Pinceladas biográficas de Omar Raúl

Un acercamiento a su vida personal y profesional, en voz de su familia

El pasado 3 de mayo, a los 50 años de edad, falleció Omar Raúl Martínez Sánchez, director de la Revista Mexicana de Comunicación durante más de 20 años. Por este motivo sus familiares hicieron llegar el presente texto, como una forma de recordarlo y recordar su legado.

Raúl y sus hermanos en su cumpleaños número cincuenta - Foto: Archivo Familiar.

Por Nora Martínez / Familia Martínez

Su paso se fue haciendo lento. Aprendió a caminar despacito, en lugar de andar corriendo de aquí para allá, como hizo durante casi medio siglo. Su vista fue menguando y, poco antes de fallecer, también lo fue haciendo su oído. Quizá nadie lo advirtió, pues Omar Raúl (Raúl, “Rul” o “Yayul”, como lo llamábamos), siguió trabajando como si nada le pasara.

En los últimos tres años, los ojos y las manos de sus familiares se convirtieron en sus propios ojos y sus propias manos. Humilde y discreto –como siempre– acudió a ellos para dictarles día a día sus incontables textos, que recordaba con memoria prodigiosa y gran precisión. Parecía que leía lo que plasmaba con su voz. Su lengua igualaba la velocidad de su pensamiento, virtud envidiable para quien se dedica a las palabras. Sin muletillas ni cacofonías: de verse, su voz habría tenido perfecta puntuación.

A la manera de Jorge Luis Borges, pedía que le leyeran en voz alta infinidad de trabajos, artículos y reportajes, pues poco podía ver. También, con disciplina y entusiasmo, supo, pudo y quiso adaptarse a los recursos que la tecnología le ofrecía para sentirse independiente: aprendió a manejar mejor su computadora, teléfono celular y tablet, que le permitían escuchar (en voz de una muchacha virtual) desde sus mensajes y correos electrónicos, hasta los editoriales de los periódicos.

Su pasión por la lectura llevó a Raúl a conformar una gran biblioteca de audiolibros que iba presumiendo y defendiendo. Orgulloso, comentaba haber leído ya tales o cuales libros. Demostró que la lectura no sólo es como se enseña en las bibliotecas, y que leer puede ser más que repasar con los ojos unas manchas de tinta, letras, palabras. Leer significa comprender, seguir los pedacitos de pan que fue dejando un Pulgarcito, también llamado “autor”.

Renacer y mirar posibilidades

El diagnóstico médico de 2013 no lo detuvo en sus ansias por seguir trabajando con entrega y pasión. Un año más tarde –luego de sus cirugías, sus múltiples tratamientos alternativos, su cambio disciplinado en la alimentación y su sorprendente recuperación–, “Rul” retomó sus actividades profesionales: la docencia, la creación de materiales, la labor conjunta con diversas instituciones del gremio periodístico y otros proyectos. En realidad, jamás dejó de trabajar. En el transcurso de su convalecencia aparecían por su cabeza infinidad de ideas y, a la primera oportunidad, las escribía con letra grande y plumón grueso, para luego desarrollarlas y ponerlas en marcha (de todas formas, no se le habrían olvidado).

Salió adelante. Tras su restablecimiento, Omar Raúl no volvió a ser el mismo. Sus virtudes se profundizaron, sus defectos se diluyeron. Se acentuó su generosidad, así como su desprendimiento de las cosas materiales, su solidaridad, su optimismo y sus muestras de cariño; su perfeccionismo, su desesperación y su impaciencia, se redujeron.

En Tiempo, expresión y vida. Miradas desde el cascarón –reflexiones publicadas en 2015 con motivo de sus 50 años– él mismo expresa: “En distintos momentos de la vida, estamos muriendo y renaciendo. Por ejemplo, el Raúl u Omar Raúl de hace un año ya no es el mismo. Literalmente ya es otra persona: sus células, su fisiología, su respiración, su mirada y su mente ya no son los mismos… Soy otro y el mismo a la vez”.

Considera su enfermedad no como algo terrorífico o un castigo, sino “como un trampolín de vida, un remo tonificante que puede servirme a reencaminar mi barca”. Jugar a las estampas imaginarias –dice– lo hizo aferrarse a la vida, al visualizarse sano. Decide trazarse en la mente nuevas ideas por materializarlas: otro libro, un programa de radio, una emisora digital. Raúl suelta un consejo: “Confirmé entonces que los proyectos, el mirar posibilidades, el abrir expectativas propias nos puede ayudar a renacer en vida, siempre respaldados por el acompañamiento de quienes nos aman y amamos”.

Como una despedida anticipada, “Rul” agradece a la vida por darle la oportunidad de aprender a ser de otra forma: “Hoy aprecio más aún lo que me rodea y tengo, en lugar de lamentarme por lo que carezco… Veo la vida como un maravilloso regalo, como un espacio mental, físico y espiritual donde cada quien define alcances y fronteras”.

Pasión por la escritura

Dentro de una familia numerosa, adquirió el hábito de la lectura, que estaba arraigado por influencia de sus padres, ávidos lectores de periódicos y revistas. Aprendió con el ejemplo de las cuatro hermanas y los cuatro hermanos mayores. Este ejemplo lo proyectó y lo extendió a las dos hermanas más pequeñas. Omar Raúl demostró, desde la infancia, que ser un buen lector abre la puerta para ser un buen escritor.

A los 10 años su vocación periodística estaba delineándose. De puro gusto, empezó a escribir semanalmente la crónica de los encuentros de futbol que se realizaban entre familiares y amigos del club “Picamosco”, al que acudía en la colonia Agrícola Oriental en la Ciudad de México. Lo hacía con tanta espontaneidad y claridad que provocaba gran asombro en los adultos. Sorprendía su responsabilidad, constancia y seriedad para escribir a mano su texto (a pesar de su mala caligrafía), y colocarlo puntualmente en el periódico mural.

En ese mismo espacio se acercó al teatro, actividad que practicó desde niño hasta los primeros años en la universidad. Su amor por las palabras, su conocimiento de la lengua y el poder de ésta, se reforzaba día a día. Antes de concluir la primaria obtuvo una mención honorífica por un trabajo sobre la Expropiación Petrolera, con el que participó en un certamen organizado por La Prensa (diario en el que escribía Manuel Buendía, a quien jamás conoció, pero siempre admiró).

Raúl fortaleció su amor por la palabra y su afán por escribir durante la preparatoria. Por ello, antes de finalizar el bachillerato estaba decidido a estudiar periodismo –siguiendo los pasos de una hermana mayor, y marcando el camino para la más pequeña de la familia–, en la ENEP (hoy FES) Acatlán de la UNAM.

Durante la licenciatura, a mediados de los años 80, Raúl se perfilaba ya como un visionario en sus propuestas en torno al quehacer del periodista y el funcionamiento de los medios. Le preocupaba la formación profesional, los derechos, la ética. Al egresar, dedicó grandes esfuerzos al estudio y análisis de estos temas, los retomó y los compartió, siempre que pudo, en sus diversas publicaciones. En la actualidad, éstas son un referente obligado para los estudiantes y especialistas de la Comunicación. Sus inquietudes profesionales lo llevaron años más tarde a cursar el Doctorado en Derecho de la Información, en la Universidad de Occidente (Mazatlán, Sinaloa).

Un cuarto de siglo en la Fundación Manuel Buendía

En julio de 1988 coincidió por primera vez con Héctor Gama Lira en la Universidad Autónoma de Zacatecas, encuentro que cambiaría la vida de Omar Raúl. Gama Lira había acudido como expositor; Raúl, como asistente. Cuando éste comentó que estaba próximo a concluir la carrera y quería realizar el servicio social en una radiodifusora, el ponente lo invitó a conocer la Fundación Manuel Buendía (FMB), cuyo presidente era Miguel Ángel Sánchez de Armas.

Raúl entró, permaneció y entregó casi la mitad de su vida a la FMB, involucrándose en sus diferentes áreas. Los primeros cuatro años, trabajó como reportero, columnista y editor. Durante 23 años (desde 1992) dirigió la Revista Mexicana de Comunicación y durante 14 años (a partir del año 2000) fungió como presidente de la Fundación.

A la par de su trabajo en la FMB, impartió clases en diversas instituciones de educación superior del país, a través de la cuales influyó, de manera considerable, en la formación profesional de los estudiantes como periodistas éticos. Si bien, era un profesor riguroso, siempre tenía palabras de aliento hacia ellos, mostraba interés por sus proyectos y los orientaba cuando se acercaban a consultarlo. Su dedicada labor docente era correspondida por el respeto, admiración y reconocimiento, dentro y fuera del aula, por parte de alumnos, compañeros, maestros y colegas periodistas.

También trabajó como reportero, articulista, comentarista, colaborador, director editorial y subdirector en diferentes medios y publicaciones. En virtud de su trayectoria profesional, su nombre se encuentra en el Diccionario Enciclopédico Milenios de México.

Siempre modesto y sencillo, en cada una de estas actividades fue haciendo amigos y esparciendo sus conocimientos. Dejó sus “semillas de periodismo” para verlas germinar en sus discípulos, y siempre manifestó solidaridad, generosidad, entrega, pasión y compromiso por la profesión periodística. De lo anterior, dan muestra los múltiples mensajes en diferentes medios de comunicación y redes sociales, tras su fallecimiento.

Reconstruir parte de su historia no ha sido tarea fácil: cada hermano, cada sobrino, cada cuñado, así como Claris, su compañera de vida, han contribuido para ofrecer estas pinceladas biográficas. Entre muchas otras cosas, de ”Yayul” quedan presentes para la familia: su permanente capacidad de asombro, su curiosidad por conocer los intereses y actividades de los otros, su manera de alentar y apoyar el crecimiento personal de quienes lo rodeaban, las caricias en la oreja –como demostración de afecto– y, sobre todo, sus carcajadas abiertas y espontáneas.

Al abrir cada uno de sus libros o leer alguno de sus artículos, podemos escuchar su voz, sentir su presencia. Raúl logró apropiarse de las palabras, moldearlas a su imagen y semejanza. Si lo leemos, lo vemos a él hablando, explicando, preguntando, siempre en tiempo presente, porque sus palabras han quedado pasmadas ante esa magia que les imprimió.

Producción y legado

Omar fue un profesional del periodismo con una amplia producción.

Es autor de los libros:

  • Semillas de periodismo
  • Manuel Buendía en la trinchera periodística
  • Repensar el periodismo
  • Códigos de ética periodística en México
  • Edmundo Valadés tiene permiso
  • Esencia del periodismo (Comp.).

Es coautor de Apuntes para una historia de la TV mexicana, De reporteros, Riesgos y perspectivas del periodismo latinoamericano, Deontología y autorregulación informativa, Nuevas tendencias del Derecho de la Comunicación, Retratos de Manuel Buendía, La Ley Televisa y la lucha por el poder en México, Investigar la Comunicación en el México de hoy, Análisis y testimonios de la libertad de expresión en México, Palabras a Miguel Ángel Granados Chapa, Ética y responsabilidad social de los medios de información en un contexto de cambio, Diccionario de derecho de la información, Libertad de expresión y responsabilidad social: Estudios en homenaje al doctor Jorge Carpizo, Miradas de la comunicación: Entre la multidisciplina y la especialización, así como de los estudios Recuento de daños: un acercamiento al estado de las libertades de expresión e información en México (de 1997 hasta 2006).

En 2015, con motivo de sus 50 años de edad, Omar Raúl publicó una serie de reflexiones y experiencias personales a las que tituló Tiempo, expresión y vida. Miradas desde el cascarón (una producción realizada de modo artesanal por la familia), cuyas citas se incluyen en el presente texto.

Antes de fallecer, Omar Raúl recibió la noticia de que su libro El género neuronal del periodismo. Pautas básicas y antología mínima del artículo editorial en México, una de sus últimas producciones, sería publicado por la UAM Cuajimalpa, a la que estaba adscrito como profesor-investigador asociado «D» del Departamento de Ciencias de la Comunicación, en la División de Ciencias de la Comunicación y Diseño.

Su última obra, cuya publicación está en trámite en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, es Ética y autorregulación en México. Conceptualización, historia, retos y documentos.

Trayectoria periodística y docente

Omar Raúl Martínez Sánchez fue profesor en la actual Facultad de Estudios Superiores Acatlán, en la Universidad Iberoamericana, en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, en la Universidad La Salle, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (campus Ciudad de México) y en la Universidad Autónoma Metropolitana. De igual manera, participó como como conferencista e instructor en diversas instituciones de educación superior tanto de la Ciudad de México como de la República Mexicana.

Por otra parte, fue reportero de la revista Cultura Norte, coordinador editorial de GV Editores, editor de la revista NTX de la Agencia Mexicana de Noticias (Notimex) y colaborador del Consejo Editorial de esta misma. Asimismo, fue miembro del Consejo de Programación de Radio Ciudadana del Instituto Mexicano de la Radio, además de ser fundador y presidente de la Casa de los Derechos de Periodistas (2010-2011).

Fue articulista del suplemento “Medios” del periódico El Nacional, de la revista Análisis XXI y de la sección cultural de El Financiero; director editorial del Mexican Journal of Communication, corresponsal de Reporteros Sin Fronteras, así como subdirector de la Revista Iberoamericana de Derecho de la Información, comentarista especializado en medios informativos de Radio Educación y coordinador del Subsistema de Periodismo de la Universidad Iberoamericana.

Periodistas de a Pie por los derechos humanos

Entrevista a Jade Ramírez Cuevas

Desde 2007 un grupo de periodistas mujeres en activo decidieron fundar Periodistas de a Pie, una organización civil que ha decidido entrar de lleno en el tema de los Derechos Humanos y el Periodismo. “No es algo privativo de la red Periodistas de a Pie”, explica Jade Ramírez Cuevas Villanueva, integrante de su Consejo Directivo.

Daniela Pastrana y Jade Ramírez en el programa de Periodistas de a Pie - Fuente: Captura de pantalla de Rompevientos.tv

Por Abraham Gorostieta

Como lo ha venido sosteniendo el filósofo y ensayista francés Alain Badiou, las crisis no solo son paulatinas y focalizadas sino sistémicas. En México, sumada a la crisis económica y política que hay actualmente, se puede sentir y vivir una crisis muy particular: la de Derechos Humanos. A lo largo de todo el territorio nacional y en lugares muy específicos hay historias y testimonios de lo que es la vida diaria con la sistemática violación a estos derechos ejercida ya sea por el crimen organizado, las instituciones judiciales y ministeriales o por personajes políticos. En la última actualización de datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, del Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas se lee que son 25 mil 398 personas con registro de desaparecidas. Todas estas personas son historias, familias rotas, testimonios que desaparecen.

Desde 2007 un grupo de periodistas mujeres en activo decidieron fundar Periodistas de a Pie, una organización civil que ha decidido entrar de lleno en el tema de los Derechos Humanos y el Periodismo. “No es algo privativo de la red Periodistas de a Pie”, explica Jade Ramírez Cuevas Villanueva, integrante del Consejo Directivo, quien concede esta entrevista y enseguida abunda:

“Es de toda una generación de periodistas de México que desde hace muchos años le hemos apostado a hablar desde esta otra perspectiva: narrar la corrupción, el mal manejo de los recursos públicos, las perversas relaciones políticas, narrar los peculados, el desvío de recursos, el comportamiento negligente y violento de las instituciones de gobierno, desenmascarar el poder desde una perspectiva de derechos humanos. Lo que nos toca es contar este tiempo, que ya se ha vuelto bastante largo”.

La periodista –a quien le desagrada leer columnas “a este país lo peor que le pasa es tener tantos opinólogos, lo que necesita es investigación y documentación de la información”, opina- ha sido galardonada por la Bienal Internacional de Radio en las categorías de Radioarte, Radio indigenista, Programa de análisis y Debate. Nominada al Premio Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano Cemex-FNPI por Ver no es mirar sobre derechos culturales y discapacidad en 2007 y en 2009 por La discriminación vuela por Avianca, reportaje en equipo por el que también obtuvo el Premio Internacional de Periodismo Rey de España que otorga la Agencia EFE y la Agencia de Cooperación Internacional de España, en 2009, ahora como integrante de Periodistas de a Pie, cuenta cómo ella ha percibido el giro temático hacia los derechos humanos:

“Hasta hace poco más de una década, la nota sobre violación de los derechos humanos recaía en solo una persona en las redacciones. Era la persona ‘loquita’ o la ‘que creía que valía la pena’ escribir sobre desigualdad, de pobreza, violencia de género, o discapacidad. En general todo mundo cubría política, deportes, financieras, cultura. Hoy la mayoría de los periodistas en cualquier redacción, chica, mediana o grandota, todos los periodistas terminan hablando de derechos humanos y terminan haciendo un periodismo que nos obliga a tener una perspectiva de derechos humanos. Y esto es un avance importante, los periodistas se sensibilizan y comienzan a preguntarse: ¿Cómo entrevistar a una persona que fue violentada? Ya hay una mayor conciencia de que la nota de derechos humanos ya no se puede dar como se venía dando, que debe haber un tratamiento delicado, un entendimiento, una capacitación profesional para abordar éstos temas y de cómo acercarse a alguien que fue violentado en sus derechos humanos y cómo poder contar su historia a los demás. Esto ha sido un gran avance”.

Periodistas de a Pie, desde su fundación, tiene una idea angular. En su sitio de Internet uno puede leer sobre esta idea: Buscar dimensión social en cualquier tipo de suceso noticioso y ponerle rostro humano a la noticia; enfocar la información desde la perspectiva de los derechos humanos; explicar por qué le pasa lo que le pasa a alguien a través de la denuncia, la exposición de causas y la propuesta de soluciones. La periodista Ramírez Cuevas asienta cada una de las anteriores palabras.

Una mirada ante el espejo

Con ocho años de existencia como organización, el balance es positivo pues ha cumplido con la misión de su fundación: elevar la calidad del periodismo en México, a través de la capacitación y del intercambio de técnicas de investigación, experiencias, estrategias de reporteo, estilos narrativos y formas de abordaje. Ramírez Cuevas precisa: “Principalmente se buscó la capacitación y profesionalización de los periodistas en México. La primera meta entonces fue entrenarse, capacitarse y hacerse de mejores herramientas para entender lo que estaba pasando en diferentes rubros de la vida social en México y desde luego eso se fue compartiendo, permeando y abriendo a otros grupos de periodistas fuera de la Ciudad de México”. A través de talleres y diplomados, Periodistas de a Pie ha abordado, estudiado y difundido, con temáticas muy específicas, el tema del periodismo y los derechos humanos, el periodismo de datos, análisis de información, temas de seguridad, minerías de datos, megaproyectos, etc. Talleres donde el reportero adquiere nuevas herramientas para realizar mejor su trabajo.

Hay satisfacción en la voz de Jade cuando cuenta esto, saber que la meta número uno se va cumpliendo y se va consolidando. Pero hay otra meta para la organización: el tema de las redes y el trabajo transversal de colectivos y de periodistas con intereses muy particulares, con independencia de donde trabajan, para qué medio y en qué estado se encuentran. Tejer redes solidarias entre periodistas ha sido un segundo escalón alcanzado para la red de Periodistas de a Pie.

La propia Jade explica:

“Estas redes se han ido consolidando y fortaleciendo, algo que es muy importante, porque se vino como baldazo de agua fría la ola que se incrementa de agresiones y violaciones a los derechos de los periodistas en todo México. La red de Periodistas de a Pie asumió una responsabilidad de entender lo que estaba pasando con los compañeros reporteros en muy diversas partes del país, no solo en Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca o Guerrero sino tratar de entender –ese es uno de los retos que tiene la organización- lo mejor posible cómo se ejerce el periodismo en México, bajo qué características, bajo qué presiones, bajo qué circunstancias laborales, salariales, de seguridad, de desigualdad, de género, de cualquier perspectiva. Esto es para tratar de entender lo que sucede pero además, hay que documentarlo y señalarlo estadísticamente año con año. Tejer redes de trabajo. Tejer redes solidarias entre los colegas que permitan salir adelante ante este escenario. Hoy existen grupos de trabajo multidisciplinarios de reporteros de diferentes estados del país, de diferentes regiones que son grupos de aliados, afines, aunque en su configuración administrativa no formen parte ésta organización pero son aliados por naturaleza que están en Sinaloa, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Veracruz, Puebla, etc”.

A ocho años de su fundación, los integrantes de esta organización se sienten satisfechos pues sus primeras metas que han sido profesionalizar a los periodistas a través de capacitaciones específicas y especializadas y por otro lado, la construcción de un tejido de las redes solidarias de trabajo para caminar juntos ante la adversidad en la que se ha convertido el ejercer periodismo en México.

Periodismo, oficio de alto riesgo

El sello que caracteriza a Periodistas de a Pie es que fue fundada, está constituida y es administrada por periodistas que se dedican a realizar su trabajo todos los días, periodistas con trayectoria, que reportean, hacen investigación dentro y fuera de los medios, ya sea como freelance, o estén en una nómina. Esto mismo les permite no perder la perspectiva de la documentación del análisis de lo que está pasando en México en materia de Derechos Humanos y periodismo.

“Desde el terreno real de ejercer todos los días, coberturas especiales, reporteos, análisis de información filtrada a través de plataformas como MéxicoLeaks, el salir, viajar, conocer, y estar directamente en las zonas delicadas, en las coberturas, en las zonas de riesgo, o en los temas que se han vuelto fundamentales en los medios en México como lo es dar voz a las víctimas, violaciones a derechos humanos, despojo, imposición de proyectos, afectación a comunidades indígenas, desigualdad, pobreza, escrutinio de la corrupción y de los poderes públicos de este país, el tema migratorio visto transversalmente desde distintas perspectivas, creo que todo esto en su conjunto le permite a la red de Periodistas de a Pie, tener una perspectiva real e inmediata del aquí y el ahora, de cómo se está viviendo y como se está ejerciendo el periodismo en México”, señala Ramírez Cuevas, hace una pausa y pronto abunda: “Todos los fundadores, todos los que actualmente forman parte del Consejo Directivo y los aliados forman parte del ejercicio periodístico cotidiano. No solo es una red de reflexión desde el escritorio, o una reflexión y sistematización de estadísticas, de violencia, desde la composición de los medios o desde lo académico, sino también desde el terreno del ejercicio diario del periodismo”.

