Democracia, videpolítica y opinión pública

El pensamiento de Giovanni Sartori

José Antonio Meyer

Doctor en ciencias de la información (Universidad de La Laguna, España).
Actualmente es profesor e investigador en la Universidad Popular Autónoma de Puebla

En el marco de la VII Bienal Iberoamericana de Comunicación1, organizada por la Red Académica Iberoamericana de Comunicación2 y la Universidad Autónoma de Chihuahua, el politólogo Giovanni Sartori 3 disertó sobre la Videopolítica  y los nuevos desafíos para la democracia ante un nutrido grupo de académicos, estudiantes y analistas, en el contexto de una crisis económica profunda que cuestiona no sólo el modelo financiero global, sino algunos de los principios esenciales de la democracia frente a la desigualdad social, la concentración de la riqueza y la falta de un desarrollo sustentable.

El filósofo italiano señaló que actualmente la teoría política está empobrecida, ya que si bien todos sabemos o decimos saber el significado etimológico del término democracia, en la práctica este concepto se ha simplificado a partir de dos nociones sustancialmente operativas: el principio de mayoría absoluta (donde los más tienen todos los derechos y los menos no tienen nada) y el de mayoría relativa (los más tienen derecho a mandar, pero con respeto a los derechos de las minorías).4

Históricamente, el principal problema de las democracias occidentales, entendidas como la oportunidad de una sociedad de influir en las decisiones políticas de su territorio, ha sido –como lo señaló en su momento Juan Jacobo Rousseau– el que “una multitud ciega casi nunca sabe lo que quiere, porque sólo rara vez sabe lo que es bueno para ella”.5

En tal forma, desde el siglo XVIII, los sistemas políticos han buscado arroparse bajo la idea de una voluntad general que después sería desestimada para soslayar la existencia de una libertad individual. Ese camino llevó a la noción de representatividad política, primero en favor de las clases privilegiadas a las que se permitió votar propiciando el pensamiento de que la educación provoca mejores votantes, para después ampliar esa condición a toda la sociedad una vez que los sistemas educativos se extendieron y aumentaron los índices de alfabetización. Sin embargo, ello no ha funcionado del todo porque la alfabetización no es realmente una condición necesaria para aumentar la participación ciudadana en las elecciones.6

La participación ciudadana, a juicio de Sartori, es una respuesta del hombre educado en y sobre la política. Aquella que no responde a la imposición de una conducta, porque su conocimiento cultiva la certeza de que es necesario tomar parte en la vida pública de forma voluntaria para provocar beneficios en la comunidad. Pese a ello, una mayor participación no es el remedio para los males actuales de la democracia, si bien es necesario que la participación electoral y civil sea ampliada y fomentada.

La educación deriva generalmente en competencias para el trabajo, pero no produce ciudadanos significativamente mejores. El problema esencial es una relación inversa entre la eficacia de la participación y el número de participantes.7

Aunque no se puede generalizar, un hombre supuestamente educado puede decir las mismas tonterías que un individuo de menor preparación. Por tanto, las elecciones generarán mayores beneficios cuando se entienda que son un proceso en que “los votantes no deciden lo que debe hacerse, sino quien se ocupará de los asuntos”.8

Votar libremente y con diferentes opciones es necesario para la vida democrática de cualquier país. De cumplirse esas condiciones, las sociedades tendrán entonces una voz crítica e inteligente, usualmente llamada opinión pública, cuya finalidad es siempre la búsqueda del bienestar común. Sin embargo, es preciso considerar que ella no surge de manera espontánea porque, de acuerdo con Deutsch, “cada vez que las opiniones descienden, se mezclan y reciben nuevas y diferentes aportaciones”.9 Esto implica un público cada vez más expuesto pero menos informado, que sabe poco de la política y, lo que es peor, no está demasiado interesado en ella. En ese sentido es necesaria una estructura mediática pluralista y, sobre todo, un nivel de acceso permanente de los ciudadanos a informaciones verdaderamente significativas.

Videopolítica y opinión

Para el politólogo, la opinión pública constituye la columna vertebral del proceso en época de elecciones. Sin embargo, el videopoder (la influencia negativa que ejerce la televisión en los electores) ha afectado a la democracia de manera similar que lo han hecho los monopolios. El avance en la representación visual y parcial de la realidad pública no permite al ciudadano común realizar una valoración racional de los fenómenos, los cuales atraviesan ante él con una gran rapidez y fugacidad.

En consecuencia, un mundo tan concentrado en el ver se convierte en un mundo estúpido, ciego para percibir que se dirige a un régimen ecológico suicida.  Ello es un riesgo para la consolidación de un régimen democrático, el cual sigue siendo la mejor forma de gobierno frente a las dictaduras y otros esquemas gubernamentales que han buscado contraponerse al Estado moderno.

Votar, entonces, requiere tanto de libertad de elección como de educación en el ámbito político. En ese sentido, la importancia de la opinión pública si bien justifica la presencia extendida de los medios de comunicación en una democracia, se deteriora cuando ellos son monopolizados por unos cuantos –sean del signo que sea– y emiten propaganda destinada a fortalecer intereses particulares.

En la actualidad muchos se han provisto de un gran poder gracias a la convergencia tecnológica y la preponderancia de la televisión –el medio masivo por excelencia–, coartando la libertad individual y general.
Asimismo, se valen del falso testimonio de cantantes, bellezas, jugadores de futbol y periodistas cuya incompetencia es deprimente pero son convertidos en líderes de opinión.

Para Sartori, el hombre que lee desarrolla su capacidad de abstracción.

Lee, habla y piensa sobre cosas que no puede ver, que entiende pero no puede evocar visualmente, constituyendo así un espacio para el desarrollo de la inteligencia.

La llegada de la televisión representó un salto gigantesco que transformó al hombre Gutemberg en homo videns, pero también lo transformó en un hombre cuyo mundo se limita sólo a lo que ve poniendo en peligro el valor mismo de la democracia. Así como las dictaduras no pueden ser comprendidas o justificadas, tampoco la televisión en esas condiciones debe ser tolerada.

