Una variable extraña
Excelsior, Dinero, 27 de noviembre de 2007.
Octavio Islas
El miércoles 21 de noviembre, en el auditorio del Instituto Federal Electoral (IFE), ubicado en Viaducto Tlalpan 100, delegación Tlalpan, en la Ciudad de México, se desarrollaron las actividades del seminario Avance Tecnológico y e-democracia en México.
El principal promotor del seminario fue Antonio Cervantes, coordinador general del Centro para el Desarrollo Democrático del IFE. Luis Carlos Ugalde, presidente del Consejo General del IFE, inauguró el acto.
En la primera mesa, “Sociedad y campañas políticas ante medios alternativos de comunicación”, participamos Gabriela Warkentin —directora del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana—, Diego Molina —directivo de Google México—, Mario Campos —IMER—, Samuel Palma —diputado federal—, y yo, como director de Proyecto Internet-Cátedra de Comunicación Estratégica y Cibercultura del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.
Como comentarista de la mesa se desempeñó el diputado federal Miguel Ángel Jiménez, y como moderador Andrés Albo, consejero electoral del IFE.
Algunas reflexiones: en 2006 tres estudios arrojaron relevante información sobre el empleo de internet en el desarrollo de las campañas presidenciales —La encuesta El mito de los efectos de las campañas, realizada por Parametría; el estudio Una radiografía de los sitios web de los candidatos presidenciales, a cargo del Centro de Estudios de Usabilidad, y La Campaña en la red, de Consulta Mitofsky.
El 22 de marzo de 2006, Parametría dio a conocer a través de Excélsior el estudio: El mito de los efectos de las campañas. De acuerdo con los resultados que arrojó, la televisión, la radio y los periódicos representaron las principales fuentes de información que utilizó la ciudadanía que expresó interés por conocer las acciones y programas de los candidatos presidenciales. En el penúltimo lugar fue ubicado internet.
En el mismo estudio se preguntó por la confianza que inspiraban los medios de comunicación en el desarrollo de las campañas presidenciales y la red fue ubicada en el último lugar entre los medios considerados.
En marzo de 2006, el Centro de Estudios de Usabilidad A.C., dio a conocer los resultados del estudio Una radiografía de los sitios web de los candidatos presidenciales.
Los objetivos del referido estudio fueron: determinar si dichos espacios son fáciles de usar; establecer si responden eficientemente a las necesidades de los ciudadanos que los utilizan; conocer si permiten realizar eficazmente las acciones y tareas que el usuario requiere; identificar si el usuario se percibe satisfecho al consultar la información contenida en los sitios web de los candidatos presidenciales.
Todos los sitios de los candidatos presidenciales recibieron una evaluación global no aprobatoria. La mejor evaluación (5.0) fue concedida al portal de López Obrador. La peor la recibió el de Patricia Mercado (4.4).
En abril de 2006, Consulta Mitofsky dio a conocer los resultados que arrojó la encuesta La Campaña en la Red. Durante los 30 días previos inmediatos a la aplicación de la referida encuesta, ocho por ciento de los encuestados afirmó haber recibido algún correo electrónico cuyo contenido respondía a propósitos de proselitismo a favor o en contra de algunos de los candidatos presidenciales.
El promedio de correos recibidos que respondían a propósitos proselitistas ascendió a 6.6 y, entre cinco y seis millones de mexicanos recibieron correos electrónicos que respondían a propósitos propagandísticos tres meses antes de las elecciones presidenciales del 2 de julio de 2006.
Para evaluar en México el empleo de internet en el desarrollo de las recientes campañas presidenciales, resulta indispensable referirse a la “propaganda negra”. Incurrieron en estas objetables prácticas a través de la red, tanto miembros activos de partidos políticos, simpatizantes independientes, aficionados a la informática como numerosos hackers dispuestos a servir al mejor postor.
En este contexto, si bien resulta atinado analizar el relevante papel que observan los nuevos medios en el desarrollo de la e-democracia, ¿por qué el IFE programó este seminario un año y cinco meses después de efectuadas las elecciones del domingo 2 de julio de 2006?
Un oportuno ejercicio reflexivo debió considerarse antes del 2 de julio.
Investigador del Proyecto Internet-Cátedra de Comunicación Estratégica y Cibercultura,
Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
El anterior artículo debe citarse así:
Islas, Octavio, 2007: «Una variable extraña», en Excélsior,
Dinero, 27 -XI 2007.
A favor de la simulación
El Universal, Finanzas, 27 de noviembre de 2007
Telecom y medios
Gabriel Sosa Plata
El Acuerdo Nacional para una Comunicación de Calidad, firmado el 22 de noviembre en la residencia oficial de Los Pinos, es un decálogo de buenos propósitos
En este México de desigualdades, sólo personajes como el empresario Lorenzo Servitje tienen la posibilidad de convocar al Presidente de la República, a la Secretaria de Educación Pública, a gobernadores, a rectores de universidades, al dueño de Televisión Azteca, a propietarios y directivos de otros medios de comunicación, entre ellos de Televisa, y de muchas otras empresas, para firmar un acuerdo quizás bien intencionado pero en la práctica inoperante e ineficaz.
El Acuerdo Nacional para una Comunicación de Calidad, firmado el 22 de noviembre en la misma residencia oficial de Los Pinos, es un decálogo de buenos propósitos en temas como la educación, la autorregulación y la participación ciudadana para contribuir, según el documento, “al desarrollo de una cultura de comunicación que favorezca la superación y progreso de todos los integrantes de la sociedad, con especial atención en niños y jóvenes”.
El acuerdo sirvió para que los convocados a esa ceremonia se tomaran la foto en un contexto complejo para el sector de la radiodifusión y las telecomunicaciones y se mostraran dispuestos a estampar su firma o bien a apoyar una iniciativa que por supuesto no los obliga a nada y que preserva la situación de privilegio de los medios de comunicación, en especial del duopolio de la televisión.
También fue útil para poner nuevamente en la palestra a A favor de lo mejor, organización creada y auspiciada por el presidente de Bimbo, mediante la cual este empresario ha tenido “un canal institucional para acercarse a los directivos de los medios electrónicos, con quienes mantiene encuentros periódicos desde hace una década”, según nos cuenta Salvador Fraustro Crotte en el libro Los amos de México, coordinado por Jorge Zepeda Patterson.
Servitje y quienes apoyan a su organización saben que la buena fe de los dueños de las principales televisoras del país no basta para mejorar sus contenidos y más aún cuando hay intereses económicos y políticos tan fuertes. Para ello se requiere un marco jurídico consistente, una autoridad que realmente aplique la ley y sanciones lo suficientemente altas como para inhibir cualquier exceso en la programación, sin que ello implique poner en riesgo la libertad de expresión. También Servitje sabe, por experiencia, que los boicots publicitarios son armas eficaces para persuadir a un medio de comunicación que no ha cumplido con ofrecer una programación de calidad.
A favor de lo mejor es una organización que con la fuerza de Servitje y de sus empresarios amigos podría apoyar la reforma al marco legal de los medios que se elabora en el Senado. La calidad de los contenidos se logra también promoviendo la pluralidad, la competencia y el fortalecimiento de los medios públicos. Sin embargo, el tema, claro, no se incluye en el acuerdo y, con excepción de lo mencionado por Elia Sánchez, presidenta de la Red de Radiodifusoras y Televisoras Educativas y Culturales de México, nadie más lo abordó en sus retóricas y vacías intervenciones, no obstante su importancia y vigencia.
Otro mal signo que puede afectar la credibilidad, independencia y los buenos propósitos de A favor de lo mejor, al menos para cierto sector de la sociedad, es la designación de Héctor Larios Santillán como presidente de esa asociación. Larios, en su papel de líder de la fracción parlamentaria del PAN en el Senado, cabildeó y presionó a sus correligionarios en la legislatura pasada para aprobar en sus términos la tan cuestionada “ley Televisa”, hoy declarada inconstitucional en varios de sus artículos.
