A propósito del 2° Foro Latinoamericano de Medios Digitales y Periodismo
- Participación medios como La Silla Vacía,Plaza Pública, Revista Semana, Animal Político, CIPER, Future Challenges, El Puercoespín, Vice.
- La organización del evento corrió a cargo de Distintas Latitudes y Factual , con apoyo de la Universidad Iberoamericana, TelmexHub y Google México.

“El Periódico a l’iPad”. Saül Gordillo @Flickr
Por Elthon García
El 22 de noviembre de 2013 se llevó a cabo el 2° Foro Latinoamericano de Medios Digitales y Periodismo. A continuación te presentamos los videos de las tres mesas de discusión, que centraron su atención en el tópico de la innovación que permite lo digital al ejercicio del periodismo. Bajo esta temática académicos, periodistas y profesionales de la comunicación reflexionaron y compartieron su percepción del fenómeno.
Destacó la participación de medios como La Silla Vacía,Plaza Pública, Revista Semana, Animal Político, CIPER, Future Challenges, El Puercoespín, Vice. La organización del evento corrió a cargo de Distintas Latitudes y Factual , con apoyo de la Universidad Iberoamericana, TelmexHub y Google México.
Mesa 1. ¿Qué herramientas impulsan la innovación en el periodismo digital?
- Ricardo Raphael, coordinador de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos, CIDE. México.
- Dennys Mejía, editor gráfico, Plaza Pública, Guatemala.
- Jacinta Escudos, editora regional para América Latina, Future Challenges, El Salvador.
- Paola Villarreal, responsable del Laboratorio de Datos, Gobierno de la Ciudad de México.
- Mauricio Jaramillo, creador del proyecto “Hangouts de Periodismo”, Colombia. (Distancia)
- Jordy Meléndez Yúdico, cofundador de Factual_, México. (Moderador)
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=CzBJONFLwRI
Mesa 2. ¿Qué nuevas capacidades exige el periodismo digital a los periodistas y a las redacciones?
- Mario Campos, director editorial de Más por más, México.
- Carlos Arango, periodista multimedia, Revista Semana, Colombia.
- Ivabelle Arroyo, directora de El Respetable DF, Ciudad de México.
- Ángel Valdivieso, director de Águila o Sol, Tabasco, México.
- Francisca Skoknic, subdirectora de CIPER, Chile. (Distancia)
- Margarita Torres, Universidad Iberoamericana, México. (Moderadora)
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=eoJozlPfFKc
Mesa 2. ¿Cómo interactúan los medios digitales con sus audiencias en la construcción de sus contenidos y nuevas narrativas?
- Bernardo Loyola, director de contenidos de Vice, México
- Alma Delia Fuentes, deputy editor de CNN-México
- Andrés Bermúdez, periodista de La Silla Vacía, Colombia.
- Dulce Ramos, editora general, Animal Político, México.
- Diego Mendiburu, co-fundador Factual (Moderador).
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=–KDcfbNUKs
El guerrero de la lengua
Juego de ojos

English: Picture of George Orwell which appears in an old acreditation for the BNUJ. (Photo credit: Wikipedia)
Por: Miguel Ángel Sánchez de Armas
Dice Christopher Hitchens que si Lenin no hubiera acuñado la máxima “el corazón en llamas y el cerebro en hielo”, ésta habría sido el lema heráldico de George Orwell, “cuya pasión y generosidad sólo fueron superadas por su desprendimiento y reserva”.
A 63 años de la muerte del periodista, escritor y luchador social indio-inglés, su obra es el testimonio de una generación, no perdida —como supondría Gertrude Stein—, sino dolorosamente consciente de su tiempo. A la pluma de Blair debemos textos que contribuyeron a descubrir el verdadero rostro del “socialismo” estalinista y que se alzaron contra la barbarie que azotó como vendaval de invierno al mundo en la primera mitad del siglo pasado. “Mientras escribo, hombres altamente civilizados vuelan sobre mí empeñados en reducirme a cenizas”, escribió en uno de los ensayos más lúcidos sobre el frenesí exterminador nazi. Y en otro texto memorable, hizo que uno de sus personajes, un cerdo dotado de cualidades humanas, lanzara la consigna que sigue animando a muchas corrientes políticas: Todos somos iguales… ¡pero unos son más iguales que otros!
La fuerza de Orwell, nacido Eric Arthur Blair, es el lenguaje. Vivió con la convicción de que el mundo se puede cambiar y que si herramienta poderosa es la letra escrita —bruñida y dura como la obsidiana— en ocasiones el autor debe empuñar un fusil. Como nuestro Martín Luis Guzmán, Blair-Orwell estuvo en las trincheras y más de una vez miró a la cara a la muerte, pues se veía a sí mismo como combatiente tanto en las trincheras y entre los obuses como en la tinta y el papel.
En 1946 publicó un ensayo sobre la relación de la política y el lenguaje que, dice la gran revista colombiana El Malpensante, es un clásico del pensamiento político y la literatura del siglo XX. Se titula «La política y el lenguaje inglés», pero su mensaje se aplica a cualquier idioma y a cualquier sociedad. Lejos de alumbrar el camino a una sociedad más igualitaria y democrática, el «lenguaje de la política» pareciera levantar muros y colocar obstáculos. Comparto algunos fragmentos tomados de la traducción de Alberto Supelano en la revista mencionada. El lector puede sustituir la palabra «inglés» por español, chino, armenio, burundi, griego o latín. El resultado será igual de impresionante. Vale.
“La mayoría de las personas que de algún modo se preocupan por el tema admitiría que el lenguaje va por mal camino, pero por lo general suponen que no podemos hacer nada para remediarlo mediante la acción consciente. Nuestra civilización está en decadencia y nuestro lenguaje —así se argumenta— debe compartir inevitablemente el derrumbe general. Se sigue que toda lucha contra el abuso del lenguaje es un arcaísmo sentimental, así como cuando se prefieren las velas a la luz eléctrica o los cabriolés a los aeroplanos. Esto lleva implícita la creencia semiconsciente de que el lenguaje es un desarrollo natural y no un instrumento al que damos forma para nuestros propios propósitos.
“Ahora bien, es claro que la decadencia de un lenguaje debe tener, en últimas, causas políticas y económicas: no se debe simplemente a la mala influencia de éste o aquél escritor. Pero un efecto se puede convertir en causa, reforzar la causa original y producir el mismo efecto de manera más intensa, y así sucesivamente. Un hombre puede beber porque piensa que es un fracasado, y luego fracasar por completo debido a que bebe. Algo semejante está sucediendo con el lenguaje inglés. Se ha vuelto tosco e impreciso porque nuestros pensamientos son disparatados, pero la dejadez de nuestro lenguaje hace más fácil que pensemos disparates. El punto es que el proceso es reversible. El inglés moderno, en especial el inglés escrito, está plagado de malos hábitos que se difunden por imitación y que podemos evitar si estamos dispuestos a tomarnos la molestia. Si nos liberamos de estos hábitos podemos pensar con más claridad, y pensar con claridad es un primer paso hacia la regeneración política: de modo que la lucha contra el mal inglés no es una preocupación frívola y exclusiva de los escritores profesionales.”