Otra característica de la organización Periodistas de a Pie es su obsesiva y férrea cobertura del tema del derecho a ser informado con calidad. Para la periodista Jade Ramírez esto se vuelve importante porque el país tiene tres derechos básicos que son la libertad de expresión; el derecho a la información y el derecho a publicar. Estos tres derechos se vuelven vitales porque:

“La crisis de derechos humanos por la que atraviesa el país ha alcanzado niveles muy preocupantes no solo para los medios de comunicación y los periodistas sino para la población en general y la ciudadanía tiene derecho a saber, a ser informada, tiene derecho a la memoria, a entender lo que está pasando y aunque parezca que ‘ésta población’ no tiene interés todo el tiempo o que se cansa de enterarse de las malas noticias –que no solo tienen que ver con deuda y pobreza sino también con las graves violaciones a los derechos humanos que se permiten en nuestro territorio- pues lo que hace Periodistas de a Pie es apostarle a hablar desde otra perspectiva, que es la de derechos humanos, de lo que periodísticamente nos toca contar y nos toca documentar”, comenta Jade y hace énfasis de esto último.

Y la realidad en México es difícil para ejercer periodismo. La organización Artículo 19 en su informe M.I.E.D.O. documentó 397 agresiones a periodistas en 2015, incluyendo siete asesinatos de periodistas. Lectora de Miguel Ángel Granados Chapa y de Jesús Blancornelas, Jade Ramírez Cuevas reconoce esta terrible realidad mexicana. Sabe que la misma prensa da cifras y cifras y nada parece cambiar.

“Para la red de Periodistas de a Pie desde 2010 se ha vuelto un tema prioritario las condiciones para ejercer la libertad de expresión en México en general y particularmente las adversidades para ejercer el periodismo. Lejos de parecernos natural o normalizado a todos los involucrados en este eje que es de interés de toda la organización, la respuesta que la red ha encontrado –además de rechazar y descalificar las agresiones contra la prensa en México y de sistematizar los números que día a día se incrementan-, es que desde lo que sabemos hacer, que es periodismo e investigación, es acercarnos a la temática y poner la información de tal suerte que sea más sencillo para los compañeros comprender lo que está pasando en otros estados y también para que a los observadores de afuera que son organizaciones hermanas o aliadas de Periodistas de a Pie, periodistas de Colombia o Argentina u organizaciones internacionales les quede mucho más claro lo que está sucediendo en México más allá de las estadísticas”.

Para la organización Periodistas de a Pie, el reto ahora es humanizar esas cifras; es por ello que se han dado a la tarea de narrar las historias, las adversidades de cada uno de los periodistas asesinados y con ello lograr que se entienda mejor lo que sucedió. Así pues ha documentado esos casos explicando cuáles son las raíces por las que se perpetúan las agresiones contra los medios de comunicación y los periodistas una y otra vez sin reparo, sin acceso a la justicia, sin que haya un acto mínimo de prevención. Haciendo periodismo de investigación. En ese sentido, realizaron un informe que está publicado en su sitio en internet y que se elaboró cuando sucedió la desaparición y asesinato de Gregorio Jiménez de la Cruz, periodista en Coatzacoalcos, Veracruz. Un trabajo que fue reconocido como finalista en el premio Gabriel García Márquez 2015.

Cuenta la propia Jade:

“El informe Gregorio Jiménez, asesinado por informar es un trabajo colectivo de poco más de doce periodistas que viajamos hasta Coatzacoalcos para internarnos en la realidad de Goyo y entender cómo vivía, cómo era su contexto antes de la desaparición y el asesinato. Cómo era y es la condición laboral de los compañeros de Goyo. Cuánto cobraba por una nota, qué era todo lo que tenía que hacer para lograr esa nota. Cómo era su día a día para poder cobrar su trabajo. Bajo qué condiciones estaba, cómo vivía, y toda esta información nos dio un proyecto con más de 40 testimonios de sus compañeros. Nos permitió hacer una composición (o descomposición) de los medios en Veracruz, que permite entender en mucho por qué en Veracruz pasa lo que pasa contra los periodistas. Por qué se han vuelto desechables los reporteros en ese estado. Por qué quienes están detrás de las nóminas de los medios de comunicación y los intereses puestos en esos medios son personajes de la vida pública, políticos, partidos, magistrados, diputados que tienen intereses muy particulares y que ejercen esos intereses a través del golpeteo político en los medios de comunicación. Luego entonces los periodistas se vuelven desechables”. Por un momento, Jade hace una pausa.

Parte del trabajo que realiza Periodistas de a Pie es denunciar lo que se da a conocer con alguna desaparición de un periodista. El ataque en contra de las periodistas, la violencia de género que se incrementa contra las periodistas. Dar a conocer la información en redes sociales y a la vez procesar la información, hacerla más clara y darle un contexto. Documentarla para que pueda ser mejor comprendida fuera de México y que con datos e investigaciones sea mucho más sencillo el saber por qué México se ha convertido en uno de los países más violentos para ejercer el periodismo. Tras un suspiro profundo, la periodista es enfática: “Los periodistas necesitamos documentarnos, reportearnos a nosotros mismos para no convertirnos en la nota roja en la que nos han y hemos convertido”.

Sobre todo, tomar buenas decisiones

La periodista cuenta que es periodista porque así ya estaba marcado en el destino. Con los años que lleva Periodistas de a Pie y el acercamiento a distintos medios de comunicación y organizaciones, se le pregunta por las resistencias que hay en las redacciones de diarios y revistas, por las trabas de directores y dueños de medios a hacer un cambio de óptica en el enfoque y la cobertura del tema de derechos humanos. Categórica responde que tratan de acercarse más a los reporteros y fotógrafos que a sus directivos. Sin embargo hay acercamientos con directores que “tienen una perspectiva muy diferente, bastante relevante, sobre ese tema”, explica y cita el caso del periódico Noreste de Sinaloa, y de su director Adrián López, “un amigo cercano a la red de Periodistas de a Pie, un aliado y un personaje que resaltamos la visión que tiene sobre como consolidar la redacción del medio que le toca dirigir y lo que le toca coordinar. Pero es un garbanzo de a libra entre todos los perfiles que ya conocemos que en general hay, no nos vayamos lejos, el caso de Milenio y su director Carlos Marín, por mencionar uno…”, nuevamente hace una pausa.

Después de unos breves segundos abunda:

“El tema de la resistencia de los directivos no tiene tintes éticos o deontológicos. Es una praxis de empresa, el tema es ese: en los medios públicos es un asunto de política pública y en las empresas; en los corporativos de medios de comunicación es un asunto de industria editorial. Son casos muy singulares los de directores que tienen una sensibilidad diferente para entender a los reporteros. También es importante entender que en México no se puede hablar en general ‘del periodismo’. No se puede hablar como en bloques. México se tiene que entender por regiones y luego por estados y después entender lo que sucede en cada estado al interior. No es la misma violencia que se ejerce, laboral, salarial, física, de seguridad, en el sur de Veracruz, Coatzacoalcos, con sus peculiaridades, que la que se ejerce en el norte de ese estado por ejemplo, Córdoba u Orizaba. No es la misma la que se ejerce en el Puerto que la que se ejerce en Xalapa. De repente decimos ‘Veracruz el estado asesino de periodistas’, y sí, en general sí, lo repetimos en las marchas, como consigna, en las redes sociales hasta cansar al espectador y hasta aburrir a las audiencias, pero lo que sucede en Veracruz, por ejemplo, se tiene que entender por regiones, circunstancias y lo mismo sucede en el resto del país”.

Ofrece como más ejemplos el semanario Zeta de Tijuana con una definición editorial muy clara de qué tipo de periodismo hace, de qué tipo de arropamientos da a sus reporteros. Brinda otro ejemplo, el Diario de Chihuahua, en Ciudad Juárez. Se detiene un poco y reflexiva agrega:

“En Jalisco podemos hablar que si bien no es un estado con mayores acontecimientos de violencia en contra de periodistas, sí se presentan acciones de censura, de persecución, de acoso hacia el interior de las redacciones y sin embargo, escuchas a todos los directivos de los medios de comunicación de Jalisco de lo más solidarios, son de los más indignados de lo que pasa en el resto del país, pero al interior, la manera en que se violenta los derechos laborales y salariales de los periodistas, en general, pues podríamos compararlos con algunos casos como los de Veracruz. Entonces es ver por medio, por región, por estado. Hay dos crisis: una que es la crisis de los medios de comunicación como industria y otra que es la crisis de los periodistas como trabajadores de los medios de comunicación o como trabajadores promotores de los derechos humanos, como la libertad de expresión, el derecho al acceso de información y el derecho a publicar. Una responde a una crisis de industria y otra corresponde a los retos y adversidades que como profesionales tenemos los periodistas”.

Periodistas de a Pie recién abre el programa de libertad de expresión este año, creando la figura de Oficial de libertad de expresión. La periodista explica qué es esta figura y ofrece como ejemplo su propio caso: Jade Ramírez Cuevas Villanueva ha vivido agresiones, situaciones de riesgo y amenazas de muerte derivadas de su trabajo periodístico en Jalisco.

Periodistas de a Pie lo primero que hace es orientar. La red no puede asumir el representar y llevar un caso, tan claramente, primero porque la estructura de la organización no lo permite. Porque se necesitan muchos recursos y un equipo humano no solamente capacitado para tal cosa sino un equipo humano que pueda responder realmente ante la situación de lo que significa un periodista desplazado. Sin embargo, lo que hace la red, es registrar el acontecimiento, tratar de entender lo que le está pasando al compañero o a la compañera. Orientarlo sobre cuáles son los caminos con base a la experiencia propone la red. Dar un acompañamiento desde el respeto y la comprensión de encontrarse en una situación de desplazamiento o de reubicación temporal. La red no representa casos de manera legal como lo hacen otras organizaciones pero sí permanecemos en orientación constante con los compañeros. Y esto se vuelve fundamental, pues más que tener una organización que te represente legalmente y que te solucione todas las situaciones inmediatas que se te generan ante un acto de violencia, lo que se vuelve fundamental es que conectes con alguien que con serenidad, que con conocimiento y experiencia te pueda orientar para la mejor toma de decisiones y eso es lo que hace Periodistas de a pie. Plantear los escenarios. Plantear cómo operan las instituciones de gobierno. Entender el contexto en las que se presentan las situaciones de emergencia y proveer lo más rápido posible de un kit básico de herramientas que le permitan al compañero tomar decisiones en el momento tan delicado en el que se encuentra. Orientación legal, de seguridad, y sobretodo, atender otras necesidades como lo es la atención psicosocial en el momento. La mayoría de los periodistas lo perdemos de vista. En general, no consideramos necesario tener un soporte emocional y psicológico sobre lo que nos está tocando cubrir y reportear todos los días. Buscamos que el periodista, en este tipo de situaciones tenga una orientación para tomar mejores decisiones y no salir huyendo de su casa, mover a toda su familia o encerrarse”.

Mirando al mañana

Periodistas de a Pie es una organización cuyo tema no es muy comercial en los grandes medios de comunicación, a pesar de la relevancia de este tema. Esto significa que el financiamiento debe ser un reto en el día a día. La integrante del Consejo Directivo de la organización aclara ese punto: “No es muy diferente la situación que pasa la red de Periodistas de a Pie, a la que pasan los compañeros de Puebla, que son un medio de comunicación, hablo del caso del Periódico Lado B, que es un periódico multimedia. No es distinta a la de los compañeros de Chiapas Paralelo o de los compañeros de Página tres de Oaxaca. La diferencia entre tener un medio de comunicación alternativo con criterios y políticas éticas básicas muy claras no dista mucho de ser o haberte convertido a una organización civil y entonces tener una plataforma diferente de acceso a recursos. No hay gran diferencia, sobre todo porque las financiadoras lo que buscan es un trabajo consolidado, experiencia, continuidad y seguimiento”.

Jade ofrece ejemplos de proyectos de Periodistas de a Pie que resultan exitosos. En el camino es un micro sitio especializado en la cobertura de migración en México. Desde Centroamérica hasta Estados Unidos. Es un ejercicio que va en su tercer año consecutivo de existencia, el cual permite que no solo periodistas de la red sino periodistas que se encuentran en diferentes estados de la República en donde se han formado las rutas migratorias publiquen sus reportajes, sus investigaciones. Los periodistas tienen a su disposición un espacio diferente para publicar la noticia y la información que se documenta sobre la crisis migratoria en México. La periodista explica: “Esto ha permitido que exista un mínimo financiamiento para los periodistas en la cobertura para el viaje, los viáticos y una gratificación para los periodistas que dan su trabajo para En el camino”.

El proyecto es coordinado por Daniela Rea, reportera especializada en conflictos sociales, derechos humanos e  impacto social de la violencia. Y también por Alberto Nájar, productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service, periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración internacional y trata de personas. La relevancia profesional de En el camino obtuvo el reconocimiento, por parte de Naciones Unidas, con un trabajo de la reportera Ángeles Mariscal sobre las mujeres migrantes de Centroamérica atrapadas en las redes de trata de blancas en la frontera de Chiapas.

Ramírez Cuevas explica que:

“La sobrevivencia de estos proyectos o plataformas periodísticas es compleja, pues requiere mucha seriedad en el trabajo periodístico, un trabajo administrativo de mucha continuidad, rendir informes, hacer que rindan las cuentas de los fondos que las financiadoras otorgan a la red. El balance es positivo, pues hay más interés sobre este trabajo y una de las demandas priorirtarias que los colegas tenemos en las regiones es financiar proyectos periodísticos. Ahora el tema de seguridad se ha vuelto importante pero queda en un segundo plano cuando realmente se están cerrando las alternativas de publicación en otros estados y lo que los compañeros nos dicen es que quieren publicar, hacer proyectos sustentables, hacer su propio medio de comunicación, foros donde subir las notas que sus propios medios no les publican. Con En el camino, la red ha intentado darle salida a esas peticiones. Otro proyecto exitoso de Periodistas de a Pie es Pie de página, que es un espacio para publicar materiales periodísticos que no están saliendo en otras ciudades y que están siendo rechazados por las redacciones. Pie de página las jala y hace auténticas coberturas. Justo ahora Periodistas de a Pie acompaña  periodísticamente la Caravana por la paz, la vida y la justicia que inicia en Honduras y que termina en Nueva York y esto es posible gracias a pequeños financiamientos que se le otorgan a la organización. Más de seis periodistas, durante tres semanas, están prácticamente volcados de tiempo completo a la cobertura de esta caravana para que Pie de página difunda con profundidad toda esta información”, concluye.

Amenazas a la libertad de expresión en México

Violaciones a un valor fundamental para la democracia

Las violaciones de derechos humanos a personas que ejercen el periodismo son un atentado a la libertad de expresión, la cual es un valor fundamental para el desarrollo democrático del Estado mexicano. Debido a ello, cualquier agravio cometido por agentes del gobierno o cualquier inacción para castigar a quienes atentan contra este derecho, es un claro retroceso en el objetivo de alcanzar una democracia plena.

Amenazas a la libertad de expresión en México - Foto: Félix Marquez / Cuartoscuro

Por Perla Gómez Gallardo

La democracia es la forma de gobierno en la cual las personas que forman parte de una colectividad tienen la posibilidad de expresar sus intereses de forma organizada. Estos son representados a través de organizaciones políticas que, desde la óptica del deber ser, actúan de forma autónoma en un marco de libertades que limitan el poder del gobierno (Held, 1997).

Un “Estado democrático ideal”, de acuerdo con Robert Dahl, debe reunir ciertas características que hagan viable un gobierno de mayorías, entre ellas la participación efectiva. Es decir, que quienes pertenezcan a una organización política tengan la posibilidad de dar a conocer a la sociedad sus proyectos y opiniones.

Con igual importancia, la igualdad de voto es característica de un Estado democrático -así como un electorado informado que cuente con instituciones para el control ciudadano de la vida pública- la cual debe ser incluyente para que toda la sociedad goce de derechos fundamentales que garanticen la participación igualitaria de todas y todos (Dahl, 2002).

En este sentido, el desarrollo de las democracias modernas tuvo como objetivo garantizar la representatividad de la ciudadanía a través de la defensa de ciertos derechos. Estos hacen proclive una competencia electoral justa, con mayor participación de la sociedad civil, transparente y con la posibilidad de tener información sustancial para el entendimiento del contexto social y el estado de la agenda pública.

Dichos derechos son, en esencia, libertades fundamentales que garantizan que el poder soberano de las mayorías sea partícipe y a la vez garante de la vida pública. Entre ellos destaca la libertad de asociación y la libertad de expresión.

La libertad de expresión es un derecho fundamental defendido desde la Revolución Francesa que se encuentra contemplado en diversos instrumentos internacionales, como en los siguientes:

El ejercicio de este derecho es vital para el desarrollo democrático, pues es el “catalizador y difusor” de la información, proyectos, ideas y acciones de incidencia pública, que permite a las y los políticos dar a conocer sus propuestas, y a la ciudadanía evaluarlas y juzgarlas.

La libertad de expresión tiene mayor impacto benéfico en la población, y por ende en el desarrollo de sociedades más igualitarias y democráticas. Las personas reciben normas (leyes, reglamentos, ordenamientos, impedimentos, etcétera) del colectivo al que pertenecen; sin embargo, éstas no abarcan la totalidad de las esferas de su comportamiento.

En este sentido, la libertad de expresión es mayor cuando las personas tienen menos impedimentos para difundir sus ideas sin que el poder del Estado lo impida y en la medida en que ningún actor genere la obligación o imposición de decir -o no decir- un planteamiento o pensamiento determinado.

El pensamiento liberal en las Ciencias Sociales, en esencia, se ha caracterizado por promover la delimitación -mediante leyes- de las capacidades del Estado y su poder de intervención en la vida de particulares y de esta forma aumentar las libertades individuales y colectivas.

Por esta razón, los movimientos reformistas y democráticos alrededor del mundo han tenido como finalidad diseñar aparatos constitucionales, en los que se especifica el actuar del gobierno, de tal forma que éste no realice acciones que no le fueron conferidas por ley y así se privilegie el fortalecimiento de las libertades individuales, a la vez que se previenen casos de abusos de autoridad y discrecionalidad.

La relación entre democracia y libertades es intrínseca e indisoluble. Por tanto en el horizonte de sus objetivos está la promoción de la igualdad, el respeto a los derechos humanos, la consolidación del Estado de Derecho y la promoción del desarrollo.

Es por ello que la libertad de expresión puede ser analizada desde dos ópticas. La primera en su carácter ontológico; es decir, la importancia de este derecho per se, pues encarna una virtud esencial de todos los seres humanos para exponer ideas. La segunda, desde una visión instrumental, en la medida en que su garantía efectiva es una condición del Estado democrático constitucional (IIJ UNAM, s.f.).

En otras palabras, la libertad de expresión es necesaria para la divulgación de información e ideas que posibiliten, según Willliam Brennan, la consecución de un debate “desinhibido, robusto y abierto” (Fiss, 2009) en la vida pública de un Estado.

La divulgación de información exhibe ideas e intereses, pero también posibilita a la ciudadanía de estar enterada y tomar la decisión que mejor le convenga. Lo anterior obliga, en teoría, a generar mejores prácticas gubernamentales y presentar un abanico de opciones para elegir a las personas que conformarán la administración de un gobierno.

Como se aprecia, existe una realidad instrumental y práctica en la vida pública de la sociedad en torno a la libertad de expresión, pues es una condición sin la cual no es posible que las y los diferentes actores políticos de un Estado, influyan sobre el desarrollo de la colectividad.

Para ejercer este derecho fundamental, es imperativa la existencia de medios de comunicación que divulguen información de carácter público sin controles gubernamentales que impidan la publicación de ideas y que posibiliten la formación de un pensamiento crítico y justo sobre el actuar de los poderes estatales.

Para ello, la libertad de prensa es un elemento central de la libertad de expresión. Su importancia radica en el contenido que los medios de comunicación abordan, contextualizan y difunden sobre los temas relevantes para la ciudadanía. Esto hace viable el seguimiento de las acciones de actores políticos, y no políticos, que inciden en la agenda pública y en el interés nacional.

Asimismo, los medios de comunicación al hacer uso de la libertad de expresión, generan un efecto virtuoso en la divulgación y defensa de los derechos humanos, pues ponen al alcance de la sociedad el conocimiento necesario para que las y los ciudadanos hagan exigibles sus derechos frente a eventuales casos de abusos de poder por parte de las autoridades.

En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) reconoció en la Declaración sobre los Principios Fundamentales relativos a la Contribución de los Medios de Comunicación de Masas al Fortalecimiento de la Paz y la Comprensión Internacional, a la Promoción de los Derechos Humanos y a la Lucha contra el Racismo, el Apartheid y la Incitación a la Guerra, el papel que juegan los medios informativos y la importancia de la libertad de prensa para la difusión de las libertades fundamentales que gozan las personas en el mundo (UNESCO, 1978).

El contexto en el cual se desarrolló éste y otros instrumentos internacionales, fueron momentos clave de la historia del siglo XX en los que el reconocimiento de la democracia como mejor forma de gobierno, el respeto de las libertades individuales y el principio de igualdad, fueron características de la tendencia del pensamiento político internacional de ese entonces.

Primero, en la etapa de posguerra, se rechazaron las ideologías fascistas y nacionalsocialistas y se reconoció la importancia y defensa de los derechos fundamentales en la Declaración Universal de los Derechos Humanos; después con los movimientos sociales feministas, pacifistas, anticolonialistas y antirracistas se desarrolló una segunda generación de derechos, y finalmente con la llegada del Liberalismo económico y el Monetarismo se formó a la par un proceso de reformas para garantizar un modelo democrático de libre participación de actores políticos y se enarboló el derecho a la transparencia y la rendición de cuentas.

Estos tres momentos históricos estuvieron acompañados por el trabajo de los medios de comunicación y prensa, los cuales fueron catalizadores de información que fundamentaron estos cambios sociales. Primero la prensa escrita, después los sistemas audiovisuales, como la televisión y la radio, y posteriormente el Internet.

El avance de los derechos humanos, la democracia, la libertad de expresión y el papel de los medios de comunicación, han supuesto importantes pasos, pero también se enfrentan a nuevos retos a los cuales se hará referencia en el siguiente apartado.