Justicia, igualdad, legitimidad, libertad, representación, soberanía, Estado, constitucionalidad, son conceptos que no pueden traducirse en imágenes fragmentadas. Ellas no pertenecen al mundo de los sentidos, sino al mundo de la inteligencia.

El audiovisual soslaya la realidad porque en su naturaleza es más importante el mensaje y la manera como éste se emite. Ha ganado paulatinamente terreno a los periódicos y a todas aquellas opciones de reflexionar sobre los hechos, desvalorando su importancia y trascendencia para la vida propia. De esto se desprende que si bien la televisión no decapita la mente cognitiva del homo sapiens, sí es una manipuladora apabullante de la opinión pública, entendida como la opinión autónoma pero consensada de los ciudadanos en beneficio de la colectividad. Bajo estas condiciones, nos enfrentamos cada vez más con una opinión pública en la que los ciudadanos sencillamente adoptan y reflejan  –como copia fiel10–  el mensaje y masaje mediático.11

De esta manera, con la aparición del hombre cautivo de la imagen, fervoroso creyente del discurso de la televisión y que es reproducido por otros medios, surge un “ciudadano afectado en su capacidad de análisis que entorpece su visión del mundo”.12

Retos de la democracia

Sobre los nuevos retos de la democracia, el politólogo señaló que existe la necesidad de una más equitativa distribución de la riqueza, una variable que produce siempre una mejor relación entre la democracia y el mercado, más por razones económicas que por cuestiones políticas.

La historia nos muestra que mientras en la Rusia comunista de ayer quien no obedecía no comía, en la China comunista de hoy la economía capitalista capaz de producir una inmensa riqueza permite a su gran población mejorar sus condiciones de vida.

En esa forma, la democracia puede contribuir a una mayor distribución de la riqueza y el hombre puede interesarse en los efectos colaterales –sociales, culturales y políticos–  del poseer más.
Aunque el mundo se enfrenta a un desarrollo no sustentable, a un creciente y suicida déficit ecológico, los economistas y financieros se rehúsan a ver la realidad circundante e imaginan al mundo rebosante de recursos.

Los desastres ecológicos y demográficos se manifestarán a través de un drástico cambio climático que dejará miles de millones de personas sin comida y agua. Ese será, sin duda, uno de los dilemas más importantes para el futuro de la democracia, como forma de vida ciudadana y de representación legítima.13

Al referirse a México, Sartori fundó esperanzas en el futuro de su democracia, luego de que un partido hegemónico cedió espacios y perdió el poder. Sin embargo, dijo, ha aprendido a recuperarlo y retomarlo de tal manera que es posible su retorno pronto a la Presidencia.

El PRI volverá al poder porque no es actualmente el mismo partido de sus 70 años de dominio político: es un instituto más civilizado, cambiante y con profundas modificaciones estructurales.

El anterior artículo debe citarse de la siguiente forma:

Meyer, José Antonio, «Democracia, videopolítica y opinión pública», en
Revista Mexicana de Comunicación, Num. 119, México, noviembre 2009/enero 2010

Los Palacios del cine en México

Alejandro Novel González Orozco / José Alfredo Flores Rocha
Colaboradora de la publicación Cineadictos que edita la FES- Acatlán

La explosión de la cinematografía mundial, como medio de comunicación social, se complementó con la construcción de salas para su exhibición, tan es así que fueron partícipes de la evolución urbana y lograron establecerse como elementos de referencia en las ciudades.

A la tradicional condición de la metrópoli, como asiento de los poderes económico, político y religioso, se sumaba la de los barrios y colonias con sus cines. De acuerdo con las referencias históricas, las salas de cine fueron algo más que “contenedores” de gente, ya que resultaron detonadores de la vida citadina, por lo que se convirtieron en el espacio ideal de encuentro colectivo, donde espectadores de todas las edades y clases sociales acudían a disfrutar del esparcimiento ofrecido en estos recintos del Séptimo Arte.

Más allá de su estilo arquitectónico, ubicación y capacidad, desde que surgieron, las salas cinematográficas albergan sueños, historias e imágenes que son capturadas, digeridas e interpretadas por los espectadores; por ello, acudir al cine se convirtió, como afirmó el especialista Gustavo García, en el “gran rito laico de la sociedad”, que empieza por la selección de la película, el horario y, desde luego, el o la acompañante, para terminar con el desahogo posterior, a través del comentario y la crítica del filme.

Desde el punto de vista sociourbanístico, la arquitectura de las grandes urbes le debe al salón cinematográfico la coherencia de los espacios públicos; gracias a su presencia e impacto visual, se convirtieron en una referencia obligada; de ahí que fuera común que las personas se refirieran a la tienda de ropa, abarrotes, hospital, zapatería, consultorio médico, librería, tintorería, sastrería, escuela o cualquier punto de referencia que se ubicaba cerca de un determinado cine.

En la construcción de estos recintos no se escatimaron recursos y ello explica porque incluían decoraciones fastuosas, que sorprendían a los espectadores: desde las escalinatas, acompañadas por estatuas, cristales biselados, mármoles y medallones de bronce.

Excelentes muestra de los palacios del cine fueron: el Salón Verde, el Salón Rojo, Variedades, Ariel, Polanco, Metropolitan, Bella Época, Metrópoli, Lux, Lumière, Royal, Edén, Hollywood, Paraíso, Encanto, Estrella, Mundial, Imperial, Florida, Regis, Roma, Morelia, Estadio, Gloria, Vanguardias, Maya, Condesa, Balmori, Odeón, Alameda, Orfeón, Sonora, Colonial, Cosmos, Teresa, Ópera, Futurama, Metropolitan, Roble, Diana, Lindavista, Latino, París, Palacio Chino, Real Cinema y Olimpia; este último, con capacidad para 4 mil espectadores, por lo que pronto se convirtió en “el palacio del cine”.