En este punto, Orwell recupera cinco pasajes de otros tantos autores que analizará como ejemplos de esta corrupción del lenguaje y, por tanto, de la política. Explica que cada uno de ellos tiene faltas propias, “pero, además de la fealdad evitable, tienen dos cualidades comunes. La primera, las imágenes trilladas; la segunda, la falta de precisión. El escritor tiene un significado y no puede expresarlo, o dice inadvertidamente otra cosa, o le es casi indiferente que sus palabras tengan o no significado. Esta mezcla de vaguedad y clara incompetencia es la característica más notoria de la prosa inglesa moderna, y en particular de toda clase de escritos políticos. Tan pronto se tocan ciertos temas, lo concreto se disuelve en lo abstracto y nadie parece capaz de emplear giros del lenguaje que no sean trillados: la prosa emplea menos y menos palabras elegidas a causa de su significado, y más y más expresiones unidas como las secciones de un gallinero prefabricado. A continuación enumero, con notas y ejemplos, algunos de los trucos mediante los que se acostumbra evadir la tarea de componer la prosa:
“Metáforas moribundas. Una metáfora que se acaba de inventar ayuda al pensamiento evocando una imagen visual, mientras que una metáfora técnicamente ‘muerta’ (por ejemplo, ‘una férrea determinación’) se ha convertido en un giro ordinario y por lo general se puede usar sin pérdida de vivacidad. Pero entre estas dos clases hay un enorme basurero de metáforas gastadas que han perdido todo poder evocador y que se usan tan sólo porque evitan a las personas el problema de inventar sus propias frases.
“[…] Operadores o extensiones verbales falsas. Éstas evitan el problema de elegir los verbos y sustantivos apropiados, y al mismo tiempo atiborran cada oración con sílabas adicionales que le dan una apariencia de simetría.
“[…] Dicción pretenciosa. Palabras como fenómeno, elemento, individual (como sustantivo), objetivo, categórico, efectivo, virtual, básico, primario, promover, constituir, exhibir, explotar, utilizar, eliminar, liquidar, se usan para adornar una afirmación simple y dar un tono de imparcialidad científica a juicios sesgados.
“[…] Palabras sin sentido. En ciertos escritos, en particular los de crítica de arte y de crítica literaria, es normal encontrar largos pasajes que carecen casi totalmente de significado. Palabras como romántico, plástico, valores, humano, muerto, sentimental, natural, vitalidad, tal como se usan en crítica de arte, son estrictamente un sinsentido, por cuanto no sólo no señalan un objeto que se pueda descubrir, sino que ni siquiera se espera que el lector lo descubra.
“[…] Después de haber expuesto este catálogo de estafas y perversiones, permítanme dar otro ejemplo del tipo de escritura que lleva a ellas. Esta vez su naturaleza debe ser imaginaria. Voy a traducir un pasaje de buen inglés en inglés moderno de la peor especie. He aquí un verso muy conocido del Eclesiastés:
“Retorné y vi que bajo el sol la carrera no es de los veloces, ni la batalla de los fuertes, ni el pan para el sabio, ni las riquezas para los hombres de conocimiento, ni el favor para los capaces; sino que el tiempo y la oportunidad acontecen a todos ellos.
“Helo aquí en inglés moderno:
“Las consideraciones objetivas de los fenómenos contemporáneos obligan a concluir que el éxito o el fracaso en las actividades competitivas no exhibe ninguna tendencia conmensurable con la capacidad innata, sino que es un notable elemento de que lo imprevisible debe tenerse invariablemente en cuenta.
“Ésta es una parodia, pero no muy tosca. […] La tendencia general de la prosa moderna es alejarse de la concreción. […] Como he intentado mostrar, lo peor de la escritura moderna no consiste en elegir las palabras a causa de su significado e inventar imágenes para hacer más claro el significado. Consiste en pegar largas tiras de palabras cuyo orden ya fijó algún otro, y hacer presentables los resultados mediante una trampa. El atractivo de esta forma de escritura es que es fácil. Es más fácil —y aun más rápido, una vez se tiene el hábito— decir ‘En mi opinión no es un supuesto injustificable’ que decir ‘Pienso’. Si usted usa frases hechas, no sólo no tiene que buscar las palabras; tampoco se debe preocupar por el ritmo de las oraciones, puesto que por lo general ya tienen un orden más o menos eufónico. Cuando se redacta de prisa —cuando se dicta a un taquígrafo, por ejemplo, o se hace un discurso público— es natural caer en un estilo latinizado y pretencioso. Muletillas como ‘una consideración que debemos tener en mente’ o ‘una conclusión con la que todos estaríamos de acuerdo’ ahorran a muchos una expresión cuya construcción les produciría un síncope. El empleo de metáforas, símiles y modismos trillados ahorra mucho esfuerzo mental, a costa de que el significado sea vago, no sólo para el lector sino también para el que escribe.
“[…] En nuestra época es una verdad general que los escritos políticos son malos escritos. Cuando no es así, el escritor es algún rebelde que expresa sus opiniones privadas y no la ‘línea del partido’. La ortodoxia, cualquiera que sea su color, parece exigir un estilo imitativo y sin vida. Los dialectos políticos que aparecen en panfletos, artículos editoriales, manifiestos, libros blancos y discursos de los subsecretarios varían, por supuesto, entre un partido y otro, pero todos se asemejan en que casi nunca emplean giros de lenguaje nuevos, vívidos, hechos en casa. Cuando un escritorzuelo repite mecánicamente frases trilladas en la tribuna […] se tiene el extraño sentimiento de no estar viendo a un ser humano vivo sino a una especie de maniquí: un sentimiento que se torna más intenso en los momentos en que la luz ilumina los anteojos del orador y se ven como discos vacíos detrás de los cuales no parece haber ojos. Y esto no es del todo imaginario. Un orador que emplea esa fraseología ha tomado distancia de sí mismo y se ha convertido en una máquina. De su laringe salen los ruidos apropiados, pero su cerebro no está comprometido como lo estaría si eligiese sus palabras por sí mismo. Si el discurso que está haciendo es un discurso que acostumbra hacer una y otra vez, puede ser casi inconsciente de lo que está diciendo, como quien entona letanías en la iglesia. Y este reducido estado de conciencia, aunque no es indispensable, es de todos modos favorable para la conformidad política.
“[…] El estilo inflado es en sí mismo un tipo de eufemismo. […] El gran enemigo del lenguaje claro es la falta de sinceridad. Cuando hay una brecha entre los objetivos reales y los declarados, se emplean casi instintivamente palabras largas y modismos desgastados, como un pulpo que expulsa tinta para ocultarse.
