Ramonet a la mesa

El intelectual visitará México en octubre


José Luis Esquivel Hernández

Profesor de Periodismo en la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Doctor por la Universidad Complutense de Madrid.

De hablar pausado, con lenguaje claro y preciso, y con dominio y convicción sobre lo que dice,  Ignacio Ramonet nos recibe en su despacho en la avenida Stephen-Fichon número 1 del Barrio 13 de París, donde infinidad de libros esparcidos por todas  partes nos perfilan a un intelectual comedido, dispuesto a crear un ambiente de tranquilidad, afabilidad y sosiego para una plática concertada desde Monterrey con miras a publicarla en la RMC.

Ramonet está invitado a participar en el Fórum Universal de las Culturas y el Conocimiento, que se llevará a cabo a partir del 20 de septiembre en Monterrey, y a pesar de las críticas que le hacen algunos de sus amigos por hacerse presente también en el primero celebrado en Barcelona, admite que “siempre es bueno debatir para conocer la verdad de los demás y defender la propia”.

Por eso ha aceptado sentarse frente a Álvaro Vargas Llosa el 17 de octubre, pues no cabe la menor duda de que el Fórum es viable si se sabe encauzar la pluralidad de ideas que han de airearse con toda libertad en un escenario que será continuación del que tuvo lugar en Barcelona, “al que apoyó inclusive la Generalitá, como ahora lo harán los recursos del Gobierno Federal y de la iniciativa privada, como Cemex, que usted ha visto cómo ha llegado su imagen hasta el Río Sena”.

Ignacio Ramonet nació el 5 de mayo de 1943 en Redondela, Pontevedra, al norte de España, y fue educado en Marruecos hasta los 16 años de edad. Durante sus años universitarios, en la década de los sesenta tuvo como maestro a Roland Barthes en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, donde obtuvo el doctorado en Semiología y en Historia de la Cultura.

Roland Barthes –indica Ramonet– era una persona encantadora y además un gran pedagogo a quien le tuve un especial aprecio por su dedicación a la cátedra y su firme convicción en la defensa de sus principios de vida.

Con el surgimiento de la revista Communications, en 1960, con su enfoque sociológico, se abre al interés que despierta la nueva cultura de masas y es el propio Barthes quien se ocupa de esas cuestiones, dada la importancia de la problemática del lenguaje, recuerda su exalumno.

A partir de 1966, aproximadamente, Barthes conjuga el interés por la comunicación de masas con la literatura, y es cuando el italiano Umberto Eco va en busca de las estructuras de significación del mito James Bond. También en ese año Barthes dirige un seminario sobre la sociología de los signos, símbolos y representaciones, y en 1967 dirige otro dedicado al análisis estructural de una novela muy popular.

Testigo de tan fructífera época, Ignacio Ramonet quedó marcado por su pasión por la crítica literaria de Barthes y por la pasión no menos acentuada en el profesor francés hacia los signos en el sentido que le dio al término Ferdinand de Saussure.

Director de Le Monde Diplomatique

Al paso de los años, Ramonet se convirtió en catedrático de Teoría de la Comunicación en la Universidad Denis Diderot en París VII y profesor invitado de la Universidad Carlos III de Madrid, además de sustituir en enero de 1991 a Claude Julien como director de Le Monde Diplomatique, en donde comenzó a trabajar en febrero de 1973, justamente cuando empezó a dirigirlo Claude Julien.

El periódico, fundado en 1954 nació como suplemento del conocido diario francés Le Monde, y allí concentraba los temas correspondientes a las relaciones internacionales.

Ramonet, experto en asuntos de difusión informativa, excelente periodista y conocedor de las cuestiones económicas, políticas y sociales contemporáneas, ha colocado a la publicación que dirige en el centro de la batalla de ideas contra la globalización neoliberal que pretende dominar al mundo.

Con una visión planetaria, en las páginas de Le Monde Diplomatique encuentran refugio, promoción y aliento las causas justas, democráticas y populares de todos los continentes. Su tiraje ya es superior a los 220 mil ejemplares, con más de 10 versiones en diferentes idiomas.