Un momento muy significativo en el desarrollo de los palacios del cine en México se dio en los años 40, cuando las exigencias de la vida moderna obligaron a crear edificios más eficientes y cómodos en los que se unificaron el arte, la ciencia, la isóptica y la acústica, para brindar a los espectadores mejor visibilidad y sonido.

Decoradores e iluminadores también intervinieron en la creación de nuevos ambientes que rodearan a los espectadores del Séptimo Arte y cuya responsabilidad recayó en arquitectos como: Carlos Crombè, Genaro Alcorta, Francisco Serrano, Ignacio Capetillo, Juan Sordo Madaleno, Alfredo Olagaray, Luis Barragán y Charles Lee, por mencionar sólo algunos, quienes, con su arte, cambiaron la fisonomía de la Ciudad de México.

Caso específico fue Charles Lee, quien proyectó la construcción de los cines Lido, después conocido como Bella Época, Lindavista, Tepeyac y Chapultepec; construcciones marcadas por su espectacularidad y estilo ecléctico.

Otro ejemplo destacado lo constituye Francisco Serrano, quien participó, principalmente, en la remodelación de diversas salas de cine, pero su obra más importante fue la construcción del cine Teresa durante los años 40.

Por su parte, Juan Sordo Madaleno imprimió en el diseño de los cines la eficacia funcional, nitidez espacial; formas arquitectónicas sobrias y elegancia, características visibles en las salas Ermita, París, Dorado 70 y Satélite 70. Sordo Madaleno, formó parte del movimiento funcionalista en la arquitectura mexicana y a él se consagró, aportando fluidez en aparentes estructuras ligeras y sencillas formas que llevaron a la creación de una propuesta homogénea.

Caso excepcional en la arquitectura de los cines, lo constituye el cine Hipódromo, el cual combinaba diversos usos en un solo inmueble de estilo Art Decó y donde Juan Segura integró, además de un cine para dos mil 190 personas, departamentos y locales comerciales, en una convivencia de forma óptima y equilibrada.

Tanto la década de los años 40, como la de los 70, fueron significativas para la cinematografía en México, ya que en la primera se dio la expansión del cine nacional hacia el mercado hispanoamericano; impulsó la creación de muchas salas de cine, pues, tan sólo en la capital, se inauguraron y remodelaron un total de 70 cines.

Mientras que los años 70 representaron el inicio del gran cambio en la forma de ver el cine, ante el auge de la televisión y la cómoda intromisión del video en la pantalla chica, concepto que reinaría durante más de dos décadas, hasta principios de los años 90, en que el estilo de los grandes centros comerciales prevaleció, se aceleró la creación de complejos de cine hasta con 20 salas, se revolucionaron las campañas publicitarias y el público volvió a ver cine en el cine.

Importante es destacar que en la década de los 70 fue cuando se dejaron de construir las grandes salas y en las décadas siguientes se registró su deterioro y, en la mayoría de los casos, su demolición. En los terrenos donde se ubicaban se dio paso a estacionamientos, tiendas de autoservicio e, incluso, durante muchos años quedaron abandonados.

En otros casos, las grandes salas de cine fueron fragmentadas y con ello se extinguió su estilo arquitectónico y las subsecuentes generaciones perdieron la posibilidad de conocer los palacios del cine. Sólo quedan en pie algunas construcciones que permiten imaginar aquellos años, ejemplo de ello son lo que hoy conocemos como Teatro Metropolitan y el abandonado Teatro Orfeón, ambos en el Centro Histórico, y las ruinas del cine Ópera, en la colonia San Rafael.

El artículo anterior se publicó originalmente en Cineadictos
y debe de citarse de la siguiente forma:

Flores Rocha, José Alfredo y Alejandro Novel González Orozco, «Los Palacios del cine en México»,
en Cineadictos, Num. 80, diciembre, 2009.

La jarocha idiosincracia

La política en tacones

Pilar Ramírez

Viva la Cuenca paisano
la jarocha idiosincrasia
que todo se da con gracia
en el suelo soberano
Guillermo Cházaro Lagos
(Fragmento)

Los cambios legislativos en torno al aborto todavía no concluyen en Veracruz. Después de la sesión del Congreso local en la que se aprobó la llamada “ley antiaborto”, los más importantes medios informativos estatales y nacionales impresos, electrónicos y en línea recogieron no sólo la información sino las diversas reacciones que produjo la modificación del marco legal veracruzano. El improbable honor de ser la entidad número 17 en promulgar una ley antiaborto que puede definir un cambio en la legislación federal y un retroceso en la despenalización del aborto aprobada en el Distrito Federal puso los reflectores en Veracruz.

Los líderes de opinión de los grupos conservadores que han promovido esta modificación legislativa repetían su satisfacción con el Congreso Veracruzano, en tanto que representantes de organizaciones de derechos humanos, académicos y una gran cantidad de autores de los géneros de opinión en los medios ponían una mirada crítica en la posición veracruzana.

En el estado, el periódico en línea alcalorpolitico.com, uno de los medios informativos veracruzanos en internet más visitado, abrió un espacio de debate en torno a la ley antiaborto debido a la cantidad de correos electrónicos que recibió sobre el tema. Al igual que en otros medios, los juicios de quienes apoyan esta nueva ley eran de carácter moral. A las mujeres que apoyan el aborto se les tilda de “calenturientas” y “promiscuas”, a las organizaciones que defienden los derechos de las mujeres se les acusa de “invitar a abortar”.

El tono de quienes impugnan la ley, por el contrario, es mucho más argumentativo y llaman la atención sobre distintos aspectos de la problemática social que conlleva el aborto. El asunto de la discriminación hacia las mujeres más pobres porque son las candidatas naturales a los “tratamientos integrales” por haber abortado, o a la cárcel (si son reincidentes) –como marca la modificación que se aprobó la semana anterior para el Código Penal- fue uno de los más señalados; se insistió en que la criminalización no detendrá la práctica del aborto, sólo la hará más riesgosa por practicarse en la clandestinidad; se enfatizó en que esta decisión de los diputados profundiza la inequidad entre géneros pues castiga a las mujeres pero no así a los hombres que engendran y niegan después su apoyo; se externaron severos reclamos a los diputados que sólo fueron a oprimir el botón para dar un voto negociado previamente y con independencia de la ideología; les llamaron “dipu-machos”.