“[…] Pero si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento. Un mal uso se puede difundir por tradición e imitación aun entre personas que deberían saber y obrar mejor. El lenguaje degradado que he examinado es, en cierta forma, muy conveniente. Expresiones como ‘un supuesto no injustificable’, ‘una consideración que siempre debemos tener en mente’, dejan mucho que desear, no cumplen un buen propósito, son una tentación continua, una caja de aspirinas siempre al alcance de la mano. […]”
La onda que nunca existió
Invitación a las mesas académicas de Radio Ciudadana
10° ANIVERSARIO
DE RADIO CIUDADANA
MESAS ACADÉMICAS
PARA ANALIZAR Y DEBATIR LA FUNCIÓN DE
LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
El infierno de correctores y editores
Juego de ojos
El temor a la errata es la única inmoralidad que puede
cometer un escritor que escriba con libertad y libertinaje
Ramón Gómez de la Serna
Por: Miguel Ángel Sánchez de Armas
Hoy tengo el orgullo de ceder mi espacio para compartir con los editores que me hacen el honor de publicar Juego de ojos, fragmentos de un texto espléndido de mi querido amigo Pepe Prats. Él, como es de todos sabido, fue parido en los trópicos caribeños y nutrido en la bravía savia agavera de los llanos mexicanos, pero hoy habita alguna tundra sajona hasta donde le hago llegar mi abrazo agradecido. Vale.
Me encanta una [errata] aparecida en el siglo XIX, en El Nuevo Regañón. La afirmación debía decir: “Un oído delicado es imprescindible a todo buen poeta”. Y apareció: “Un odio delicado es imprescindible a todo buen poeta”. Cuando José Lezama Lima me la mostró en la antigua Sociedad Económica de Amigos del País, se limitó a comentar —asma risueña— que el ángel de la jiribilla y no la desidia de un tipógrafo, había colocado la frase en su sitio exacto.
Pero no todas las célebres erratas cubanas tienen una ligera carga de perfidia. Hay boleros de más ponzoña. Un testigo de ritmo sistáltico me contó que cuando Manuel Altolaguirre editó en su transterrada La Verónica un cuaderno de Emilio Ballagas, había un verso que decía: “siento un fuego atroz que me devora”. La picardía andaluza lo volteó a “siento un fuego atrás que me devora”. Y el escándalo, en la pudibunda sociedad habanera de la época, obligó al grave poeta —profundo lector de Luis Cernuda— a echar en la bahía los ejemplares que logró salvar de las librerías viperinas, embriagadas con la alusión.
Una de aparente equívoco implicó a una pianista cuyo nombre prefiero no aterrizar aquí. Apenas hubiese trascendido, pues sólo era una be por ge, pero obtuvo aquiescencias entre los hombres que lo apreciábamos: “Su buen busto armó un programa delicioso”. Y despertó curiosas solturas de la imaginación entre los que nunca habían tenido la oportunidad de conocer el programa, cuyas delicias al teclado parecían a veces mozartianas, a veces un tropical homenaje a Il piacere de Antonio Vivaldi. Años después descubrimos que el autor había sido un antiguo adicto, feroz musicólogo que mitigaba sus nostalgias en un dodecafónico busto sin gusto.
Recuerdo que en el Madrid de 1995, mientras realizaba una investigación en la Biblioteca Nacional, solía coincidir con un alicantino que las coleccionaba. Mientras degustábamos los tres platos en el comedor del sótano, ya en el postre, me lanzaba sus dardos a los ojos, con la vista en mi risa. Algunas aún las tengo. Poco después descubrí que la de Max Aub, en Crímenes ejemplares, estaba entre las más famosas: Errata. “Donde dice: / La maté porque era mía. / Debe decir: / La maté porque no era mía”. Menos literaria, pero tan sacrílega fue la de “La Putísima Concepción”, donde la pureza parece que pernoctaba fuera de casa. De esas rápidas está la de “Necesito mecanógrafa con ingles”, que olvidaba el inglés de Ezra Pound. “La Dama de las Camellas” y “La esposa que dirigía al marido miradas de apasionada ternera”, mantienen abierto el potrero…
Oí o leí que eran tantas las erratas que cometían en una imprenta nicaragüense, que un poeta incluyó en el machón la siguiente solicitud: “Erratas a juicio del lector”. Aunque el record parece en poder nada menos que de la Suma teológica, pues su fe de erratas ─en la edición del dominico F. García en 1578─ logró ocupar ciento once páginas, algo que nos deja anonadados, palabra que alude filológicamente a un ano ahogándose.
¿Alguna vez padeció Maqroll el Gaviero ─que el gran Álvaro Mutis hizo célebre─ que le anotaran un huracán caribeño en su libro de Pitágoras?¿Será absolutamente cierto que a una errata debemos el Fondo de Cultura Económica, pues debió llamarse Fondo de Cultura Ecuménica? ¿A cuál ensayista mexicano pertenece la del “joven crudito” por erudito? ¿No dice el antiguo diccionario Espasa ─como refiere Pío Baroja─ La feria de los desiertos cuando la obra se llama La feria de los discretos? ¿Quién sustituyó “la orgullosa tinta” que alababa a un político venezolano por “la orgullosa tonta”? ¿Cuál actriz de Almodóvar se levantó una mañana barcelonesa no con el ceño, sino con el coño fruncido?
De la saña erratibunda no se libra ni el mandarín, quizás como forma de lucha contra la desgana y la rutina, aunque en algunos académicos la cacería se vuelva pedante confesión de impotencia artística, síndrome de referencista hirsuto. Frente a ellos se sabe, por ejemplo, que Joyce jugó con erratas y homónimos, mitigó sus dolores de muela y sus clases de inglés a señoritas de Zürich con los equívocos que su condición de poligloto le propiciaba.
El italiano exhibe esta delicia en una edición de De los sepulcros de Ugo Foscolo. Los versos debían decir: Sol chi nos lascia ereditá d’afetti, / poca gioia ha nell’urna: Resultó que trasladaron la coma de lugar: Sol chi nos lascia ereditá, d’affetti / poca gioia ha nell’urna. Y el resultado afirma que solamente quien no deja herencia, de afectos tiene escasa satisfacción en la tumba. En francés se recoge que tras la muerte de un banquero el diario apuntaba que “Francia acababa de perder a un inútil”, es decir, escribieron homme de rien por homme de bien. En Londres es célebre este ligero cambio: God save the Queen por God shave the Queen, aunque nunca se aclaró si la reina gustaba de que Dios la afeitara con navaja o con Gillette.
Ninguna lengua está exenta de nuestras pertinaces amigas, ni de las bromas que propician. Voltaire cometió una con Juan Francisco Boyer, que había sido obispo de Mirepoix, y firmaba l’anc. Evèque de Mirepoix. El malévolo escritor cambió anc (ex) por ane, y así quedó como “el asno obispo”. Una tarde en un café de la Rue Rivolí me contaron que una nota sobre el estado de salud de Jerónimo Napoleón, rey de Westfalia, alteró mieux por vieux, y decía: “El estado del augusto enfermo ha mejorado durante la noche. A la hora de entrar el diario en máquina el viejo persiste”.
Mark Twain advertía del peligro en un libro de medicina, pues “podemos morir por culpa de una errata”. Pero ningún genuino humorista ─y el novelista de Missouri era uno de ellos─, puede odiar deslices verbales y yerros impresos. Alguien consciente de que lo fatal es tomarse demasiado en serio, hasta ríe cuando la encuentra en uno de sus escritos. No parece casual que hombres de temple trágico como Proudhon se ganaran el pan como correctores modélicos… Tampoco que las nuevas técnicas de impresión computarizada hayan estropeado la tradición que unía al autor con el editor y el corrector.