Retos a los que se enfrenta la libertad de expresión y los medios de comunicación

La mayoría de los gobiernos, en sus textos constitucionales, defienden la libertad de expresión. Sin embargo, los medios de comunicación aún son sujetos de castigo y persecución, algunas veces avaladas desde la ley y otras por la acción o inacción del Estado, pues persisten prohibiciones a la prensa independiente como sucede en Corea del Norte (Amnistía Internacional, 2016).

El acoso, la tortura, la censura y las amenazas son expresiones de coacción a la libertad de expresión que constituyen el principal riesgo para quienes forman parte de los medios de comunicación y realizan periodismo de investigación. Estas prácticas aún son visibles en muchas partes del mundo, incluyendo México, y son causa de preocupación para las y los estudiosos de los derechos humanos.

Hoy en día persisten restricciones de forma indirecta como controles oficiales de papel para periódicos, regulaciones que, en la práctica, complican el acceso a frecuencias radioeléctricas y de televisión o, como sucede actualmente en China, limitantes de tiempo para el uso de Internet y filtros de contenido (Espinosa, 2015).

Dentro de los controles indirectos también se encuentran aquellas leyes que en el afán de establecer responsabilidades ulteriores producen un efecto regresivo. Tal es el caso de la Ley de Derecho de Réplica en México, la cual es violatoria de la libertad de expresión y pensamiento, además de no garantizar el derecho de réplica de las y los ciudadanos, y obstruir el derecho a una defensa pronta y expedita en Estados que se precien de ser democráticos.

Otro problema que enfrenta hoy en día la libertad de expresión a nivel mundial es la concentración de la información en algunas empresas mediáticas, es decir, monopolios que muchas veces son provocados por la pasividad o pobre regulación de los Estados. Esto conlleva a la reproducción de información parcial o manipulada. Además, la existencia de fuentes únicas de información limita la posibilidad de discernimiento y crítica, los cuales son necesarios para la libre formación de ideas y opiniones, así como para el desarrollo democrático de los Estados.

La defensa de la libertad de expresión ha tenido por objeto limitar las funciones del Estado para incrementar el espacio de las libertades individuales y colectivas. Sin embargo, la existencia de otros actores, que pueden ser considerados como un tipo de poder desde la perspectiva weberiana, tienen la capacidad de provocar que alguien haga o deje de hacer lo que se quiere (IIJ UNAM, s.f.), lo cual representa un nuevo reto a la libertad de expresión.

La existencia de poderes facticos produce una especie de “paradoja” para el Estado, pues es el potencial violador de libertades, por lo que debe ser limitado en cuanto su poderío, pero debe ser dotado de capacidades para garantizar derechos como el de la libertad de expresión.

Lo anterior explica que los poderes facticos se han constituido en actores con capacidad de limitar la libertad de expresión. Esto se realiza ya sea a través de la obstaculización, la intimidación o el uso de la violencia, tal como lo hacen las organizaciones criminales en México, provocando junto a la acción –o inacción- del Estado, la crisis de derechos humanos a la que nos estamos enfrentando, respecto de éste derecho.

La libertad de expresión en México

De acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en su informe “Situación de derechos humanos en México”, la violencia contra comunicadoras y comunicadores se ha visto especialmente agudizada en aquellas entidades federativas en las que existe una fuerte presencia de crimen organizado, donde se destaca que, en muchos casos, los integrantes actúan en colusión con agentes estatales. La información con la que cuenta la CIDH permite afirmar que las víctimas de violencia son principalmente periodistas que han denunciado o han informado sobre corrupción administrativa, narcotráfico, delincuencia organizada, seguridad pública y asuntos relacionados con actividades ilícitas (CIDH, 2015).

El asesinato de personas dedicadas al ejercicio periodístico en México es la máxima expresión de violencia. Sin embargo, la libertad de prensa también se ha visto afectada con desapariciones, amenazas, secuestros, agresiones físicas, ataques a instalaciones de medios de comunicación e incluso ataques cibernéticos (bloqueo de páginas, hackeo, negación del servicio -DDoS-, etc).

Actualmente, México se percibe como uno de los países menos seguros para ejercer el periodismo. De hecho, en la “clasificación mundial de la libertad de prensa 2015” presentada por la organización Reporteros Sin Fronteras, nuestro país se ubicó en el lugar 148 de una lista de 180 países. En cuanto a países latinoamericanos que integran la lista, México se encuentra solo en mejores condiciones que Cuba, ubicado en el lugar 169 (Reporteros sin frontera, 2015).

La inacción de las autoridades para proteger los derechos humanos de las personas que trabajan en medios de comunicación ejemplifica la falta de acceso a la justicia por parte de las víctimas. Esto debido a que las autoridades no han realizado correctamente las investigaciones de los delitos que atentan contra las y los periodistas y muchas veces descartan de manera prematura la posibilidad de que hayan sido agredidos por motivos vinculados con su profesión (Human Rights Watch, 2014).

Como consecuencia de las agresiones, hostigamientos, intimidaciones, amenazas y homicidios a periodistas y personas defensoras de derechos humanos, un grupo de organizaciones presentaron una propuesta para crear un mecanismo de protección ante la CIDH. A la par, demandaron también al gobierno mexicano la expedición de una ley que tuviera la finalidad de proveer una base legal necesaria para garantizar que los órganos de gobierno implementaran medidas de protección. Por lo anterior, el 25 de junio de 2012, se publicó la Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, por la cual se creó el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Sin embargo, según el informe “Libertad de Prensa 2015” de la Organización Freedom House, a finales de 2013, la organización Human Rights Watch advirtió que el Mecanismo de Protección de Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, “exhibía serias debilidades por la falta de fondos y de apoyo político a todo nivel gubernamental” (Freedom House, 2015).

El contexto de atentados contra la libertad de expresión y ataques al periodismo en México se ha agudizado en la última década, siendo el homicidio la expresión que más preocupa a las y los defensores de derechos humanos.

Según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, (CNDH) entre el año 2000 y el 31 de enero de 2016 han sido asesinados 109 periodistas. El número de homicidios aumentó en un 200% entre los años 2000 y 2015, siendo este último año y el 2009, los más críticos al registrarse 12 asesinatos contra periodistas. Mientras que en el rubro de periodistas desaparecidos se presentó un incremento de 300% entre los años 2000 y 2013. Los estados que registraron mayor incidencia de homicidios contra periodistas fueron Veracruz, Tamaulipas, Guerrero, Chihuahua y Oaxaca. Básicamente 6 de cada 10 asesinatos se produjeron en dichas entidades, las cuales coincidentemente son aquellas que registran mayores niveles de violencia. Asimismo, de los 109 periodistas asesinados, 37 casos se encuentran archivados y en 17 (16%) el juez penal dictó una sentencia (CNDH , 2016).

Como se puede observar, a nivel nacional el respeto a libertad de expresión se encuentra es estado de crisis, en algunas entidades la incidencia de violaciones a los derechos humanos de las y los periodistas es más aguda que en otros, pero no se puede negar que es un fenómeno que afecta a todo el país, la Ciudad de México incluida.

La libertad de expresión en la Ciudad de México

El número de homicidios de periodistas en la Ciudad de México es considerablemente bajo si se compara con otras entidades federativas. En este sentido, resalta el multihomicidio ocurrido en julio de 2015 en la Colonia Narvarte, donde una de las víctimas fue el reportero gráfico Rubén Espinosa, así como la activista Nadia Vera, entre otras víctimas mujeres.

Este caso es significativo, pues representa una preocupación para aquellas personas que ejercen la profesión de periodismo y que habían decidido dejar su región de trabajo para trasladarse la Ciudad de México por considerarla un espacio más seguro.

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) ha documentado 170 quejas por la afectación al derecho a la libertad de expresión en el periodo comprendido del año 2005 al primer bimestre de 2016 ( SIIGESI de la CDHDF, 2016) de las cuales, 44 representaron ataques dirigidos específicamente contra periodistas.

De estas 44 quejas registradas en la CDHDF, 39 se encuentran concluidas y cinco en trámite, siendo las delegaciones Cuauhtémoc, Benito Juárez e Iztacalco las de mayor incidencia.

Los derechos humanos de las y los periodistas mayormente afectados, han sido:

  • la libertad de expresión
  • la integridad personal
  • la libertad y seguridad personales
  • la seguridad jurídica; y
  • la honra y dignidad

Las dependencias que mayor número de menciones tuvieron por violaciones, específicamente de los derechos humanos de los periodistas, fueron la Secretaría de Seguridad Pública, la Procuraduría General de Justicia y las Delegaciones Cuauhtémoc y Benito Juárez. Ante este contexto, la CDHDF ha emitido tres recomendaciones en materia de libertad de expresión a diferentes autoridades capitalinas.

Agresiones, obstaculización a sus labores, amenazas e intimidación, son aún practicas frecuentes de elementos del Estado en contra de periodistas en la Ciudad de México. Por tal motivo la CDHDF trabajó en la elaboración de la Ley para la Protección Integral de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas en la Ciudad de México, la cual prevé un Mecanismo de Protección Integral que abarca una serie de políticas públicas, líneas de acción y recursos presupuestales para impulsar acciones de prevención, protección y garantías a quienes se dedican a esta profesión. A la fecha la ley se encuentra en revisión de la Asamblea para poder actualizar aspectos que refuercen la definición de periodista entre otros.

La Ciudad de México, al ser la capital del país, es el escenario político más importante, por lo que la difusión de información es un hecho trascendental para el desarrollo democrático nacional. En este contexto se entiende que los riesgos para la profesión de periodismo son altos, es por ello que la CDHDF ha buscado participar en el diseño de acciones que garanticen la libertad de expresión y la seguridad de las y los periodistas.

En conclusión, las violaciones de derechos humanos a personas que ejercen el periodismo son un atentado a la libertad de expresión, la cual es un valor fundamental para el desarrollo democrático del Estado mexicano. Debido a ello, cualquier agravio cometido por agentes del gobierno o cualquier inacción para castigar a quienes atentan contra este derecho, es un claro retroceso en el objetivo de alcanzar una democracia plena. De ahí la importancia de visibilizar y no olvidar a las personas que en la valentía del ejercicio de su labor, no pasan desapercibidas.

La indignación es el motor que impulsa a las instituciones defensoras de derechos humanos, al igual que a las personas que en la empatía, la solidaridad y el duelo, seguimos impulsando estrategias sin perder de vista que cada día duele más la muerte de los que acallan, pero que gritan más fuerte desde el legado que deja la osadía de querer construir un país mejor.

Referencias

Amnistía Internacional. (23 de febrero de 2016). INFORME 2015/16 Amnistía Internacional: La situación de los Derechos Humanos en el mundo. Consultado en https://www.amnesty.org/en/documents/pol10/2552/2016/es/

CIDH. (31 de diciembre de 2015). Situación de los derechos humanos en México. Consultado en http://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/Mexico2016-es.pdf

CNDH . (8 de febrero de 2016). Recomendación General No. 24. Sobre el ejercicio de la libertad de expresión en México. Consultado en http://cndh.org.mx/sites/all/doc/Recomendaciones/generales/RecGral_024.pdf

Convención Americana sobre derechos humanos. (18 de julio de 1978). Pacto de San José de Costa Rica. Consultado en https://www.scjn.gob.mx/libro/InstrumentosConvencion/PAG0259.pdf

Dahl, R. (2002). La Democracia. España: Taurus. Consultado enl marzo de 2016

Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. (1948). Consultado en http://www.oas.org/es/cidh/mandato/Basicos/declaracion.asp

Declaración Universal de los Derechos Humanos. (10 de diciembre de 1948). Consultado en http://www.un.org/es/documents/udhr/

Espinosa, Javier (16 de diciembre de 2015). China promueve la censura de internet en una cumbre internacional. España. Consultado en http://www.elmundo.es/tecnologia/2015/12/16/56710878e2704ef76e8b456d.html

Fiss, Owen (2009). La ironía de la libertad de expresión. Madrid: Gedisa. Consultado en marzo de 2016

Freedom House. (2015). Informe sobre la Libertad de Prensa en México. Consultado en https://freedomhouse.org/sites/default/files/FH%20Libertad%20de%20prensa%202015%20Mexico.pdf

Held, David (1997). La Democracia y el orden global. Del Estado moderno al gobierno cosmopolita. Buenos Aires, Argentina: Paidós. Consultado en marzo de 2016

Human Rights Watch. (2014). Informe Mundial 2014: México. Consultado en https://www.hrw.org/es/world-report/2014/country-chapters/260113

IIJ UNAM. (s.f.). Biblioteca Jurídica Virtual. Obtenido de Algo sobre la libertad de expresión: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/6/2583/4.pdf

Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos. (23 de marzo de 1976). Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Consultado en http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=t3/fileadmin/Documentos/BDL/2001/0015

Reporteros sin frontera. (2015). Clasificación mundial de libertad de prensa 2015. Consultado en http://www.rsf-es.org/grandes-citas/clasificacion-por-paises/

Sistema Integral de Gestión de Información (SIIGESI) de la CDHDF. (consultado en marzo de 2016).

UNESCO. (22 de noviembre de 1978). Declaración sobre los Principios Fundamentales relativos a la Contribución de los Medios de Comunicación de Masas al Fortalecimiento de la Paz y la Comprensión Internacional, a la Promoción de los Derechos Humanos y a la Lucha contra el Racismo. Consultado en http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001836/183664so.pdf

Scherer, Leñero y Granados

Parteaguas de la prensa mexicana

El gran parteaguas en la prensa mexicana se inició en 1968 cuando Scherer García es electo para dirigir el diario Excélsior. Junto a él estuvieron Vicente Leñero y Miguel Ángel Granados Chapa en aquellos años decisivos que dieron lugar al golpe artero contra la libertad de expresión y los derechos humanos. El fallecimiento en un lapso breve de tiempo de Julio Scherer, Vicente Leñero y Miguel Ángel Granados Chapa, mueve a una reflexión sobre el periodismo que sacudió a México dando lugar a que podamos hablar de un antes y un después en la historia de la prensa mexicana.

Julio Scherer y Vicente Leñero - Foto: Sergio Garibay / Agencia Cuartoscuro

Julio Scherer y Vicente Leñero – Foto: Sergio Garibay / Agencia Cuartoscuro

Por Francisco Prieto

Publicado originalmente en RMC #137

Este parteaguas se inicia en las postrimerías de 1968 cuando Scherer García es electo por la cooperativa para dirigir el diario Excélsior. Junto a Scherer estuvieron Vicente Leñero y Miguel Ángel Granados en aquellos años decisivos que dieron lugar al golpe artero contra la libertad de expresión y los derechos humanos ordenado por el entonces presidente de la república, Luis Echeverría Álvarez con el concurso del Partido Revolucionario Institucional y la participación entusiasta de Televisa.

Como los motivos y la crónica del golpe no los describiría mejor que Leñero en su obra Los Periodistas, que se sigue reimprimiendo y goza de excelente salud, voy a evocar a cada una de las figuras por separado. Entre otras cosas porque mi trato con cada una de ellas fue más personal que fijado en la esfera de trabajo. Y además porque cada cuál fue un individuo consciente de poseer un yo propio e intransferible habiendo sido la suya una existencia auténtica, fiel cada quién a sí mismo y a los valores al servicio de los cuales transcurrió su existencia.

 

Julio Scherer García

Los que no llegábamos a los treinta años en 1968 parasitábamos un país esclerótico que arrastraba demasiados años viviendo en la más radical ambigüedad. Como la revolución mexicana no tenía libro referencial, las categorías para estudiarla eran el eclecticismo y el pragmatismo. Las palabras y las leyes iban por un lado; las acciones y los hechos por otro. El discurso oficial obedecía a los tópicos de siempre, la historia giraba en torno a individuos que formaban un santoral laico. La censura y la auto censura eran lo habitual en los medios, por lo que el presidente de la república era intocable. Los funcionarios no se consideraban obligados a rendir cuentas a la opinión pública, sólo concedían entrevistas a periodistas corruptos y/o domesticados. Así, todo lo malo que acontecía, o casi todo, era obra de “extranjeros indeseables”. Sólo  escapaban a la censura los libros ya que en la nación eran pocos los lectores y  aún menos los lectores educados. Como en el régimen de Franco, con el que no se tenían relaciones diplomáticas, la censura a las películas hacía que pasaran mutiladas o que simplemente no pasaran, como fueron los casos de La sombra del caudillo, Viridiana, La dolce vita… En ese estado de cosas y cuando se iniciaba el movimiento estudiantil de 1968, llegó a la dirección de Excélsior don Julio Scherer García.

Scherer había sido un reportero notable que había dejado joyas de buen periodismo de investigación en el reportaje y la entrevista. Había ejercido la crítica a través de la opinión de sus entrevistados, hombres cuyo prestigio los volvía más o menos intocables. El caso es que toma la dirección en pleno movimiento estudiantil cuando eran requisados hasta los periódicos extranjeros cuando analizaban la temática y daban cuenta de la represión gubernamental.

Scherer actuará con prudencia, consciente de que los cambios en el diario no podían ser radicales. Sin embargo, poco a poco se va gestando un periodismo nuevo que devolvía a la prensa nacional la dignidad que había conocido en el siglo XIX: las páginas abundantes dedicadas a la vida social de empresarios, políticos y señoras del “gran mundo” se conviertieron en páginas verdaderamente sociales donde se presentan los problemas que hacen patente que México está muy lejos de ser una sociedad justa. En las páginas de espectáculos, se llamó a escritores que no estaban al servicio de las grandes distribuidoras y productoras de películas; se inició la crítica seria de televisión y de radio en tanto que en las páginas de cultura se reseñaban las novedades editoriales, se entrevistó a literatos, científicos, profesores e investigadores, se hicieron reportajes históricos que mostraron a una sociedad en un proceso de cambio…

Scherer, que antes de llegar a la dirección dirigía las páginas de artículos de fondo, acaba de conformarlas dentro de una orientación social democrática. Esto con escritores mayoritariamente de centro-izquierda y una presencia poderosa de católicos inspirados en el Concilio ecuménico vaticano II, como Alejandro Avilés, Javier Peñalosa, Enrique Maza, Ramón Zorrilla, Froylán López Narváez –que pretendía un marxismo de fondo cristiano o escribía desde un cristianismo tocado por el pensamiento de Marx y firmaba alguno de sus artículos con el seudónimo de Gilberto Keith en honor del católico británico Gilbert Keith Chesterton. Además de Vicente Leñero y el propio Miguel Ángel Granados Chapa –en aquellos años un demócrata cristiano­­­­–, ­que venían a unirse a los más bien conservadores Ramón de Ertze Garamendi –presbítero y refugiado vasco enemigo del general Franco y de su régimen–, Carlos Alvear Acevedo y el protestante Abraham López Lara.

Una de las aportaciones de Scherer estuvo en el tratamiento de las noticias internacionales cuando ocupaban el encabezado de ocho columnas. En el lado preferencial de la plana se daba la noticia en dos columnas separadas por una fina pleca. En una se reunían las agencias norteamericanas y la agencia EFE; en la otra se tomaban como base los reportes de la Agence France-Presse, Reuter y a veces Prensa Latina. El sentido de ello es que, como eran líneas de pocos golpes, se pudieran ir leyendo simultáneamente dos orientaciones diferentes de un mismo hecho.

Sin embargo, el gran desafío era informar con verdad de los asuntos nacionales en un país gobernado por un régimen autoritario que no podía entender a los periódicos sino como prolongaciones suyas. En este contexto, los secretarios de Estado no daban entrevistas y  no se permitía la crítica más leve a los dictados del presidente que era, en rigor, un gran tlatoani, un emir, un sátrapa oriental…

Scherer opta por desafiar al régimen impregnando en los reporteros una agresividad inusitada en México: buscar a personas críticas empleadas en los medios gubernamentales para que dijeran lo que verdaderamente pasaba bajo promesa de no revelar sus nombres, como de hecho estaba establecido en los tratados de ética periodística. La estrategia acabó rindiendo frutos mucho antes de lo esperado y pronto los funcionarios públicos se vieron obligados a conceder entrevistas. Así, Excélsior se convirtió en el único diario confiable, la única fuente fidedigna para conocer lo que verdaderamente sucedía en el país.

Consciente, por otra parte, de que era necesaria una visión latinoamericana de lo que pasaba de este lado del Atlántico, pero también de la necesidad de interpretar desde nuestra circunstancia de lo que ocurría en el resto del mundo, se asoció con diarios de otras naciones de América Latina para crear una agencia de prensa que pudiera competir con los grandes consorcios internacionales. La agencia se llamaría Latin.

Scherer aprovechó el regreso a México de Octavio Paz para poner en manos de éste una revista cultural. Era necesario que el medio abrevase en el pensamiento de los mayores referentes hacedores de cultura y para ello era necesario reclutar al único intelectual mexicano con una capacidad de convocatoria internacional, o sea, Paz. Este último bautizará a la revista con el nombre de Plural, es decir, un nombre que anuncia un  propósito fundamental: romper la unidimensionalidad de la sociedad mexicana, su provincialismo, su estrechez, en fin, de miras.

La revista Plural se volvió pronto una fuente de escándalo ya que desde la pluralidad de las izquierdas pensantes se procedió a la crítica radical del socialismo real, el que habría traicionado el fondo dialéctico e historicista del pensamiento de Marx. En Plural publicaron los disidentes más inteligentes y sensibles de la Europa Oriental, de la URSS, de Cuba… No pocos colaboradores del Excélsior expresarán a Scherer su inconformidad por aquello de que se podía dañar el espíritu revolucionario. Pero él no les hace caso: en primer lugar, el periodismo se debe a la búsqueda de la verdad, y en segundo lugar Paz seguiría haciendo la revista como quisiera porque así lo habían acordado. Todos los inconformes lo acataron por respeto al liderazgo moral que reconocían en Scherer y por la admiración que sentían hacia él.

En un país cuyos periódicos eran dirigidos por empresarios no periodistas, atentos a sus intereses particulares e indiferentes a la vida intelectual y a la verdad, los que formaban parte del Excélsior experimentaban el orgullo de la reivindicación de una profesión cuya esencia había sido relegada, negada, sometida… Scherer había devuelto a los periodistas el sentido de dignidad que habían perdido y que se manifestó durante el movimiento estudiantil con la pancarta que, indefectiblemente, acompañaba a los contingentes que expresaban su indignación con la situación deplorable que se vivía: “Prensa vendida”.