No faltaron los correos que destacaron el valor y la congruencia de los diputados que votaron en contra de la iniciativa, de manera señalada, las diputadas Margarita Guillaumin y Dalia Pérez Castañeda. Se encomió, con toda razón, que Dalia Pérez hubiese sido la única diputada que votó en sentido contrario al de su bancada porque conoce a profundidad el tema. En este renglón vale la pena mencionar también la postura pública a favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres que externaron durante el debate previo al cambio legislativo el rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, y la directora del Instituto Veracruzano de las Mujeres, Martha Mendoza Parissi. El rector piensa como corresponde a quien encabeza una institución educativa que ocupa un lugar importante en el país, y la segunda manifestó una posición sólida en el conocimiento del tema que le fue encomendado institucionalmente, se mostró respetuosa con la diversidad de creencias al mismo tiempo que firme y congruente con la responsabilidad social de apoyo a las mujeres que entraña su cargo. El reconocimiento a funcionarios casi siempre es un terreno resbaladizo, pero visto el contexto de polémica en el que sostuvieron sus puntos de vista, no sería sino una mezquindad escamotearlo en estos casos.

Es posible que todo lo anterior haya sido calibrado por el gobernador de la entidad, quien en sus primeras declaraciones, rechazó, para cualquier caso, la pena carcelaria para las mujeres que deciden abortar. Por otra parte, ante el apasionado debate que provocó el tema en la entidad y la postura del ejecutivo estatal, el coordinador de la bancada panista se vio orillado a admitir que los cambios legislativos eran producto de un acuerdo previo entre PRI y PAN, y que a los panistas “les había ganado el impulso al votar” la reforma al Código Penal.

Si bien existe aún incertidumbre sobre el destino que tendrá la ley veracruzana, la sociedad reclamaba, como mínimo, la presencia de ese PRI que reacciona a las exigencias ciudadanas, a los argumentos de los líderes de opinión y a la delicadeza de un tema que causa revuelo mediático. Los gobiernos panistas que han llevado adelante las leyes antiaborto han mostrado que gobiernan de espaldas a la sociedad, no han sido capaces de ponderar el sentir de la ciudadanía y se han comprometido de manera exclusiva con su fe y su moral. Veracruz puede todavía poner la distancia que corresponde a las ideologías partidistas y, sobre todo, escuchar a sus mujeres que es escuchar a todas ellas.


Periodista y colaboradora de la RMC

El artículo anterior se debe de citar de la siguiente forma:

Ramírez, Pilar, «La jarocha idiosincracia» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
Num. 118, México, noviembre. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/politica.htm
Fecha de consulta 26 de noviembre de 2009.

Funcionarios con disfunción

Carlos M. Hornelas Pineda

En mi tierra dicen que lo que mal empieza, mal acaba. Y este sexenio empezó desde la designación del candidato en su partido, lo cual lo marcó, pero no sólo a él sino a nosotros también como efecto colateral: no era el mejor… pero sí el más idóneo. Y en el caso de algunos funcionarios que actualmente cobran un mayor salario que el mismo presidente (primer disfunción), hay que ver cómo sobrellevan la pesada carga de sus responsabilidades y los resultados de sus talentos y méritos.

Desafortunadamente sólo hasta que se juntan tantos acontecimientos en un período tan corto, es que empezamos a darnos cuenta de la verdadera situación en la cual vivimos y no nos queda más que reír y pensar como Berthold Brecht que nuestro país es verdaderamente surrealista. A continuación un escaparate con ejemplares funcionarios que adolecen de disfunción crónica para ejercer sus obligaciones.

Para abrir boca, y sin afán de seguir un orden determinado, empezaremos con el hasta hace unos días Subsecretario de fomento a los agronegocios, Jeffrey Max Jones. Este caso lo titularemos “la neta de la mota”. Este funcionario, quien no era el mejor, pero sí el más idóneo, declaró que “Se debe seguir el ejemplo del narcotráfico porque produce lo que demanda el mercado y usa tecnología, en cambio hoy los productores del sector  producen (sic) y luego ven si lo demanda el mercado”. Esta soberbia declaración tuvo lugar durante su intervención en el foro “Cómo enfrentar la crisis en el agro”. En su defensa podemos argumentar que al menos no presentó estadísticas y cuadros comparativos para apuntalar sus aseveraciones. El final de la historia, lo conocemos hoy: renunció a su cargo y con él se va una duda: ¿habrá tenido un mejor ofrecimiento de trabajo?

Otro caso más, tan difícil de creer como el anterior. A éste lo titularemos “quien no se mueve si sale en la foto”. Juan Fernando Estrada Abreu, otrora titular de la Unidad de Comunicación Social de Campeche, quien reportaba directamente a Fernando Ortega, gobernador del estado, renunció en fechas recientes después de que se publicara la “travesura”, o si se quiere, la puntada u ocurrencia de incluir en una fotografía de una gira presidencial entre los mandatarios de México y Guatemala, a su jefe, a través de la manipulación digital de la imagen mediante el software conocido como Photoshop. En un espacio ocupado por otra persona, colocó al gobernador en medio de los mandatarios y distribuyó su obra de arte a algunos medios de comunicación. Aunque después, para su desgracia, se conoció la foto original, lo cual siembra otra duda ¿habrá renunciado por pasarse de “negativo”?

Vayamos sin mayor preámbulo al tercer caso que titularemos “Rebelión en la Granja ”. En la ceremonia de entrega de las “Lunas del Auditorio” trascendió que los organizadores habrían solicitado a los “Tigres del Norte” omitir sus números musicales “Jefe de jefes” y  “ La Granja ” a recomendación de la Secretaría de Gobernación. Quien también habría emitido otra “recomendación” a diversos radiodifusores de abstenerse de incluir esta última en su  programación cotidiana, de acuerdo con Jorge Lara, líder de la banda.