Ambiciones de unos cuantos
La ceremonia fue además espacio para que el presidente de Televisión Azteca, Ricardo Salinas Pliego, lanzara sus petardos contra los dirigentes del PAN, PRD y PRI “que hoy quieren imponer sus reglas” a través de leyes que atentan contra la libertad de expresión. Las razones de ese cuestionamiento son ampliamente conocidas. Algunos de los asistentes comentaron que la imagen de tolerancia y de diálogo que se trató de darle a la ceremonia fue tirada a la basura.
Salinas Pliego no sólo echó a perder el acto promovido por Servitje sino que generó, como era previsible, una airada respuesta de los legisladores a los que cuestionó y, al día siguiente, un conciliador y por mismo inofensivo exhorto del presidente Felipe Calderón a “los grupos de interés y los poderes constituidos” para que mediante el diálogo den cauce y resuelvan sus preocupaciones. “Que prevalezcan la razón y los argumentos sobre las emociones y los prejuicios”, dijo el jefe del Ejecutivo.
Por cierto, el Acuerdo Nacional para una Comunicación de Calidad no se encontraba hasta ayer lunes en el sitio en internet de A favor de lo mejor. Si usted desea consultar su contenido y lo dicho por algunos de sus firmantes, visite la página de Presidencia de la República (www.presidencia.gob.mx) y entre a la Sala de Prensa.
SCT, por IBOC
El subsecretario de Comunicaciones, Rafael del Villar, compareció la semana pasada ante el grupo plural que lleva a cabo los trabajos para la reforma de medios. De su amplia intervención, hubo un dato que no fue retomado por los medios, pero que deja entrever la posición de la SCT sobre el estándar de la radio digital terrestre. El funcionario dijo: “Es necesario permitir el aprovechamiento de las frecuencias no esenciales de la radio para favorecer los esquemas de digitalización utilizando la misma banda de frecuencias, como el estándar IBOC (in Band on Channel)”.
Hablando de nuevas tecnologías, mañana miércoles 28 se presenta en Papalote Museo del Niño, a las 19:00 horas, la edición 12 de la Revista Iberoamericana de Comunicación, dedicada en esta ocasión a La vida digital. El número fue coordinado por el doctor Fernando García Masip, investigador de la Universidad Iberoamericana. También mañana, la Universidad PART, cuyo rector es Francisco Fortuño, inicia en el Club de Periodistas su XIII Semana de Periodismo y Publicidad, cuyo tema principal son “Las reformas del Estado y la libertad de expresión”.
Profesor e investigador invitado de la AUM Cuajimalpa.
Columnista de El Universal y coordinador del Consejo Editorial de la Revista Mexicana de Comunicación.
El siguiente es un ejemplo de cómo debe citar el anterior artículo.
Sosa Plata, Gabriel, «A favor de la simulación», en El Universal,
México, Num. 32, 872, 27 -XI – 2007, Telecom y otros medios, Finanzas.
Recuerdo de Héctor Pérez Martínez
Juego de ojos
Miguel Ángel Sánchez de Armas
El 7 de mayo de 1932, el joven periodista campechano Héctor Pérez Martínez, autor de la columna “Escaparate” de El Nacional, reprochó nada menos que a don Alfonso Reyes –en ese momento embajador de México en Brasil- su “distanciamiento” de la literatura mexicana, y le expuso el descontento de un grupo de escritores –después conocidos como nacionalistas–, porque los “Contemporáneos” ni ponían interés en los problemas del país, ni volvían la mirada a la literatura de los grandes maestros mexicanos:
“Dentro de sobres inexpresivos, Monterrey –correo literario de Alfonso Reyes–, nos visita: notas sobre Góngora, charadas bibliográficas, la eterna cuestión de las aclaraciones al Cementerio marino de Válery, y una evidente desvinculación de México […] Y si es penoso contemplar el desarraigo de valores completos como Reyes, lo será, aún más, la comprobación del desligamiento de la juventud que está, contra su deseo, unida biológicamente a México.”
Reyes no tardó en responder, A vuelta de correo. Su “desvinculación” con México, declaró, no era más que una leyenda, un malentendido propalado por sus malquerientes, encerrados y aislados en pequeñas luchas de campanario. Se preguntó: “¿Qué tendremos los mexicanos que no podamos ir a donde todos los pueblos van? ¿Quién nos impide hurgar en el común patrimonio del espíritu con el mismo señorío que los demás?”
Este ríspido inicio de una relación epistolar y personal que habría de mantenerse durante los siguientes 15 años, abonó el campo para el encuentro de dos espíritus si bien separados por la edad –el campechano contaba 25 años y 43 el regiomontano-, estaban equilibrados en su amor por México. De Reyes se dice que su figura amparó a todos los escritores mexicanos de la segunda mitad del siglo veinte. El episodio con el joven columnista habla de que su influencia fue quizá mayor y más profunda.
Héctor Pérez Martínez, periodista y político, escritor, polemista e historiador, formó parte de una generación de intelectuales que orientaron su vida y su trabajo a transformar el rumbo del país durante la primera mitad del siglo XX. La suya fue una trayectoria ejemplar que arroja nueva luz sobre un tema frecuentemente desdeñado por la Academia de la historia: la relación entre periodismo, literatura y nacionalismo.
Pienso en hombres como Andrés Iduarte, Martín Luis Guzmán, José Alvarado y Manuel Buendía, quienes, al igual que Pérez Martínez, trascendieron las fronteras del mero ejercicio periodístico y orientaron, con enorme autoridad moral y valor cívico, el derrotero de México en diferentes momentos de su historia. Intento recuperar su ejemplo en un trabajo titulado Alzados en letras: cinco periodistas del Siglo XX mexicano. Esta entrega de JdO es un breve anticipo de esa investigación. Debo a la generosa y ya antigua amistad de Silvia Molina el haberme podido asomar a la vida de este periodista nacido el 21 de marzo de 1906 en la ciudad de Campeche y muerto en el puerto de Veracruz el 12 de febrero de 1948 a los 42 años de edad.
Se inició en el periodismo como corrector de estilo en El Nacional. Ahí mismo fue reportero, columnista y subdirector. Su carrera política lo llevó a ser diputado federal, gobernador de su estado, oficial mayor, subsecretario y secretario de Gobernación en el régimen de Miguel Alemán.
La política no apartó a Pérez Martínez de las actividades intelectuales y creativas. Al contrario. Puso éstas al servicio de aquélla: inusual recurso hoy escasamente –por no decir nunca- visto. En una entrevista poco antes de dejar el gobierno de Campeche, expresó al reportero que inquiría sobre su futuro: “Tengo 37 años y un oficio: el de usted, el periodismo”. Nótese que no expresó que su oficio fuera “la política”.
Cultivó la novela (Un rebelde; Querido amigo, dos puntos; Imagen de nadie; Juárez el impasible; Cuauhtémoc, vida y muerte de una cultura); el ensayo (Historia y crónica de Xac Xulub Chen; Fray Diego de Landa; Orígenes económicos de la guerra de castas; Piraterías en Campeche; Facundo en su laberinto; Trayectoria del corrido) y la poesía (A la sombra del patio; Se dice de Amor en cinco sonetos).
Pérez Martínez el periodista no se limitó a reseñar los acontecimientos de su tiempo. No fue “neutral” ni “objetivo”, como exigiría la Academia de la comunicación hacia mediados del siglo. Vamos, ni siquiera estudió periodismo: cursó la carrera de odontología por razones familiares y tan pronto le fue posible se entregó a su verdadera vocación.