[…] Con nostalgia recordaba Eliseo Diego la imprenta de Ucar García y Compañía en La Habana Vieja de los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo. Cada una de nuestras ciudades relevantes tenía un sitio similar, donde frecuentaban los más notables escritores y artistas, donde el olor de la tinta y el ruido de las linotipias acrecentaban las tertulias, mientras el autor agraciado con las pruebas de agua añadía el puntico a una jota o el prefijo a olvidado ante histórico; mientras pedía silencio y escudriñaba una construcción macarrónica o tenía el coraje de suprimir un párrafo endeble. Y aun así, al final, las erritas agridulces le regalaban un anacrónico período augustiniano por agustiniano, el fantasma de un sustantivo jamás escrito, un salto de línea digno de las olimpiadas de invierno o al tenaz y travieso Alejandro El Glande…
Entre las más famosas diatribas contra las chifladas que liban y pierden el rumbo, está la del esperpéntico madrileño Ramón Gómez de la Serna. Su artículo “Fe de erratas”, como se esperaba siempre de él, fue una hiperbólica resignación. Y mantiene “metáforas con humor”, greguerías. Dice: “La errata es un microbio de origen desconocido y de picadura irreparable. Quizás Dios no sólo dijo a la mujer: ‘Parirás con el dolor de tu vientre’, y al hombre que ganaría el pan con el sudor de su frente, sino que añadió, suponiendo al intelectual que no suda: ‘Y tú, hombre, sufrirás cuando seas intelectual, la mordedura atroz de las erratas’”. Sigue un párrafo de mansedumbre atemporal, poscibernético: “Así sucede que después de que hemos corregido segundas, terceras y cuartas ‘pruebas’; después que nos hemos cansado de poner ¡¡OJO!! ¡¡OJO!! Al margen de las correcciones difíciles; después de que hemos leído el primer pliego salido de la máquina y hasta la hemos mandado parar para que corrigieran las últimas erratas, sin embargo, a la postre, hay erratas aún. (…) he deducido que la errata es un microbio independiente a la higiene del escritor y del cajista. La errata que tiene vida y sagacidad propia se disimula detrás de una supuesta corrección y no saca sus tentáculos sino después de implantada la forma en la máquina, o si aún ahí se la persigue, espera a que vayan tirados los cien primeros ejemplares correctos para brotar después”.
Después sugiere que desaparezcan las fe de erratas, “con permiso de la Academia”, pues “demuestran un espíritu timorato y en medio de todo, sobrecogido de miedo a los otros”. Finaliza proclamando nuestra indefensión: “La errata es inextricable. Matamos la plaga, pero quedan las nuevas: la errata está adherida al fondo de las cajas…, y en vano el fuelle de las imprentas sopla los días de limpieza en los cajetines de la caja para aventar el polvo y las erratas. (…) La errata es inextirpable, quizás más que nada, porque representa la mala intención de que está llena la naturaleza y la envidia insana que la posee. El temor a la errata es la única inmoralidad que puede cometer un escritor que escriba con libertad y libertinaje”.
[…] Sin embargo, y con ellas termino, [las erratas] a veces favorecen al texto, como la de odio por oído referida a los poetas. Lo enriquecen, mejoran el original. Hay erratas que Alfonso Reyes consideraba dichosas porque innovaron sus versos. Uno que debería decir: “más adentro de tu frente” se transformó en “mar adentro de tu frente”. Y “De nívea leche y espumosa”, tras el pase mágico quedó: “De tibia leche y espumosa”. En el mismo artículo “Escritores e impresores” ─incluido en La experiencia literaria─, Reyes elogia otra que le regalaron. En lugar de “La historia, obligada a describir nuevos mundos”, el talentoso tipógrafo le colmó de honduras la frase al sustituir describir por descubrir.
¡Gracias, Pepe!
Molcajete…
No puedo dejar de mencionar, sea o no leyenda urbana, el caso de aquel tomo revisado fatigosamente por los más grandes correctores de la comarca y rematado con un orgulloso colofón que a los cuatro lectores proclamaba: “Este libro no contiene eratas”.
En el Olimpo literario, los dioses ríen.
9/11/13
Revistas literarias de éxito

List of Nobel laureates affiliated with Cornell University (Photo credit: Wikipedia)
Águila o Sol: el periodismo que sólo busca contar historias
Kristian Antonio Cerino Córdova
Víctor Manuel Ulín Hernández
Ángel Valdivieso Cervantes.
Águila o Sol, periodismo subjetivo, nació un lunes 18 de febrero de 2013. Sin embargo, el proyecto periodístico empezó a cocinarse un semestre atrás.
En una hoja de libreta, Ángel Valdivieso, Kristian Antonio Cerino y Víctor Manuel Ulín, esbozaron el propósito o los fines que perseguirían con Águila o Sol.
De entrada consideraron importante privilegiar el periodismo literario o narrativo, independientemente de publicar notas informativas y opiniones.
Pensaron, sobre todo, en un sitio web de fácil acceso y navegación, en donde hubiera un trato especial por los géneros interpretativos: la crónica, el reportaje, el perfil y la semblanza.
Así, el periódico Águila o Sol (www.aguilaosol.mx)comenzó a circular -en la red de redes- como la propuesta del suren el panorama nacional, que se sumó a otras propuestas digitales: Animal Político, Sin embargo, Lado B, Diez4, Proyecto 10, Veracruz 212, etcétera.
Después de ser periodistas locales y corresponsales en diarios capitalinos y agencias, los periodistas de Águila o Sol consideraron imprescindible promover el periodismo literario o narrativo.
Sobre el caso, el periodista Alejandro Almazán precisa que algunos creen que el periodismo “nunca” podrá ser literario: suponen que es como si se nos ocurriera llevar a un tipo feo al salón de belleza. O a un inculto a la biblioteca.
A los periodistas de Águila o Sol nos interesa contar una o muchas historias. Contarlas con sus detalles y con sus respectivos procesos reporteriles. Realizar, lo que señala el periodista Daniel Santoro, un cruzamiento de datos para comprobar la autenticidad de las fuentes que habrán de darle certeza a la historia.
Hace poco, un colega me dijo con ganas de darme un golpe en la cara y burlarse: a ustedes -refiriéndose a los que hacemos Águila o Sol- se les escapan las notas.
Desde luego acepté que se nos “escapan” las notas. Pero la intención de Águila o Sol es centrarnos en el cómo de los hechos más allá de la nota informativa y el diarismo.
La preocupación no es quién publica, antes que otros, la mejor noticia. La inquietud es quién la escribe mejor. De esto alguna vez habló Gabriel García Márquez, el premio Nobel de literatura.
El nombre de Águila o Sol es porque el periodismo suele tener una o dos, o más versiones de los hechos. Al menos una moneda presenta dos caras; el periodismo más.
El slogan de Águila o Sol es “periodismo subjetivo”. Se llegó a la conclusión -con base en lecturas- que el periodismo lo hace un sujeto para ser leído por muchos sujetos. Esto no significa que se busque construir un periodismo “informal”, sin lo que algunos llaman “la rigurosidad”. Todo lo contrario.
Quien aún crea que un reportero debe ser objetivo tiene problemas serios. Desde que un solo individuo redacta, se cae en la subjetividad. Más vale creer en la honestidad, que en la objetividad. Y eso es lo que un cronista hace: cuenta la historia desde una verdad intachable (Almazán, 2008)
En el comité editorial de Águila o Sol están algunos periodistas extranjeros y mexicanos. Lo está Alberto Salcedo Ramos, una referencia obligada para entender -a través de crónicas y reportajes- lo que sucede en América Latina.