Esto resulta verdaderamente inverosímil porque el jueves 5 de octubre esa misma dependencia emitió un comunicado en el cual manifiesta no haber circulado “ningún oficio” en este sentido. Es decir, no hay nada escrito que evidencie la censura. Uno de los deberes de la Secretaría de Gobernación, particularmente la Dirección General de Radio y televisión que dirige Álvaro Luis Lozano González, es monitorear el contenido de los medios de comunicación y sancionar a concesionarios cuando el contenido se extralimite por lo contemplado en la Ley Federal de Radio y Televisión, así como en el reglamento correspondientes, pero aquí a diferencia de los otros dos casos, no hubo renuncia. Vaya,  ¡ni siquiera un pequeño comentario!; ¿qué será más conveniente para la sociedad, censurar una canción o garantizar la libertad de expresión que el presidente Calderón se ufana de defender a ultranza?

En el poder legislativo no cantan tan mal las rancheras. A este caso lo titularemos “Lo negro del chayote”. El jueves 5 de octubre, el actual Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y otrora Secretario de Gobernación en el sexenio foxista, Francisco Ramírez Acuña, el caballo negro, advirtió a los reporteros de la fuente que la Dirección General de Comunicación Social ya no les repartirá dinero como lo hacían los anteriores titulares de la Cámara baja. No especificó si la medida es temporal por la crisis ni dio la lista de reporteros adscritos a esta nómina. Tampoco señaló las evidencias de la práctica por parte de sus antecesores. Ni siquiera habló de montos, tabuladores o estimados respecto del ahorro que se pretende lograr con esta medida ¿será que para variar no tiene toda la información?

La siguiente historia bien podría constituir el guión de una secuela de Charles Bronson del estilo de “Vengador Anónimo”, aunque por ocurrir en el norte, lo titularemos “Me agarraron los sheriffes”. Mauricio Fernández , presidente municipal de San Pedro Garza García, en Nuevo León, anunció en su toma de posesión que confrontaría directamente el problema de inseguridad de su localidad. Su determinación  y celo para el cargo que desempeña le hicieron decir: “Estoy tratando de acabar un problema de nuestro país, porque ya está demostrado que las leyes no sirven y si tengo que pasar sobre ella así lo haré”.

Esta es una declaración curiosa porque precisamente en la toma de posesión el protocolo consigna que tiene que jurar “respetar y hacer respetar la constitución y las leyes que de ella emanen”. Es decir, velar por el estado de derecho en todo momento garantizándolo a los ciudadanos. No tomándolo en sus manos. Y precisamente el artículo 17 constitucional sentencia que ningún ciudadano podrá hacerse justicia por su propia mano, en el entendido que para su administración existen vías institucionales que deberán ser agotadas en los plazos y términos señalados por las instancias correspondientes.

No obstante, llegó todavía más lejos admitiendo en algunos medios de comunicación que habría organizado un escuadrón de limpieza, una especie de grupo de élite para el combate al crimen organizado bajo su mando para repeler al mal con su propio veneno. Algo así como estar fuera de la ley para imponer la ley. Es más o menos como que él fuera el “Comisionado”  y tuviera su equipo de “Batmans” particular, o como si fuera el alcalde de Ciudad Gótica y tuviera su SWAT personal… algo así. Y luego no quieren admitir que leer el libro vaquero tiene efectos colaterales…

Quien sí sabe de entendimiento mutuo en el sentido más empático del término es el príncipe Gustavo de Holanda que sin haber leído este artículo, expresa con naturalidad el remate que necesitaba. Durante el seminario «Sostenibilidad y Eficiencia Energética: desde el Productor hasta el Consumidor Final», pronunció en el español más mexicano que pudo: «Camarón que se duerme se lo lleva la chingada».
 

El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar este artículo:

Hornelas Pineda, Carlos M., «Funcionarios con disfunción» en Revista Mexicana de Comunicación en línea,
Número 118, México, noviembre 2009. Disponible en
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/FUNCIONARIOS_DISFUNCION.htm

Regularían sets callejeros

Cineadictos

Alejandro Novel Orozco
Colaborador de la publicación Cineadictos que edita la FES- Acatlán

Una nueva ley ronda a la cinematografía en México, se trata de la propuesta presentada a mediados de septiembre de este año en la Asamblea Legislativa del DF por los diputados del PRD, Tomás Pliego y Mauricio Toledo, con objeto de regular las filmaciones en la capital del país, la cual podría servir para poner orden a los sets en vía pública.

Añejo es el problema que enfrentan los realizadores de cine para echar a andar alguna filmación, siempre sujetos a interpretaciones del uso de vía pública por parte de autoridades delegacionales, quienes manejan este asunto con formas y tarifas diferentes, e incluso a la voluntad de policías preventivos, quienes no han desaprovechado el vacío legal y la inexistencia de un órgano específico designado para llevar a cabo el trámite de permisos y avisos para filmar y, en múltiples ocasiones, han extorsionado a cineastas y a cualquier tipo de realizadores de audiovisuales.

Bien sabemos que los equipos de filmación en la calle, por pequeños que éstos parezcan, sí representan complicaciones viales e infinidad de molestias para los vecinos, porque los camiones de escenografía, vestuario, iluminación, maquillaje, camerinos, equipo de producción, almacén, comedor y todos los vehículos que transportan a quienes participan en un rodaje, hacen uso de los estacionamientos disponibles y su permanencia se vuelve literalmente “insoportable”, no importa si quedan sólo un día o, como ocurre en producciones de mayor presupuesto, durante semanas.

El hecho es que ahora en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se han interesado en dar protección legal a los cineastas para evitar que pierdan miles de pesos en caso de una cancelación por culpa de asuntos burocráticos, pues se han registrado casos en los que aunque se cuente con los permisos necesarios, se les ha impedido realizar los rodajes de películas o grabaciones de comerciales y series de televisión.

