Goscinny

La política en tacones

Pilar Ramírez

“Hacer reír. ¡Qué oficio!” decía el dibujante y guionista francés René Goscinny, quien sabía ejercerlo muy sabiamente, y de qué manera. La prueba irrefutable son los 325 millones de sus libros vendidos en todo el mundo con traducciones a 107 idiomas. Dos importantes aniversarios se cumplieron recientemente en el mundo de la historieta: hace cincuenta años -el 29 de octubre- nació Astérix el Galo, uno de los personajes de historieta más conocidos a nivel mundial, cuyo creador, René Goscinny, murió sorpresivamente de un infarto, un cinco de noviembre, hace treinta y dos años.

Goscinny forma parte importantísima de la cultura popular francesa, lo mismo que de la cultura mundial. En días pasados, una viñeta del cincuentón Astérix ocupó el espacio que identifica el nombre del buscador Google, guiño visual que rinde homenaje a personajes o conmemora hechos de gran relieve y que se ha convertido ya en una tradición.

La vida productiva de René Goscinny en el campo de la historieta —que fue sumamente prolífica— comenzó a temprana edad, gracias a lo cual podemos disfrutar de una gran cantidad de materiales, a pesar de que la muerte llegó también pronto, a los 51 años de edad. La vida de Goscinny transcurrió entre Francia, Argentina y Estados Unidos, experiencias que recoge en sus historietas más famosas: Astérix, la más conocida a nivel mundial que narra la vida de una aldea gala que resiste a la conquista del Imperio Romano; Lucky Luke, un vaquero de moral incorruptible que dispara más rápido que su sombra y el malvado visir Iznogud que quiere ser Califa a como dé lugar.

Como muchas otras cosas, Astérix y Lucky Luke me fueron presentados por Rafael Figueroa allá por los inicios de los años 80 y nuestra afición por los cómics se convirtió casi en una obsesión. Fueron los años en que las editoriales Grijalbo y Dargaud publicaron en español a Goscinny, aunque algunos títulos los publicó antes Dargaud a través de Ediciones Junior. Las historietas en forma de libro eran poco habituales para el público mexicano, estos productos además se vendían en librerías y no en puestos de periódicos, que era el lugar reservado para las historietas. Algunos títulos de Lucky Luke y de Astérix los adquirimos en las tiendas de la UNAM, que en aquel tiempo eran excelentes, otros en la Feria del Libro de Minería, donde siempre buscábamos las novedades que reservaba para esa feria de la lectura la editorial Grijalbo. Muchos otros títulos los encontramos en nuestras incontables excursiones al añorado mercado de libros de viejo de La Lagunilla, donde a menudo encontrábamos a Carlos Monsiváis, muchas veces en compañía de altos funcionarios que gustaban de exhibir su gusto por la lectura, lo cual, hay que decirlo, no es hoy moneda corriente. La Librería Francesa, que durante muchos años se ubicó en la avenida Paseo de la Reforma, nos proveyó de títulos e historietas de Goscinny que no aparecieron en español.

El humor fino e inteligente del guionista francés, su habilidad para recuperar estereotipos—especialmente los asociados a las nacionalidades—, la recreación de pasajes históricos, la capacidad para construir historias que admiten diversos niveles de lectura según la edad o el nivel de información y el acertadísimo trabajo conjunto que logró con los ilustradores Albert Uderzo, Morris y Jean Tabary para hacer Las aventuras de Astérix, Lucky Luke e Iznogud respectivamente, fueron el motivo de muchas tardes de delicia en que nos podíamos dar el lujo de leer y releer estas historietas hasta saberlas de memoria y que hoy, en esos libros de treinta años o más, cuando comienzan a ser material de lectura del pequeño Andrés, podemos ver que conservan la frescura, la agilidad y el humor que tanto nos enamoró.

Merecidísimo el homenaje a René Goscinny, uno de esos genios que produce de cuando en cuando la raza humana para reconciliarnos con nosotros mismos. Algunos de los actos conmemorativos se pueden ver en la página oficial de Goscinny, por ejemplo, una plaza parisina que exhibe globos de historieta con parlamentos muy conocidos por los seguidores de Astérix como “Están locos estos romanos” o “¡Por Tutatis!”.

El éxito de los personajes de Goscinny no sólo los hizo llegar al cine tanto en dibujos animados como recreados por actores como Gerard Depardieu; sino que sus logros son de naturaleza diversa: el primer satélite francés, lanzado al espacio en 1965, fue bautizado como Astérix; siendo presidente de Francia Charles de Gaulle rebautizó a su gabinete con nombres de los personajes de la historieta y, cincuenta años después, Goscinny arranca escandalosas carcajadas al joven lector Andrés Figueroa al mismo tiempo que contribuye a construir su amor por las letras..


Periodista y colaboradora de la RMC

El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:

Ramírez, Pilar, «Goscinny» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
Num. 118, México, noviembre. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/politica.htm
Fecha de consulta 12 de noviembre de 2009.

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