Sí, Scherer no fue un parteaguas, sino el parteaguas entre un estado de cosas esclerótico y un proceso de cambio social que acabaría consagrando tanto los derechos humanos como la democratización de la república. Así, cuando a los siete años de la dirección de Scherer asestan un golpe a este y a su equipo, bastó un llamado del director para congregar en un salón de un hotel del Paseo de la Reforma a un nutrido grupo. Con los donativos de empresarios independientes y clases medias de los sectores más diversos de la sociedad mexicana hicieron posible que muy pronto el grupo Excélsior diera a conocer una nueva revista, Proceso,  que continuara la línea editorial del diario. Proceso se sustentará con ventas más que con anuncios y llegará a contar con un número impresionante de suscriptores en un país de escasos lectores. Quedó claro que la libertad de los periodistas y la libertad de expresión eran ya irreversibles en México. Así, a Proceso seguiría el diario Unomasuno, la revista Vuelta –  con el mismo equipo de lo que fue Plural– y más tarde el diario La Jornada, todos como ríos provenientes de una misma fuente: el Excélsior de Julio Scherer García.

 

Vicente Leñero

Novelista, dramaturgo, periodista y católico militante, Vicente Leñero fue llamado al Excélsior por Scherer para transformar la publicación Revista de revistas, uno de los diversos productos de la cooperativa. (Scherer había cerrado no pocas revistas frívolas producidas en aquellos años, pero quería hacer un periodismo de revista semanal en la línea de los grandes semanarios internacionales, como Time, L’Express, Spiegel, The Economist y otros análogos).

Revista de revistas era, a la sazón, una revista con pésimas ventas. Estaba hecha al modo un tanto anticuado y nada atractivo de las revistas que se confeccionaban en México, como Siempre!, Mañana y otras, a saber, con artículos de fondo, doctrinales, ideologizados. Leñero, por su parte, había sido un reportero en la revista católica Señal+, y al ganar el premio Seix Barral de Literatura por su novela Los albañiles es llamado por la revista internacional Claudia para ocupar la jefatura de redacción.

En Claudia pudo realizar un periodismo moderno y muchas de sus entrevistas y reportajes, hoy recogidos en libros, plasmaban un estilo ágil, novedoso, con un uso del lenguaje a un mismo tiempo desenfadado pero preciso en la busca de revelar realidades que marcaban una distancia con el pasado desde la convicción de que forma y fondo están necesariamente hermanados. Leñero llamaría a colaborar con él a escritores jóvenes con los que compartía una misma conciencia de cambio, de revelación de realidades ocultas, de los nuevos sentidos que procuraban salir a la luz en una sociedad que iba siendo otra y que era necesario nombrar. Así se formaría un equipo con Gustavo Sainz, José Agustín, Ignacio Solares, Gerardo de la Torre, Juan Tovar y otros.

Leñero forma un nuevo equipo en Revista de revistas con el propósito de iniciar una publicación de reportajes y entrevistas, con pocos pero sustanciosos y breves artículos, y con espacios generosos para los espectáculos: teatro y cine, pero, también, para dar cuenta de la actividad editorial. En ese equipo lo acompañarán los escritores a los que había convocado en Claudia aparte de analistas políticos como Efraín González Morfín –que había sido candidato a la presidencia por el PAN y enfrentado con dignidad al oficial Echeverría en competencia, sobra decirlo, absolutamente desigual. Aparte de los católicos González Morfín y el jesuita Enrique Maza, conforma un grupo de periodistas de izquierda que ejercen la crítica del partido en el poder, ajena a toda forma de componendas y contestaria. En uno de los primeros números de la revista reformada, aparece un reportaje de Graham Greene en Chile en tiempos de Allende, que muestra una sociedad chilena conflictuada y desde la simpatía hacia el presidente socialista, el fino sentido de observación de Greene, su certero instinto periodístico, vislumbra ya el golpe de estado que poco después tendría lugar.

No duró mucho Leñero en aquella espléndida aventura periodística porque sucedió el golpe contra el Excélsior. Pero Scherer lo llamaría para que estuviera a su lado en la subdirección de Proceso y desde ella Leñero se convirtió en un auténtico jefe de redacción e información. Estuvo atento no sólo a los contenidos sino a la forma, contaminando de ese espíritu de experimentación y de búsquedas estilísticas a los reporteros y redactores de la revista. Tal vez la gran aportación periodística de Vicente Leñero en Proceso se concrete en un tono de des-solemnización de nuestros políticos, en la sistemática desglamorización de sus voces y de sus poses, en hacerlos ver como entes enfermos de poder y simuladores por oficio. También y por lo mismo, propiciar que los periodistas se midieran de igual a igual con los poderosos: políticos, empresarios, líderes sindicales hasta obligar a éstos a aceptar esa relación ya no asimétrica, sino una de ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones.

Leñero, ante todo un escritor, llevó el periodismo a la novela con obras que son tan buenas novelas como reportajes, así Asesinato, La gota de agua, Los periodistas y dramas como El juicio, Los hijos de Sánchez, Todos somos Marcos, Pueblo rechazado

 

Miguel Ángel Granados Chapa

A  diferencia de Scherer y de Leñero, Miguel Angel Granados no fue un reportero, un entrevistador o un cronista. Fue periodista en el sentido de un interés incontenible por los sucesos de actualidad, señaladamente en los campos de la política y la circunstancia socio-económica. Era un articulista, un hombre que veía y analizaba la realidad desde la óptica sociológica pura, es decir, sin perspectiva psicológica aunque sí histórica. A veces he pensado que de no haber pasado infancia, juventud y madurez en un país con partido hegemónico que rechazaba por diversos y sobradamente justificados motivos, muy probablemente Granados hubiera sido un hombre de acción, de toma puntual de decisiones, un político. Me explico:

Miguel Angel Granados Chapa procedía de un hogar de raigambre católica del Estado de Hidalgo. Como Leñero, se formó en la Acción Católica y como no pocos jóvenes católicos de la década de los cincuenta, vivía a disgusto en un régimen de fondo jacobino, corrupto, ecléctico y pragmático hasta la ignominia. El cristianismo que practican Leñero y Granados tiene rostro humano y no es como el de otros jóvenes de la extrema derecha católica, esos que consideran que judíos y masones tienen la culpa de todos los males del mundo y que urden, desde tiempos lejanos una conspiración contra el cristianismo.

Comenzó a trabajar, bajo la dirección de Manuel Buendía, en el semanario Crucero. Con una sensibilidad social desarrollada, en la segunda mitad de 1964 denuncia a la organización secreta Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), sus juramentos secretos, su violencia y la protección que le otorgaba a ese grupo la parte más conservadora del clero. El joven periodista es secuestrado, llevado a un paraje solitario y golpeado salvajemente, al punto de que su vida misma estuvo en peligro”

Granados se vuelve estudiante en Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM, seguramente por la influencia de don Horacio Guajardo, miembro prominente del PAN. En su juventud, por influencia de Alejandro Avilés se introduce en la democracia cristiana. Y acaso desengañado del uno y de la otra, termina siendo fundador del Partido Socialista Unificado de México. Se va orientando, como su maestro el regiomontano Guajardo, primero a la democracia cristiana, luego al socialismo de fondo marxista. Progresivamente se va dando cuenta de que su fe no es tan sólida como hubiese deseado su madre, a la que se hallaba fuertemente vinculado. A la pérdida de la fe cristiana se une el deslumbramiento por el materialismo dialéctico.

Con una real repugnancia al partido en el poder, no encontrando sus señas de identidad ni en el Partido Acción Nacional ni en el Partido Popular Socialista –este vinculado a la URSS por la que no siente simpatía–, Granados se orienta hacia el periodismo con la esperanza de que el ejercicio de la crítica pueda contribuir al cambio en el país. Se inicia en el periódico Crucero, una publicación diaria que aparece al mediodía de la organización periodística de El Día, vinculada a la izquierda-PRI, si bien no se acercaría nunca al partido oficial. Más adelante, deslumbrado por el periodismo que genera Scherer en Excélsior, busca a este y se inicia en una actividad que nunca abandonará: el análisis de la vida política y de los políticos. Y así, a partir de sus convicciones esenciales que lo llevan a establecer un compromiso con la justicia social que sólo podría ser realidad a partir del socialismo democrático, Granados se volvió un periodista comprometido que se comunica a través de un estilo puro y clásico, con una lógica cartesiana y demoledora, en el mejor de los sentidos, del contrincante. Polemista notable, sus artículos son persuasivos e iluminan el tema que trate en ellos. Con una connaturalidad con el pensamiento lógico y con la praxis política, pronto Scherer lo llamará a que haga muchos de los editoriales o artículos no firmados, por tanto, oficiales que aparecen en la página izquierda y el lado izquierdo de las dos planas de artículos de fondo del Excélsior.

Después del golpe, Granados será fiel a Scherer y lo acompañará en los primeros años de Proceso. Pasará luego a UnoMásUno para después formar parte del grupo fundador de La Jornada; también creará y dirigirá una revista de corta duración, Mira. Esta última fracasará debido a que Granados no tenía, como Leñero, el sentido de la forma ni del diseño ni le apasionaban el reportaje y la entrevista. Es, básicamente, un analista sociopolítico que  desarrolló, es verdad, un modelo de argumentación de una lógica demoledora que en pocas cuartillas situaba a cualquiera en el meollo del asunto y le daba el carácter dinámico de la situación analizada.

Aparte de su gusto por la buena y grande música –no se perdía, salvo que fuera por causa de fuerza mayor, un concierto de la OFUNAM-, su inclinación por la praxis política era inminente. Así que se lanzaría a candidato a la gubernatura de su Estado de Hidalgo buscando el apoyo tanto del PAN como del PRD. Logró que este último lo hiciera candidato y perdió la elección. Hidalgo ha sido un estado controlado por el PRI, dominado por políticos en su mayor parte corruptos y ligados al empresariado local. Además, Granados era un tanto rígido y un lenguaje tan racional como era el suyo encontró dificultades de comunicación con las mayorías. Seguramente por estas mismas razones, el periodismo radiofónico que ejerció en Radio Mil y en Radio UNAM no logró nunca la gran audiencia  que amasó en sus artículos periodísticos: de  Excélsior, Proceso, La Jornada y, sobre todo, del diario Reforma donde su espacio “Plaza Pública” llegó a ser imprescindible para todo el que siguiese atentamente el acontecer político nacional.

Granados queda en la historia del periodismo nacional como uno de los más agudos y honestos analistas de la política nacional. Le podemos tributar el mayor elogio posible para un periodista de su estirpe: aunque se difiriese de su orientación ideológica, leerlo lo colocaba a uno, objetivamente, en la trama y su revés, dicho de otro modo, era imprescindible para el buen entendimiento de los hechos.

Propuestas para hacer mejor periodismo deportivo en México

  • Posibles alternativas para elevar la calidad del periodismo deportivo de acuerdo a la visión de  Rolando Dro­mundo.
  • Están integradas en cuatro rubros específicos: marco legal, diversidad en la disfusión, profesionalización y política deportiva de estado.
Foto: “Palacio de Deportes Martin Carpena” por sakofotos vía Flickr

Foto: “Palacio de Deportes Martin Carpena” por sakofotos vía Flickr

Por Elthon García

Te presentamos algunos planteamientos que Rolando Dro­mundo propone en “El perio­dismo depor­tivo en México: una visión crí­tica” como posibles alternativas para mejorar la calidad del periodismo deportivo en nuestro país.

Las propuestas están integradas en cuatro rubros específicos: marco legal, diversidad en la disfusión de deportes, profesionalización de los periodistas y política deportiva de estado.

Marco legal

Es importante contar con un marco legal que acote el poder que tienen actualmente el oligopolio de la televisión privada en México y su intromisión en la vida pública en torno a sus intereses. Asimismo, se deben generar un ambiente propicio para la democratización y competencia leal de los medios.

Diversidad en la difusión de deportes

Es básico, para una mejor cobertura periodística, salir de los esquemas tradicionales que llevan al futbol a acaparar la casi totalidad de los espacios deportivos, dejando de lado a atletas de otras disciplinas que en muchas ocasiones suelen tener mejores resultados y situaciones dignas de ser comentadas que en el balompié. El equilibrio de la cobertura periodística tendría también una función social y ayudaría a impulsar más aquellos deportes que desconocidos por el público pero que pueden llegar a tener potencial para su desarrollo.

Es importante no anteponer la difusión de ligas extranjeras por encima de las nacionales. Dar preferencia a ligas de otros países quita la posibilidad de difundir a los talentos locales, que pudieran necesitar más apoyo para su mayor desarrollo deportivo.

Profesionalización de los periodistas deportivos

El hecho de que la mayoría de los profesionales del rubro tengan una escasa preparación académica, los hace más susceptibles de no tener una capacidad de análisis sobre los problemas del medio deportivo. A esto se suma, la gran cantidad de veces que se deforma el lenguaje, a veces por ignorancia o por chiste sin considerar que los medios televisivos sirven de modelo para muchas personas. Es por eso, que es imperante un mayor control profesional sobre quienes acceden a la labor periodística.

Esta situación tiene que ir con el hecho de separar completamente la sección comercial de la periodística como hacen solamente algunos periódicos en el país. Los periodistas deportivos no tienen que ser anunciantes.

Una política deportiva de estado

En México pocas veces el estado dicta las políticas deportivas del país. Normalmente son las federaciones donde se han tomado las decisiones, al margen de la opinión del gobierno en turno. Por eso, una política deportiva de estado implicaría también un mayor impulso a la cultura física en todos sus niveles, sin que esto implique que los medios privados tengan que apoyar ciegamente a las instituciones deportivas.

Al contrario, el tener una visión crítica con conciencia social sería la mejor manera de llevar a ver al deporte como una actividad física con repercusiones positivas para la salud y el desarrollo de la persona. Todo esto en un país que tiene la segunda población más obesa del mundo sólo superados por el vecino del norte.

¿Nueva? crónica latinoamericana

Foto: “Gabriel Garcia Marquez suffering from dementia, says brother”, theseoduke@Flickr.

Foto: “Gabriel Garcia Marquez suffering from dementia, says brother”, theseoduke@Flickr.

Por: Jorge Tirzo

No importa si existe un boom, lo innegable es que el género  –igual que el periodismo en general–  tiene ganas de vivir a pesar de sus condiciones precarias. Probablemente le corresponda al lector decidir si un boom puede serlo sin compensación económica de por medio ni éxito en la lectura a nivel masivo. En el anterior boom, el de Gabo y Vargas Llosa, los protagonistas se volvieron ricos a base de regalías; se volvieron rockstars gracias a la lectura de miles de jóvenes; y se volvieron líderes de opinión debido a su abierta militancia política. Eran otros tiempos. Los cronistas boomers al parecer ni se están volviendo ricos, ni son leídos masivamente, ni son líderes de opinión. Y tal vez, sólo tal vez, así está mejor.

Cuentan historias en una época en la que todos contamos historias. Aportan su mirada personal, en una época en la que todos tenemos perfiles personales para contar lo que nos interesa. Narran –casi siempre–  con miles de caracteres, en una época en la que subimos a Internet fotos, videos, audios e incluso textos escritos. Apuestan por textos extensos que requieren de meses de preparación, en tiempos en que los diarios adelgazan y apremian a sus reporteros. Protagonizan un boom de la no-ficción, en una época donde triunfan en ventas los libros de vampiros enamorados y magos adolescentes.

Son cronistas. Whatever it means, if it means something.

Pero no nos equivoquemos. No son cronistas como los de Indias, con un pie en la historia y otro en la propaganda colonial. Tampoco son cronistas modernistas, con un pie en la imprenta y otro en la torre de marfil. Algo tienen de Wolfe y Capote, pero también mucho de García Márquez y Monsiváis. Escriben en un tiempo de crisis profunda para los medios y de cambios totales para el oficio periodístico. Son algo así como Ulises amarrado a su propio barco mientras dura la tormenta y pasan las sirenas.

No son un grupo homogéneo, ni se atienen a manifiesto alguno, ni hay temas recurrentes. Bajo la óptica del análisis literario, son más bien neo-realistas: diálogo directo, descripción detallada, narración polifónica, tutela de los narradores omniscientes. Pero en esa descripción tan simplista cabrían lo mismo Balzac o Bukowski. Algunos escriben sobre los suicidas del fin del mundo, otros sobre los grandes capos del narcotráfico. Unos prefieren retratar a las personas, otros contar la vida de los lugares. Diversidad hay.

 

El nuevo boom de Gabo

Si tuviera que nombrar una recurrencia entre ellos, cabría en un diminutivo: Gabo. Muchos de ellos han sido alumnos y/o maestros de la ahora llamada Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI). Se han leído bien a los new journalists, pero también Relato de un náufrago  y Crónica de una muerte anunciada, sin olvidar Cien años de soledad, por supuesto. Esto no quiere decir que Gabo sea un ídolo monolítico, pero si hay que nombrar jerarquías en el pequeño Olimpo de la crónica latinoamericana, el Premio Nobel colombiano ocupa un lugar privilegiado. Pionero, fundador, inspiración, antagonista, padre al que hay que matar, presidente de la FNPI. Todo en uno. Más o menos lo mismo que ocurre en la literatura de ficción. Sin importar si se ama o se odia a Gabo, nadie puede negar su importancia.

Al igual que en la literatura de ficción, Gabo ha colaborado a propiciar un boom. Desde mediados de los noventa, la FNPI ha organizado dos encuentros de Nuevos Cronistas de Indias con periodistas de todos los países de habla hispana. Además, su infinidad de talleres ha propiciado que cada vez más periodistas practiquen el oficio. Si en los años sesenta Gabo ganó la copa del mundo literario como principal goleador, hoy está de vuelta en la cancha como director técnico. O algo así. Pero la historia se repite. Quizás nadie le hubiera llamado boom al boom si antes no hubiera habido publicaciones en España.

Mejor que ficción (Anagrama, 2012) y Antología de crónica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012) sembraron la duda: ¿Estamos viviendo un boom de la crónica latinoamericana? A mí, por ejemplo, John Lee Anderson me dijo que sí, que ese boom existe y que quien lo dude puede ir a buscar algo similar a cualquier otra región y no lo encontrará:

No sé quién lo dijo primero, pero yo lo dije sin saber que otro lo había dicho. No es que yo sea un abanderado tratando de vender un producto. Yo sí lo comparo con el boom de la ficción. Estamos frente a un nuevo boom latinoamericano. Lo digo porque yo no sólo me paso la vida aquí. Viajo por América del Norte, Europa donde vivo, África, Medio Oriente, ando en muchas partes del mundo todo el tiempo y no veo un boom parecido.

Sergio González Rodríguez, por el contrario, contestó lo contrario:

No creo que un par de antologías de cronistas publicadas en tiempos recientes configuren un boom:  la crónica ha estado y estará vigente al margen de la atención de una o dos editoriales españolas o de los encuentros de auto-validación gremial de grupos de periodistas.

Leila Guerriero salió a buscar la misma respuesta a inicios de 2012 para su reportaje “La verdad y el estilo” publicado en el suplemento Babelia de El País. Algunos le dijeron que sí, que había un boom porque el género nunca atrajo tanto interés. Otros que no, que hasta que no hubiera solvencia económica y un público equiparable al de la ficción, no se podría hablar de un boom. Pasó el año, pasó el encuentro de Nuevos Cronistas de octubre de 2012 en México, y a inicios de 2013, Leila volvió sobre el tema en un artículo llamado “El Periodismo” publicado también en El País:

Creo que no sería aventurado decir que la mayor parte de quienes se reunieron en México tiene más de un trabajo y que, durante los últimos años, han hecho lo que hicieron  –dirigir revistas de crónicas, escribir crónicas–  con lo único que tenían a mano: la tozudez y la convicción de que valía la pena, con la complicidad de sus editores y a pesar de ellos, con la complicidad de los grandes medios y a pesar de ellos, con buenas compensaciones económicas y a pesar de sus cuentas bancarias. Y todo indica que lo seguirán haciendo a pesar de modas, indiferencias, crisis.

En otras palabras: no importa si ese boom existe, lo innegable es que el género  –igual que el periodismo en general–  tiene ganas de vivir a pesar de sus condiciones precarias. Probablemente le corresponda al lector decidir si un boom puede serlo sin compensación económica de por medio ni éxito en la lectura a nivel masivo. En el anterior boom, el de Gabo y Vargas Llosa, los protagonistas se volvieron ricos a base de regalías; se volvieron rockstars  gracias a la lectura de miles de jóvenes; y se volvieron líderes de opinión debido a su abierta militancia política. Eran otros tiempos. Los cronistas boomers al parecer ni se están volviendo ricos, ni son leídos masivamente, ni son líderes de opinión. Y tal vez, sólo tal vez, así está mejor.

 

Los nuevos boomers

Leila Guerriero y Martín Caparrós bien podrían encabezar la lista desde el equipo argentino. Por México alinearían Juan Villoro y Fabricio Mejía Madrid. Alberto Salcedo Ramos seguro iría por Colombia y Julio Villanueva Chang por el Perú. Los estadunidenses serían representados por John Lee Anderson y Alma Guillermoprieto como su refuerzo mexico-americano. Me detengo aquí por temor a comenzar a ser prescriptivo.

Los arriba mencionados son los cronistas ya consagrados. Tienen más de dos décadas trabajando en el oficio y publican en los medios más prestigiosos: El País, Gatopardo, The New Yorker, The New York Times  o donde se les pegue la gana. Varios de ellos incluso tienen libros enteros de crónica, ya sean relatos extensos o compilaciones.

Les siguen una serie de cronistas cuya trayectoria es sólida y va en ascenso. Marcela Turati se ha ido ganando su lugar gracias a sus crónicas sobre las víctimas de la violencia en México. Lo mismo pasa con Daniela Rea, quien incluso en un medio tradicional como el diario Reforma  ha podido posicionar crónicas extensas sobre el mismo tema. El peruano Marco Avilés ha sido editor en Etiqueta Negra y ahora desde Cometa se posiciona como un referente de la crónica. Diego Enrique Osorno y Emiliano Ruiz Parra, colaboradores habituales de Gatopardo, también son cronistas de tiempo completo. Lo mismo ocurre con Federico Bianchini, subeditor de Anfibia, quien incluso fue ganador del premio Las Nuevas Plumas, el primero en su tipo en Iberoamérica.