Ha pasado el tiempo límite en que los diputados anunciaron que la “ley de filmaciones” sería aprobada en la Asamblea Legislativa del DF, con objeto de que entrara en vigor a partir de enero de 2009, y todo indica que los demás diputados no consideran que es prioritaria su aprobación pues, además, debemos recordar que, por iniciativa de productores y diversas personas involucradas en el cine, como la Asociación Mexicana de Filmadoras, se viene gestionando un ordenamiento jurídico desde septiembre de 2007, pero que no fue sino hasta un año después cuando la presentaron como anteproyecto de ley.

De concretarse, la ley de filmaciones ayudaría mucho a los que hacen cortos, largometrajes y todo tipo de audiovisuales en la vía pública, pero de no afianzarse, sólo quedará en buenas intenciones, al igual que ha ocurrido, hasta ahora, con la iniciativa de la misma bancada perredista para crear un nuevo fideicomiso de apoyo a la producción, distribución, exhibición o promoción del cine nacional; de crear un festival de cine en la Ciudad de México para impulsar la promoción de películas del país y regresar la exhibición cinematográfica a todos los sectores de la sociedad.

En las páginas de CineAdictos, hemos señalado en varias ocasiones la necesidad de contar con leyes que realmente incentiven la producción de películas, que den al cine mexicano más espacios en las salas y una competencia más equitativa ante el aplastante sistema de distribución y exhibición del cine de Estados Unidos; por ello la importancia de destacar que esta propuesta es, aunque mínima, un buen paso para crear condiciones que realmente obliguen a quienes gobiernan este país a poner más atención en la industria cinematográfica.

Si se legislara adaptándose a lo que realmente se necesita para ser competitivos, en cuanto a la regulación de filmaciones en vía pública, se crearía una comisión de filmaciones del DF, a cargo de la Secretaría de Cultura, con el fin de incentivar y regular la industria audiovisual, la cual contaría con una ventanilla única encargada de emitir permisos normales, urgentes y para modificaciones de escenas, sin necesidad de pasar por toda la burocracia que actualmente afecta las filmaciones. Si los cineastas, nacionales y extranjeros, se sienten seguros filmando en México, esto redundará en una buena imagen, en un apoyo para atraer turismo y generar empleos. Para quien lo dude, baste recordar la gran cantidad de películas y programas que se realizan en la ciudad de Nueva York, lo que es un factor determinante para llevar visitantes a la “Gran Manzana”.

Acabar con vacíos jurídicos, corrupción y exceso de trámites, unificar cuotas y costos por rodar o grabar en calles, avenidas y parques, en el Metro o cualquier transporte público, eliminar la duplicidad de petición de permisos o la necesidad de autorizaciones para estudiantes con fines académicos, periodistas para la realización de reportajes o documentales y de turistas que quieran captar imágenes de la capital, o de cualquier escenario del país, generará una mayor y mejor visión de México.

Los productores, además de apoyos económicos y morales por parte de las diferentes instancias de Gobierno, requieren estímulos e incentivos fiscales, ser bien tratados y que se respete su trabajo. Por ello es buena la propuesta de que los permisos de filmación en la vía pública sólo les cuesten entre 500 y cinco mil pesos, dependiendo del lugar que elijan, y también que se contemplen multas de 100 a 500 días de salario mínimo para aquellos que no sigan las reglas y violen las normas para filmar en vía pública.

El artículo anterior se publicó originalmente en Cineadictos
y debe de citarse de la siguiente forma:

González Orozco, Novel Alejandro, «Regularían sets callejeros»,
en Cineadictos, Num. 79, noviembre, 2009.

Un amigo de Dios

Juego de Ojos

Miguel Ángel Sánchez de Armas

Comenzamos con un acertijo. ¿Podrá el lector adivinar de quién hablo? Un escritor, nacido alrededor de 1890, es famoso por tres novelas. La primera es corta, elegante, un clásico inmediato. La segunda, su obra maestra, presenta a los mismos personajes, aunque es más larga y compleja, e incorpora en forma creciente elementos míticos y lingüísticos. La tercera es enorme, una locura, ilegible. Una pista: no se trata de Joyce.

Un escritor, nacido alrededor de 1890, denunció la producción masiva, el estruendo del tráfico y el descarno y fealdad de la vida moderna europea, y amó los árboles y la verdura de la campiña inglesa en donde vivió de niño, así como a las pequeñas y delicadas criaturas con las que se topó en las leyendas nórdicas. Una pista: no se trata de D. H. Lawrence.

Un escritor, nacido alrededor de 1890, mezcló porciones de literatura antigua en su propia obra maestra, incorporándolas magistralmente conforme avanzaba. Una pista: no se trata de Pound.

Un escritor, nacido alrededor de 1890, se declaró monárquico y católico. Una pista: no se trata de Eliot.

Los más antiguos de mis lectores —antiguos en el sentido clásico— quizá hayan adivinado ya de quién hablo. Y si son de mi edad y fueron como yo vagamundos y en su camino a Damasco se toparon en un callejón con el graffiti “¡Frodo vive!”, entonces ya lo saben de cierto. Para los más jóvenes, quizá un cuento les ayude:

“Había una vez un cuarentón, profesor de lingüística y filología, que sabía más sobre las antiguas lenguas nórdicas y el Beowulf que nadie en el mundo. El maestro había quedado huérfano muy joven, y el ejército de su país lo mandó a una guerra terrible en cuyas trincheras estuvo a punto de perder la vida. Anegado en el lodo sanguinolento, y apabullado por el estruendo del cañón y la metralla y los lamentos de amigos y enemigos, quizá haya imaginado el mundo que creó cuando muchos años después interrumpiera por un momento la calificación de un examen para escribir al reverso de la hoja: “En un agujero en el suelo vivía un hobbit”.