Su militancia era con la pluma y a favor del esclarecimiento y la defensa de los valores que son esencia de lo humano y de lo mexicano. Su intercambio epistolar y posterior amistad entrañable con Alfonso Reyes son muestra de ello. Entre las cuestiones de su tiempo intervino y dejó huella en las cardinales: Una polémica en torno de frailes y encomenderos; Una polémica sobre literatura nacional; Presencia del indio y otros comentarios; En los caminos de Campeche.
“Héctor Pérez Martínez”, dijo el escritor Alí Chumacero, “Fue un escritor dado a la polémica. Desde su columna ‘Escaparate’ –y él era profesionalmente y ante todo un periodista- solía procurarse opiniones a fin de cernir, mediante la discusión o el cotejo de creencias contradictorias, el significado de ciertos temas nacionales que despertaran la curiosidad e interés”.
Alfonso Reyes escribió de Pérez Martínez: “A quienes tuvimos la fortuna de tratarlo y de frecuentarlo, nos deja un imborrable y cariñoso recuerdo, así como en la vida pública de México señala un hito por su alta y ejemplar conducta de gobernante”.
Presidente honorario de la Fundación Manuel Buendía.
Correo electrónico: sanchezdearmas@gmail.com
Profesor – investigador del departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP, Puebla.
El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar este artículo:
Sánchez de Armas, Miguel Ángel, 2007: «Recuerdo de Héctor Pérez Martínez»,
en Revista Mexicana de Comunicación en línea, Num. 107, México, septiembre. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/rmxc/magsa.htm
Fecha de consulta: 26 de noviembre de 2007
¿Libertarios?
El Financiero,26 de noviembre de 2007
Botica
Parece el mundo al revés: quienes han censurado a muchos, evitado el derecho de réplica, manipulado a su antojo la información, utilizado un derecho para su beneficio personal y la lista de agravios podría seguir, resultan ahora quienes insisten que los legisladores tratan de coartar la libertad de expresión. Es cierto, diputados y senadores han resultado personajes nada recomendables para la sociedad mexicana: ganan mucho, se otorgan concesiones incalculables y no responden a la ciudadanía sino a sus líderes desprestigiados, pero al querer meter en cintura a los dueños de radio y televisión hacen un servicio que les ha sido reclamado tiempo atrás. Desde luego, los periodistas haremos las críticas a todos, no importando que la ley o reglamentación sea algo incongruente; nos atreveremos como siempre, sin esperar aliento ni apoyo de nadie, sólo la validación de los compatriotas. Pero hacerles el caldo gordo a los empresarios que se han enriquecido en los medios, han utilizado todo para su beneficio personal y de soldados del presidente han mutado en negociantes de la información y el escándalo, sería torpe. Lo que debemos exigir, hoy como antes, es: los grupos que no tienen posibilidades de comprar publicidad, los sectores que han defendido a la humanidad y no son reconocidos y quienes desean el cambio y la crítica puedan hacerlo sin las cortapisas que hoy padecen. Lo que ya no soporta este país, que está a punto de estallar y no es una metáfora, es que las elites que lo han mangoneado sigan como si nada pasara. Y ello se da lo mismo en los medios de difusión, la política y la cultura. La supuesta democracia y la lucha de facciones actual muestran, claramente, la decadencia que padecemos. Es hora de no dejarse manipular por unos y otros personajes: empresarios y políticos añejos, sino impulsar, una vez más, la transformación indispensable que será la que traiga oxígeno a la vida nacional. ¡No a la manipulación!
Rumores
No hay que hacer caso de infundíos, se dice entre periodistas. Y es cierto. Hay una serie de supuestos anuncios en nuestro medio que son preocupantes. Algunos se confirman y otros no. Por lo que no debemos crear incertidumbre en los compañeros. Pero en varios medios hay datos insistentes que habrá cambios de fondo, recortes importantes y salida de periodistas que estuvieron muchos años en diarios. En El Sol de México, escribimos hace tiempo, hubo bajas y hasta ediciones que tenían años dejaron de publicarse. Ahora se insiste que algunas damas conocidas no estarán en 2008 en sus puestos directivos. Como no está confirmado, lo dejamos como un asunto inquietante. Pero cuando el río crece, recordar Tabasco, hay que resguardarse.
Ni tan querida
En Sonora, la vida es difícil. El autócrata Eduardo Bours, no obstante sus disparates constantes, tiene en un puño a la entidad. Sus adversarios han tenido que salir del estado dado el clima represivo que se vive allá, lo cual comprobamos en nuestra ida a Vicam. Cuando menos tres compañeros de la tecla han caído en los años del góber escandaloso: Alfredo Jiménez, secuestrado y a quien dicen mataron los narcos; Noé Martínez y Denisse Ramos, asesinados. No hay ninguna investigación al respecto. También han cerrado medios importantes. Y en asuntos de narcotráfico, se dice por esas tierras, están implicados el jefe de escoltas de Bours, Lázaro González; el secretario privado del mandatario, Otto Claussen; el procurador estatal, Abel Murrieta, y hasta un hermano de Eduardo. De ahí los enfrentamientos constantes entre PGR y Lalo.
Desorden
El sabroso libro: Poética del café de Antón Morti tiene diferentes precios: En las librerías El Péndulo, cuesta 325 pesos; en el FCE, 305, y en Gandhi, 225. Una diferencia de ¡cien pesos!, sin que haya una razón lógica en el asunto. Y si usted va a las de la empresa oficial, la atención es de quinta, ni siquiera puede uno preguntar acerca de títulos que ellos editan, por ejemplo, las obras escogidas de Iván Illich. Pero eso no le importa en lo absoluto a doña Consuelo Sáizar, para ésta lo prioritario es tener derecho de audiencia con su patrono, Ramón Muñoz, el que promovió que se le diera un periodo mayor a su gestión antes de tiempo. Y claro, estar a los píes de los intelectuales que impresionan a los panistas. Por cierto, otra editorial publicó una de las novelas más malas de Carlos Fuentes: La cabeza de la hidra. Este autor motejó de fascista a Hugo Chávez. Hace años el mismo Fuentes lanzó un reto: “Echeverría o el fascismo”, contra todos los que criticábamos al personaje hoy encerrado en Los Pinos.
Buena labor
En un mundo deshumanizado donde la burocracia se siente con el poder que no tiene pero ejerce ampliamente debido a la falta de una sociedad actuante, es importante encontrarse con servidores públicos como el subdirector de Aguas, Obras Viales y Saneamiento, de la delegación Cuauhtémoc, Sebastián Montes de Oca. El trato amable, la diligencia para atender las peticiones, la voluntad para resolver problemas es algo que lo distingue no obstante las deficiencias en el mobiliario en el cual despacha. Esa debería ser la característica en nuestra torpe, indigna burocracia. Gracias.
Periodista de El Financiero y El Universal.
Correo electrónico: jamelendez@prodigy.net.mx
El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar el artículo anterior:
Meléndez Preciado, Jorge, «¿Libertarios?», en El Financiero,
26 -XI- 2007, Cultura.
Guerra de poderes
La Ley Electoral modificará la relación entre la clase política y los medios
Alma Rosa Alva de la Selva
Profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.
En los embates de los concesionarios para frenar la reforma electoral, la ruta que ha emprendido el Senado para revisar la legislación en materia de radiodifusión y telecomunicaciones a partir de las directrices del dictamen de la SCJN, se presenta compleja y con variados desafíos, entre los cuales destaca la indeclinable determinación de la telecracia de preservar los privilegios que ha disfrutado por tantos años, decisión que se está traduciendo en el despliegue de una intensa actividad política para frenar un marco legal que vaya en contra de sus intereses. Tal ofensiva es encabezada por el cabildeo en espacios políticos estratégicos y ofrecimiento de intercambios de variados géneros, por no citar las presiones de diferentes tipos, todo ello con el fin de obstaculizar la ruta legislativa que se plantea para el sector.