Pero también están: Alejandro Almazán, Diego Enrique Osorno, Marcela Turati, Humberto Ríos Navarrete, Omar Raúl Martínez, entre otros.
En Águila o Sol se promueven estos valores:
Veracidad. Ajustarse profesionalmente y en todo momento a la fidelidad de los hechos con exactitud, equilibrio e imparcialidad, apoyándose en la corroboración y la contextualización de las informaciones.
Independencia. Postura deseable para describir, analizar y comentar los sucesos con veracidad y responsabilidad, evitando la intromisión de actores políticos y económicos en el proceso informativo.
Responsabilidad. Capacidad de dar respuesta racional ante las implicaciones o decisiones o consecuencias de las tareas informativas, anteponiendo el beneficio social y los valores democráticos.
Integridad profesional. Suma de valores tales como la honestidad, la rectitud, la honradez, el profesionalismo y la probidad, entre otros, que un ser humano y un medio de comunicación hacen suyos para responder de manera asertiva y ética a la realidad que los circunda; este conglomerado valórico cobra cuerpo en la medida que el periodista y el medio rechazan posturas interesadas en la cobertura informativa que pudieran comprometer su independencia o poner en riesgo la veracidad.
Servicio. La voluntad por ofrecer a la gente información, reflexiones y comentarios útiles sobre el acontecer público para conocer y comprender su entorno, así como para tomar decisiones con conocimiento de causa que tiendan a elevar su calidad de vida.
Los puntos anteriores fueron tomados del libro Códigos de Ética Periodística en México que escribió Omar Raúl Martínez, director de la Revista Mexicana de Comunicación.
¿Quiénes son nuestros maestros?
Los mismos periodistas. Los escritores. Lo que nos dicen sus textos. Los editores y sus observaciones. Y los lectores. Leemos constantemente lo que nos ofrece el periodismo en todas sus presentaciones, pero igualmente creemos -y lo cree así el escritor colombiano Santiago Gamboa- que la formación sólo fortalece el oficio a través de la literatura.
¿Cómo es el periodista de Águila o Sol?
Es una persona hábil, paciente. Y debe saber mirar como lo plantea Jon Lee Anderson, periodista del The New Yorker.
El mismo Ryszard Kapuscinski escribió cuáles eran, a su entender, los 5 sentidos del periodista: estar, ver, oír, compartir y pensar.
Almazán lo concibe así: el cronista nunca debe dejar de oler, ver, escuchar, degustar y tocar. Ni en los sueños. Bueno, en los sueños no hay aromas. Eso está comprobado por los científicos. Quizá sólo al olfato lo podemos dejar descansar en la duermevela.
¿Qué historias estamos contando?
Todas. Alguna vez leímos que Alma Guillermo Prieto, la cronista mexicana, dijo que las historias a perfilar no sólo están entre los pobres, sino también entre los inalcanzables.
Las historias no están siempre en las ciudades o capitales;están por todas partes y son de muchos sabores. Mentira que la mejor fuente periodística es la política. Conocemos a muchos periodistas que anhelan cubrir la fuente presidencial o estar en las cercanías del gobernador. ¡Qué aburrimiento!
Las historias están en la calle y en los pueblos.
Carlos Fuentes, autor de Aura y La región más transparente, escribió que la novela debe ambientarse en las ciudades por su caos. Sin embargo, para los periodistas y los cronistas las mejores historias están ocultas, en la ruralidad y también en la misma ciudad en donde los periodistas que viven allí ya enfermaron de ceguera.
Desde el nacimiento hasta nuestros días, en Águila o Sol se han publicado un sinfín de historias. Algunas son políticas (en menor escala), y otras son culturales, deportivas, económicas y sociales.
Si bien el proyecto se orquestó en Tabasco,poco a poco se expande entre otros estados del país como Chiapas y Campeche, por la cercanía con nuestro territorio. La idea es demostrar que hay tantas cosas por contar. A veces creemos que hemos olvidado el verbo contar.
En octubre de 2013, los periodistas de Águila o Sol organizaron el Foro Nacional de Periodismo Narrativo con la participación de Alejandro Almazán, Juan Veledíaz, Daniela Rea y Diego Enrique Osorno.
Días después en Villahermosa, Tabasco, varios periodistas comprendieron lo imprescindible delperiodismo literario o narrativo, y empezaron a realizar sus primeros ensayos sobre la crónica.
Incluso, se redactaron relatorías con los planteamientos de Almazán, Veledíaz, Rea y Osorno, con el fin de explicar que el periodismo narrativo implica un proceso exhaustivo de investigación y redacción.
¿Qué es lo fundamental para encontrar una buena historia?
El olfato. La disciplina. La constancia. La lectura. Los diálogos. Y los viajes.
A un jefe de información se le acaban los temas porque no abandona la oficina climatizada, el olor a café y a galletas. Es, de todos en el organigrama de la empresa, el sedentario del periodismo. Y justo aquí se necesitan de sedentarios, de trotamundos, de ser patas de perros. Sólo en el contacto con los otros, habremos de encontrar esa historia que ni quisiera habríamos sabido de su existencia.
Algo sucede con Águila o Sol que hemos retomado algunas ideas de revistas como Gatopardo, Soho, El Malpensante: hemos vivido con indígenas, hemos trepado árboles y trenes, hemos danzado con cabezas de cerdos, hemos escalado torres, platicado con el clon de García Márquez, limpiado cráneos en Pomuch, hemos conversado con ciegos, con prostitutas, con soldados que desertaron del ejército por dedicarse al sacrificio de pavos. En fin, hemos y estamos en la búsqueda de esas historias que nadie quiere publicar, porque una catarata le impide ver aquí el periodismo.
¿Adónde vamos?
A demostrar que no todo está contado.
A unas semanas de cumplir un año (2014) con Águila o Sol, la meta es ambiciosa y única: conocer, describir a los otros, leer y escribir.
Referencias bibliográficas:
Almazán, Alejandro. Contar cuentos reales. Revista Mexicana de Comunicación. Núm. 113. Octubre-noviembre 2008.
Kapuscinski, Ryszard. Los cínicos no sirven para este oficio. Editorial Anagrama. Tercera edición. 2007.
Martínez, Omar Raúl. Códigos de ética periodística en México. Editorial Bosque de Letras / Fundación para la libertad de expresión / Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Fundación Manuel Buendía. 2009.
5 películas sobre periodistas y medios
- La selección de las cintas se hizo con base en el artículo «Periodistas de película», de Montse Mera Fernández.
- Destacan «Todos los hombres del presidente» y «Ciudad de Dios» por estar inspiradas en hechos reales.
Por Elthon García
A continuación te presentamos una lista de 5 películas que, según Montse Mera Fernández en su artículo “Periodistas de película”, publicado en Revistas Científicas Complutenses, retratan la imagen del profesional de la comunicación de manera precisa y, por supuesto, cercana a la realidad.
