Roman Polansky, como en el cine: escándalo y encierro

Cineadictos

Adriana Cervantes Soto
Colaboradora de la publicación Cineadictos que edita la FES- Acatlán

La vida del director de origen polaco-francés Roman Polanski ha superado sus más controversiales películas: “El baile de los vampiros” (1967); “El bebé de Rosemary” (1968); “Chinatown” (1974), la multipremiada “El quimérico inquilino” (1976); “Luna amarga” (1992); “La muerte y la doncella” (1994); “El pianista” (2002), película merecedora de tres oscares: Mejor Actor, Mejor Guión y Mejor Director, entre otras. Porque pareciera que el escándalo y la tragedia tocan constantemente a su puerta.

Roman Polanski nació en el seno de una familia judía; desde muy pequeño tuvo que enfrentar al dolor, la soledad y la tristeza provocada por la intolerancia y el antisemitismo, elementos que marcaron su infancia, así como la muerte de su madre en un campo de concentración y el encarcelamiento, durante dos años, de su padre. El gusto por el cine lo llevó a estudiar actuación y, algún tiempo después, ingresó a la Escuela de Cine de Lódz, Polonia.

Su trabajo como actor lo mezcló con el de director. En 1955 rodó su primer cortometraje “Rower”, y fue hasta 1961 que logró filmar “El cuchillo en el agua”, que le valió su primer Oscar a la Mejor Película Extranjera. Los éxitos trajeron muchos cambios en su vida: se casa por primera vez, con una joven actriz, Barbara Lass, y algunos años más tarde se divorcia.

Los rodajes en España, Francia e Inglaterra, así como sus contínuas participaciones en festivales europeos se complementaron con su éxito en Estados Unidos por la cinta “El baile de los vampiros”, donde parodiaba al cine de la época, con el humor negro y un tanto irreverente que lo distinguen. Conoció a la actriz Sharon Tate, con quien se casó en Londres, Inglaterra, en 1968. Sin embargo, su felicidad se esfumó después de promocionar una de sus películas más representativas, “El bebé de Rosemary”. Filmaba en Inglaterra “El día del delfín”, la cual nunca terminó y lo sorprendió la noticia de que su esposa, que estaba embarazada, había sido asesinada. El cruel crimen ocurrió en su mansión de los Ángeles, California, a manos de los seguidores de una secta encabezada por Charles Manson, uno de las mentes criminales más sanguinarias de Estados Unidos.

Por algunos años, la inactividad marco su vida cinematográfica hasta que dirigió “Macbeth” (1971), su adaptación fue un fracaso, y apareció en sus planes “Chinatown”, (1974) con la que logró sólo un Oscar, de 11 nominaciones. Otras cintas se sumaron a su lista: en 1977, su éxito en el cine se vio opacado de nueva cuenta por un escándalo, porque fue a parar a la cárcel acusado de haber mantenido relaciones sexuales con una menor, tras unas sesión de fotos, algunas copas y el abuso de drogas. Los padres de Samantha Geimer, de 13 años de edad, interpusieron una demanda contra Polanski, por haber abusado de su pequeña. El cineasta se declaró culpable de “relaciones sexuales ilegales”, por lo que fue enviado a prisión en “evaluación” durante tres meses, aunque sólo estuvo 47 días.

Al salir de la cárcel decidió huir y eso le ha  costado 30 años sin poner un pie en Estados Unidos, solicitar la ciudadanía francesa para evitar ser deportado, no asistir a la entrega del Oscar a Mejor Director por la cinta “El Pianista” y, en septiembre de este año, una detención sorpresiva en un aeropuerto suizo, por lo que sufre, de nuevo, el encierro carcelario.

La noticia cimbró, no sólo al gremio cinematográfico internacional, que mostró su apoyo, como ocurrió con los directores Pedro Almodovar, Walter Salles, Alejandro González Iñárritu, y la actriz Isabelle Adjani, entre otros, así como el repudio de organizaciones no gubernamentales y las declaraciones poco acertadas de algunos políticos de franceses, como al presidente Nicolas Sarkozy, que críticó la forma de actuar del gobierno americano y el ministro  de cultura -también involucrado en abuso de menores-.

Lo cierto es que a sus 76 años de edad es un prófugo de la justicia y vive con menos de cuatro euros diarios, no tiene privilegios y sólo puede recibir de forma semanal una visita, generalmente la de su esposa, la actriz francesa Emmanuelle Seigner, o miembros de su defensa. Sin embargo, tiene derecho a buscar su libertad y tratar de no ser extraditado a Estados Unidos pero, a pesar del encierro y su debilitada salud, continúa trabajando en su último filme: “The Ghost”, porque planea realizar la primera exhibición de esta cinta en febrero de 2010, en el Festival de Cine de Berlín. En este thriller político, como lo define el mismo Polanski, destacan las actuaciones de Pierce Brosnan, Ewan McGregor y Kim Catrall.

Su labor fílmica y su vida son inciertas, mientras las autoridades suizas no definan si los extraditan a Estados Unidos para que lo juzguen, o por el contrario, Polanski viaja por su propia voluntad. Mientras, continuará “representando” su propio thriller.

El artículo anterior se publicó originalmente en Cineadictos
y debe de citarse de la siguiente forma:

Cervantes Soto, Adriana, «Roman Polansky, como en el cine: escándalo y encierro»,
en Cineadictos, Num. 89,noviembre, 2009.

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