Dos de la tarde del 11 de septiembre de 2007: las pantallas de la televisión abierta no son las de siempre. En ellas aparecen presencias poco o nada fotogénicas, distintas de los rostros familiares de los acostumbrados lectores de noticias, quienes esta vez aparecen en segundo plano en un escenario insólito, con una escenografía distinta: el Senado de la República.
La ocasión fue insólita también porque se trataba de una transmisión de casi cuatro horas y de un nuevo género: una cadena voluntaria. Así la denominaron los propios concesionarios de los medios electrónicos, tan reacios a ceder tiempos al Estado –dueño del espectro radioeléctrico– en función de que se abordaba un asunto especial para la industria de la radio y la televisión del país: el cese, en el contexto de la reforma electoral impulsada por el Congreso, a la contratación de propaganda política en radio y TV.
En lo que vino a ser una de las muchas escenas a recordar de esa tarde por su súbita transformación en defensores de la democracia, los conductores de los noticiarios televisivos –sí, ese espacio donde con frecuencia notable.
El anterior artículo debe citarse de la siguiente forma:
Alva de la Selva, Alma Rosa, «Guerra de poderes», en
Revista Mexicana de Comunicación, Num. 107, México, octubre / noviembre, 2007.
Comunicación responsable
Canal Once, una televisora ética al servicio de los ciudadanos
Fidela Navarro Rodríguez / Irma Amézquita Castañeda
Maestras en Comunicación por la Universidad Iberoamericana y por el ITESO, respectivamente,
y responsables de la Dirección de Análisis y Extensión de Canal Once.
Desde sus inicios, Canal Once se ha caracterizado por su vocación de servicio público, por su fuerte compromiso con la educación y la cultura, y por su quehacer ético, en aras de ofrecer a la audiencia una televisión de calidad. Para avanzar en ese sentido y como compromiso del medio con su audiencia, el 17 de julio, su director general, Julio Di-Bella, hizo públicos nueve documentos de carácter deontológico.
Bajo el nombre de “Autorregulación de Canal Once”, la televisora del Politécnico reúne nueve documentos de autorregulación como garantes internos de sus valores, principios y esquemas de acción, una decisión que sienta un precedente para los medios de comunicación en nuestro país.
Este conjunto de documentos está conformado por las “Políticas de comunicación del Canal Once”, que orientan e inspiran el marco de acción de la televisora y que a su vez configuran las directrices de tres mecanismos de autorregulación generales: el “Estatuto del defensor de la audiencia de Canal Once”, el “Estatuto del equipo de noticias del Canal Once” y el “Reglamento del comité asesor del Canal Once”. Además, integra cinco herramientas de autorregulación más específicas: el “Código de autorregulación del programa Diálogos en Confianza de Canal Once, el “Código de autorregulación de Once Niños”, el “Código de autorregulación para producción del Canal Once”, el “Código de autorregulación para Internet”, y el “Código de autorregulación periodístico”.
Las “Políticas de comunicación de Canal Once” plantean la función de servicio público de la televisión en México y el papel del Canal Once. El documento aglutina los valores y los principios que orientan la labor de la televisión según la normativa y otros propuestos por el propio medio. Pero lo más importante es que tales políticas establecen y desarrollan acciones-guía generales en once rubros específicos, que contienen su justificación teórica y práctica.
Figuras de autorregulación
El “Estatuto del defensor de la audiencia del Canal Once” se crea como una forma de presentar la conciencia deontológica de la televisora, que canalice y responda a las quejas y observaciones del público, y que sea una vía de comunicación con éste para un mejor conocimiento mutuo. Se considera que en la medida en que un medio pueda conocer mejor a su público, también estará en mejores condiciones para atender sus demandas motivadas. El estatuto contiene los principios, la naturaleza, las funciones, los mecanismos y los requisitos de nombramiento, así como los procedimientos del Defensor de la Audiencia de Canal Once. Uno de los puntos destacados y novedosos es que tendrá un espacio en la programación para informar a la audiencia sobre su trabajo, canalizaciones y explicaciones sobre los casos abordados.
Por otro lado, el “Reglamento del comité asesor del Canal Once” pretende constituir un órgano de consulta con el objeto de aportar propuestas e iniciativas para el mejor cumplimiento de las finalidades, objetivos y funciones de la televisión como órgano de apoyo del Instituto Politécnico Nacional (IPN). En sus cuatro capítulos y 25 artículos, se determina la composición, las funciones, la actividad de las sesiones y los tipos de acuerdos.
Considerando que el trabajo del periodista tiene una dimensión profesional especial que requiere un tratamiento específico, es necesario contar con un instrumento que reconozca la autonomía del equipo y encauce el diálogo institucionalizado entre éste y la dirección, y para ello se creó el “Estatuto del equipo de noticias del Canal Once”. Tal documento establece que el comité de noticias será el órgano de representación del equipo de noticias, que ejerza tareas de mediación entre la redacción y la dirección de noticias y del Canal Once. El comité no asume la representación laboral de los periodistas, sino la profesional. En sus artículos se establecen los derechos y los deberes de los periodistas, así como el papel de la dirección y del comité. También destaca el compromiso del medio por respaldar el derecho del secreto profesional del periodista y la cláusula de conciencia.
Los códigos
Diálogos en Confianza ha hecho historia: se ha identificado como un programa de servicio público donde el televidente encuentra un espacio para expresar sus emociones, obtener información útil y mejorar su calidad de vida. Por ello, en el “Código de autorregulación del programa Diálogos en Confianza de Canal Once” se plasma cómo se deben abordar temas de salud, sexualidad, familia, pareja, sociedad y género, seleccionados con el criterio de los investigadores y responsables del programa, así como de las sugerencias del público.
En el “Código de autorregulación de Once Niños”, se establecen las pautas esenciales que deben guiar la labor de producción de todas las personas que trabajan y colaboran con el equipo de Once Niños. Dicho código deja muy claro cómo será, por ejemplo, el tratamiento y la atención hacia los niños que participan en las producciones; cómo se reflejarán en los contenidos los valores positivos que fortalezcan la autoestima, alienten la cooperación y muestren conductas de responsabilidad hacia los niños; de qué manera se evitará la violencia; cómo se abordarán las conductas sexuales; cómo se utilizará el lenguaje.
El “Código de autorregulación para producción de Canal Once” aplica para todos los contenidos de Canal Once, sean de producción propia o externa, y para todas aquellas prácticas o actividades que realicen los profesionales de producción de forma directa o indirecta. En sus 29 artículos, se establecen las normas en cuanto a tipo de contenidos, selección de producciones y adquisiciones, objetivos, equidad de género y tratamiento de minorías, así como la manera en que se abordarán temás sobre sexo y sexualidad, asuntos religiosos, adultos mayores; los programas de concurso, las situaciones de conflicto y otros puntos importantes.
Canal Once también elaboró el “Código de autorregulación para Internet”, cuya innovación radica en que reconoce nuevos derechos y se anticipa a conflictos potenciales, producto de nuevas interacciones que antes habrían sido imposibles e inimaginadas, como la visibilidad de los códigos empleados en nuestros portales electrónicos o la protección a la intimidad de los usuarios. En él se reconocen valores sustantivos que guían el trabajo de la televisora en la red, como la veracidad y la exactitud en la información, la libertad de expresión, la transparencia, la protección a grupos vulnerables, los derechos de autor, la visibilidad de los códigos, la protección a la intimidad y el compromiso social.