Pero no son los únicos. Los nombres son múltiples e insuficientes para cualquier espacio. Una buena referencia es la sección “Autores e impulsores de la crónica” del sitio Nuevos Cronistas de Indias publicado por la FNPI. Algunos de ellos son: Joseph Zárate, Gabriela Wiener, Daniel Titinger, Graciela Mochkofsky, Albinson Linares, Ana Teresa Toro, Carlos Salinas Maldonado, Diego Fonseca, Sebastián Hacher, Wilbert Torre, Rocío Montes, Pablo de Llano, Daniel Alarcón, Carlos Dada, Patricio Fernández, Camilo Jiménez, Daniel Hernández y un largo
–larguísimo– etcétera.

 

Medios donde caben las crónicas

Los medios que publican crónica merecen una mención aparte. Hace unos años, un lugar común era decir que los diarios ya no publican crónicas ni reportajes, por lo que el periodismo narrativo era prácticamente inexistente. No sé si porque la cosa haya cambiado en unos cuantos años o por desconocimiento de quien me lo dijo, pero ese lugar común es falso.

Sin ir más lejos, en la colonia Condesa se edita Gatopardo, una revista a medio camino entre las publicaciones de estilo (tipo GQ y Open) y aquellas donde nació el nuevo periodismo de los años setenta (The New Yorker y la Rolling Stone). Gatopardo, publicada por editorial Mapas, tiene como una de sus editoras a la propia Leila Guerriero y ha publicado a grandes periodistas narrativos como Diego Enrique Osorno y Emiliano Ruiz Parra. Ni siquiera es una revista marginal, como a veces se supone que debiera ser el periodismo narrativo, pues fácilmente se le puede comprar en casi cualquier puesto de periódicos, en los Sanborn’s o en formato digital en la tienda iTunes.

También en el DF se edita Emeequis, encabezada por Ignacio Rodríguez Reyna. Esta revista editada catorcenalmente ha destacado en los galardones periodísticos en México y a nivel internacional. Entre ellos ha ganado el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Rostros de la Discriminación, el Premio de Periodismo Rey de España, entre otros. Especializada en temas de política y sociedad, ha impulsado a autores como Humberto Padgett y Alejandro Almazán.

Otra historia sucede con Soho, dirigida por Daniel Samper en Colombia. Si Gatopardo es un híbrido de The New Yorker y Esquire; Soho sería el resultado de fusionar Playboy con una revista de sátira periodística. O quizás sólo se trate de volver a los buenos tiempos de la revista del conejito. Cada mes hay una mujer desnuda en la portada. A veces una mujer desnuda con causa (como una reciente edición sobre el cáncer de mama) y a veces una mujer desnuda simplemente desnuda. Para ellos, el humor es un componente integral del periodismo narrativo, pues sin importar el tema del texto (la discriminación racial, los gustos masculinos por distintos tamaños de senos femeninos o políticos colombianos controversiales, por nombrar alguno), siempre se puede esperar soltar una buena carcajada seguida de datos duros –a veces durísimos–.

Etiqueta Negra se gana una mención especial por lo icónica que ha resultado ser para el auge de la crónica. Dirigida por Julio Villanueva Chang, esta revista ha formado como cronistas y editores a un buen número de periodistas. Marco Avilés, Camilo Jiménez y Francisco Goldman (por nombrar algunos) han pasado por sus páginas. Ha publicado algunos textos ahora de referencia como “El imperio de la Inca Kola”, sobre la bebida gaseosa de dicho nombre que supera en ventas a la Coca Cola  al menos en el Perú.

Y si hemos de nombrar un proyecto híbrido y atípico dentro de las revistas impresas, Orsái se gana un lugar por autonomasia. Es una revista hispano-argentina iniciada por Hernán Casciari, quien un día decidió convocar desde su blog a autores para que colaboraran en la fundación de una revista-libro y a lectores que la financiaran. Desde ese entonces, Orsái primero busca los fondos y hasta que está cubierto cierto tiraje, la imprime y la distribuye por toda Hispanoamerica. Luego, ya que todo está pagado, libera sus contenidos en PDF para que cualquier persona pueda leerla aunque no haya pagado. Ahora, además, se ha embarcado en la creación de una pizzería-redacción que lo mismo vende la revista o pizzas de pepperoni.

 

Internet: el paraíso de la crónica

La red ha sido, al mismo tiempo, el refugio de las publicaciones que ya no pueden pagar la impresión y el nido de proyectos periodísticos que jamás pasaron por una rotativa. Replicante, por ejemplo, solía imprimirse hasta que la crisis económica lo impidió. Actualmente sólo se publica de manera digital a través de su página web. Del otro lado, El puercoespín, Anfibia, Prodavinci y eCícero son ejemplos de medios especializados en crónica que nacieron en Internet y no pretenden pasar por el papel. Eso sin contar que los sitios web de revistas impresas como Gatopardo, Soho, Etiqueta Negra y Orsái  a menudo publican versiones más extensas, o crónicas exclusivas para el medio digital. Lo mismo pasa en diarios como El País que a través de sus blogs y sus exclusivas en web ha publicado un buen número de crónicas que jamás han pasado por la imprenta.

Anfibia es un ejemplo destacable debido a su concepto investigativo. Como su nombre lo indica, pretende promover crónicas que hayan sido elaboradas de una manera anfibia: entre un reportero y un científico social; entre un cronista y un artista; entre un activista y un periodista; etcétera; es decir, combinar el relato periodístico con otras disciplinas que aportan enfoques distintos a la narrativa informativa. Ejemplo de ello es el texto “#YoSoy132: La primavera mexicana” escrito por la reportera Daniela Rea en conjunto con Rossana Reguillo, doctora en Ciencias Sociales.

eCícero, por su parte, es una editorial digital de libros de no ficción. En vez de publicar crónicas breves o medianas, como lo hacen los portales estilo revista, eCícero hace lo suyo con crónicas extensas pensadas para leerse en libros electrónicos y tabletas. Por menos de tres euros (algo así como 45 pesos mexicanos), uno puede leer a autores como Diego Fonseca o John Lee Anderson en crónicas largas que no cabrían en ningún impreso y que, al estar formateadas en archivos ePub o Mobi, son idóneas para disfrutar en la tinta electrónica del Kindle o en la portabilidad de un iPad mini.

Con una propuesta totalmente distinta, la Escuela de Periodismo Portatil dirigida por Juan Pablo Meneses es tanto un medio como un centro de capacitación. A través de cursos en línea sobre crónica y géneros afines, Meneses ha promovido la escritura de periodismo narrativo. Después publica muchos de los textos producidos por los participantes. Es un modelo interesante y digno de tener en cuenta para las nuevas dinámicas informativas de Internet.

Sin embargo, al menos hasta inicios de 2013, la publicación digital de crónicas parece seguir una máxima: publicar lo que no cabría en papel o lo que saldría demasiado caro si fuera impreso. Las técnicas narrativas siguen siendo más o menos las mismas del realismo literario, o si buscamos ancestros dentro del periodismo, las del new journalism. Las narrativas multimedia que posibilita la red parecen estar exiliadas del reino de la crónica. Para que una crónica sea crónica, al menos por el momento, tiene que tener como protagonista al lenguaje escrito. Las infografías, los interactivos, el reporteo móvil y los flujos en tiempo real, aún no son partícipes del boom.

 

Hacia la crónica 2.0

Digámoslo con todas sus letras: el formato de la crónica  –al menos como se le entiende comúnmente–  es propio de la era de papel. Cuando los periodistas decimos crónica, se entiende que hablamos de algo así como 20 mil caracteres (por lo menos) de texto escrito con herramientas que son comunes a los textos literarios. Las fotos son una especie de bonus track, como un valor agregado que casi siempre elabora una tercera persona. Un cronista es, ante todo, un escritor de textos escritos, no un productor de relatos. ¿Qué pasa en un contexto multimediático como lo posibilita Internet y las nuevas tecnologías de la información?

Hace tiempo circuló en redes sociales un video con un título revelador: “Una revista es un iPad que no funciona”. En él, una bebé juega con su tableta haciendo uso de los comandos gestuales para pasar páginas, agrandar objetos, subrayar, etc. Luego, con un magazine  impreso intenta hacer lo mismo. No funciona. Al hacer clic sobre una imagen, ésta no se abre. Al hacer pinch, el tamaño del texto no aumenta. Algo así puede pasarle a la crónica si se queda como está.

La gente está muy acostumbrada a una manera de hacer crónica y en ese sentido hay una especie de nostalgia por las maneras en las que se hacía antes. Lo que ahora llamamos “tiempo real” yo lo entiendo como un camino a construir crónicas de seguimiento que de verdad construyan una narrativa que tenga sentido. El tiempo real va a cambiar las reglas del juego pero le va a permitir al género seguir vivo permanentemente  y crecer como una crónica inagotable.

Son las palabras de Olga Lucía Lozano, periodista colombiana, directora Creativa de La silla vacía, uno de los sitios latinoamericanos más innovadores en materia de narrativas y formatos digitales. Para contar los nexos en las cúpulas empresariales, publicaron una especie de Facebook donde uno puede ver quienes son los amigos de los empresarios y los políticos. Para contar la lucha de las víctimas de la violencia en Colombia, montaron el Proyecto Rosa, un documental multimedia que permite seguir a la activista Rosa Amelia Hernández a través de blogs, videos, actualizaciones en tiempo real, infografías, etcétera.

Otro experimento es Radio Ambulante, dirigida por Daniel Alarcón. Su apuesta es por la crónica sonora. En cierto sentido retoma el origen primigenio del género: aquellos relatos que contaban los antiguos hombres alrededor del fuego de forma oral. Pero también hace uso de la portabilidad del podcast y de los dispositivos móviles que permiten capturar audio en casi todo momento.

Los formatos de microblogging y liveblogging surgen también como una alternativa para cronicar sucesos en tiempo real apoyándose en la curaduría de contenidos, las aportaciones de los lectores y la construcción dinámica de la narrativa. Basta mirar el Eskup de El País o los Liveblogs de The Guardian para darse cuenta de que en tales formatos hay un potencial narrativo enorme aún por explorar.

Todos estos ejemplos son la prueba de que cronicar haciendo uso del lenguaje multimediático hipertextual es posible. E incluso imprescindible para los nuevos tiempos.

Lo que la red está planteando es que hay otras maneras de narrar que no son menos ni más profundas que las tradicionales. Nunca fue tan fácil circular la información y tampoco nunca fue tan difícil sobresalir sobre tanta información que se publica diariamente. Hay periodistas que siguen pensando que el periodismo tiene una profundidad que Twitter nunca tendrá. Yo discrepo de eso. Twitter tiene una profundidad que está dada por la posibilidad de asistir a la construcción de una narración sin que nadie te la explique. Twitter, Facebook, los blogs y las páginas refuerzan la idea de que el periodismo puede ser un trabajo individual. Me parece que es una idea linda, que no sólo es un trabajo en equipo, sino también un trabajo que se puede hacer como individuo. El periodismo no está en crisis, ni los periodistas. Están en crisis los medios. Los periodistas están en una fase que debería ser altamente productiva y con muchas facilidades para circular lo que producen.

En el mismo sentido, aunque un poco más severo, Pablo Mancini –periodista argentino autor de Cryptoperiodismo–  recomienda a los cronistas “mirar el calendario y descubrir que el siglo XX ya terminó”, y añade:

Actualizar los referentes, ídolos y criterios de calidad. El mayor desafío es construir una narrativa que esté sintonizada con la época en la cual vivimos. Ese fue el acierto de la crónica del siglo pasado. Buena parte del trabajo actual entorno a la crónica está relacionado a la conservación del género. Desde mi punto de vista es más interesante trabajar sobre la experimentación.

Su diagnóstico sobre los cambios que ha sufrido la crónica lo deja claro:

Ha cambiado todo, menos los cronistas. Lo peor que tiene la crónica hoy son los cronistas. Por suerte, los lectores se están haciendo cargo de dar cuenta de los acontecimientos.

Claro que es difícil. Hasta ahora, para ser cronista había que comenzar leyendo. Lo que sea, pero leer. Actualmente eso no basta. Para ser un cronista multimedia habría que navegar infinidad de sitios, los que sean, pero navegar. También haría falta ver miles de películas, leer comics, mirar fotorreportajes, tuitear, gestionar comunidades, conocer los fundamentos de la edición audiovisual y un larguísimo etcétera. Lo de siempre. A nadie debiera sorprenderle que un periodista deba estar en mil cosas al mismo tiempo. Cómo hacer rentable dicho tipo de crónica y cómo organizar equipos de trabajo efectivos es otra historia que está por escribirse. Tampoco es que la crónica 1.0 haya sido especialmente propicia para volverse millonario…

 

¿Hay nueva crónica?

Tal vez decir boom nos sigue imponiendo porque aún tenemos demasiado cerca el anterior. Tal vez no son dos diferentes, sino dos etapas del mismo. Lo que nadie puede poner en duda es que hay un interés creciente en la literatura de no ficción y/o en el periodismo que usa técnicas de la literatura. Eso siempre es bueno. Pero podría ser ficción.

Si algo cambió en los últimos años, fue todo lo que rodea a la crónica. Hace un par de décadas no había Twitter, ni iPads, ni Skype, ni 4G, ni WiFi, ni YouTube. Las fronteras entre la crónica y el resto del mundo aún están por escribirse. Es un gran momento para que los periodistas  –si es que aún queremos llamarnos así–  reevaluemos qué técnicas y qué disciplinas queremos incorporar a nuestros textos. Nos queda claro  –clarísimo–  que el reino de la crónica lo queremos cerca –cerquísima– del hermano reino de la literatura. Perfecto. Pero no se nos vaya olvidar acercarnos a los reinos del cine, la fotografía, las redes sociales, la hiperficción, etcétera. Siempre es bueno ser ciudadano del mundo. O de muchos mundos, en este caso.

En su texto “Tan fantástico como la ficción”, Leila Guerriero termina reflexionando sobre el diálogo que guarda la crónica con la literatura. Yo suscribo ese mismo final y se lo tomo prestado para hacerle un par de modificaciones:

Claro que, si vamos a ser sinceros, no suele haber, en los grandes escritores de ficción, ecos de cronistas majestuosos. Pero hay que ser pacientes. Porque tiempos vendrán en que eso también suceda.

Lo mismo sucederá eventualmente con los grandes directores de cine, los grandes pintores, los grandes artistas digitales, las grandes empresas, etcétera. De nosotros dependerá que la crónica deje de ser un montón de caracteres y vuelva a su principio de relato sobre el mundo.

 

Violencia y concentración económica

BOTICA R265

BOTICA R265

BOTICA R265

A Renward García Medrano y por la recuperación de Rafael Luviano

Por: Jorge Meléndez Preciado

Violencia y concentración económica

Los delitos en todo el país van al alza sin poder disminuirlos por ningún medio. No únicamente es Michoacán, donde un nuevo operativo- el décimo según Jenaro Villamil- no hará que la guerra entre Caballeros Templarios y las Autodefensas- mu y cuestionadas por Roberto Zamarripa (Reforma, 13 y 20 de enero) continúe, mientras las fuerzas armadas se pasean por carreteras y poblados, duermen tranquilamente y erogan en gastos una barbaridad sin que enfrenten el problema real, sino únicamente detienen a varios segundones. Pero en el resto del territorio, incluidos los estados de México e Hidalgo, anteriormente  gobernadores por los que  hoy  están en las cumbres del gobierno federal, hay explosiones, levantados, asesinados y en ambos el feminicidio va pa arriba. En la tierra de Peña Nieto, me comentan varias personas, los robos de celulares son con gran violencia, los tenis son ahora un producto muy apreciado y los asaltos a casas se hacen entre varias pandillas que en minutos dejan sin nada en  los hogares. Así pues, no se trata únicamente del famoso efecto cucaracha, en las entidades colindantes de Michoacán,  sino que al enviar más soldados a un lugar van dejando otros sitios donde como Nuevo León y Tamaulipas ven con horror la partida de militares. Frente a ese panorama, únicamente se hacen anuncios espectaculares que ahora sí vendrá  el desarrollo económico el cual no se nota por ningún lado. Es más, los presupuestos que se iban a ejercer desde el primero de enero están detenidos, la subida de la economía si los siempre fallidos pronósticos se dan será únicamente de 3.5 por ciento. Mientras que  el desempleo  y  la carestía serán mayores  que en 2013. En síntesis, más violencia por todos lados y menos posibilidades para la mayoría que sigue en un impasse asombroso. Mal año que dejará como lección un PRI que suprime el federalismo de una forma o de otra.

Maestro

Uno de los muchos que se nos fue, Juan Gelmán, es  muy reconocido como poeta, hombre que supo encontrar palabras para designar los amores, desamores, tragedias, anhelos, libertades. Pocos recordaron que los sábados publicaba en el periódico Milenio una columna importantísima y muy bien investigada: Al acecho. En una de sus últimas entregas nos mostró en base a varios portales como los suicidios en Estados Unidos, de ex combatientes en Irak y Afganistán, eran mayores que los de los islamitas que se quitan la vida en aras de defender su religión, lo que destruía las tesis de  los George Bush  que insistían en que los que iban al sacrifico mayor por sus ideales eran unos torpes. Y es que los datos acerca de las secuelas de las incursiones estadounidenses en el mundo se esconden como muchos otros casos. Semana tras semana el gran escritor argenmex presentaba muchas de las situaciones poco conocidas de los yanquis y de militares en muchas partes del orbe. Algo más en  su creación.

Parcialidad

Enrique Peña Nieto, como varios  de los mandatarios aztecas, quieren siempre salir en la foto o felicitar a determinados jugadores, artistas o creadores por sus méritos, aunque a otros ni los pelan. Eso dijo en una emisión radiofónica (1030 de AM) Rafael Aviña. Señaló correctamente el gran crítico de cine que si bien el mexiquense elogió a Alfonso Cuarón por la cinta Gravedad, no hizo jamás  mención para otros que en realidad están trabajando más en México, como el caso de Amat Escalante por Heli, Fernando Embicke por Club Sándwich y Carlos  Reygadas por Post Tenebras Lux,  quienes han sido nominados y galardonados en diferentes festivales de Europa y América Latina. Y es que pocos se resisten a continuar viendo para el norte, no únicamente en términos políticos y económicos sino incluso en asuntos culturales.

Dos

Los 80 años de Gabriel Zaid ha sido motivo para que una variedad de escritores, entre ellos: Juan Domingo Argüelles, Elena Poniatowska, Juan Villoro, Jesús Silva Herzog Márquez  y Ruy Pérez Tamayo  hagan un pequeño recuento de este hombre multifacético que lo mismo es recordado por Para leer en bicicleta que El progreso improductivo; de la poesía a asuntos tan extraños e importantes de cómo hacer que las cosas en la sociedad mejoren de los asuntos aparentemente sin importancia a los más trascendentes; el número especial de Reforma, Forma y fondo será un breve apunte de quien no se auto promueve por ningún medio; es más prefiere no estar presente ni siquiera en fotografías: saludos, profesor. La bella Mayte Noriega aparece todas las noches en el canal 412 de cable, a las 21 horas, en un noticiero que debe verse ya que trata de darle la vuelta a las noticias tan repetidas en otros espacios; un saludo a esta profesional.

Adiós al papel

También para las revistas científicas

Foto: "Adiós al papel"  por Anay Romero RMC.

Foto: «Adiós al papel» por Anay Romero RMC.

Hace ya tiempo que el papel empezó a perder papel en todo lo relacionado con la comunicación social pública. Las revistas científicas no podían quedarse a la zaga en este fenómeno imparable y sin retorno de reducción del rol jugado por ese soporte legendario desde su entronización en la Europa del siglo XII, traído por los árabes tras un largo viaje por el norte de África, desde Samarcanda hasta Xátiva, donde se instaló la primera fábrica europea de ese material, hoy en pleno declive.

Por: José Manuel de Pablos* / Concha Mateos Martín** / Alberto Ardévol Abreu***

La prensa convencional ha ido perdiendo terreno por motivos económicos derivados de la caída de la publicidad, el alto coste de los insumos para hacer el periódico en papel y el abandono de los nuevos lectores, más proclives a ver lo que sea  –son veedores más que lectores–  pero en pantalla. Los directores de diarios españoles consideran que el soporte más habitual para leer noticias dentro de diez años será la pantalla del ordenador, seguida de los dispositivos móviles y las PDA, mientras el papel se situará en tercer lugar. Ya Martínez Albertos aseguró que en 2020 habrán desaparecido todos los diarios en papel. No obstante, hay que ser cautelosos con la web, donde la propaganda se puede colar como información. También, ser conscientes de que la idea del ‘triunfo’ del documento en línea ya tiene casi veinte años.

El panorama en el modelo del journal  clásico ha entrado en una coyuntura semejante, agravada incluso por el delicado problema de la precaria visibilidad, casi invisibilidad, de las revistas en papel, en tiempos de incremento de los nativos digitales.

Para empezar, por lo general, de una revista científica en papel se hacen 300 o 400, a veces 500 ejemplares. Esa cantidad es un volumen desorbitado, de un costo altísimo para cualquier entidad universitaria al que hay que sumar después el franqueo de los envíos a los pocos suscriptores que han pagado por recibir los ejemplares, así como a otras entidades que pagan su cuota con el intercambio de cabeceras… que ya empiezan a estar todas en soporte digital, de modo que nos encontramos ante un absurdo de marca mayor. Para hacer frente a los crecientes costes, muchas editoriales han optado por subir los precios de los journals de una manera significativa. Esta situación ha provocado que muchas bibliotecas hayan abandonado las suscripciones por no poder hacer frente al gasto, lo que provoca una nueva caída de ingresos y una nueva alza del precio de la revista, en un círculo vicioso que trata de compensar las pérdidas, sin conseguirlo en la mayoría de los casos.

El paso a papel resulta, además de costoso, un retroceso. Las revistas que se muestran en los dos soportes añaden a la lentitud del proceso impreso un tiempo de espera para la “liberación” de sus contenidos en soporte digital abierto en la web. De este modo, siempre se termina ofreciendo ese contenido con un punto de caducidad. ¿Por qué mantener ese esquema de publicación? Las resistencias que están frenando los cambios tienen procedencias y alegan razones muy diversas.