En 1998, Ramonet fundó en París la Asociación por una Tasa sobre las Transacciones Financieras Especulativas para Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC), cuya idea original la difundió en el editorial de Le Monde Diplomatique correspondiente a diciembre de 1997, bajo el título “Desarmar los mercados”. Hoy día tiene organizaciones en 40 país es y su sitio web es www.attac.org, que se nutre desde 32 naciones.

Ramonet también es promotor del Foro Mundial de Porto Alegre que se celebra todos los años en la ciudad brasileña, coincidiendo en fechas con la del cónclave anual de Davos, Suiza, donde se reúnen los poderosos del mundo.

Numerosas críticas

Ramonet está consciente de las críticas al por mayor que despierta su activismo social y su ideología. Por ello no es extraño que el 24 de febrero de 2007 Mario Vargas Llosa haya publicado en La Nación de Buenos Aires, Argentina, una reseña del libro El regreso del idiota para atacarlo a él y a quienes comparten su visión crítica.

La aparición, hace 10 años, del Manual del perfecto idiota latinoamericano, escrito por Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa, sirvió para arremeter con humor y ferocidad contra los lugares comunes, el dogmatismo ideológico y la ceguera política que ha llevado al atraso a América Latina. Y esta vez los tres autores vuelven a sacar las espadas con El regreso del idiota, precisamente contra idiotas que parecen reproducirse a la velocidad de los conejos y cucarachas, escribe Mario Vargas Llosa en La Nación.

Y en esa tesitura, el libro habla de la izquierda vegetariana y de la izquierda carnívora. La primera, moderada, que no reniega de la democracia y el mercado porque acepta la unidad entre las libertades política y económica. Dentro de las personalidades de tal izquierda destacan figuras de la talla de Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, Lula da Silva, Tabaré Vázquez, Alan García e, increíblemente, Daniel Ortega, que comulga con su antiguo enemigo: el máximo representante de la Iglesia Católica en Nicaragua.

En cambio, al referirse a la izquierda carnívora, que no se ha dado cuenta de la caída del Muro de Berlín y de la desa- parición de la Unión Soviética, apunta su intolerancia y proclividad a la dictadura política y economía estatizada. Y dentro de esa izquierda resaltan nombres como Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correo, así como sus ideólogos Ignacio Ramonet, Noam Chomsky, Alfonso Satre y Harold Pinter.

Tengo críticos hasta entre mis amigos –puntualiza Ramonet– cuando acudo a debatir ante quienes no piensan como yo. Por eso me interesa sentarme frente a Álvaro Vargas Llosa el 17 de octubre, para ver si sostiene sus argumentos.


Comunicación masiva

Recién acreditado Doctor Honoris Causa por la Universidad de La Habana, Cuba, Ignacio Ramonet recuerda que también este año le otorgaron un nombramiento similar en la Universidad de Córdoba, Argentina, y en 2003 en la Universidad de Santiago de Compostela de España, además de recibir en 2007 los premios de la Comunicación Solidaria, de Córdoba, España, y por su profesionalismo periodístico, de Argel.

En el año 2000 había recibido los premios al Mejor Periodista del Año en Gerona, España, y el de Defensor de los Derechos Humanos en Roma.

Y cómo no iba a trascender su nombre en el ámbito internacional, si ha calado hondo con sus libros en la conciencia social, empezando por el que escribió en 1985, La golosina visual y el segundo en coautoría con el estadunidense Noam Chomsky, titulado Cómo nos venden la moto (1995) y Un mundo sin rumbo (1997). También ha publicado Internet, el mundo que viene (1998) y La tiranía de la comunicación (1999).

Los dos últimos le han llevado a enfrentar serios cuestionamientos: Irak, historia de un desastre (2005), y Fidel Castro, biografía a dos voces (2006), pues en este último se le acusa de no haberle hecho al comandante cubano ni una sola pregunta incómoda y, a pesar de que Ramonet defiende a los periodistas, no le recordó a quienes, desilusionados con el rumbo de la revolución, lo fueron abandonando y ahora están en el exilio, en la cárcel o de plano están muertos.