Por su parte, el “Código de autorregulación periodístico” contiene las pautas esenciales por las que debe guiarse la labor informativa en cuanto a atribución de fuentes, secreto profesional, uso del lenguaje, tratamiento de entrevistas y declaraciones, firmas, cobertura de asuntos jurídico-policiacos, conflictos de interés, plagio, rectificaciones, etcétera. Tal código aplica para todos los contenidos, sean de producción propia o externa, emitidos por televisión o mostrados en la Internet, y para todas aquellas prácticas o actividades que realicen los profesionales del servicio informativo de forma directa o indirecta.
Tanto las políticas como las figuras y los códigos (que pueden consultarse en http://www.oncetv-ipn.net/acer- ca_ca nal_once/) están articulados entre sí y las deben cumplir todos los prestadores de servicio y colaboradores de la televisora; estarán sujetos a permanente revisión y mejora por ellos mismos y serán compartidos públicamente con las audiencias y la sociedad.
¿Y por qué autorregularse?
Cada vez con más contundencia se pide una comunicación responsable que no reste libertades, pues no hablamos de la producción de bienes de consumo sino de la producción y transmisión masiva de mensajes que los individuos utilizan para significar al mundo, a sí mismos y a los otros. Pero esta comunicación responsable no debe estar regulada por el Estado ni por las leyes del mercado, sino por los mismos medios de comunicación, sin confundir, además, la autorregulación con la autocensura: la libertad no equivale a vivir sin normas sino a vivir de acuerdo con normas que cada uno se da, compatibles con las normas y la libertad de los demás. Estos documentos de autorregulación tratan de cubrir la distancia entre el mínimo regulador del derecho y el máximo ético y deontológico exigible en cada esfera de actividad social, promoviendo valores e ideales allí donde el derecho o el mercado no pueden ni deben hacerlo. La lógica de la autorregulación es como la de una promesa: quien la formula, tendrá la obligación de cumplir los contenidos de la misma y las expectativas de las audiencias a quienes va dirigido el compromiso. La capacidad coactiva de la autorregulación proviene de la opinión pública, y ello implica sumar a la regulación jurídico-administrativa del Estado y a la regulación económica del mercado, la regulación ética de la sociedad civil.
Al mismo tiempo, este compromiso puede generar la conciencia entre las audiencias de que todos somos responsables del medio ambiente cultural, cada día más dependiente de la acción de los medios de comunicación. El derecho de participación en los medios es también una obligación sustentada por el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, al concebir y promulgar el derecho de la información, que concierne no sólo a los emisores de un mensaje, sino también a sus receptores.
Los expertos coinciden en que una de las funciones de los medios de servicio público es el de estar a la vanguardia de la industria audiovisual en términos de innovación, experimentación y calidad. Con medidas como éstas, se espera no sólo ejercer un contrapeso al panorama dominado por lógicas comerciales, sino comenzar a modificar el medio ambiente mediático y cultural de México.
No existen pruebas todavía, en el ámbito mundial, que demuestren que la autorregulación en medios no funcione. Al contrario: hay cada vez más ejemplos que nos indican que sus mecanismos son tan necesarios como prácticos, y que poco a poco se están desarrollando a partir de los problemas y abusos generados por, a partir y en contra de los mismos medios. No es suficiente que los medios critiquen a la competencia ni se excusen en generalidades; deben autorregularse y examinar sus mismas rutinas productivas, sus contenidos, la interacción con el público y sus obligaciones como garantes del derecho a la información de las personas. En definitiva: deben encontrar el equilibrio entre las libertades y los derechos, y comprometerse por escrito y públicamente a realizar una comunicación responsable.
El anterior artículo debe citarse de la siguiente forma:
Amézquita Castañeda, Irma y Fidela Navarro Rodríguez , «Comunicación responsable», en
Revista Mexicana de Comunicación, Num. 107, México, octubre / noviembre, 2007.
Las palabras del silencio
Juego de ojos
Miguel Ángel Sánchez de Armas
El 15 de mayo de 1939, Isaac Bábel, un escritor cuya prominencia le había ganado el privilegio de una dacha en el campo, fue arrestado en Peredelkino e internado en la prisión moscovita de Lubyanka, sede de la policía secreta. Sus escritos fueron confiscados y destruidos –entre ellos textos a medio terminar, obras de teatro, guiones cinematográficos y traducciones. Seis meses después, al cabo de tres días y noches de inmisericordes interrogatorios, se declaró culpable de un falso cargo de espionaje. Un año después, en las últimas horas del 26 de junio, fue sometido a un juicio sumario clandestino. Bábel se retractó de su confesión inicial y se declaró inocente. A las 01:40 de la madrugada fue puesto ante el pelotón de fusilamiento. Su última súplica no fue en su beneficio, sino por el poder y la verdad de la literatura: “¡Permítaseme terminar mi trabajo!”
Este es el estremecedor párrafo inicial de la Introducción de Cynthia Ozick a las Obras Completas de Isaac Bábel, aparecidas a mediados del 2002 gracias al amor e incansable energía de Nathalie Bábel, hija del escritor, quien salvó la vida gracias al exilio, pues su permanencia en la URSS en los aciagos días de la construcción del socialismo y como hija de un contrarrevolucionario, la hubieran conducido al mismo fin que su padre.
La versión oficial soviética mantenida hasta antes del derrumbe de la cortina de hierro, sostenía que Isaac Bábel había fallecido en un campo de concentración en Siberia el 17 de marzo de 1941. Hoy conocemos la verdad. Fue ejecutado en la oscuridad: los represores de la inteligencia son los más grandes cobardes, incapaces de asumir la responsabilidad de sus brutalidades.
(¿Recuerda el lector el caso de Alfredo Astiz, apodado, como Josef Mengele, el “Ángel de la Muerte”, que en las mazmorras de la dictadura argentina aplicaba la picana a mujeres, niños y monjas… víctimas debidamente inmovilizadas? Pues fue el primero en rendirse en las Malvinas, ¡sin disparar un tiro!, cuando se topó con unos soldados ingleses; y hoy anda chillando que sus “derechos humanos” son violados por los jueces que pretenden que rinda cuentas. El sadismo y la cobardía son componentes sine qua non del espíritu represor.)
Obras Completas de Isaac Bábel reúne los textos publicados del escritor e incluye algunos que fueron recuperados del olvido, retraducidos nuevamente del ruso por Peter Constantine, lo cual da al volumen una extraordinaria coherencia estilística que sin duda es el homenaje debido a uno de los mayores autores rusos de todos los tiempos a casi 70 años de su asesinato.
Bábel fue una entre millones de víctimas del padrecito Stalin, el zafio y brutal georgiano que de la mano de su alma gemela, Lavrenti Beria, se propuso edificar el socialismo mundial con una argamasa de sangre, lágrimas, dolor y carne humana. Ambos –de más está decirlo– a lo largo de sus años en el poder vivieron con un enfermizo terror a la inteligencia. Pero el tiempo, que todo pone en su lugar, lo colocó junto a Hitler, el pequeño cabo austriaco que al igual que Stalin alcanzó el poder montado en la desesperanza de su pueblo. Por ello se entendieron tan bien en un paco secreto. Por ello no vacilaron en sacrificar a millones de soldados cuando ese pacto se vino abajo. Hoy no se distingue quién fue más sanguinario y no diferenciamos quién persiguió con mayor ferocidad a los creadores y a los artistas, seres por definición aborrecibles para las dictaduras de cualquier signo.
Es sorprendente y a fin de cuentas debemos agradecer en términos históricos –si se me permite el uso de esta expresión tan poco apropiada–, el patológico detalle con que los represores del KGB guardaron el registro de sus brutalidades –lo mismo que en su momento la Gestapo o la Dirección de Investigación para la Prevención de la Delincuencia, DIPD, mexicana– como vemos con las revelaciones que están aflorando de los archivos de nuestra propia guerra sucia.
