megahertz (mhz) para cada uno de los canales, con el fin de ofrecer imágenes de alta definición, sonido semejante al de un disco compacto y, claro, servicios de telecomunicaciones adicionales. Los estándares DVB e ISDB, desarrollados, respectivamente, por los europeos y japoneses pueden ofrecer en general los mismos servicios de ATSC.

 

Sin embargo, en otros países, como España, donde se adoptó el DVB, el Estado aprovechó las bondades de la compresión digital y tomó la decisión de dividir los canales en, digamos, subcanales para ser explotados no por uno sino por varios operadores. Al hacer más angostos los canales, se sacrificó la posibilidad de transmitir en alta definición —dado que para ello se requiere de más mhz—, pero se abrió el espectro para nuevos emisores, sin perderse los demás atributos de las transmisiones digitales.

 

Al analizar las implicaciones del artículo 28 y su relación con el acuerdo de TDT, algunas de ellas expresadas durante la discusión de la acción de inconstitucionalidad de la ley Televisa, el ministro Góngora recuerda que el gobierno optó por la obligación de utilizar la alta definición en 20% del tiempo (lo cual implica el uso de casi el total de los 6 Mhz), pero en el resto del tiempo se otorgaba la posibilidad para que los empresarios de la televisión utilizaran el espectro sobrante para servicios de telecomunicaciones.

 

“Lo anterior da cuenta de la multiplicación de los panes y los peces: además del negocio original de la radiodifusión” tendrían “hasta 65% del espectro para utilizarlo en otros servicios de telecomunicaciones, gracias a los avances tecnológicos, a la decisión del secretario de Comunicaciones y Transportes y a la actuación del legislador que acorazó el acuerdo y lo llevó a nivel legal, a través del artículo 28 impugnado…”

 

Y agrega:

 

“Esta decisión es contraria a la Constitución Federal. Hasta qué punto es válido que una nación pluricultural con 103 millones de habitantes el legislador decida que es preferible ver televisión con mejor calidad… por encima de una asignación pluralista de las bandas de frecuencias que permita la participación de más voces en el diálogo haciendo posible una democracia efectiva”. Y se pregunta: “¿Por qué debemos preferir la riqueza colora de la transmisión de alta definición durante 20% del tiempo a costo del monopolio monocromático de las empresas de televisión?”.

 

Para el ministro Góngora es “inconcebible en una democracia” que el Estado haya renunciado a la redistribución del espectro radioeléctrico necesario para concretar los derechos fundamentales de libertad de expresión, información y prensa, a través del acuerdo de TDT. Por lo anterior es que propone la eliminación de dicho documento. Sin embargo, más adelante, al referirse a los efectos, matiza y dice que la invalidez del artículo 28 debe extenderse sólo a la parte en la que el acuerdo se refiere a la prestación de servicios adicionales de telecomunicaciones en los canales de televisión digital.

 

La propuesta del ministro Góngora impacta en el futuro de la televisión y en los servicios convergentes. ¿Los legisladores meterán mano en el acuerdo, elaborado fundamentalmente por Televisa, al establecer nuevas reglas a rango de ley, fomentar la pluralidad y modificar el modelo de TDT que hoy tiene 36 canales al aire? ¿Es posible echar atrás una decisión que, como ocurrió a lo largo del gobierno foxista, fue tan benéfica para el duopolio de la televisión? En caso de que el acuerdo no se toque, ¿cómo se regularán los servicios adicionales en la televisión digital, con base en los principios establecidos por el ministro y la Corte?

 

Calderón, Tabasco y radioarte

 

Tal vez el presidente Felipe Calderón no sepa qué está pasando en Tabasco y sus medios de comunicación. Y esto lo decimos porque extrañamente el pasado jueves 18 de agosto envió una carta de felicitación al director de “Tabasco Hoy”, Miguel Cantón Zetina, por los 20 años de este periódico. Sin embargo, ese “respaldo” fue aprovechado por este medio para arremeter contra el director del diario Presente, Carlos Pineda, y desatar una nueva guerra de medios que, desde el arranque del gobierno de Andrés Granier Melo, viene registrándose en esta entidad por diferencias que van desde el enfoque editorial y la rebatinga por los recursos de comunicación social del gobierno hasta acusaciones de lavado dinero.

 

El radioarte. Un género sin fronteras es el más reciente libro de Lidia Camacho, directora de la Fonoteca Nacional. En la presentación participarán Javier Esteinou, Gabriela Warkentin, Julio Estrada, Jorge Reyes y Guillermo Santamarina, además de la autora. La cita es este jueves 23 de agosto, a las 19:00 horas, en el auditorio de la Librería Rosario Castellanos, del Centro Cultural Bella Época, ubicado en Tamaulipas 202, colonia Condesa. Felicidades, Lidia… En mi blog (www.radiomexicana.blogspot.com), respondo la carta enviada por los representantes de Genomma Lab sobre el conflicto de intereses de un funcionario y una ex funcionaria de Cofepris denunciado en esta columna la semana pasada.

 

Profesor e investigador invitado de la AUM Cuajimalpa. Columnista de El Universal y
coordinador del Consejo Editorial de la Revista Mexicana de Comunicación. http://radiomexicana.blogspot.com

 

 

 

El siguiente es un ejemplo de cómo debe citar el anterior artículo.

Sosa Plata, Gabriel, «Televisión digital: la visión del ministro Góngora» en El Universal,
México, Num. 32, 810, 21 -VIII- 2007, Telecom y otros medios, Finanzas.

Deja una respuesta