Como sabemos, los cambios tecnológicos, aunque se manifiesten en formas materiales, implican siempre una transformación de naturaleza cognitiva y conllevan un proceso social. Hay elementos de la estructura editorial académica que pueden ver –o que sospechan que pueden ver– amenazada su estabilidad si los cambios se realizaran sin contar con ellos. Y estos elementos, lógicamente, se resisten. Es el caso de los funcionarios que trabajan en un servicio de publicaciones. Su temor es comprensible, aunque resulte negativo para la transición que reclama el mundo digital. Por eso resulta necesario prestarle atención y gestionarlo. Nadie sobra en la edición digital, más bien al contrario: la mayoría de las publicaciones académicas vivas en línea en la universidad española se están manteniendo sin profesionalizar. El resultado con frecuencia acusa esa carencia, especialmente en tareas que resultan nuevas: diseñadores de páginas web de la revista digital, promotores de la presencia de las revistas en bases de datos, repositorios o catálogos, editores técnicos, transmisores y colocadores de ficheros, registradores de DOIs… El repertorio de nuevas ocupaciones en amplio y está vacío: es una realidad ignorada por algunos responsables últimos de la nueva situación.

La transición del papel a lo digital está reclamando una reconversión institucional en el entorno de la edición académica. Una reconversión con doble cambio (de máquinas y de pensamiento), como la realizada en la prensa convencional en los años ochenta al abandonar la tipografía e impresión analógicas e incorporarse al primer estadio del mundo digital, la fotocomposición. Va a requerir, como es bastante lógico, la creación y mantenimiento de puestos de trabajo, no sólo de diseñadores y técnicos para el sostenimiento de la web donde se ofrece la revista, sino también  –como quedó dicho–  de nuevos perfiles especializados, como el de gestor de las transferencias de ficheros desde el ordenador de trabajo al servidor remoto de alojamiento de la revista. No hay o no debe haber, pues, conflicto derivado de una temida amortización de puestos de trabajo. Las publicaciones en línea requieren en muchas ocasiones el desarrollo de las mismas tareas que ya se estaban realizando para las publicaciones en papel: lo mismo, pero con una simple transformación del modo de hacerlo, ahora más efectivo y más complejo y comprometido desde que el material maquetado sale de la mesa de redacción, que antes se limitaba a su entrega a la imprenta y al envío por correo postal.

Se trata de una sencilla traducción del mero concepto de nueva tecnología: mismo producto (servicio informativo impreso o ‘periódico’… revista científica) mediante otras maneras de producir, basada en novedades. Una transformación para romper ataduras actuales. Lo dijo bien claro Tim Berners-Lee, el creador de la tecnología web: “Podríamos poner la tecnología web a disposición del público en general, sin ataduras”. El papel, ya una vez establecido en la sociedad, fue una atadura, de costo y de espacios, porque el mensaje, del tipo que fuera, ocupa una determinada superficie, que se traduce en precio del insumo papel. Por eso se puede decir: “No eran-son los tiempos de Gutenberg (que ya fue) sino el presente de Tim Berners-Lee, creador de la web libre (que está aquí y se va a quedar)”.

Hablamos, entonces, de costes de producción y de exposición, de efectividad del documento producido y ofrecido a la sociedad, a la comunidad científica. ¿Debe ser efectiva una revista? ¿Cómo se verifica su mayor o menos efectividad? ¿La revista en papel es más o menos efectiva que en la web?

Tipos de efectividad de una revista científica

La publicación académica persigue facilitar con agilidad el acceso a los resultados de la investigación y la reflexión científicas. Que una revista se vea, se conozca, se distribuya y se lea ampliamente. Que expanda sus contenidos. Esta efectividad se puede contabilizar de dos maneras: a) Una directa, en beneficio de la revista, que consolida su nombre y su valor como fuente de referencia. Y b) una efectividad referida al público lector, que se enriquece por el acceso a los contenidos que la revista difunde.

¿Es más interesante una efectividad que la otra? Si la revista es considerada un servicio a la comunidad académica, a los editores les dará igual una u otra. La primera de ellas se muestra en forma de citas a la revista, con incidencia en el (¿obsoleto?) factor de impacto1 y mejor presencia en una tabla clasificatoria por índices. La segunda forma se manifestará, a su vez, de dos maneras: 1) por la facilidad que la revista ofrece para que sea visitada o leída y consultada por lectores posibles y 2) por el mayor o menor número de visitantes que la revista tiene, a lo que hay que añadir la mayor o menor diversidad de orígenes de lectores de los que goza la revista.

Las publicaciones científicas sólo en papel tienen una efectividad baja: el acceso al contenido implica transporte físico y conservación del objeto revista, desplazamientos del sujeto para acceder a ella, imposibilidad de consultas simultáneas de un mismo ejemplar, horarios de acceso en bibliotecas…

Dijo Alvin Toffler: “La moraleja es que internet da una oportunidad a los desheredados. Nunca había ocurrido antes”.2 Las revistas abierta sólo digitales son una materialización de esa oportunidad.

También existen las publicaciones que aún se distribuyen en los dos formatos, pero en la mayoría de sus casos, el formato digital en ellas permanece supeditado al del papel, arrastrando con ello ciertos frenos de las posibilidades digitales. No obstante, la tendencia a la digitalización en el campo de las revistas científicas es innegable: entre 2003 y 2007, el porcentaje de revistas académicas vivas en formato digital pasó de 20% a 43%, aunque –según Abadal y Rius– gran parte de tales publicaciones disponen de versión impresa, manteniendo un doble formato papel / digital.

Las revistas sólo en formato digital, al ser lo digital su única manera de salir a la luz, concentran todo el mimo de su diseño y su dinámica editorial en que el servicio web ofrecido por ellas sea el mejor posible. Hay una entrega completa de la tarea editorial a la búsqueda de la excelencia digital. La humildad de origen de las revistas digitales juega a su favor. Si no fuera de esa manera, ¿cómo se puede explicar que una revista “surgida de una utopía” de una universidad periférica, sin presupuesto, sin ayuda institucional alguna, haya podido situarse los tres años seguidos en la primera posición del primer cuartil de su especialidad, en los índices anuales y en los índices de los tres últimos quinquenios corridos, desde 2003?3. La revista, entonces, “no es el soporte, sino el contenido”.

Es cierto que esa regla de la entrega absoluta a la búsqueda de la excelencia digital a veces no se cumple. Podemos encontrar también revistas digitales en el fondo del último cuartil, ejemplos excepcionales que rompen la regla… porque el mimo mencionado no llega a ser tal.

Repasemos las dinámicas que sigue cada uno de los tipos de publicación y encontraremos los argumentos que explican lo que acabamos de exponer:

a) Revista sólo en papel:  sale una o dos veces al año, con la periodicidad acordada. Si se trata de un journal semestral, sus seis meses de vida previa a la salida no coinciden con los seis meses previos a la fecha de portada: su edición es lenta y su maquetación o puesta de materiales en página es más pausada aún. Acabado de editar un primer artículo, éste ha de esperar a que esté el segundo, el tercero… todo el contenido de la revista, para entonces llevarla en bloque a la imprenta y aguardar al proceso final de impresión, como en los tiempos medievales de Gutenberg, aunque se trate de una impresora digital, sistema no aplicado a revistas científicas. Habrán transcurrido dos, tres semanas, un mes, lo que significa un tiempo menor de vida de los trabajos publicados a la espera de su encuentro con su público lector.

b) Revista en papel y en digital: estamos en el caso en el cual la revista en soporte analógico es el producto ‘principal’, de manera que no se entra en el terreno digital hasta que la revista en bloque se lleva a la imprenta, para entonces empezar a pensar en el producto ‘secundario’ que es la versión para la web. Esta versión web no siempre es en html, a veces se queda en pdf (más cómodo). En estas circunstancias, todos los mimos son para el ‘producto estrella’, que es la revista clásica en papel y de toda la vida, la que tiene larga tradición en la entidad que la hace, la que va a manifestar una retroalimentación en forma de otras revistas que llegan a la biblioteca del centro sin necesidad de pagar por ellas… aunque ya empiecen a estar también en la web, sin el mimo aludido.

Podría pensarse que al ser publicaciones en dos formatos estas revistas acumulan más ventajas. Sin embargo, la realidad es que las dinámicas de los dos formatos se interfieren y generan servidumbres que frenan la efectividad. ¿Por qué dejar pasar un tiempo desde que sale la ‘revista matriz’ en papel? Porque el papel tiene suscriptores y es preciso mantener un servicio que aporte sentido a su compra: el acceso preferente y exclusivo al contenido durante un tiempo: hay que evitar que los suscriptores se enfaden por disponer de ella en la web antes que en sus manos. Es una manera de ponerse al servicio ‘del mercado’, o sea, poco que ver con la diseminación de la ciencia.

Las ediciones mixtas siempre son una fuente de tensiones. El periódico que sale en papel actualiza su web con agilidad porque de ello depende su prestigio. Si retrasara la actualización permitiría que otros medios se le adelantaran y, con ello, se devaluaría su versión web. Las revistas académicas mixtas no sufren esta presión porque no suelen competir en contenidos entre cabeceras: los informes que ofrece cada una son originales y propios. No se produce, pues, el mismo fenómeno que en los medios periodísticos convencionales impresos y digitales a la vez, que en un notable porcentaje publican lo mismo, de ahí parte de la pobreza del periodismo actual.

Al contar con contenido original, lo que hacen muchas revistas es utilizar la versión web durante un tiempo como reclamo de ventas: sólo muestran el índice y los resúmenes de los artículos, hasta que pase el plazo establecido para ‘liberar’ en línea el texto completo. Otra cuestión estriba en lo ridículo de esos ingresos.

c) Revista sólo digital: incluso dentro de esta modalidad no todos los planteamientos son iguales. Aún perviven en algunos casos dinámicas concebidas con mentalidad analógica. La revista digital que aparece con una periodicidad cerrada y conocida de antemano (tres veces al año, dos veces, una sola vez), reproduciendo con ese sistema de salida la lógica de las revistas en papel, que jamás pueden adelantar contenidos en papel  –aunque sí podrían hacerlo en la web, si así lo desearan y lo decidieran, o ir ofreciendo su sumario a medida que los distintos artículos van estando listos–.  Es el mismo caso del periódico en papel que tiene su web y no hace actualizaciones continuas. Tal dinámica –aún extendida– empobrece el producto ofrecido. Hay revistas digitales que no han llegado a percatarse de la potencialidad de lo digital y actúan con ideas analógicas. No se ha presentado en sus redacciones la teoría del doble cambio: toda nueva tecnología implica un doble cambio: uno, material (reconversión de aparatos o maquinarias); el otro, no material: el cambio de mentalidad hacia una postura más moderna.

En el informe de Aguillo et al sobre revistas científicas en la web (2005) se señala claramente el problema de la presencia del sentimiento analógico frente a las posibilidades de la web:

“Tanto la productividad medida en número de artículos, como la visibilidad evaluada a través de bases de datos y motores de búsqueda son bajas, aunque algunas revistas reciben un número significativo de enlaces. Se han identificado como causas posibles tanto la inadecuada adaptación al medio digital como la inadecuada explotación de las nuevas posibilidades ofrecidas en la Web. Ello incluye la falta de servicios de valor añadido, la utilización de direcciones URL inadecuadas, el incumplimiento de los mínimos de accesibilidad y la falta de versiones en formatos alternativos y otros idiomas”.

La revista digital en toda la extensión del concepto es la que, cualquiera que sea su periodicidad anunciada, se va ofreciendo a sus lectores artículo a artículo, de forma que el informe de investigación listo y preparado para ser publicado, sencillamente se edita y se publica. Los lectores no han de aguardar a una cita previa para conocer los contenidos de la revista: saben que según esté disponible un nuevo trabajo éste se va a publicar, aparte de que recibirán un aviso de alerta de nueva publicación o lo podrán conocer a través del muro de Facebook de la revista, de la que podrán ser ‘amigos’. Lo más semejante es el ‘periódico’ en línea que hace actualizaciones constantes, lo que origina que el lector acuda a él en varias ocasiones en un mismo día, siempre con la certeza de que podrá encontrar novedades informativas, en el caso de que las hubiera, lo que casi siempre sucede. Todo, como se podrá apreciar, en consonancia con otro pensamiento del creador de la web: “El objetivo último de la web es apoyar nuestra entretejida existencia en el mundo”, asegura Berners-Lee.

¿Qué diferencias positivas hay entre un tipo y otro de revista, desde la efectividad del mensaje científico liberado? Una primera pista sobre eficiencia de las revistas digitales la encontramos en la encuesta realizada entre personal académico de las universidades catalanas por Borrego en 20094, según la cual

“En más de la mitad de las encuestas respondidas (52%) se afirmaba usar exclusivamente o casi exclusivamente revistas digitales. Además, 76% de los encuestados dejarían de usar las revistas impresas si existiesen versiones digitales, lo que da una idea del grado de penetración y aceptación de las revistas digitales en el ámbito académico”.

Un mayor tiempo de exposición a los investigadores

En la revista que hemos catalogado como “revista digital en toda la extensión del concepto”, sus artículos se publican antes que los de las otras revistas, de manera que su encuentro con los lectores ha necesitado menos tiempo desde el momento de su aceptación por los revisores hasta que aparece publicado. Esto origina una mayor exposición a los investigadores, de manera que su capacidad de penetración en el tejido académico es mayor y mayor igualmente sus posibilidades de facilitar citas, porque siempre va a ser un artículo más fresco que el semejante que aparece más tarde, con un mayor tiempo perdido desde su edición hasta su publicación.

En una revista anual, el primer artículo aceptado en una cabecera plenamente digital podrá aparecer en enero, cuando el bloque de artículos de la revista anual en papel  –antes de que aparezca en su versión digital–  será a finales de otoño o principios de invierno, o sea, noviembre o diciembre; a veces, octubre. ¿Cuántos meses más tarde? En cualquier caso, el artículo que salió en enero va a llevar diez u once meses de ventaja sobre el trabajo impreso, con lo cual se da ese mayor grado de exposición del que hemos hablado. Parece que la diferencia a favor de una revista sobre la otra es más que manifiesta. Y aquí se muestra uno de los defectos o absurdos del actual sistema de evaluación de citas en revistas: el artículo publicado en enero y citado el mismo año, en otro artículo publicado en diciembre, 11 meses más tarde, no es considerado por los controladores del factor de impacto, a pesar de ser la cita más fresca de todas: es la mirada a la revista desde la óptica de lo analógico, cuando el mundo ya se hizo digital. Pero hay más. Es la actuación ceñida al mundo en papel, de espaldas al mundo digital y a sus efectividades.

En efecto: hay mucha más exposición de los contenidos de las revistas digitales frente a las revistas en papel. Hasta hace pocos años, una ventaja de las revistas en papel era que estaban físicamente en determinadas bibliotecas, a disposición de los investigadores que se acercaran presencialmente a las bibliotecas. Ello era una ventaja cuando los catálogos de estos servicios no estaban tan equipados de tecnologías digitales como ahora ni las personas estaban en disposición de hacer consultas digitales desde sus casas, laboratorios o despachos, lo que nivela el uso de una y otra forma de contenido según el soporte.

Hay otros detalles de importancia que desvían la balanza a favor de las revistas digitales. Los journal analógicos, por ejemplo, son catalogados como obras de referencia, lo cual implica que son unidades de consulta que no pueden salir físicamente de la biblioteca. No entran nunca en el rango de los productos, como libros, que se pueden prestar para su estudio en el domicilio del beneficiario durante un tiempo determinado. De los libros, en ocasiones, la biblioteca dispone de varios ejemplares, extremo que por principio de biblioteconomía no se da con una revista científica, que si está repetida se expurga, desprecia o regala. La revista en papel queda fuera de juego cada día cuando cierra la biblioteca, queda fuera de servicio cuando llega el viernes y ‘muere’ durante dos días, hasta el lunes por la mañana, después de todo ese tiempo en los anaqueles, sin posibilidad de consulta. Mientras una revista digital podrá ser consultada durante las 168 horas de una semana, la posibilidad de una revista en papel se reduce a 65 horas5, lo que implica solo 39% de posibilidades de uso de la revista en papel frente a las posibilidades de consulta de la revista digital, sin hacer referencia al espectro universal, en el sentido más pleno y literal de esta palabra, que tiene la publicación digital. ¿No es una pena que todavía se tenga que advertir de estos beneficios? Éste es un detalle para la reflexión de quienes siguen optando por la revista analógica.

Nada de eso sucede con la revista digital ‘viva’. Aclaramos lo de ‘viva’: si lo de ser digital es condición necesaria para su mayor presencia y consulta, no va a ser suficiente para que su encuentro con la comunidad científica sea tan gozoso como desea cualquier editor. Por eso, decíamos antes, no es extraño encontrar revistas digitales en el pozo del último cuartil: son las revistas digitales ‘muertas’ o ‘moribundas’, con dificultades para que en sus estructuras solidificadas e inamovibles entren los motores de búsqueda: suponenla mejor fórmula para pasar inadvertidas en la red. La revista digital ‘viva’ hace lo posible por mostrarse no solo en html con metadatos sino en la mayor variedad posible de presentaciones, para hacer lo más vasta posible su exposición pública y gratuita.6 Decíamos que nada de aquello sucede con la revista digital ‘viva’, porque la revista digital es un producto universal y de libre acceso, por lo general, gratuito también, desde cualquier rincón donde haya una conexión a la red y una investigadora curiosa, inquieta por conocer novedades de su disciplina. Además, la posibilidad de entrada es durante las 24 horas del día y lo va a ser los siete días de la semana. Aquí no se da el caso de anaqueles imposibilitados para la consulta, durante las noches, los fines de semana ni los días festivos. Estamos ante el paradigma de la consulta pública, posible, universal, sin tiempo impedido; de la ciencia entregada a la sociedad, sin tener en cuenta fronteras, banderas ni lenguas. Mercados, tampoco. Por esto último, la importancia, además, de que esa revista universal amplíe su mundo con una versión en paralelo en lengua inglesa, para evitar el ‘atasco’ en una frontera lingüística.7 Garfield ha señalado que el idioma científico de nuestra época es el inglés: “Publishing in English is an indicator that the publisher recognizes that the maximum number of readers can be reached with English”, ya que “at this stage in history English has become the lingua franca of science and commerce. At another time it was German or Latin”. En la misma línea, Castillo y Ruiz constatan que gran parte de las revistas de Comunicación en el ámbito latinoamericano no son aún conscientes de las posibilidades de contar con versiones de sus papers en más de un idioma, lo cual añade gastos al proyecto.

Vemos, hasta aquí, que la revista digital, plenamente digital, fundamentada en el espíritu libre de la red y del pleno servicio a la comunidad científica, es además un producto sumamente barato  –y ecológico–  si se compara con las caras publicaciones impresas, siempre con grandes presupuestos e impedidas de la frescura de la revista digital. Cabe la posibilidad de que la gran estafa que llaman ‘crisis’ del segundo decenio del siglo XXI aconseje que determinadas ediciones en papel abandonen el sistema tan oneroso y se reconviertan a la web.

El presupuesto, otro tope de la revistas en papel

A todo lo anterior, hay que añadir otro detalle que produce el estancamiento de las revistas científicas en papel: su presupuesto. Mientras no cambien las cosas y la denominada ‘crisis’ no aconseje el natural pase al solo digital, el presupuesto es el gran freno para el crecimiento y mantenimiento de la revista en papel.

Para empezar, los servicios editoriales, sean centrales de una universidad, de una facultad o departamento o de una sociedad científica, están constreñidos al presupuesto o gasto contemplado para determinada edición en papel. Y cada año es muy probable que la imprenta encarezca su trabajo, porque cada período sube el precio del papel de forma imparable y los gastos generales de la empresa, de manera que los presupuestos editoriales no pueden quedar estancados, so pena de provocar un serio debilitamiento en número de páginas o de la tirada y cantidad de ejemplares de la revista.

Esta situación establece el número máximo de páginas de cada edición. Podrá darse el caso de que un determinado artículo necesitaría el gasto de una plana impar más, pero esa hoja (dos páginas siempre, la impar agregada supone una página par en todos los casos8) no existe o implicaría un alza en la factura del número. Y eso no es posible. En consecuencia, ese artículo no podrá entrar o se tendrá que cambiar por otro de menos páginas. Tenemos, entonces, un problema de encaje llegado el momento del cierre del número, que podrá originar una decisión no deseada en los editores de la revista, pero obligada por la dictadura del presupuesto, de la factura que va a llegar, con incidencia en la calidad del impreso. Factura que va a llegar y que se ha de pagar, so pena de que la misma imprenta no haga el número siguiente.

Semejante caso no se dará jamás en la revista digital, donde todo el sitio es nuestro, “estamos liberados del espacio, del tiempo y del costo” y donde la capacidad en número de páginas va a depender sólo de la cantidad de artículos, no de las páginas de cada uno de ellos, porque en html  cada artículo siempre es una página y en pdf no nos va a afectar el número de páginas en las que se transforme. Aquí aparece uno de los absurdos del sistema de control de calidad de losjournal: aunque una revista digital puede publicar una gran cantidad de artículos de calidad, no lo deberá hacer, porque el factor de impacto se va a hallar dividiendo el número de citas por el número de artículos publicado en determinado periodo.9 Ésta es una de las fallas del factor de impacto: penaliza a revistas con gran servicio a la comunidad (las que publican más artículos), frente a las conservadoras, que publican poco para que sus citas valgan más.

En el perverso sistema originado por el mix académico-empresarial Garfield10 y seguido ciegamente en todo el mundo, en ocasiones por empresas multinacionales ante las que se postran las administraciones académicas, el factor de impacto de una revista en un determinado año va a depender del número de citas que reciban sus artículos y del número total de artículos que publique. El factor de impacto  –según Aleixandre-Benavent, Valderrama-Zurián y González-Alcaide–  tiene “serios desequilibrios que cuestionan su validez cuando se utiliza en la evaluación de la actividad científica”. Así, por ejemplo, no todos los artículos reciben el mismo número de citas, por lo que no se debería otorgar a todos el mismo impacto. Además, el índice no debe usarse para comparar disciplinas distintas, pues aquéllas con un mayor número de investigadores se ven favorecidas frente a las pequeñas o menos desarrolladas. Pero, ¿cómo se lleva a cabo el cálculo del factor de impacto?

