Una trilogía hipemillonaria:Patrick Dalzel-Job -Ian Fleming – James Bond. El mayor logro del Agente 007

Cineadictos

Carmen Cano Gordon
Colaboradora de la publicación Cineadictos que edita la FES- Acatlán

Mucho se ha especulado acerca del origen de James Bond ¿Qué fue lo que inspiró a Ian Fleming? ¿Existió realmente el personaje? ¿Es verdad, ficción o una mezcla de ambas?

Es un lugar común decir que la vida es más extraña que la ficción y, con base en este aserto, las personas que se suponen más enteradas, han asegurado que Fleming se inspiró en uno de sus compañeros de la guerra, de nombre Patrick Dalzel-Job, conocido como “El Caballero de las Tierras Altas Escocesas”.

Por supuesto, en la creación del personaje existen otras influencias, por ejemplo, la afición de Bond por el vodka, el Martini y los cigarrillos, no son más que proyecciones del propio Fleming. Por otro lado, el Agente 007 está siempre ligado a relaciones íntimas con numerosas beldades, mientras que Dalzel-Job ligó siempre su vida amorosa a una sola mujer de nombre Bjork.

Dalzel-Job, al igual que Bond, es de ascendencia escocesa, domina varios idiomas y fue oficial de la Armada Británica, realizando hazañas que después Fleming atribuyó a su héroe.

Haciendo un poco de historia: Dalzel-Job acudió en 1944 a la oficina de Ian Fleming, ex periodista que aspiraba a convertirse en escritor y que, por ese entonces, era capitán de fragata en el Almirantazgo británico, para que le asignara una nueva misión. Se dice que Fleming vio en los ojos azules de Patrick a un hombre intrépido y experimentado, por lo que no dudó en reclutarlo para incorporarlo a un ejército secreto que estaba organizando, para marchar a la vanguardia de las fuerzas aliadas del Día D, con el fin de apoderarse de armas y documentos del enemigo.

Un ex compañero de ambos, Charle Wheeler, expresa que no sería de extrañar el que en el momento en que Fleming reclutó a Dalzel-Job se hubiera plantado la semilla que produciría después al inefable personaje: James Bond.

Pero conozcamos un poco más acerca de Dalzel-Job para hacer un poco más válida y creíble la analogía con Bond.

Patrick Dalzel-Job nació en 1913 en Middlesex, Inglaterra. Quedó huérfano de padre a los 3 años. Fue un niño enfermizo y, por ello, pasaba más tiempo en su casa que en la escuela. A los 14 años, su madre lo llevó a Suiza, donde su salud mejoró notablemente, no obstante, dejó de asistir formalmente a la escuela, aunque de manera autodidacta y leyendo mucho en inglés y francés, fue fortaleciendo sus conocimientos.

A los 24 años, se sintió atraído por Noruega, debido a los relatos que había leído desde niño y, en cuanto pudo zarpó de Escocia en el Mary Fortune, una goleta de 11 metros de eslora, cuya cubierta e interior el mismo construyó. Con su madre como única tripulación, pasó dos años explorando la zona a profundidad. En poco tiempo aprendió a hablar noruego e hizo muchos amigos. El amor que llegó a sentir por Noruega dejaría una honda huella en su vida.

Al enterarse de que había estallado la guerra regresó con su madre a la Gran Bretaña y, en abril de 1940, ya como oficial de la Armada Real Británica, regresó a Noruega que había sido invadida por los nazis para apoderarse de las rutas marítimas del norte, por lo que los aliados, a través de un destacamento militar, decidieron expulsarlos.

Se sucedieron una serie de hechos que sería muy largo enumerar pero que, de alguna manera, fueron dando a Fleming datos que iban enriqueciendo el perfil del héroe que el futuro escritor quería como protagonista de sus novelas.

Por lo que se refiere a Fleming, en el último año de la guerra, viajó a Jamaica para dar una conferencia. Fue una estancia relativamente breve, pero lo suficientemente enrique-cedora como para que Ian se enamorara de la isla y planeara residir para siempre en ese paraíso tropical (de la misma manera en que Dalzel-Job se enamoró de Noruega).

A los 44 años, Fleming escribió el primer proyecto de su novela Casino Royale y, aún teniendo ya el perfil de su personaje, no encontraba para él un nombre satisfactorio hasta que, repasando los estantes de su biblioteca, se topó con el libro Aves Nativas de las Indias Occidentales, cuyo autor se llamaba, nada menos, que James Bond, nombre que Fleming adoptó de inmediato.

Así, de 1952 a 1963, Fleming escribió a razón de un libro por año. Durante ese lapso, nuestro autor transformó su existencia de élite, su arrogancia, su estilo y su ácido ingenio en grandes thrillers, que llegaron a ser la lectura favorita de personajes como, por citar sólo un ejemplo, el entonces Presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy.

Hasta entonces (1961), se trataba sólo de exitosas novelas, pero dos altos ejecutivos de Eon Productions, Broccoli y Saltzman, decidieron llevar a Bond, James Bond a la pantalla grande, decisión que sorprendió a Fleming, quien, después del libro Desde Rusia con Amor, tenía planeado matar a su protagonista. Los ejecutivos antes mencionados pidieron a Fleming que siguiera escribiendo y sus libros se volverían películas.