En aras de la “seguridad del Estado” estos cuerpos comisionados para reprimir toda disidencia, real o imaginaria, la documentaron con meticulosidad y fervor religioso… gracias a lo cual es posible reconstruir parte de la historia de la represión.
La última fotografía de Bábel fue tomada en la prisión de Lubyanka poco antes de que fuera fusilado. En el pequeño cuadro a blanco y negro vemos un rostro mofletudo de expresión serena, tal vez desencantada. Ni el temor ni la derrota se insinúan en la mirada. Al contrario, quizás haya en ella un gesto de compasión por sus verdugos.
En otro libro, Los archivos secretos de la dictadura, la paciente labor del poeta Vitali Chentalinsky permite reconstruir las jornadas de interrogación entre los muros de la Lubyanka que padeció Bábel. El poeta se declaró culpable de los más horrendos crímenes: alejamiento del pueblo, conspiración contra el socialismo, banalidad artística y espionaje a favor de Francia, ¡reclutado por Malraux!
Bábel además delató a sus co-conspiradores –entre ellos una mujer con la que sostenía una relación amorosa– en una extraordinaria redacción de su propia mano que hoy podemos leer en su verdadera intención, un documento destinado no a los fiscales, sino a ojos de tiempos posteriores:
“En lo que respecta a mis Cuentos de Odessa, éstos reflejaban sin duda el mismo deseo de alejarme de la realidad soviética, de contraponer a la cotidiana labor de edificación el pintoresco mundo, casi mítico, de los bandidos de Odessa, cuya descripción romántica incitaba involuntariamente a la juventud soviética a imitarlos […] Nuestro amor por el pueblo era retórico y nuestro interés por su destino una categoría estética. No teníamos raíces populares, y de ahí provenía la desesperación y el nihilismo que propagábamos”.
En las últimas horas antes de su ejecución, Bábel intentó cambiar sus declaraciones y desmentir las “denuncias” que había formulado bajo la presión y tortura a la que fue sometido, pero no antes de haber escrito escalofriantes delaciones:
“[…] Abrí el frente de la literatura soviética a los estados de ánimo decadentes y derrotistas, turbando y desorientando así al lector y convirtiéndome en testimonio vivo de la teoría de la conspiración de saboteadores y provocadores en el declive de la literatura soviética. Unas cuantas frases no sirven para medir mi trabajo de destrucción, pero ahora percibo su verdadera dimensión con una claridad insoportable, con dolor y arrepentimiento […] La Revolución me abrió el camino de la creación, el del trabajo feliz y útil. Mi individualismo, las opiniones literarias erróneas, la influencia de los trotskistas bajo la cual caí desde el comienzo de mi trabajo, me desviaron de ese camino”.
Durante aquellos días y noches en las mazmorras de la Lubyanka los fiscales e interrogadores transmutaron los viajes de Bábel al extranjero en expediciones subversivas; las fiestas y eventos literarios a las que asistía, en reuniones de conspiradores contra el paraíso de los trabajadores, y la relación con artistas y escritores en conjuras contra el Estado. Así, Malraux pasó de ser escritor a promotor de la sedición.
La monstruosidad se acrecienta, si ello fuera posible, porque Bábel, igual que Gorki, fue un decidido partidario de los bolcheviques, a quienes se unió en 1917. Durante la guerra civil fue comisario político en el ejército rojo. De hecho su famoso libro Caballería Roja, publicado en 1926, está basado en las experiencias de guerra de aquella época. Los Cuentos de Odessa aparecieron al año siguiente. Sus obras de teatro Zakat y Mariya aparecieron respectivamente en 1928 y 1935.
En una biografía publicada en 1964, Nathalie Bábel recuerda: “Fue en 1923, durante su estancia en las montañas, cuando mi padre comenzó a escribir los cuentos que eventualmente formaron Caballería Roja. Darles la forma deseada fue una tortura inacabable. A mi madre le leía versión tras versión. Treinta años después las recordaba de memoria. En 1924 mis padres se mudaron a Moscú. Los primeros cuentos de mi padre se publicaron por esa época y se hizo famoso de un día para otro”.
Isaac Bábel nació el 13 de julio de 1894 en el puerto ucraniano de Odessa, hijo de un tendero judío. De pequeño la experiencia de vivir un pogromo lo dejó profundamente impresionado. Ya mayor, se mudó a Kiev en donde eventualmente conoció y fue protegido de Máximo Gorki, quien publicó dos de sus cuentos en la revista Letopis.
La censura soviética consideró que esos cuentos contenían una carga erótica (¡otra bête noire de la represión) y procesaron a Bábel bajo el artículo 1001 del código criminal. Quizá por ello y por un creciente desencanto por el rumbo que tomaban los ideales de la Revolución, Bábel se alejó del régimen y se convirtió en un crítico de Stalin. En represalia, los censores se encargaron de que no pudiera publicar. Durante la primera asamblea de la Unión de Escritores Soviéticos en 1934, Bábel dijo a sus colegas: “He inventado un nuevo género… ¡el género del silencio!
Casi siete décadas después, el amor de una hija redime al padre. Obras completas de Isaac Bábel es otro ejemplo de que la luz de la palabra vence a las tinieblas del silencio.
Presidente honorario de la Fundación Manuel Buendía.
Correo electrónico: sanchezdearmas@gmail.com
Profesor – investigador del departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP, Puebla.
El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar este artículo:
Sánchez de Armas, Miguel Ángel, 2007: «Las palabras del silencio»,
en Revista Mexicana de Comunicación en línea, Num. 107, México, septiembre. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/rmxc/magsa.htm
Fecha de consulta: 20 de noviembre de 2007.
Del televidente al prosumer
Excelsior, Dinero, 20 de noviembre de 2007.
Octavio Islas
En término “sociedad de la información y el conocimiento”, suele ser considerado en Asia como característico de la visión eminentemente occidentalizada del futuro posible que podrían configurar las avanzadas tecnologías de información y comunicaciones.
En cambio el concepto “sociedad de la ubicuidad” goza de gran aceptación, pues procede de un profundo razonamiento filosófico que confiere dirección y sentido al papel que deberá observar el cambio tecnológico en la ecología cultural de las sociedades asiáticas, las cuales se han propuesto integrarse como sólido bloque económico –similar a la comunidad económica europea–, en el año 2020.
En Asia la tecnología admite un significado particularmente relevante en la visión de las naciones. Japón, por ejemplo, se ha propuesto instalarse en el imaginario de la “sociedad de la ubicuidad” en el año 2010.
La movilidad de las personas observa un papel central en el desarrollo de los sistemas de comunicaciones propios de la “sociedad de la ubicuidad”, en cuya perspectiva no hay emisores estáticos y receptores pasivos que se limiten a consumir los contenidos culturales que ofrecen los medios convencionales, en horarios determinados, por simples razones de rating.
El lema de la sociedad de la ubicuidad es “anyone, anytime, anywhere” –cualquiera, en cualquier momento, en cualquier lugar–.
La sociedad de la ubicuidad propone un nuevo actor comunicativo: el prosumer, quien en cualquier momento y desde cualquier lugar resulta capaz de producir y consumir la información que circula en Internet como a través de avanzados dispositivos digitales.
La figura de prosumer evidentemente nos obliga a actualizar los modelos de comunicación que hemos conseguido articular en el devenir histórico de la ciencias de la comunicación para explicar la comunicación masiva –la cual de acuerdo con Toffler entró en crisis desde el advenimiento de las sociedades de la Tercera Ola–.
En la sociedad de la ubicuidad el prosumer se desenvuelve simultáneamente en ambientes analógicos como en ambientes digitales, en el mundo real y en el mundo virtual.
La ubicuidad precisamente implica la capacidad de poder desenvolverse en ambos mundos. Además resulta indispensable poder desenvolverse en movimiento. El microblogging, por ejemplo, representa una perfecta expresión de la comunicación total en movimiento.