“Ciudadano Kane (Citizen Kane)”. 1941. Dirgida por el gran Orson Welles y considerada como una de las grandes películas del cine, relata la vida del magnate de la prensa William Randolph Hearsta, dueño también de una red de emisoras, de dos sindicatos y de una inimaginable colección de obras de arte, a través del papel de Charles Foster Kane.
«Network (Un mundo implacable)». 1976. Ganadora de cuatro Oscares. Es un clásico entre los clásicos. Un análisis sobre el poder de la televisión, que retrata un mundo competitivo donde el éxito impone su dictadura. Howard Beale, veterano presentador de un informativo, es despedido cuando baja el nivel de audiencia de su popular programa. Sin embargo, antes de abandonar la cadena, anuncia que antes de irse se suicidará ante las cámaras, pegándose un tiro en directo.
“All the President’s Men (Todos los hombres del presidente)”. 1976. En 1972, dos jóvenes periodistas del diario The Washington Post, Bob Woodward (Robert Redford) y Carl Bernstein (Dustin Hoffman), comienzan a investigar el allanamiento del cuartel general del Partido Demócrata en Washington. Sus descubrimientos desencadenan el llamado ‘caso Watergate’, que provocó la dimisión del presidente Richard Nixon.
“Shattered Glass (El precio de la verdad)”. 2003. En 1999, Stephen Glass, un joven y prometedor periodista de Washington, cae en desgracia cuando se descubre que la mitad de sus reportajes son pura invención. Después de ser nombrado director de The New Republic, Charles Lane lo despide por la falsedad de su trabajo.
“Cidade de Deus (Ciudad de Dios)”. 2002. Este es relato del incremento del crimen organizado en Cidade de Deus, un suburbio de Río de Janeiro, desde finales de los años sesenta hasta el comienzo de los ochenta, cuando el tráfico de drogas y la violencia impusieron su ley en las favelas. Todo comienza cuando Buscapé tiene 11 años, tímido y delicado, observa la cotidianidad agresiva de su barrio. Ya sabe lo que quiere ser si consigue sobrevivir: fotógrafo.
Fuente: www.filmaffinity.com
9 series de televisión mexicanas exitosas
- Además de la gran aceptación en nuestro país, algunas de estas producciones han adquirido proyección internacional.
- La mayoría son obras de Canal Once, en conjunción con otras casas realizadoras.
Por Elthon García
En beneficio de los televidentes, de algunos años a la fecha, se han creado producciones mexicanas de alta calidad con directores y actores reconocidos y talentosos, capaces de competir con los grandes programas de manufactura estadunidense.
A continuación te presentamos 9 series mexicanas que, según un artículo de Laura Luz Morales publicado en Vanguardia, cumplen cabalmente con esas características y han tenido un éxito rotundo en nuestro país, algunas, incluso, han adquirido proyección internacional. Vale la pena aclarar que algunas de éstas ya no están al aire pero si te interesa verlas, seguramente las encontrarás en DVD y en diversas plataformas digitales como Netflix y Youtube.
XY
La serie transcurre en la redacción de una casa editorial donde se narran las intrigas que viven un grupo de hombres y mujeres por hacer de XY la revista más leída y mejor publicitada. XY está perdiendo anunciantes y para corregir el rumbo han traído a un nuevo equipo editorial.
La producción de Once TV México, basada en el hombre mexicano contemporáneo, fue la primera serie de ficción que produjo el canal. El reparto principal se integra con Juan Carlos Barreto como Artemio Miranda, Javier Díaz Dueñas como Luis Quitaño, Eduardo Arroyuelo como Tony Hernández, Mauricio Isaac, Américo del Río como Diego Rodríguez y Claudio Lafarga como Adrián Campos.
Capadocia
Fue una serie constante, de la que se planearon y transmitieron tres temporadas. Producida por HBO Latin America, la serie muestra la vida de diversas mujeres que fueron sentenciadas a prisión. Este drama contó con las actuaciones principales de Dolores Heredia, Juan Manuel Bernal, Ana de la Reguera, Cecilia Suárez y Oscar Olivares.
“Capadocia” recibió tres nominaciones a los premios Emmy Internacional, por Mejor Serie Dramática, Mejor Actriz para Suárez y Mejor Actor para Olivares.
Soy tu fan
Producida por Canana Films, FOX y Once TV México, es un remake de la serie argentina homónima, creada por Dolores Fonzi y Constanza Novick.
Carla García y Nicolás se conocen en un café y a partir de ese momento él la seguirá como un fan. Ella se sentirá halagada, pero al mismo tiempo acosada. A «Charly» su relación anterior la golpeó profundamente, y en su afán de olvidar será Nico quien logre sacarla de ese marasmo.
El reparto lo encabezan: Ana Claudia Talancón como Carla «Charly» García, Martín Altomaro como Nicolás «Nico» Cruz y Osvaldo Benavides como Julián Muñoz; y lo complementan, entre otros, Edwarda Gurrola como Vanesa, Maya Zapata como Rocío Lozano y Joahana Murillo como Fernanda De la Peza.
Sr. Ávila
Tony Dalton se decidió por una nueva producción, también para la televisión de paga. Se trata de “Sr. Ávila”, un drama de HBO Latin America que trata sobre una agencia de asesinos a sueldo, que deben soportar una doble vida para continuar con esta labor delictiva, que dinero, sí deja.
Con un tono extraño, muy dramático y en algunos momentos hasta chocante, “Sr. Ávila” parece consolidarse en el gusto del público. La serie es protagonizada por Nailea Norvind, Adrian Alonso y Fernando Becerri.
Bienes raíces
Producida por Once TV México, aborda el universo femenino a través de dos mujeres en una inmobiliaria. Una de ellas es muy tradicional, con la familia perfecta, aparentemente; la otra es una mujer recién divorciada sin hijos. Ambas se involucran profundamente con las historias de sus clientes y, sin saber cómo, transforman sus propias vidas.
Parte del reparto está compuesto por Fabiana Perzabal como Maricarmen Ríos de Leyer, Gabriela de la Garza como Rebeca González, Ari Brickman como Víctor Leyer, Juan Ángel Esparza como Arturo y Eduardo Victoria como Pablo; entre otros.
Los simuladores
Cuatro socios se dedican al negocio de la «simulación», resolviendo los problemas y necesidades de sus clientes mediante «operativos de simulacro», que consisten en engañar, con un talentoso despliegue de creatividad y eficiencia, a quienes generan los problemas de sus clientes (jefes, criminales, esposas, viudas, comerciantes inescrupulosos, etc.)
Los personajes principales son Mario Santos: Tony Dalton (Logística y planificación), Pablo López: Alejandro Calva (Técnica y movilidad), Emilio Vargas: Arath de la Torre (Caracterización) y Gabriel Medina: Rubén Zamora (Investigación).
En un inicio se transmitió por Sony Entertainment y, debido a su éxito, llegó a las pantallas de televisión abierta. Actualmente se transmiten de nuevo las repeticiones de la segunda temporada por Sony.
Los héroes del norte
Un grupo musical, bastante sui géneris, en el que los personajes entrelazan sus vidas con el único sueño de alcanzar el éxito; en su camino se encuentran con un sin fin aventuras hilarantes y subidas de tono.
Creada por Gustavo Loza, la serie empezó como parte de la programación de Bandamax, en los sistemas de TV de paga; posteriormente se proyectó en televisión abierta.