El escritor de quien hablo, nacido alrededor de 1890 en África del Sur, es J.R.R. Tolkien (John Ronald Reuel) hoy una referencia doméstica gracias a Hollywood, pero en mi adolescencia y primera juventud vicario de un rito arcano cuyos miembros nos reconocíamos por señas secretas y conjuras pronunciadas en voz baja como esa de: “¡Frodo vive!” Hoy me asombra que haya sido hasta fines de los ochenta que encontré en mi propio país con quien hablar sobre la tetralogía de Tolkien y sus asonancias y disonancias con, entre otros, Joyce, Lawrence, Pound y Eliot, de la manera juguetona que se consigna al inicio de este texto y que ojalá fuera mía, pero lo es de Jenny Turner, la espléndida periodista autora de Razones para amar a Tolkien.

He aquí un personaje deslumbrante y paradójico. De él se dice que era aburrido en una sociedad y un siglo de tiesuras, y que su devoción por la filología se percibía anticuada incluso entonces. Pero la obra de este flemático inglés nacido en Sudáfrica, quien nunca alzaba la voz, vestía siempre en tweed y chaleco y fumaba pipa, despertó una corriente pasional pocas veces vista en la literatura. Jenny Turner confiesa que le asusta haber pasado “demasiado tiempo” de su adolescencia en compañía del demiurgo de El señor de los anillos y que ya adulta si bien encuentra los libros repetitivos y “ruidosos”, éstos siguen conectándose a su espíritu de manera inquietante. “Hay una succión, un algo primigenio que se transmite entre ambos, como cuando una nave espacial se enchufa a la nave madre. Es como el seno materno, es un alivio infantil… que también es como un hoyo negro”. Escalofriante memoria, pero humana y generosa si la comparamos con otros juicios, como el de mi admirado Edmund Wilson: “Hipertrofiado… Un libro infantil que de alguna manera se salió de madre… Una pobreza creativa casi patética…”. John Heath-Stubbs estima que la obra es “Una mezcla de Wagner y el osito Winnie Pooh, mientras Germaine Greer exclama que fue “su pesadilla”.

Vaya, pues. Supongo que el viejo profesor, tan enemigo de las pasiones terrenas, nunca imaginó que la obra iniciada con la frase, “En un agujero en el suelo vivía un hobbit”, fuera a despertar tantas y tan opuestas durante tantas generaciones, pues a estas alturas del siglo y mal que me pese gracias al cine, la cofradía tolkiense es ya una muchedumbre. No escapa a la aguda e inteligente mirada de Jenny Turner la paradoja: si los libros son tan criticables, ¿por qué a tantos millones les han apasionado?

No es una pregunta fácil. El Hobbit (1937) me encontró en una librería del extranjero aún adolescente y lo compré por no dejar, por tener algo que leer en el vuelo de 13 horas que me esperaba por la noche. En el aeropuerto comencé la lectura y a la mitad del vuelo maldije no haber adquirido los tres tomos de la secuencia, conocida como El Señor de los Anillos (1954). Una mirada crítica descubre inconsistencias en el texto, en los diálogos, en los personajes y en la narrativa. Yo extirparía a Tom Bombadil, un personaje arbóreo que transcurre cantando tonadillas hueras y que no tiene mayor consecuencia en el resto de la historia, y trabajaría la estructura interna de algunos protagonistas así como la lógica de varios episodios (y ya que de utopías hablamos, también sacaría del mercado la horrenda traducción de Taurus con su majadera “castellanización” de nombres que en vez de un Bilbo Baggins nos sirve un “Bilbo Bolsón” amén de otras aberraciones asestadas a la obra del viejo profesor.)

Pero como dicen los sajones, al final del día lo que me queda es una profunda identificación con la obra, una suerte de simbiosis que, ahora lo pienso, tiene en verdad algo de misterio sobrecogedor. La leo y la releo; sé de memoria pasajes enteros; y cada vez que la visito descubro en ella algo novedoso. Quizá ahí esté la explicación. Tolkien fue capaz de comunicarse con otros espíritus en un nivel anímico primario que escapa a toda explicación y que tiene como hilo conductor las emociones y sensaciones más humanas.

¿Y quién fue este personaje, esa suerte de hobbit mayor? John Ronald Reuel Tolkien nació el domingo 3 de enero de 1892 en Bloemfontein, África del Sur, después de un parto difícil y prolongado. A ese país habían emigrado sus padres en busca de fortuna, y ahí creció, un niño débil y enfermizo. A la muerte del padre en 1896, la madre regresó a Inglaterra, en 1900 se convirtió al catolicismo y en 1904 murió de diabetes, enfermedad incurable en la época.

La madre es un personaje fascinante por derecho propio y estoy convencido de que su personalidad impregna a los espíritus etéreos y fuertes de las pocas mujeres en la obra de J.R.R. Antes de casarse con Arthur Tolkien a los 21 años había sido misionera de la Iglesia Unitaria en África y, créalo o no el lector, ¡impartió catecismo en el harén del sultán de Zanzíbar!

Ahora bien, imaginémonos a esta familia de la clase media pobre en la Inglaterra anglicana y victoriana de entonces y las consecuencias que sin duda estos hechos tuvieron sobre la sensible personalidad del niño J.R.R.. ¿Recuerda el lector a Shelob, el mefistofélico ser que en forma de tarántula gigante custodia el paso de Cirith Ungol a Mordor por donde deben transitar Bilbo y Samwise merced a las intrigas de Gólum? Pues en Sudáfrica el niño Tolkien tuvo experiencias memorables: un encuentro con una peluda tarántula, que lo picó, y con una serpiente. Y un sirviente de la familia “lo tomó prestado” durante varios días para llevarlo a su aldea y presumirlo a su extensa parentela, con las consecuencias que el lector podrá imaginar. Creo que su niñez africana, su adolescencia en la campiña inglesa, su estancia en las trincheras en la primera guerra mundial -donde el gas mostaza daño su salud para siempre y en donde perdió a la mayoría de sus amigos- , su vida enclaustrada como profesor de filología y sajón antiguo… toda su existencia, pues, está reflejada en la saga de los Baggins, desde la fiesta a la que asisten los enanos sin invitación, hasta la última escena en que Bilbo, Frodo y otros personajes abandonan para siempre la inolvidable Tierra Media.