El factor de impacto (FI) se calcula –como quedó dicho– sumando el número total de citas que han recibido durante ese año los artículos publicados durante los dos años anteriores11, y dividiendo el resultado entre el número total de artículos publicados durante esos dos años anteriores. Así, una revista que en 2009 haya publicado 20 artículos y 23 en 2010, recibiendo 43 citas a esos artículos durante 2011, tendrá un FI para 2011 de [43 / (20+23)] = 1. Esto implica  –como quedó dicho–  que, a mayor servicio a la comunidad científica (con un mayor número de artículos publicados), peor índice de impacto de la revista (descenso en la tabla de índice de impacto correspondiente) que hizo aquel mayor servicio comunitario. Ello, es obvio, es una contradicción poco seria y nada científica. Y, a la postre, una incoherencia con los fundamentos de la nueva tecnología que es la web, cuya potencialidad se vira en perjuicio del producto que se realice, si acaso desearan sus editores aumentar las naturales capacidades de la revista en Internet.

Según lo visto hasta aquí, el adiós al papel está muy presente en la sociedad actual, dando la bienvenida a las publicaciones digitales en un mundo cada vez más digital y en un proceso sin discusión ni vuelta atrás.

En otras palabras: tenemos dos modelos de publicación, una, cara, y, otra, barata; una, con el compromiso del espacio y, otra con todo el espacio suyo; una, apurada a veces para salir a tiempo, y la otra, saliendo desde el primer día del nuevo año y cerrando cuando se estime, nunca con el problema de no estar en el plazo convenido, porque aparece antes que cualquier otra. Una, abierta a todas las horas; la otra, consultable solamente en las bibliotecas universitarias, si no se está suscrito. Una, con un precio facial; la otra, gratuita. Unas, a veces con acceso restringido un tiempo o que sólo dejan ver los títulos y el resumen, desaprovechando las facilidades de la tecnología web y los fundamentos de la telemática; otras, en acceso abierto y, además, en grandes bancos internacionales de open access journal.12

Unas son revistas de ayer, otras son revistas del mañana. Algunas todavía pensando de forma analógica para actuar en lo digital. El cambio decisivo es el cultural. Y aún no lo hemos completado. Podemos hacerlo renovando el parque de ideas que tienen las personas o esperando a que se renueve el parque de personas. La única diferencia será cuestión de tiempo.

Notas

1) La aparición de Google Scholar Metrics en 2012 ha puesto en evidencia el sistema de factor de impacto de Eugene Garfield.

2) Cita de apertura del capítulo 1 de La Red es nuestra.

3) Alusión a Revista Latina de Comunicación Social (La Laguna, 1998-), situada en el primer puesto del primer cuartil de los años 2008, 2009 y 2010. En el índice de 2011 permanece en el primer cuartil. Y lo mismo en los quinquenios corridos 2003-2007; 2004-2008 y 2005-2009, últimos datos hechos público tras la grave crisis económica (2011) del In-RECS (Universidad de Granada).

4) Citado por Abadal y Rius, pp. 244 y 245.

5) En el caso muy hipotético de una biblioteca que abriera de lunes a viernes desde las 8 de la mañana a las 9 de la noche (13 horas-día, un periodo de apertura muy difícil que se dé), supondría cinco días a trece horas diarias (5 x 13), 65 horas-semana.

6) Esto no siempre sucede así, pues compañías como Reed-Elsevier, Springer, Taylor & Francis “han ido reforzando su cuota de mercado […] para erigirse casi en monopolios de la información”. Estas empresas han impuesto un “abusivo aumento de los precios de las suscripciones a sus revistas y la imposición de contratos ‘por paquetes’”, además de controlar los “derechos de copyright sobre los artículos”. Estas acciones han sido contestadas por “numerosas manifestaciones e iniciativas en contra de esas restricciones, consolidadas en el llamado movimiento Open Access” (Melero, 2005: 255).

7) La traducción al inglés, además de permitir su comprensión a lectores de diferentes nacionalidades, “constituye también un factor de importancia en relación con la accesibilidad del sitio que contiene el texto, pues […] los motores de búsqueda presentan claros sesgos idiomáticos, particularmente positivos en el caso del inglés” (Aguillo at al, 2005: 32).

8) Lo más probable es que suponga una mayor ampliación de páginas, porque la imprenta usa el sistema de pliegos de al menos cuatro páginas, de manera que añadir una página impar impresa representa añadir cuatro páginas más al producto impreso, aunque las otras tres vayan en blanco.

9) Dos o tres años, según el sistema empleado en el hallazgo del índice de impacto del que se trate. En el caso español, tres.

10) Alusión a su postura mixta académica y empresarial y a lo percibido por la venta de su índice de impacto según su método, el antiguo ISI.

11) Tres años, en el caso español del In-RECS.

12) Destacamos aquí el DOAJ, Directory of Open Journal Access, de la Universidad de Lund (Suecia), creado en 2002, paradigma de banco de datos abierto y gratuito: “Free, full text, quality controlled scientific and scholarly journals, covering all subjects and many languages”. En 2012, España es el cuarto país con revistas científicas en DOAJ (414), antecedido de EEUU (1.230); Brasil (743) e Inglaterra (543), seguido muy de cerca por India (413). Alemania aparece con 248; Francia con 154; Italia, con 210; Canadá, con 238; Australia, con 119. Suecia, en el puesto 31, dispone de 55 journals. Con más de 100journals existen 22 países. La posición de las revistas españolas –que eran “unas 40” hace pocos años (Abadal y Rius, 2008: 250)– es una clara contradicción con la equivocada política científica de la FECYT, que sigue, muy tozuda, sin reconocer la realidad de las publicaciones científicas españolas. DOAJ es, en la actualidad, el verdadero RECYT, Repositorio Español de Ciencia y Tecnología, no el ideado por la burocracia FECYT, minoritario frente a la presencia española en Suecia… que es gratuito y sin coste para las revistas indexadas en Lund. Tal vez ahí esté la clave…

 

Bibliografía

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***Profesor ayudante de la ULL – Miembro del Consejo de redacción de la Revista Mediterránea de Comunicación, RMC, http://www.rmedcom.org (Universidad de Alicante).

Del Ateneo de la Juventud al florecimiento de la cultura

“Sólo la cultura nos sacará de la barbarie”
José  Vasconcelos  Calderón
Foto: "Esos libros..." de Marcos Alvarez @ Flickr

Foto: «Esos libros…» de Marcos Alvarez @ Flickr

Por José Luis Esquivel Hernández
la caída del imperio de Maximiliano en 1867, el Presidente Benito Juárez se propuso reorganizar la enseñanza en México, por lo cual retomó la herencia de Gabino Barreda para aplicar a la educación las teorías del sociólogo francés Augusto Comte, una de cuyas frases (“Saber para prever, prever para obrar”) resplandecía en el bello edificio colonial del antiguo colegio jesuita de San Ildefonso donde empezó a funcionar la Escuela Preparatoria. 
El positivismo, que Barreda bebió en París directamente, fue el modelo impuesto para conferirle una nueva fisonomía al país, pero su decadencia fue notable con el tiempo porque, a fuerza de querer someter todo al estudio de las ciencias y reaccionar contra las humanidades eclesiásticas, se enseñaban cada vez menos las letras y nada de literatura española, reduciendo el latín y el griego al examen de algunas raíces.
La negación de la cultura llevó inclusive a la clase burguesa, que a fines de siglo XIX era la única que tenía acceso a la escuela, a pavonearse de su ignorancia, pues se consideraba a la poesía y el arte formas atenuadas de la locura o pasatiempos de jóvenes, buenos, a lo sumo, para adiestrar su espíritu o su memoria.
Con los nuevos aires culturales entre siglos, expresados en el modernismo del nicaragüense Rubén Darío, jugaron un papel importante  en México La Revista Azul , de Manuel Gutiérrez Nájera, y La Revista Moderna , de Amado Nervo, gracias al florecimiento de famosos poetas como Díaz Mirón, Jesús Valenzuela, Manuel José Othón y Luis G. Urbina.
En estas circunstancias fue como a principios de 1906 Alfonso Cravioto y Luis Castillo Ledón fundaron una revista de jóvenes, Savia Moderna, pero al desaparecer inmediatamente ésta, el arquitecto Jesús Acevedo convocó en su estudio a los precursores del que llegaría a ser el Ateneo de la Juventud , en ese afán renovador de la cultura y lucha contra las teorías del positivismo.
 
Fuentes documentales sobre el ateneo
José Luis Martínez, nacido en Atoyac, Jalisco, el 19 de enero de 1918 y fallecido el 21 de marzo de 2007 en la ciudad de México, dentro de su larga trayectoria tiene el mérito de haber dirigido el Fondo de Cultura Económica (1977-1982) y durante su gestión creó la colección “Revistas Literarias Mexicanas”, con el propósito de poner en circulación, en ediciones facsimilares, las principales revistas publicadas en México durante la primera mitad del siglo XX.
Entre 1975 y 1986 fue cronista de la ciudad de México y desde 1980 dirigió la Academia Mexicana de la Lengua y perteneció también a la Academia Mexicana de Historia, lo que le permitió escribir La Expresión Nacional / Letras mexicanas del siglo XIX, que es una fuente de documentación para pulsar los orígenes de nuestro periodismo cultural, al igual que los estudios monográficos que realizó sobre Ignacio Manuel Altamirano, Justo Sierra, Manuel Acuña y López Velarde.
A él, y a Emmanuel Carballo, así como a Enrique Krauze, a Fernando Curiel y últimamente a Susana Quintanilla (“Nosotros” La juventud del Ateneo de México, Tusquets Editores, México 2008) se debe la ponderación y vindicación justa de la Sociedad de Conferencias que funcionó en México en 1907-1908 y culminó con la creación del Ateneo de la Juventud el 28 de octubre de 1909, el cual sólo alcanzó a organizar dos series de conferencias, pero que tuvieron un peso muy relevantes en los nuevos tiempos que coincidían con las vísperas del estallido de 1910.
Su éxito, fincado en la fraternidad y en una sana explosión de juventud, se debió a la existencia de un grupo central y otro periférico de latente calidad intelectual: el dominicano Pedro Henríquez Ureña, Antonio Caso, Jesús T. Acevedo, Alfonso Reyes y Ricardo Gómez Robelo en el grupo central, al cual se agregará luego Julio Torri; y en el periférico José Vasconcelos, Martín Luis Guzmán, Alfonso Cravioto, Eduardo Colín, Carlos González Peña, Mariano Silva y Aceves; y aun como aliados ocasionales Roberto Argüelles Bringas, Luis Castillo Ledón, Isidro Fabela, Nemesio García Naranjo, Rafael López, Manuel de la Parra y Genaro Fernández Mac Gregor.
Alfonso Reyes, fundador de la teoría literaria latinoamericana  y el escritor más completo y ambicioso de su generación, pronunció tres conferencias en 1907 y una de ellas, compuesta para el primer aniversario de la Sociedad de Alumnos de la Escuela Preparatoria , la consideró el “punto de partida” de su prosa. Y el 26 de julio de 1916, al hablar José Vasconcelos en la Universidad de San Marcos, de Lima, Perú  y referirse al Ateneo de la Juventud (“una generación que tiene derecho a llamarse nueva, no sólo por sus años, sino más legítimamente porque está inspirada en estética distinta de la de sus antecesores inmediatos”), dijo de Alfonso Reyes: “Euforión le llamábamos hace algunos años porque como el hijo de Fausto y la Belleza clásica era apto y enérgico en todo noble ejercicio del alma. Su adivinación de nuevos senderos en la estética, su intensa labor literaria, su dedicación exclusiva al ideal, se pueden apreciar en libros, opiniones y artículos”.
También en Ulises Criollo (1935), Vasconcelos afirma: “Los literatos Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Reyes y Alfonso Cravioto imprimieron al movimiento una dirección cultista, mal comprendida al principio, pero útil en un medio acostumbrado a otorgar palmas de genio al azar de la improvisación y fama perdurable sin más prueba que alguna poesía bonita, un buen artículo, una ingeniosa ocurrencia”.
Alfonso Reyes, por su parte, tuvo expresiones sentidas para otros dos grandes del Ateneo, Luis G. Urbina y Enrique González Martínez. Así se lo dijo a Emmanuel Carballo para Protagonistas de la Literatura Mexicana (Alfaguara, 2005, sexta edición):
“Luis, con su rara penetración, nos adivinó, vino hacia nosotros y se mezcló en nuestras filas, nos enseñó a tutearnos con él, reconoció que podía adquirir algo de nuestra frecuentación, y no tuvo empacho en abrir de nuevo los libros para estudiar, modesto y sencillo, en nuestra compañía. Estricto contemporáneo de Rubén Darío, se escucha en él una quejumbre que viene de muy hondo  y muy lejos (la vieja lágrima de su poema), y cruza la marea modernista, solitario y dulce, en su leve esquife romántico. La poesía de Enrique González Martínez maduró en la provincia, es decir, en la soledad, y nos llegó madura a México, cuando él se incorporó al grupo del Ateneo de la Juventud (…) En él, como en la figura platónica, la belleza y el bien se confunden en una armonía superior”.
Ellos formaron parte del grupo más entusiasta, más unido, más afectuoso, más inteligente; de una de esas pléyades  que marcan la historia de un país o de una literatura y que las generaciones siguientes envidian a través de siglos y fronteras. Ellos iniciaron la tradición intelectual moderna en nuestro país, y si bien su afán crítico socavó la racionalidad porfiriana y abrió paso a la Revolución , nunca se sintieron cerca de la ideología emanada del conflicto armado, de acuerdo con Jorge Volpi, autor de “La imaginación y el poder”, ensayo aparecido en Letras Libres en octubre de 2000.
 
Detonador de la cultura
En Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña: correspondencia 1907-1914, José Luis Martínez, por su parte, señala la importancia del Ateneo de la Juventud como detonador de la cultura en nuestro país. “ La Revolución Mexicana y la empresa del Ateneo fueron dos movimientos paralelos, uno en el campo más amplio de la transformación política y social del país, y otro en el orden del pensamiento y la formación intelectual de un pequeño grupo que realizaría la renovación y la modernización de la inteligencia mexicana”, escribió el erudito en este libro (pp.17 y 32) editado en 1986 por el FCE.
La juventud mexicana de esa primera década del siglo XX manifestó un nuevo interés, muy actual y muy amplio, por las cosas del espíritu, por la Grecia antigua, la última filosofía francesa enarbolada por Bergson, la literatura inglesa y el periodismo español.
Hechos al parecer modestos repercutieron en logros de esta evolución cultural y artística, de la que nació la cultura nueva de México, hasta acabar con la influencia del positivismo y después del modernismo con sus ribetes afrancesados, destacando la apertura filosófica que promueve Antonio Caso; los estudios de revaloración de la cultura mexicana que hacen Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes, en el campo literario; Jesús T. Acevedo, en la arquitectura colonial y Manuel M. Ponce en la música popular; el surgimiento de una nueva generación de pintores –entre ellos Diego Rivera, El Dr. Atl, Roberto Montenegro, Saturnino Herrán y Francisco Goitia-; la formación de profesores bien informados, la nueva idea de un ejercicio intelectual y creativo de una crítica, disciplinados y exigentes, y la apertura al pleno aire del mundo.
La acción renovadora, la constitución del grupo y las actividades públicas más importantes, ocurrieron en la primera de estas secciones temporales, de 1907 a finales de 1910, durante el fin del porfiriato. De lo que se hizo después, la Universidad Popular fue un intento por seguir la oleada democrática del maderismo; el reforzamiento y renovación del profesorado de la Escuela de Altos Estudios y de la Preparatoria , fue un esfuerzo por dar permanencia a la renovación intelectual, y el ciclo de conferencias de fines de 1913 será el último canto del cisne ateneísta.
Ese año de 1913, a su vez, será un hito en la vida de Alfonso Reyes tras el asesinato de su padre (ex Gobernador de Nuevo León), el General Bernardo Reyes, el 9 de febrero, al intentar asaltar el Palacio Nacional, luego de ser liberado de la prisión la madrugada de ese día, lo que dio lugar al sangriento inicio de la llamada “Decena Trágica”, como se le conoce a los sucesos que concluyeron con la destitución y muerte del entonces presidente de México, Francisco I. Madero, y de su vicepresidente José María Pino Suárez.
Muy en sus adentros, Alfonso Reyes, marcado para siempre por la pérdida de su padre en forma tan dolorosa, comenzó a concebir la Oración del 9 de febrero, que escribió el 30 de agosto de 1930, a fin de patentizar sus sentimientos frente a semejante tragedia que empezó con el general Bernardo Reyes capturado en Linares, siguió con su estadía en la prisión militar de Santiago Tlatelolco y que culminó al ser acribillado por tropas del general Lauro del Villar.
La Oración del 9 de febrero, dada a conocer en forma póstuma hasta 1963, forma parte de la mejor literatura mexicana del siglo XX porque es un relato desgarrador sobre la serie de fatalidades sufridas por el padre de Alfonso Reyes y por el mismo escritor, pues tal suceso lo orilló a buscar el exilio voluntario en un modesto trabajo en la Embajada de México en París, a donde partió en agosto de 1913 y a partir de ahí México ganó a un Alfonso gigante en el campo de la letras, muy alejado de la política.
 
Los siete sabios
El 5 de septiembre de 1916 fue fundada una nueva sociedad de conferencias y conciertos con aspiraciones de ser la edición mejorada del Ateneo de la Juventud , pues Antonio Castro Leal y Alberto Vázquez del Mercado se propusieron propagar la cultura entre los estudiantes de la Universidad de México convocando también a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Alfonso Caso y Jesús Moreno Baca, llamados los Siete Sabios de México.
Daniel Cosío Villegas en la introducción de su libro Ensayos y notas escribió un esbozo sobre esta valiosa generación a la que Enrique Krauze llamó “caudillos culturales en la Revolución Mexicana ” y no le faltan todavía hoy elogios a tan selecto grupo intelectual.
Sin embargo, el sello del Ateneo de la Juventud y su proyección no tendrían paralelo hasta la fecha en el panorama cultural de nuestro país.
De ahí, de su seno, salió el fundador de la teoría literaria latinoamericana (Alfonso Reyes) y junto con Henríquez Ureña, es el iniciador de la historiografía moderna. Además nos dio la figura más poderosa de la vida intelectual mexicana, trascendental para el despertar de México a la educación y la cultura en general en la persona de José Vasconcelos Calderón (1882-1959), pues tras ser rector de la Universidad Nacional , fue rl fundador de la Secretaría de Educación Pública al ser designado su primer titular por el presidente Álvaro Obregón, de 1921 a 1924, y de inmediato creó la educación popular en un país con 80 por ciento de analfabetismo, lo que le valió ser llamado «Maestro de América». Fundó bibliotecas públicas, celebró con gran éxito la Primera Exposición del Libro en el Palacio de Minería y ofreció a los pintores más famosos los muros de los edificios de la Nación : Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, Juan Charlot, etc.
Vasconcelos agotó un amplio programa de publicaciones alfabetizadotas con dibujos de Ernesto “El Chango” García Cabral,  y entregó en las manos de la gente la reedición de los clásicos griegos, hasta que, al llegar al poder Plutarco Elías Calles, por cuestiones políticas se alejó de México y  fundó en París la revista semanal  La Antorcha , el 4 de octubre de 1924. Luego se denominó a sí misma semanario “de la nueva generación”, y fue su director Samuel Ramos (1897-1957), quien la amplió haciéndola una revista de cultura moderna general que dejó de aparecer a fines de 1925.
 