Y, aquí se inicia la historia fílmica de James Bond. Sólo faltaba un pequeño detalle: encontrar al hombre indicado para dar vida al Agente 007. Fleming se inclinaba por David Niven o Roger Moore; en cambio, Eon Productions prefería a Richard Burton y a Cary Grant, entre otros.

Los requisitos eran que, quienquiera que anhelara quedarse con el papel de Bond, debería comprometerse a filmar varias películas y, sobre todo, cobrar poco, ya que para el primer film El Satánico Dr. No había un raquítico presupuesto de un millón de dólares.

Así las cosas, Saltzman en su búsqueda, encontró, en 1961, a un tipo formidable: un escocés de 30 años que ya había actuado en obras de Shakespeare y que, además, parecía ser inteligente y tenía una situación económica precaria. Nuestro hombre era Sean Connery, quien, entre otras características, había intentado destacar en el futbol y ganado el segundo lugar en el concurso de Mister Universo. Sólo le quedaba ahora ser el elegido para encarnar a James Bond, y así fue.

En 1962 se filmó El Satánico Dr. No, que se convirtió en un enorme éxito en todos sentidos. Por ello, en 1963 se filma Desde Rusia con amor que resulta ser aún más exitosa que la primera. Seguiría después Goldfinger, pero ya Fleming no alcanzó a verla pues, debilitado de salud, quizá por causas genéticas o por sus excesos, el 12 de agosto de 1964 fallece a la edad de 56 años.

A pesar de la gran consternación que, a nivel mundial, produjo su desaparición física, sus novelas continuaron filmándose y, al día de hoy, aunque resulte difícil de creer (al menos a nosotros nos sorprendió el dato), suman ya 23 las películas del Agente 007, James Bond, algo sin precedente en la historia del cine.

Sean Connery, el primero y el mejor Bond, encarnó al personaje en 5 películas seguidas: El Satánico Dr, No (1962); Desde Rusia con amor (1963); Goldfinger (l964); Operación Trueno (1965) y Sólo se vive dos veces (1967). Después de este última, Connery decidió abandonar el personaje, para no encasillarse en él y, además, porque no estaba satisfecho con las regalías.

Encarando esta decisión de Connery, Broccoli y Saltzman eligieron a un modelo australiano, desconocido en el medio, de nombre George Lazenby. Con el se filmó “Al Servicio Secreto de su Majestad” (1969) que resultó ser un rotundo fracaso que hizo tambalearse al connotado personaje.

James Bond corría peligro, por lo que, para salvarlo, Broccoli le ofreció a Connery la fabulosa suma de un millón de dólares por una sola película, por lo que, el actor aceptó, llenando de regocijo a la cauda de admiradores que había conquistado. La película que marcó este regreso fue “Los diamantes son eternos” (1971).

El actor elegido para encarnar a Bond en las siguientes películas fue Roger Moore, quien ya había sido considerado, ya que era muy conocido por la serie de televisión El Santo. Era, tanto físicamente, como por su actitud, su refinamiento e ironía, el reverso de la medalla; destacaba por su ecuanimidad, frente al carácter vigoroso de Connery. La primera película de Roger Moore fue Vive y deja morir (1973), con la que logró reivindicar a Bond. En total, Moore encarnó al personaje en 8 películas.

En 1983, se desató la llamada “guerra de los Bond”, y tanto Connery como Moore encarnaron ese mismo año al personaje. Connery con Nunca digas nunca jamás y Moore con Octopussy. En cuanto a ganancias, generó mayores dividendos la película de Moore. Con gran ironía el penúltimo Bond, Pierce Brosnan, dice: “Por lo que a mí se refiere, no hay más James Bond que Sean Connery” y luego, con una sonrisa añade: “Pero al parecer ese papel estaba destinado para mí”.

No obstante, Brosnan tuvo que esperar, después de retirarse Moore, varios años durante los cuales Timothy Dalton en 1987 y 1989, recreó a Bond en dos filmes. El fenómeno llamado Bond estuvo relegado hasta 1995, año en que el papel recayó en Pierce Brosnan con GodenEye y en 1997 con El mañana nunca muere. La recaudación que significaron estos dos filmes superó en más de cuatro veces lo recaudado por todas las películas anteriores de Bond y su éxito obedeció a la altísima tecnología utilizada en ellas, a la acción desmedida y a la calidad actoral de Pierce Brosnan, quien encarnó a Bond en dos películas más: El Mundo nunca es suficiente (1999) y Morir otro día (2002).

El actual James Bond es encarnado por Daniel Craig, quien da una imagen muy distinta a la de los anteriores, pero aún falta mucho por ver y, mientras tanto, la historia continúa.

Nos hubiera gustado incluir aquí algunos datos duros sobre costos, ganancias, sueldos de los diversos actores y otros como: 7 actores han encarnado a Bond en 54 años; 11 las marcas de automóvil utilizadas; 25 el número de villanos; 81, el número total de chicas que han aparecido, casi todas guapas y, afortunadamente, hasta ahora, James Bond no ha muerto ninguna vez.

El artículo anterior se publicó originalmente en Cineadictos
y debe de citarse de la siguiente forma:

Cano Gordon, Carmen, «Una trilogia hipermillonaria: Patrick Dalzel-Job -Ian Fleming – James Bond
El mayor logro del Agente 007», en Cineadictos, Num. 80, diciembre, 2009.

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