El libro Propagandas silenciosas: masas, televisión, cine es la actualización de La golosina visual, Ramonet se lo regaló a la editorial Arte y Literatura de La Habana, que lo puso en circulación en 2002. “Por eso creo que no se puede conseguir más que en el Instituto Cubano del Libro”.

Al revisarlo, encuentra el lector el compendio de ideas de que hace gala en cualquier charla el pensador residente en París, para quien los medios de comunicación masiva son el punto central de los tres frentes con que cuenta la globalización para ser efectiva.

El primer frente de la globalización –subraya Romanet– es un frente económico, porque aquella es un fenómeno económico y financiero, y, por consiguiente, avanza sobre ese frente en todo lo que tiene que ver con el comercio y la producción de bienes y servicios. El segundo frente es el militar, sobre todo después del 11 de septiembre de 2001, porque todo lo que tiene que ver con el área de inteligencia es importante para aquellos que hablan del eje del mal y combaten fanáticamente el terrorismo.

El tercer frente para Ramonet es el más importante y tiene que ver con los medios de comunicación.

Es el ideológico, que es el frente con el que se trata de convencer a cada persona del planeta de que la globalización neoliberal es la mejor vía, es la vía ideal, de modo que los medios de comunicación juegan un papel trascendental, porque hoy día se han convertido en el segundo poder, sólo abajo del poder económico y antes que el poder político, aunque ya sabemos que el poder mediático es económico, y a veces la misma cosa, porque los grupos industriales y empresariales son actores centrales de la vida económica.

Es tan importante conocer la composición de los grupos mediáticos, porque lo que nosotros llamamos información, en el sentido amplio de la palabra, no tiene que ver sólo con la prensa, la radio y la televisión. No. Tiene que ver también con el mundo de la telefonía, de la electricidad, de la comunicación satelital. Y en ese contexto, la comunicación hoy día es una industria pesada.

Lo que en otra época fue la siderurgia o la construcción de automóviles. Lo que en otra época pudo ser la extracción del petróleo, hoy día es la comunicación.

No debe de extrañarnos, pues, que los grandes grupos de la comunicación sean los grandes grupos del poder económico. El Time, el Warner, el Vivendi, el Murdoch, son actores centrales, y en América Latina, Televisa. El poder económico y el poder mediático combina poder ideológico y poder monetario.

Ramonet hace un apunte breve acerca del cierre de Radio Caracas Televisión y sostiene que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, puso en bandeja de plata su cabeza a esos grupos de poder que hoy lo condenan, porque la medida es extrema y visceral, “y no era el momento de llegar a esa provocación a los neoliberales del mundo”, concluye con firmeza el escritor.

El también presidente de Le Monde Diplomatique, no siente que su empresa tenga más responsabilidad que la que tienen otros grupos en la defensa de una posición que beneficia a las mayorías, pero sí está seguro que el camino que ha recorrido su periódico mensual no tiene retorno.

Estamos comprometidos con las causas que van contra las ideas dominantes y contra las ideas oficiales que dictan los que quieren señalarle rumbos al planeta –sentencia finalmente Ramonet, despidiéndose amablemente con un ejemplar de RMC en la mano y otros números esparcidos en su escritorio– y por eso estamos empeñados en utilizar las nuevas tecnología, e Internet principalmente, puesto que pueden ser un buen instrumento de contrainformación, al construir redes, difundir datos, crear asociaciones y organizar manifestaciones, a escala planetaria y a bajo costo.

Nos despedimos de él con la promesa de seguir interactuando con sus artículos en las páginas de RMC y presto a atender a quienes lo quieran escuchar en el Fórum de las Culturas en Monterrey el 17 de octubre, invitado por la revista Letras Libres, además de que estará en las aulas de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

El anterior artículo debe citarse de la siguiente manera:

Esquivel, José Luis, «Ramonet a la mesa «,
en Revista Mexicana de Comunicación, Núm. 106, agosto / septiembre, 2007, 43 – 48 pp.

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