Contemporáneos,  otro hito cultural
La revolución cultural siguió el desenlace de la Revolución de 1910 y, al igual que ésta, a partir de 1940 se hizo institución, poder burocrático, red de intereses, gesto, gesticulación. Al llegar a su término el movimiento armado trajo consigo la estabilidad de los nacientes diariosEl Universal (octubre de 1916) y Excélsior (marzo de 1917) que pronto adquirió Revista de Revistas y luego fundó Jueves de Excélsior, donde la cultura encontró buen nicho para su difusión.
Revista de Revistas fue fundada en Guadalajara por el licenciado Luis Manuel Rojas y en 1908 llegó a México a vendérsela a Rafael Reyes Spíndola, director de El Imparcial, y  por cierto, ahí empezó a adquirir fama el caricaturista Ernesto “El Chango” García Cabral (1890-1968), pues realizó su primera portada, de las muchas en este medio, el 17 de enero de 1918, en la edición número 404. Su obra la concluyó con un cartón diario en Excélsior  y Novedadeshasta 1968, reinventando el art déco y el art nuveau en sus trabajos. También el culto escritor Fernando Benítez (1912-2000) comenzó en esta revista su carrera de periodista en 1934.
Por otra parte, la mecenas de la cultura Antonieta Rivas Mercado (1900-1931), heredera de una inmensa fortuna, a sus 27 años se lanzó a sembrar el fértil campo de las artes en México después de permanecer tres años en Francia, y patrocinó el Teatro Ulises en 1928, surgido de la idea de Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, creadores de Ulises (1927-1928), revista bimensual que agrupó por primera vez a los escritores y artistas más jóvenes de MéxicoJosé Gorostiza, Gilberto Owen,  Julio Castellanos, Manuel Rodríguez Lozano, etc.
Antonieta Rivas Mercado es una de las precursoras deel feminismo en México y su nombre en el campo de la cultura de su tiempo ha de refulgir al lado de los nombres de Frida Khalo y de Tina Modoti. Amante de los libros, llevó un matrimonio con el inglés Albert Blair lleno de conflictos hasta que degenró en divorcio tras la procreación de un hijo (Donald Antonio), y de acuerdo con la novela histórica A la sombra del ángel (1995), la nuera de Antonieta, Katryne Blair, da testimonio de esta azarosa separación, igual que Fabienne Bradu en Antonieta (FCE, 1991) se refuere a tal episodio con énfasis.
Se le veía en embajadas, salones de baile, estudios de pintura y en Palacio Nacional. Se decía de ella que quien quisiera abrir una puerta en México tenía que conocer a Antonieta Rivas Mercado, famosa por ser hija del gran escultor Antonio Rivas Mercado, autor de la columna de la Independencia en 1910 y cuyas hijas fueron las modelos para representar el ángel que corona este emblemático monumento en la capital del país.
De la iniciativa de esta talentosa mujer surgieron, además del teatro experimental, sus salones literarios, una orquesta sinfónica y el estímulo de una importante corriente plástica, al tiempo que el destino le tenía destinado un sitio especial junto a  Contemporáneos (1928-1931), revista mexicana de cultura, mensual, de Jaime Torres Bodet y otros escritores que formaron parte del grupo literario que se conoce con el mismo nombre de esta revista y que patrocinaba Rivas Mercado. Ellos fueronen primerísimo lugar Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Bernardo Ortiz de Montellano, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Enrique González Rojo, Gilberto Owen y Octavio G. Barrera, que habían militado en el nuevo Ateneo de la Juventud y habían fundado La Falange (1922-1923), además de Elías Nandino, quien, ser del grupo, se sumaba a estos grandes escritores por edad.
Contemporáneos se distingue por su esteticismo y por haber quedado abierto a las nuevas corrientes literarias que llegaban de Europa, colaborando, con cierto vínculo “contemporáneo”, escritores de la talla de Emilio Abreu Gómez, Antonio Castro Leal, Jorge Cuesta, Carlos Díaz Dufoo (hijo), Genaro Estrada, Bernardo J. Gastélum, Celestino Gorostiza, Martín Luis Guzmán, Andrés Henestrosa, Vicente Huidobro, Julio Jiménez Rueda, Francisco Monterde, Samuel Ramos, Julio Torri y Eduardo Villaseñor.
La revista abarca todos los géneros literarios: poesía, prosa lírica, teatro, cuento, ensayo, crítica literaria, pictórica y musical. Diversos artículos sobre cuestiones filosóficas y científicas, le dan valor y densidad doctrinales; entre ellos, resaltan los que tratan cuestiones estéticas, problemas contemporáneos, etc.
Mostrando su preferencia decisiva por las letras francesas de vanguardia, los editores publican traducciones de Jean Cocteau, André Gide, André Maurois, Jules Romains, Paul Valéry, Jules Supervielle, Paul Eluard, etc. Pero también se divulga la obra de autores ingleses, norteamericanos e italianos, como T. S. Elliot y Luigi Pirandello, sin descartar a algunos españoles e hispanoamericanos: León Felipe, Gerardo Diego, Jorge Luis Borges,  Pablo Neruda, Juana de Ibarbourou, etc.
Aumenta la calidad formal de la revista, la crítica de arte y la reproducción de pinturas de Carlos Mérida, Agustín Lazo, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Cézanne y otras figuras de la época, de suerte que al hablar de periodismo cultural no puede ignorarse la herencia deContemporáneos y lo realizado desde el mundo oficial por José Vasconcelos, quien después de las elecciones de 1929 se dedicó a escribir sus memorias a partir de Ulises Criollo y La Tormenta (1936).
El periodismo se estaba consolidando, tanto que inclusive un hombre nacido en Mérida, Yucatán, quien alcanzó el estrellato en la actuación cinematográfica, Arturo García Rodríguez, mejor conocido como Arturo de  Córdoba, el año de 1928 era reportero de la Associate Press (A. P.) y en 1931 fue corresponsal en Argentina, hasta que al regresar a México entró en 1935 como locutor a la XEW , con don Emilio Azcárraga Vidaurreta, pues la radio comercial, desde 1930, entraba al gusto de la gente.
Otro mexicano ejemplar de esta época fue Boris Rosen, nacido en Ucrania en 1917 y llegado a nuestro país en 1929, pero a partir de sus 12 años vio en esta tierra un campo fértil para el periodismo, y desde temprana edad se consagró a una doble militancia: en la comunidad judía mexicana y en la izquierda marxista.
Fue director de Fraiwelt, órgano de la Liga Popular Israelita, y jefe de redacción de la revista Política, publicada en los años sesenta. En los últimos años hizo formidables aportaciones al conocimiento de la cultura mexicana, al reunir y editar las obras completas de Ignacio Ramírez “El Nigromante”, Francisco Zarco y Guillermo Prieto, lo que significó largas jornadas de investigación hemerográfica.         
Las vidas de José Vasconcelos Calderón y de Antonieta Rivas Mercado coincideron en la campaña política por la presidencia de la república del primero, al lanzarse en 1929 a tratar de derrotar a Pascual Ortiz Rubio, candidato oficial de Plutarco Elías Calles, el fundador del abuelo del PRI (el PNR), cuando este partido consumó el primer monumental fraude electoral, lo que obligó a huír de México al político oaxaqueño y al estar en París lo siguió la bella mujer que finalmente terminó suicidándose en la Catedral de Notre Dame, de un certero balazo, tras sufrir una fuerte depresión y un supuesto desaire de su amante.
Entretanto, en España que desataba la guerra civil (1936-1939) que nos enviaría a grandes hombres de la intelectualidad como José Gaos, Francisco Giner de los Ríos y Enrique Diez-Canedo, quienes vinieron a robustecer el mundo intelectual y literario de México, pues sin ellos hubiera sido otro el rumbo de nuestra cultura, pues uno de esos hombres, el filósofo marxista Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011) fue formador de varias generaciones de pensadores en México.
También nos llegó en 1949 de Barcelona, donde nació en 1932, el pintor Vicente Rojo, quien en su libro Puntos Suspensivos. Escenas de un Autorretrato, nos cuenta su afición al cine de Hitchcock y de Groucho Marx y su afición por los libros Corazón, diario de un niño,Cumbres BorrascosasTrafalgarLa Isla Misteriosa y, sobre todo,  Robinson Crusoe. Hasta que en México se deslumbró con lalibertad y la luz que lo llevaron a amar la expresión plástica gracias a sus maestros Miguel Prieto, Arturo Souto y Juan Soriano, además de beber en las fuentes de la cultura al lado del periodista y escritor Fernando Benítez. Por algo Octavio Paz lo llamó “riguroso como un geómetra y sensible como un poeta”, pues el pintor es un creador que lleva su quehacer hasta las últimas consecuencias, con la certeza de que el arte es un antídoto contra la barbarie y de que es la poesía en todas sus expresiones, y no la economía, la que mueve al mundo.
Después de la fundación en 1934 del  Fondo de Cultura Económica,  en 1938 nació la Casa de España que en octubre de 1940 se convertiría en El Colegio de México, en tanto que aparecían nuevos periódicos y hallaban fama otros moneros además de Ernesto “El Chango” García Cabral, Eduardo del Río “Rius” y Abel Quezada. En  Jueves de Excélsior, escribía el veracruzano Jorge Marrón (conocido como “El Doctor I. Q”., a partir de 1941 en los programas radiofónicos en el Cine Alameda)  e ilustraba los artículos con sus propias caricaturas, aunque a él lo dibujaban Rafael Freyre y Abel Quezada con un realismo singular, y don José F. Elizondo (Pepe Nava) lo retrataba en La Vida en Broma que Excélsior publicaba los domingos.
 
El instituto francés, difusor de la cultura
El Instituto Francés de América Latina (IFAL) nació en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el General Charles de Gaulle decidió crearlo en México a través de su agregado cultural Paul Rivet. Y fue gracias a este instituto que  Carlos Fuentes y un grupo de escritores y políticos como Julio Rodolfo Moctezuma, Dolores Castro y otros recibieron a fines de los cuarenta y principios de los cincuenta un entresuelo, un mezanine en el que se reunían a redactar la revista literaria Barcos de Papel. Fuentes ganó el primer concurso literario del Colegio Francés Morelos.
Y ahí, en 1950, empezó a florecer el amor por el cine francés, cuando Jean-François Ricard (alias Jean-François Revel) junto con Jomi García Ascot fueron los primeros en organizar los ciclos de cine clásico, una década antes de que se fundara el Centro Experimental de Cine, dirigido por Salvador Elizondo, quien dos veces por semana impartía conferencias alrededor del séptimo arte, asistido por José de la Colina.
Jomi García Ascot, poeta español transterrado en México desde 1939,  fue amigo íntimo de Gabriel García Márquez y precisamente a él y a su esposa María Luisa Elio les dedicó el colombiano Cien Años de Soledad en 1967, porque ellos estuvieron durante los  años de gestación de la obra máxima desde junio de 1965.
Otro hecho sumamente apreciado dentro de nuestro Periodismo Cultural es la llegada a México de la argentina Raquel Tibol, en la década de 1950, pues de inmediato se constituyó en un referente obligado en el campo del arte plástico y de las letras, pues fue pieza fundamental en la difusión de las obras de Frida Khalo, Diego Rivera y David Alfaro Sequeiros, por su estrecha amistad con ellos, además de realizar entrevistas valiosas con ellos para distintos medios de comunicación.
Tibol también mantuvo un contacto profesional muy significativo con Rufino Tamayo, nada afectuoso al final de los días de este gran pintor, de quien fue su museógrafa por elección de él mismo, dadas las cartas credenciales sustentadas en su brillante trayectoria.
A la insigne periodista Raquel Tibol, por su espíritu crítico, todo funcionario cultural y artista plástico respeta, teme, admira o reconoce por sus investigaciones certeras y su medio centenar de libros publicados desde 1957. La historia del arte sería otra sin la documentada aportación de esta investigadora artística y cultural, cuya visión crítica ha sido fundamental para el arte mexicano del siglo XX.
Raquel Tibol, a sus 85 años en 2009, es una de las personalidades de carácter severo más fuertemente respetadas en el ámbito del arte de nuestro país, y desde su llegada de Argentina en 1953 como secretaria  del pintor Diego Rivera tiene el mérito de haber marcado contribuciones y pautas irrefutables en el relato de la historia moderna del arte nuestro de cada día y de abrir la conciencia nacional a la necesidad de incorporar la educación artística a los planes de estudios en las escuelas para educar a la juventud en la riqueza cultural que tiene el país.
Especialista en Frida Kahlo, a Raquel Tibol se debe haber sacado la verdadera edad de la artista por primera vez y haber demostrado que David Alfaro Sequeiros no nació en Chihuahua sino en el Distrito Federal, además de publicar los escritos de Diego Rivera en un libro en 1979 y los de Sequeiros en 1996.
Es de capital importancia esa época cuando estaba de moda el muralismo de Diego Rivera (1886-1957), quien acababa de realizar su obra maestra en el Hotel del Prado “Sueño de la Alameda ” y había tenido lugar en el Palacio de Bellas Artes una gran exposición retrospectiva por cincuenta años de su vida artística, antes de dar a conocer su última obra en mosaico para el Estadio de Ciudad Universitaria y en el Teatro Insurgentes. La muerte de Frida Kahlo (1910-1954), tres años antes del fallecimiento del famoso pintor, hacía de su unión un tema obligado en las charlas de sus promotores y amigos.
Una de ellas,  Dolores Olmedo Patiño (1908-2002), la coleccionista de arte más importante del país, se mostraba entusiasta en el tema, pero no quería a Frida Kahlo; sin embargo, compró sus 25 obras por sugerencia de Diego Rivera  a quien admiraba e hizo caso antes de que éste muriera, y por eso también aceptó el fideicomiso de La Casa Azul en Coyoacán, con sus hijos Alfredo, Irena, Eduardo y Carlos.
 
Octavio Paz, por siempre
Asimismo, es importante destacar el valor de la Revista Mexicana de Literatura, fundada en 1955 por Emmanuel Carballo y Carlos Fuentes, pues se constituyó en un parteaguas cultural en México y Latinoamérica al servir de plataforma a escritores que años después serían los pilares de lo que se llamó el boom latinoamericano: Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Juan José Arreola, Juan Rulfo y otros creadores hoy consagrados por sus obras inconmensurables.
Fue el mismo periodo en que Octavio Paz dio a conocer su poema “Piedra del Sol”, escrito en 1957, y que es uno de los poemas centrales del siglo XX.
“Un sauce de cristal, un chopo de agua.
Un alto surtidor que el viento arquea.
Un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre…
La anécdota que Paz contó a Pere Gimferrer señala el origen del poema: Estaba en Nueva York en los años 50, después de sufrir una ruptura amorosa. Salió solo del hotel donde se hospedaba y abordó un taxi. Se hundió en el asiento de atrás y calló. Bajo ese prolongado silencio se percató del chirrido rítmico de una llanta. De esa cadencia surgieron los sauces, los chopos, los surtidores y aquel viento que arquea.
José Emilio Pacheco, otro excelso escritor mexicano, festejado a lo grande en 2009 por sus 70 años de edad y premiado ese mismo 2009 con el “Reina Sofía” de Poesía en España, sostiene que este extenso poema es como “la afirmación intransigente de la imaginación, el amor y la libertad”.
Por su libro El Laberinto de la Soledad , de estos años también, y por muchas otras razones los alumnos deben investigar la trayectoria de Octavio Paz y dimensionar el mérito del Premio Nóbel de Literatura que alcanzó en 1997.
 
Editorial Joaquín Mortíz
Y finalmente no puede quedar fuera de este apartado la contribución significativa que hizo al medio el español naturalizado mexicano Joaquín Díez-Canedo Manteca quien, tras llegar exiliado en 1940 laboró por 20 años en el Fondo de Cultura Económica (FCE), y en 1962 contó con la complacencia de su jefe, José Luis Martínez, al decidirse a emprender una obra propiala fundación de la editorial Joaquín Mortiz (Joaquín M. Ortiz), que dio muchos premios a los autores que cobijó.
Su competencia con otras casas editoriales, entre ellas Siglo XXI, abrió un gran panorama que tanto necesitaban en esa época los escritores mexicanos, incluyendo José Emilio Pacheco que empezó a publicar en ERA, fundada en 1960 y que perpetúa los apellidos de quienes le dieron vidatres hermanos Espresate, Rojo Vicente y Azorín José.
Por eso Gabriel Zaid ha dicho que la historiografía de la cultura en México nunca será completa sin la historia de sus editores.

¿Septiembre negro?

Juego de Ojos

Meeting in the Oval Office between Richard Nix...

Meeting in the Oval Office between Richard Nixon, Henry Kissinger, and Egyptian Foreign Minister (Photo credit: Wikipedia)

 

Miguel Ángel Sánchez de Armas

 

Algo tiene de inquietante el mes de septiembre, y en particular su onceavo día. En esta jornada tuvo lugar la destrucción de las torres gemelas de Nueva York, con lo cual, según el filósofo, parió el verdadero siglo XXI. Un repaso histórico revela hechos espeluznantes sucedidos una y otra vez en esa fecha. Muchos dirán que fueron casualidades y otros sostendrán que no; pero no siendo la parapsicología hagiográfica el fuerte de JdO, permítaseme alguna reflexión ociosa en lugar de la esperada apología patriótica de la temporada o de la satanización a los maestros que tienen ahogada a nuestra querida ciudad capital.

En la noche del 10 al 11 de septiembre de 1541 tuvo lugar la tragedia en la que perdió la vida doña Beatriz de la Cueva, viuda del conquistador Pedro de Alvarado, noticia que nos llegó con el título de: “Relación del espantable terremoto que agora nuevamente ha sucedido en las Yndias…”, cuyo autor, el notario Juan Rodríguez, inauguró así la crónica periodística en América. Un año después, las fuerzas de Michimalonco destruyeron la ciudad de Santiago de Nueva Extremadura, en territorio que hoy llamamos Chile, y en 1649 Cromwell se cubrió de gloria con la masacre de Drogheda. ¡Ay… tanta historia!

En 1943 los nazis iniciaron el exterminio de los judíos en los guetos de Minsk y Lida; en 1965 llegó a Vietnam la primera división de caballería del ejército norteamericano y quedó sellado el destino de cientos de miles de jóvenes norteamericanos y vietnamitas, peones en un tablero de ajedrez manipulado desde Washington, Moscú y Pekín; en 1972 el comando palestino “Septiembre Negro” secuestró a once israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich; en 1973 el general Augusto Pinochet derrocó al presidente Salvador Allende; en 1982 Israel invadió Líbano y se dieron las masacres de Sabra y Shatila. ¡Ay… tanta historia!

De todos esos acontecimientos, sólo uno, el de Guatemala en 1541, fue un desastre natural. Todos los demás tienen que ver con lo humano. Permítaseme el lugar común: “Homo lupus hominem”. Mas el tiempo, que todo pone en su lugar, un día levanta los velos y nos enteramos de las razones ruines, frecuentemente cobardes, casi siempre impunes, con que los poderosos siegan vidas y destruyen pueblos por “razones de Estado”, cuidando siempre que tales “razones” se cumplan puntualmente en las vacas del vecino y no en las propias. Hay en el documental “Fahrenheit 9/11” de Michael Moore una escena que sería de comedia si no tuviera algo de conmovedor en donde el robusto director se apuesta a las afueras del Congreso en Washington, D.C., e invita a los padres de la Patria que votaron por la invasión a Irak a que enlisten a sus hijos para defensa de la tierra que los vio nacer. Todos sin excepción -a semejanza del señorito Aznar, que en un encuentro con estudiantes en México declaró que había sido “engañado” en ese asunto-, huyeron con risas nerviosas. En mi rancho a eso le llamamos mariconería… con perdón de los señores filólogos de la Suprema Corte de Justicia. Claro, en mi rancho somos unos pelados sin remedio, como le consta a G.

Hace ya tiempo que el Archivo Nacional de Seguridad de la Universidad de Georgetown (NSA, por sus siglas en inglés), publicó las transcripciones de telefonemas entre el señor presidente Nixon, el señor profesor y Premio Nobel de la -hágame usted el refabron cavor- Paz, Kissinger (asesor de seguridad nacional), el señor secretario (de Estado) Rogers y el señor director (de la CIA) Helms, que confirman lo que todos sabíamos: en 1973 el gobierno de Estados Unidos organizó y estuvo tras el golpe militar de Pinochet, tal como organizó y estuvo tras los asesinatos de Madero y Pino Suárez en 1913. Nixon murió hace 19 años, Rogers hace 12 y Helms en julio del 2008 (el 4, día de la independencia, no menos). Pero don Henry sigue vivito y coleando a los 90. ¿Pisará la cárcel por acciones que hubiesen tenido cabida en el tribunal de Núremberg? Apueste usted a que no.

Poco después de la asunción de Allende en 1973, este feroz retoño de Metternich gritaba a Helms: “¡No permitiremos que Chile se vaya por el drenaje!”

Dice el NSA: “Después de que Nixon habló personalmente con Rogers, Kissinger grabó una conversación en la que el Secretario de Estado estuvo de acuerdo en que, ‘como tú dices, deberíamos decidir a sangre fría qué hacer y después llevarlo a cabo’; mas aconsejó proceder ‘con prudencia para que no nos salga el tiro por la culata’. El secretario Rogers consideró que ‘después de lo que hemos dicho acerca de las elecciones, si la primera vez que un comunista gana los E.U. intentan impedir el proceso constitucional, nos vamos a ver muy mal’”.

Las transcripciones revelan que apenas nueve semanas antes del golpe de Pinochet y la CIA, el 4 de julio de 1973, Nixon llamó a Kissinger y le dijo: “Creo que el tipo chileno ése podría estar en problemas”. “Sí”, respondió Kissinger. “Definitivamente está en dificultades”. Nixon, dice el NSA, procedió a culpar al director de la CIA y al antiguo embajador en Chile, Edward Korry, por no haber impedido la asunción de Allende tres años antes. “La regaron”, dijo el Presidente.

Demos dar gracias a la diosa Walpurga o a nuestra deidad favorita de la antigua Teutonia, de que el señor profesor Kissinger, a imagen y semejanza de los represores de izquierda y derecha con los que seguramente no estaría dispuesto a sentarse a la mesa, haya grabado secretamente sus conversaciones telefónicas como la que tuvo el 16 de septiembre de 1973 con su jefe Nixon. Es posible que tenga efectos eméticos en algunos lectores, por lo que se recomienda precaución:

(Saludos respetuosos. Nixon pregunta si hay novedades.)

K. No. Nada de importancia. El asunto chileno se está consolidando. Claro que los periódicos están desgarrándose porque un gobierno pro-comunista fue derrocado.

N. Vaya, vaya. Qué cosas.

K. Digo, en vez de celebrar. En la administración de Eisenhower seríamos héroes.

N. Bueno, no lo hicimos –como sabes- no aparecimos en esto.

K. No lo hicimos. Quiero decir los ayudamos ______ generamos condiciones tan amplias como fue posible (¿?).

N. Así es. Y así es como se va a jugar. Pero escúchame, en lo que toca a la gente, déjame decir que no se van a tragar ninguna mierda de los liberales en esta.

K. De ninguna manera.

N. Saben que es un gobierno pro-comunista y eso es lo que es.

K. Exactamente. Y pro-Castro.

N. Bueno, lo principal fue… Olvidémonos de lo pro-comunista. Fue un gobierno totalmente anti estadounidense.

K. Ferozmente.

N. Y los fondos de que dispusiste. Vi el memorándum que giraste acerca de la plática confidencial _________ para una política de reembolsos para expropiaciones y cooperación con los Estados Unidos y por romper relaciones con Castro. Bien; diablos, ese es un gran aliciente si lo piensan. No, de ninguna manera te fijes en las columnas y en los desgarres sobre eso.

K. Oh. No me molesta. Sólo se lo informo a usted.

N. Sí. Me lo informas porque es típico de la mierda a la que nos enfrentamos.

K. Y la increíblemente sucia hipocresía…

N. Eso lo sabemos.

K. De esa gente. Cuando se trata de Sudáfrica, si no los derrocamos arman un escándalo.

N. Sí. Tienes razón.

¡Ay… tanta historia!

 

 

Molcajete

Perdón por la necedad de citar continuamente a los grandes filósofos, pero confirmo que pensadores como Jesús Hernández Toyo en verdad conocieron el alma de los políticos y crearon una tipología universal para su análisis. Si bien nadie podría regatearle a Kissinger el mérito de una patológica obsesión por la imagen histórica que nos legará y que se ha traducido en numerosos y gruesos volúmenes y en un matusalénico tiempo en las aulas, después de leer la anterior conversación tampoco nadie podría estar en desacuerdo con que la sentencia de nuestro llorado compatriota le va como anillo al dedo: “La política apendeja a los hombres inteligentes y enloquece a los pendejos”. Amén.

 

11/9/13

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