El concepto “on demand” resulta fundamental en la comprensión de la dinámica de la sociedad de la ubicuidad, como en el consumo cultural, información y entretenimiento de los “prosumers”.
Los nuevos medios digitales deberán producir contenidos relevantes para redes sociales de prosumers, reparando en la necesidad de que los contenidos resulten accesibles en todo momento y en todo lugar.
Los prosumers representan el fundamento último de las multitudes inteligentes (Rheingold).
En la sociedad de la ubicuidad, el concepto “prime time” solo admitirá sentido en el momento mismo en el cual ocurra el evento. Enseguida el evento deberá ser incorporado a la “memoria virtual” del sistema de información para poder ser consultado por cualquiera, en cualquier momento y lugar.
La radio y la televisión en Internet no podrán imponer los horarios establecidos para sus transmisiones ordinarias, y perderá todo sentido la dictadura de los ratings sobre los prosumers. Para poder sobrevivir la publicidad convencional tendrá que adaptarse a las nuevas condiciones de consumo cultural y entretenimiento de los prosumers.
Los prosumers naturalmente están dispuestos a pagar por aquellos servicios de información en línea que consideren valiosos y relevantes.
Resulta indispensable reconocer diferencias en los hábitos de consumo cultural y entretenimiento de los prosumers y los televidentes ordinarios.
En días recientes, por ejemplo, Televisa Deportes anunció la posibilidad de ver a través de su página en Internet, en cualquier momento y lugar, los partidos de futbol de las “Águilas de la América”.
Investigador del Proyecto Internet-Cátedra de Comunicación Estratégica y Cibercultura,
Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
El anterior artículo debe citarse así:
Islas, Octavio, 2007: «Del televidente al prosumer«, en Excélsior,
Dinero, 20 -XI 2007.
Disputa por los canales de Televisa
El Universal, Finanzas, 20 de noviembre de 2007
Telecom y medios
Gabriel Sosa Plata
Lo anterior, como parte de las obligaciones que le impuso la Comisión Federal de Competencia (CFC) para aprobar sus operaciones con las cableras TV Internacional y Cablemás, así como con la telefónica Bastel.
El consorcio de medios debió hacerlo antes, pero el órgano antimonopolio autorizó la ampliación del plazo. Mientras ello ocurre, diversos operadores de telecomunicaciones que ya están, que acaban de entrar o que están por entrar en el servicio de televisión restringida se disputan los canales abiertos de Televisa (2, 4, 5 y 9) para incorporarlos a su oferta de programación, porque saben que sin ellos podrían correr la suerte de DirecTV.
Todos, literalmente, quieren los canales de Televisa: Telmex, Ultravisión, MVS Comunicaciones, las telefónicas y las cableras, para que en su servicio de televisión —aspecto fundamental del triple play— no falten telenovelas como “Al diablo con los guapos”, programas de espectáculos como “La Oreja” y programas tan educativos como “Incógnito”, producidos por el consorcio televisivo, así como sus series y caricaturas importadas.
Sin embargo, consciente de su posición privilegiada de proveedor de contenidos, Televisa trata de imponer sus propias condiciones y hace ventas atadas: te doy el 2 si compras Telehit, De Película y el Canal de las Telenovelas o bien el 5 si también te llevas Cinema Golden y Unicable.
En su afán de tener los canales abiertos ante el dato contundente que más de 50% de los suscriptores ven los canales abiertos en sistemas de televisión de paga, algunos operadores han aceptado sin reclamos, resignados, las condiciones de sus vendedores y más aún ante el argumento de que “así pasa con las productoras más importantes del mundo, como HBO”.
Es evidente que no todos están de acuerdo con esos términos, y por eso es que empresas como Telecable de Occidente y Maxcom han presentado sus denuncias ante la CFC. En algunos casos, se quejan de que Televisa les vende paquetes cuando sólo les interesa, por ejemplo, el canal 2. En otros, se molestan porque simple y sencillamente se niegan a venderle sus canales abiertos para ser retransmitidos en plazas donde Televisa ya tiene presencia a través de Cablevisión, TV Internacional y Cablemás.
En el estire y afloje, la CFC prácticamente azuza a los operadores de telecomunicaciones para que le pidan a Televisa sus canales de televisión abierta y que ésta cumpla con ofrecérselos en términos no discriminatorios, “es decir, en términos y condiciones similares para concesionarios en circunstancias similares debiendo justificar cualquier diferencia con base en los costos”, según un comunicado expedido por ese órgano el 31 de agosto de 2007.
En una primera etapa, la CFC “evaluará el estricto cumplimiento de esta obligación para todas solicitudes” y pide que “a fin de verificar el cumplimiento de lo anterior es recomendable que aquellos concesionarios que soliciten a Grupo Televisa los derechos señalados remitan copia de su solicitud a esta Comisión”.
¿Diversidad?
Televisa ha recibido peticiones de todos los interesados en sus canales abiertos. Sin embargo, no a todos les han abierto las puertas. Se asegura que a Telmex, por ejemplo, un comando de abogados, puesto en alerta desde la recepción de las oficinas del consorcio, no le quiso recibir el oficio correspondiente, lo cual, al menos en apariencia, ha contribuido a hacer más agria la relación entre esas poderosas empresas.
La CFC está por determinar si Televisa ha cumplido con el must offer (ofrecer sus contenidos de televisión abierta en condiciones no discriminatorias a todas aquellas empresas de televisión restringida que lo soliciten) y el must carry (obligación de transmitir en condiciones no discriminatorias en las redes de Televisa todos los contenidos de televisión abierta cuyos transmisores así lo soliciten) para autorizarle la adquisición de las empresas ya mencionadas.
Es previsible que de una u otra manera Televisa cumplirá con las condiciones de la CFC porque el negocio del triple play, la banda ancha y los servicios convergentes están entre sus estrategias más importantes en los próximos años. También lo hará porque hay un beneficio económico indiscutible por la venta de sus canales abiertos de televisión y una mayor cobertura de sus producciones.
El problema, más allá de los supuestos “beneficios” que ese cumplimiento podría traer para incentivar la competencia en el sector de la televisión restringida, es que también en materia de contenidos Televisa seguirá dominando en la era de la convergencia tecnológica.
La supuesta diversidad, competencia e incluso pluralidad que se propone lograr la CFC, aun si se lanzara una tercera cadena de televisión abierta, se acota ante la política empresarial del multirreciclaje de contenidos (muchos de ellos denominados “telebasura”), implementada por los operadores de telecomunicaciones.
De esta manera, la sobrada infraestructura de triple play que se nos ha prometido a los mexicanos en los años siguientes será probablemente cada vez menor en precios, pero también en calidad y diversidad de contenidos. Las promesas de una abundancia pluralista en la oferta quedarán en eso, en promesas, si no se trabaja seriamente en el fomento de la producción independiente y en el fortalecimiento de los medios públicos.
Tres opciones DTH
Y ya que hablamos de más redes de telecomunicaciones, la semana pasada trascendió que MVS Comunicaciones migrará su servicio de televisión por microondas o MMDS al DTH para así tener cobertura en toda la República Mexicana y no sólo en determinadas plazas del país, lo cual ahora ocurre con su servicio MasTV. Las frecuencias despejadas por este cambio serán utilizadas para servicios de banda ancha. La empresa de la familia Vargas está en espera del título de concesión para operar DTH. No será una experiencia nueva, ya que los Vargas fueron socios del proyecto del ya mencionado proyecto de DirecTV en México. Las negociaciones con EchoStar avanzan.
Nuestro país tendrá así tres servicios de DTH: el de MVS; el de Sky, de Televisa, y el de Grupo Pegaso, de Alejandro Burillo, quien este año anunció que invertirá 150 millones de dólares en su proyecto.