El reparto de Los héroes del norte está formado por: Miguel Rodarte como Zacarías III, Humberto Busto como Apolinar Caborca, Armando Hernández como «Faquir», Andrés Almeida como «El Botarga», Marius Biegai como «El Menonita» y María Aura como Margaret.
Los Minondo
En 2010, Once TV México estrenó esta miniserie histórica dirigida por Carlos Bolado, Emilio Maillé y Charlie Gore.
A través de la vida de la familia Minondo, esta serie de época muestra los cambios que vivió México durante el siglo XVIII. La trama gira en torno a un triángulo amoroso entre “Manuel Mindondo” (Iván Arana), un hombre que huyó de la Nueva España; “Cayetana” (Mariana de Tavira), una joven de la alta sociedad que hará cualquier cosa por perseguir sus pasiones; y “Eduviges” (Stephanie Sigman), una mestiza que roba el corazón de Manuel.
Paramédicos
De nueva cuenta, Once TV México lanzó una coproducción, en este caso realizada junto a Lemon Films. Basada en hechos reales, la serie (2010) contó con el apoyo de la Cruz Roja Mexicana, pues la historia trata sobre los miedos, los retos y los dilemas éticos de un grupo de jóvenes entrenados para hacer frente a emergencias de alto riesgo.
La serie es protagonizada por Irene Azuela, Raúl Méndez, Rubén Zamora, Luis Arrieta, Rocío Verdejo, Antonio Gaona y Marianna Burelli. El productor Billy Rovzar confirmó una segunda temporada, de la que aún no se conoce la fecha de estreno.
¿Por qué la TV estatal de China va a la caza de Starbucks?
- La televisora estatal de China, CCTV, criticó que Starbucks vende más caros sus productos en este país comparado con Estados Unidos.
- La empresa argumenta que los sobreprecios son por los gastos de operación e importación, sin embargo, en sus reportes fiscales muestra ganancias más altas y prevé que China sea su segundo mercado más importante del mundo.
- Starbucks, más que café, vende un estilo de consumo aspiracional y los chinos están dispuestos a pagar por ello.

Pese a que China no tiene una amplia cultura cafetalera, Starbucks ha logrado posicionarse y tiene mil locales en el país.
Por Raúl López Parra
¡Tai gui le! Es una de las primeras frases que aprendí a decir en chino y significa muy caro.
Eso fue lo que pensé al comparar los precios que se pagan en China por un café —no en todos los casos de buena calidad— que son el doble de lo que cuestan en México.
El precio promedio en cualquier cafetería china de un americano, sin importar marcas, es de 20 a 25 yuanes, que equivalen a 40 y 50 pesos al tipo de cambio. En México se pagarían 20 pesos (10 yuanes) e incluso menos, dependiendo la cafetería.
En principio entendí que esta carestía es porque entre los chinos no se acostumbra beber café. La poca demanda encarece la oferta. La bebida reina, como es sabido, es el té: son los mayores consumidores del planeta. No podría ser de otra forma estando en la tierra que descubrió la infusión y la mostró al mundo.
Sin embargo, en los últimos años el café comienza a ganarle terreno al té, de forma focalizada, en las principales metrópolis chinas. Una muestra de la occidentalización de Oriente.
Guo Yu, una joven empresaria dueña de dos cafeterías en Beijing, considera que Starbucks es el responsable directo de que los chinos hayan adquirido el gusto por la bebida.
Desde que la cadena de café más grande del mundo, con poco más de 17 mil locales en 50 países, entró al mercado chino en 1999, el consumo de esta bebida se ha popularizado en la creciente clase media y alta, particularmente, entre los jóvenes urbanos.
La cadena transacional suma mil sucursales en el país asiático en 60 ciudades, según sus datos, y prevé que en el 2014 China se convierta en su segundo mercado más importante en ventas fuera de Estados Unidos, superando a Canadá.
De hecho, las ganancias globales de la compañía han sido impulsadas por el mercado de EU y en Asía-Pacífico, con China a la cabeza, región en la aumentaron sus ventas 8 %, mientras que en Europa disminuyeron 2 %.
Los números en China no están nada mal para un país donde la cultura cafetalera es incipiente. Se consumen tres tazas de café por persona al año, mientras que la media mundial es de 250. No obstante, las perspectivas para el país más poblado del mundo son prometedoras.
Un ejemplo es Japón, que ha demostrado cómo los países asiáticos con la cultura del té también pueden ser amantes del café. Los nipones consumen 300 tazas por persona, superando en 50 tazas el consumo medio global.
Fiscalización mediática
Pero en la tierra del panda el boyante negocio cafetalero se ha hecho inflando los precios a los consumidores chinos.
Eso es lo que la Televisión Central de China (CCTV) le dijo al público en un reportaje de 20 minutos. Starbucks vende más caros sus productos, comparado con lo que se paga en Estados Unidos, Inglaterra e India.
La televisora tomó como parámetro el precio del café tipo latte mediano. Reportó que en Beijing se vende en 27 yuanes, mientras que en Londres vale 24; en Chicago cuesta 20, y en Mumbai se pagan 14 yuanes.
«Starbucks ha podido disfrutar de los altos precios en China, principalmente, debido a la fe ciega de los consumidores locales de Starbucks y otras marcas occidentales», comentó a CCTV Wang Zhendong, director de la Asociación del Café de Shanghai.
Más allá de la defensa de los consumidores chinos, el reporte de CCTV es un mensaje cifrado y se lee como un ataque directo a Starbucks. No menciona que cadenas competidoras como la británica Costa Coffee y la china, Pacific Coffee, venden en el mismo rango de precios.
Ni tampoco el hecho de que no sólo Starbucks, sino todo el café en China es caro, comparado con los países con una cultura cafetalera.
En el caso de Starbucks, la televisora estatal pone en duda que sean los gastos de operación y de importación los que influyen en los precios, como asegura la misma compañía.
Un ejemplo de estos costos es cuando Starbucks reubicó, por las altas rentas, la que fuese la primera cafetería que abrió en China, la cual se encontraba en uno de los más exclusivos centros comerciales de Beijing.
Para CCTV, los gastos no son mayores de los que la compañía tiene en EU, y en cambio cita un reporte fiscal de la empresa que muestra un alto margen de ganancias.
En el tercer trimestre de este año, Starbucks registró un 36 % de utilidades en China y Asia Pacífico, el doble de lo que registró a nivel global, indica CCTV en su reportaje.
Esta fiscalización mediática dirigida no es nueva y se da en medio de los cambios en el modelo económico que operan en el gigante asiático, que buscan liberalizar más el mercado e impulsar el consumo interno.
En esta transición, el gobierno chino, en voz de sus medios oficiales, ha criticado a las empresas extranjeras por la calidad de los productos y servicios que ofrecen en el país.
Ya han pasado por el ojo de CCTV otras firmas. A principios de este año criticó a Apple, a la que se acusó de tener políticas discriminatorias en China en los servicios pos venta para los Iphones 4, comparado con Estados Unidos. En respuesta, el CEO de la compañía, Tim Cook, ofreció una disculpa a los consumidores chinos y cambió sus políticas.
En 2012 fue el turno de Mcdonalds, cuando CCTV reportó que vendían carne caducada e incluso usaban la que se caía al piso. La empresa también ofreció disculpas.
