Trazos para un código de ética periodística
- Hay que ganar la credibilidad de los lectores, incrementar la confianza de los ciudadanos.
- El buen periodista informa sin halagar y critica sin ofender.
Por Luis Velázquez
Publicado originalmente en RMC 66
Para convertirse en líder de una comunidad, ganar la credibilidad de los lectores, incrementar la confianza de los ciudadanos, gozar del respeto de los grupos sociales, el periódico necesita tener en los empleados de redacción y publicidad a sus más extraordinarios aliados.
Para ello, lo recomendable es asumir un código deontológico que reoriente la conducta profesional con el afán de promover el profesionalismo, la integridad y la independencia del medio.
A continuación se exponen unos apuntes que idealmente deberían integrarse en un código de ética periodística.
- El periodista debe cumplir con su deber de informar, basado en la verdad.
- El buen periodista informa sin halagar y critica sin ofender.
- La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos habla de la libertad de expresión y del profundo e inalterable respeto a la vida privada. Por tanto, la vida privada es intocable. Importa la vida pública del funcionario cuyo trabajo incide en la sociedad.
- El periodista debe profesar respeto a la dignidad humana, así se trate de un cacique o un criminal.
- El reportero es un informador de hechos, no un juez de los hechos y/o de las personas. Así, y aun estando en desacuerdo con el entrevistado o con el protagonista de los hechos, debe informar con objetividad a los lectores, sin tomar partido alguno. En la página editorial, el periódico y los columnistas expresarán su punto de vista, analizarán las ventajas y desventajas, coveniencias e inconveniencias del hecho informativo, admitiendo siempre el derecho de réplica de los lectores. Pero se insiste: el reportero está obligado a informar de los hechos tal y como ocurrieron.
- Un periódico y un periodista deben anteponer su condición humana en cualquier escrito. El medio de comunicación es un espejo de la sociedad y debe hacer suyas las esperanzas y desesperanzas, alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, alientos y desalientos de la comunidad. De igual modo, debe respetar al policía que cumple con su trabajo, al agente de tránsito que se pasa horas bajo el sol, al predicador que anda de casa en casa difundiendo su verdad religiosa, y hasta al presunto violador sujeto a juicio. Finalmente, el periodista es un ser humano que escribe para seres humanos, no para máquinas o robots.
- Más que ningún otro profesional, el periodista está obligado a ser justo, dominando las tentaciones de la subjetividad que en el trabajo periodístico son muchas y constantes.
- El respeto a los lectores, a las fuentes informativas, a los protagonistas de la noticia, debe manifestarse hasta en la manera de referirse a ellos. Si una persona tiene sobrenombre o apodo y el reportero lo incluye en su nota informativa, corre el riesgo de lastimar la dignidad del otro. El viejo principio periodístico indica que de una fuente debe publicarse el nombre completo y el cargo, si lo tiene.
- Un reportero jamás debe publicar o afirmar en sus notas lo que sea incapaz de sostener frente al entrevistado.
- El sacerdote busca la tranquilidad de los fieles, el político el ejercicio del poder y el periodista la verdad. Cualquier desvío es prostitución moral.
- En un trabajo informativo deben publicarse las distintas versiones de un hecho, para que el lector esté documentado y pueda equilibrar su opinión.
- El periodista debe escribir con las neuronas y nunca con las hormonas, con la mente y jamás con el hígado.
- Ser crítico, pero no ciego o pasional. Los lectores confían en un periódico objetivo y veraz.
- Cuando se escribe… se escribe para todos.
- Las preferencias ideológicas deben ocupar otro espacio en la vida de cada reportero. Si un periodista pertenece a un partido político, terminará haciendo un periodismo sectario, al servicio del partido y no al servicio de los lectores.
- La credibilidad y la reputación de un medio de comunicación depende de la veracidad con que se informe o analice el hecho noticioso.
- La función de un periodista es informar y orientar; pero de igual modo, convencer de que está publicando la verdad.
- Sin contenido ético en las informaciones, el periodista está perdido. Los hechos –y las pruebas de los mismos– son el único aval del reportero.
- La autoridad moral de un periódico y de un periodista es un frágil castillo de arena. Transcurren años para construir el edificio y el primer viento –la primera mentira publicada, el primer desliz informativo– destruye hasta los cimientos.
- Jamás podrá abusarse del derecho a la libertad de expresión o del derecho a la información.
- Las páginas de un periódico nunca deben ponerse al servicio de intereses ajenos a los lectores que, por otro lado, “es una práctica del abuso que crece a la sombra de la libertad”, según afirma el director del diario español El País.
- La información es un derecho de los ciudadanos y no un derecho de los periodistas. El periodista es un puente de enlance entre los hechos y los lectores.
- Se ha dicho que la prensa es un poder. Falso. Constituye un instrumento de información y difusión del conocimiento, pero también es un límite, un freno, una barricada, un obstáculo al abuso del poder.
- Los reporteros suelen afirmar que los políticos se marean y pierden el equilibrio moral en el ejercicio del poder omnímodo. Pero, en ocasiones, los periodistas –que carecen de poder político– se marean más. Si el reportero se vuelve protagónico de un hecho, centro del escenario, epicentro de la información, pierde la objetividad de los hechos. Los lectores deben desconfiar del periodista que se presenta como el dueño absoluto de la verdad.
- La tolerancia, la duda continua, la curiosidad y la tenacidad regidas por la búsqueda de la verdad, son irrenunciables en el oficio de informar.
- La responsabilidad ética de un reportero depende de un buen salario. De lo contrario, estará sometido a tentaciones monetarias. El director o propietario de un medio nunca podrá exigir autoridad moral al reportero, columnista, fotógrafo, caricaturista o publicista, si paga sueldos indecorosos.
La imagen moral y ética de un periódico la proyectan, en primera instancia, los reporteros, fotógrafos y publicistas, pues en cualquier caso ellos asumen conductas subjetivas y privadas en su vida profesional.
Es honesto y responsable… quien desea. De igual manera es corrupto quien así lo decide y pese a que tenga a la mano decenas de códigos éticos y mandamientos religiosos en la vida familiar.