Profesor e investigador invitado de la AUM Cuajimalpa. Columnista de El Universal y
coordinador del Consejo Editorial de la Revista Mexicana de Comunicación. http://radiomexicana.blogspot.com
El siguiente es un ejemplo de cómo debe citar el anterior artículo.
Sosa Plata, Gabriel, «Disputa por los canales de Televisa » en El Universal,
México, Num. 32, 869, 20 -XI – 2007, Telecom y otros medios, Finanzas.
Granados Chapa
30 años de plaza pública
Jorge Meléndez Preciado
Una buena cantidad de informadores se sumaron al festejo por los 30 años de “Plaza Pública”, obra cotidiana y mayor de Miguel Ángel Granados Chapa. Bien que el principal columnista del país reciba felicitaciones de sus pares, entre otros. En un medio donde los enconos –más que la solidaridad– continúa siendo lo predominante, resulta doblemente meritorio que un amplio grupo de compañeros acepte como un periodista imprescindible a quien critica sólidamente al poder y apoya las causas populares –ha insistido en que la elección pasada fue viciada y defiende como nadie a Andrés Manuel López Obrador, algo que muchos omiten–, amén de estar atento a muchas actividades culturales y la historia de personajes destacados.
Conocí a Miguel Ángel antes del golpe a Excélsior, ya que por ese entonces construíamos la Unión de Periodistas Democráticos (UPD), de la cual Granados Chapa es uno de los fundadores. Las reuniones eran, generalmente, en el hoy llamado salón Renato Leduc, del Club de Periodistas. Renato fue el primer presidente de esa unión. Algunas más se hicieron en el café de El Chino, en la calle de Antonio Caso, pero eso es parte de otra historia.
Las discusiones eran largas; los acuerdos, complejos, pero finalmente vio la luz esa agrupación que fue la única del gremio que criticó abierta y firmemente el golpe a Excélsior. Un manifiesto avalado por más de 40 reporteros y colaboradores de diarios (13 de julio de 1976), apareció en Sucesos para todos, entonces propiedad del ya fallecido Gustavo Alatriste. Algo que no se consigna en la mayoría de los libros acerca del golpe echeverrista.
Quisimos continuar con las acciones de apoyo, pero de repente se dijo que había negociaciones para que el cotidiano regresara a manos de Julio Scherer y ya no hiciéramos más pronunciamientos. La historia ya la conocemos.
Luego de la segunda gestión de Antonio Caram al frente de la UPD, vino el cambio y yo le propuse a Miguel Ángel que encabezara la planilla que competiría. Para mi sorpresa, él aceptó pero con la condición de que yo fuera el secretario general. Accedí. Por su parte, Fernando Pineda –hoy legislador en Guerrero– también le pidió a Granados Chapa que encabezara su movimiento. Fuimos a elecciones y ganó la fórmula donde yo estaba, que dirigió la organización de 1982 a 1984. Empezaba lo más rudo.
Miguel Ángel propuso reunirnos un día a la semana en un restaurante-café cerca del Metro Miguel Ángel de Quevedo. Con puntualidad estábamos ahí varios, en especial Conchita Salcedo, que era la tesorera. Al lugar llegaban con frecuencia dos personajes importantes: Carlos Quijano, el uruguayo director del semanario Marcha, y Julio Scherer García, encargado de Proceso. Desde luego que nos saludábamos, pero las atenciones eran para Granados Chapa.
En una ocasión, Conchita, que trabajaba en TV UNAM, nos dijo: “Hablé con Evaristo Pérez Arreola y están erigiendo una serie de condominios en Calzada del Hueso y Canal de Miramontes. Dice el secretario general del STUNAM que un edificio puede ser para los periodistas”. Desde luego que festejamos el asunto. Todos, empero, sabíamos que se daba esa oportunidad no tanto por la UPD, que ganaba batallas y prestigio, sino por la autoridad moral de Miguel Ángel.
Las viviendas se hicieron y negociamos con Josefina, la tesorera del sindicato, el asunto. Hicimos una convocatoria para que una veintena de compañeros adquirieran su departamento. Entre quienes recuerdo, le entraron a la compra Adolfo Gilly, Octavio Rodríguez Araujo y varios más. El enganche no era oneroso pero muchos no pudieron completarlo. Finalmente, la negociación concluyó en feliz término No sé quiénes todavía vivan en dicho lugar.
Por cierto, nadie de la directiva de esos años adquirió uno solo de los departamentos, lo que muestra claramente cómo jamás se trató de favorecer a los dirigentes o a sus cuates, sino ayudar, en serio, a los periodistas de todas las formas posibles.
Vino el cambio nuevamente en la UPD. Granados Chapa y un servidor tuvimos apoyos diferentes. Yo participé como vicepresidente en la planilla de Elías Chávez, que ganó, y Granados Chapa impulsó otra con Bulmaro Castellanos (Magú) a la cabeza. A pesar de los resultados, jamás hubo distanciamiento con quien entonces era subdirector de Unomásuno.
En la siguiente elección jugué para la presidencia upedista en contra de Gonzalo Martré. Miguel Ángel fue al acto y me apoyó incondicionalmente, lo cual mostraba, a las claras, que la situación fraternal se mantenía entre él y yo. Es cierto, tuvimos momentos de divergencia, algo normal en las agrupaciones y en la vida del periodismo. Quiero resaltar esto para que se entienda que son válidos los puntos de vista contrarios y se aceptan cuando se juega limpiamente.
He coincidido con Granados Chapa lo mismo cuando fue director de Radio Educación, cuya coordinación de noticiarios estuvo a cargo de la bella, inteligente y audaz Verónica Rascón, quien me nombró encargado del informativo de mediodía. Entonces, hubo discusiones intensas acerca de las notas que aparentemente eran favorables a los grupos y los partidos de izquierda. Yo era cercano a esas corrientes. Por lo tanto, se llegó a la sabia conclusión de Verónica, que ella supervisara puntualmente dichas informaciones. Miguel Ángel quedó satisfecho y jamás hubo ningún problema.
Durante la gestión de Granados Chapa se logró que Radio Educación fuera desconcentrada, tuviera autonomía y se elevara el presupuesto de esa radiodifusora. También se editó el boletín 1060, a cargo de Armando López Becerra. Joel Hernández tenía a su cargo a los analistas, donde sobresalían claramente los textos de Francisco Martínez de la Vega.
Por cierto, regresando a la UPD, durante la gestión de Miguel Ángel se creó, a iniciativa de él y Rogelio Hernández López, el Premio de Periodismo, que de manera inicial se lo dimos a don Paco y luego llevó su nombre, hasta que desapareció cuando Eduardo El Búho Valle lo dejó morir.
Una pequeña temporada trabajamos nuestro multicitado personaje y este refugiado en los noticiarios de Canal Once, cuando también concurrían en dicha televisora José Antonio Álvarez Lima –luego director de Imevisión– y la ya citada Verónica Rascón. El rigor en la información fue la divisa.
De las últimas veces que a instancia de Álvaro Cepeda estuvimos varios amigos con Granados Chapa fue en un café cerca de Radio UNAM, estación en la cual Miguel Ángel conduce un servicio informativo. Concurrimos Humberto Musacchio –quien heredó la revista Mira que fundó Granados Chapa–, Mariano Albor y Miguel Badillo. Charla chispeante y refrescadora.
La revista Siempre!; Razones, de Samuel del Villar; el periódico Galera, de la UPD; la dirección de la revista de comunicación Contextos y muchas publicaciones más, lo mismo que la cátedra en diversos planteles, hablan del esfuerzo incansable de este compañero que se da el tiempo de agradecer menciones de uno. Pero en realidad, miles somos beneficiarios de su esfuerzo, dedicación y amplitud de miras. ¡Gracias, Miguel Ángel Granados Chapa!