Este año, poco antes del cafégate, la surcoreana Samsung fue puesta en la picota. CCTV indicó que los teléfonos de la línea Galaxy tenían fallas en su memoria. La compañía ofreció una disculpa a los consumidores chinos y reparar de forma gratuita todos sus dispositivos defectuosos.
Si bien es cierto que estás campañas mediáticas tienen una doble intención e interfieren en el mercado —según algunos especulan es para favorecer a las marcas locales— también es verdad que exhiben el abuso en el que incurren las trasnacionales con sus consumidores.
Es frecuente que en los países en vías de desarrollo las transnacionales venden más caros sus productos y servicios, pese a que los ingresos de las personas son menores.
En cambio en los países desarrollados, donde los salarios son más altos, los productos y servicios son más baratos y de mejor calidad. Las empresas atribuyen este fenómeno a los impuestos locales.
En el caso de China, los medios oficiales se han erigido como fiscalizadores de las compañías transnacionales.
Ahora le tocó a Starbucks. En este caso, la empresa no se ha disculpado, sino que ha justificado sus sobreprecios en China.
Howard Shultz, el gerente general de Starbucks, respondió en una entrevista para la cadena estadounidense CNBC que le sorprendieron las críticas.
“La salud del negocio se ha basado en la transparencia con el consumidor y el gobierno chino”.
«Nuestra estructura de costos para hacer negocios en China y las inversiones que hemos hecho para construir ese negocio… nos ha puesto en la posición en la que teníamos que cobrar un poco más que en otros mercado», dijo.
¿Jirafa o Alpaca?
Al día siguiente de que se transmitió el reportaje de CCTV, Starbucks publicó en su cuenta oficial de weibo, la versión china de twitter, una foto en la que se veía en primer plano la figura de una jirafa, en los ojos de un occidental, pero en los ojos de los chinos era una alpaca, animal similar a la llama. La foto iba acompañada del texto “Menos lunes y más café. No podría estar más de acuerdo”.
Este hecho que pareciera superficial, tiene un alto contenido simbólico en China. Para evitar la censura, desde 2009 los internautas comenzaron a utilizar la figura de la alpaca, porque en chino se pronuncia Cao Ni Ma, cuyos caracteres son 草泥马.
Pero una pronunciación similar, sólo que con diferentes caracteres, 肏你妈, se traduce literalmente como una mentada (ch#&$%! madre).
El post fue interpretado por los internautas como la respuesta de Starbucks a CCTV. Se había compartido más de 37 mil veces y recibió poco más de 8 mil comentarios en un día. Uno de los internautas escribió: “Buen trabajo. Ustedes saben cómo insultar a alguien sin hablar rudo”.
Tal fue la reacción de los internautas que Starbucks borró la fotografía de su cuenta y publicó un comunicado oficial
«No teníamos ninguna intención de usar [el mensaje] como respuesta para atraer la atención de los medios,» escribió la empresa en su cuenta de weibo.
Sin embargo, las críticas de los internautas no cesaron y se dirigieron contra CCTV.
Algunos comentarios referían que la televisora debería tratar temas que interesan al común de los chinos, como el alto costo de los servicios médicos, los bienes inmuebles y el combustible. Una caricatura que circula en weibo ejemplifica el sentir de muchos ciudadanos.

Caricatura que circulaba en weibo criticando que CCTV no reportara temas de más interés para los chinos como los altos costos de vivienda, servicios médicos y combustibles.
Existen especulaciones sobre el porqué el gobierno chino puso en la mira a Starbucks, pero el efecto ha sido contrario al esperado. Por lo menos a corto plazo, ha generado más simpatías hacia la cadena que críticas. Son los mismos consumidores quienes comprenden los altos costos e incluso están dispuestos a pagar el precio.
Starbucks no vende café, vende estatus
Todo mundo sabe que hablar de Starbucks es, de entrada, pensar en un café caro, privativo para muchos bolsillos. Eso es lo mismo tanto en China como México y en todo el mundo.
El consumidor objetivo es justamente quien está dispuesto a pagar más. Starbucks es una marca aspiracional, no sólo vende café, vende estatus. Sus cafeterías se encuentran en centros comerciales y barrios exclusivos. Es el café de la clase media global.
La fidelización hacia el “estilo starbucks” es motivo de una apropiación cultural. En las redes sociales, tanto de Occidente como en China, los internautas gustan de subir sus fotografías con el vaso de café en primer plano, que muestra sus momentos personales en la escuela, oficina o en la misma cafetería. Hay quienes incluso se exhiben bebiendo orgullosamente su infusión.
El soft power de Starbucks ha sido impulsado gracias una intensa campaña de marketing en las películas de Hollywood y series televisivas, donde los personajes aparecen con los inconfundibles vasos blancos con el logo de la sirena verde.

Fotograma de la serie televisiva Sex and the City, en la que los personajes aparecen bebiendo café de Starbucks.
Esto es parte del product placement o emplazamiento del producto, una técnica publicitaria en la que las marcas aparecen como parte integrada en la narrativa de los productos mediáticos. Este truco pasa desapercibido para la audiencia, pero se adoptan modelos, modas y tendencias en sus patrones de consumo de forma más o menos inconsciente.
China, convertida en la segunda economía del mundo con una sociedad en desarrollo, es campo de cultivo fértil para estos modelos aspiracionales de consumo.
El estilo de vida estadounidense, idealizado y mostrado tanto en las series de televisión como en las películas, se convierte en un referente natural para la clase media china. Starbucks forma parte de este universo.
¿Cómo consumen café los chinos?
A los chinos no les gusta el café, les gustan las cafeterías. Disfrutan de pasar un largo tiempo en el establecimiento. Han encontrado su propio estilo. Raras veces se les ve andar por las calles con sus vasos de café. Ellos no siempre piden para llevar, al estilo del occidental, porque prefieren beber socialmente, no de forma individual. Van a las cafeterías por las tardes. En las mañanas los locales están desolados. El consumidor promedio aún no sabe distinguir los tipos de granos. Sólo las marcas. Viven la cultura del café pero no tanto la apreciación por la bebida.
Por ello, pese a que Starbucks se venda más caro en China, parece que los chinos no dejarán acudir a las cafeterías.
De hecho, la compañía debería agradecer a CCTV porque la cobertura le ha dado publicidad gratuita y una mayor exposición mediática.
Personas que no consumen café y mucho menos han visitado un Starbucks, ahora muestran curiosidad por saber de qué se trata. Un usuario escribió en su weibo:
“Nunca he probado un sorbo de esta cosa en mi vida, pero voy a formarme por una taza después del trabajo”.
En lo personal, no soy fan de Starbucks. Me gusta pagar por café, no por el lugar. Todos sus establecimientos son iguales, sin importar el país. Sin embargo, para los extranjeros en China, la cadena se convierte en un oasis en medio del té. Y no hacen mucha diferencia sus precios con los de las cafeterías locales o de los competidores.
En otras palabras, en China aún sigue siendo un lujo beber café.
Como expatriado en tierras orientales, he descubierto que puedo vivir sin tortillas, pero no sin café. Así es que tendré que pagar el sobreprecio por un sorbo de esta deliciosa sustancia oscura.