Pero me estoy saliendo de tono. Si el viejo profesor pudiera leer estas cuartillas y en particular el anterior párrafo, sin duda las haría confeti, ya que detestaba a los críticos y a los exégetas… ¡y a fe mía que tenía razón! Así que en resumen diré que los cuatro libros de la saga (El Hobbit,  El Señor de los Anillos, Las dos torres y El regreso del rey), con El Silmarilion integran una república abierta a quien desee pedir la ciudadanía del país mayor del gozo, que es la tierra de la imaginación.

Nota bene. Reuel, el tercer nombre de Tolkien (John Ronald), es un apelativo heredado de padres a hijos en esa familia, y quiere decir, literalmente, “Amigo de Dios”. Sin duda el escritor lo fue.

Profesor – investigador del departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP, Puebla.
Presidente honorario de la Fundación Manuel Buendía.
Correo electrónico: sanchezdearmas@gmail.com

El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar este artículo:

Sánchez de Armas, Miguel Ángel, 2009: «Un amigo de Dios»,
en Revista Mexicana de Comunicación en línea, Núm. 118, México, octubre. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/rmxc/magsa.htm
Fecha de consulta:20 de noviembre de 2009.

Otra imagen del General

Juego de Ojos

Miguel Ángel Sánchez de Armas

En una comida en la casa de Fernando Benítez en Coyoacán hacia finales de los ochenta, hablábamos del general Cárdenas. Fernando preparaba una nueva versión de un libro sobre el divisionario de Jiquilpan para Océano y durante algunos meses nos habíamos reunido periódicamente, yo para escucharle y aprender, él para agobiarme con obsesivos detalles editoriales y constantes cambios a su texto.

En esa oportunidad habló de la personalidad del General, seca como un pergamino, impenetrable en su vida íntima, sólo abierta a lo público y a lo político. Se preguntaba por qué alguien tan generoso y desprendido, paternal con los débiles, campeón de los necesitados, hubiera decidido blindar su emotividad y escudarse tras un hieratismo desesperante para sus biógrafos. En alguno de sus libros Benítez escribió esta reflexión, no recuerdo ahora si fue el mismo que yo edité. Parece que el apodo “La esfinge de Jiquilpan” que a don Lázaro le acomodaron se debió tanto a lo impávido de su personalidad, como por que se le percibía como un oráculo de nuestra política.

Creo que todos los estudiosos del cardenismo han observado esta característica del General, y que es particularmente evidente en sus Apuntes. Más que autobiografía son una cronología precisa y fría de hechos que en su momento tuvieron en vilo a la nación, o desapasionadas narrativas de momentos que otros hombres en semejante circunstancia hubieran consignado con pluma de fuego y arrebato patriótico. Como aquél en donde asienta: “Al regresar de Zacatepec nos paramos a las 21 horas en la desviación del camino que va a Palmira, entre los kilómetros 79 y 80 de la carretera Cuernavaca – Acapulco, y llamé fuera del auto al general Francisco Múgica, secretario de Comunicaciones, y le hice conocer mi decisión de decretar la expropiación de los bienes de las compañías petroleras…”. Es decir, tomó la decisión política más trascendente en la historia moderna de México y la registra con la frialdad de quien ha llegado a la conclusión de cambiar el color de su casa. ¡Carajo! En contraste, cuando nuestro embajador en Washington, Castillo Nájera, lo supo, exclamó: “¡Ah chingao, si hay expropiación hay cañonazos!

Pero he descubierto que si uno es lector cuidadoso encuentra en la obra de Cárdenas y en testimonios de quienes le conocieron ranuras que permiten atisbar más allá de su blindaje. Parecería, a partir de estos observatorios, que era una persona que protegía su timidez con un manto de hosquedad, que tenía una veta romántica y que sufrió de inseguridad. De niño escribe en su diario: “Siento que para algo he nacido”, y le aflige no tener certeza de cuál será su camino. Durante la carrera militar que lo llevó por el país, refugió su soledad en el regazo de muchas jóvenes, al grado que en una carta su amigo más cercano, Múgica, le reclama amistosamente su “anarquía amorosa” y le insta a ponerle remedio. La que sería su esposa, Amalia Solórzano, recuerda en sus memorias que poco después de conocerlo hizo investigaciones para saber si el serio y apuesto joven que atrapó su corazón era casado, enterándose de que no, “pero tenía una muchacha en un rancho vecino”. El 18 de marzo de 1938, después de anunciar la expropiación al país, el General llegó a su casa y a esa hora, pasada la medianoche, pidió que se despertara a su hijo, Cuauhtémoc, y se hizo retratar con él. ¿Cuántas lecturas tiene este hecho? Y en un pasaje de un tomo en el que se recogen sus discursos y documentos confirmé mi sospecha de que en aquel hombre impenetrable habitaba un espíritu de sensibilidad no sólo política, sino poética.

El pasaje es:

“El indígena está acostumbrado al olvido en que se le ha tenido; cultiva campos que no compensan su esfuerzo; mueve telares que no lo visten; construye obras que no mejoran sus condiciones de vida; derroca dictaduras para que nuevos explotadores se sucedan…”

Compárese con estas líneas de Hombres de Inglaterra, del gran poeta clásico inglés Percy Bisshe Shelley, escritas en 1819:

“The seed ye sow another reaps; / The wealth ye find another keeps; / The robe ye weaves another wears; / The arms you forge another bears.”

(“La semilla que cultivan otro cosecha; / La riqueza que producen otro acapara; / El vestido que hilan otro usa; / Las armas que forjan otro porta”.)

¿Comparación forzada? Creo que no. Este hallazgo me reconforta. Que Shelley fue un poeta político y revolucionarioademás de romántico, es sabido: se conoce la carga subversiva que puede tener la poesía. Pero que un político mexicano de la era de los broncos lo leyera y apreciara al grado de incorporarlo en sus textos, es otra cosa. Mi respeto y mi aprecio por el General crecieron a partir de este hallazgo.

En el mismo año de la expropiación, otro poeta, Archibald MacLeish, explicó esta hermandad: “Hay una muy buena razón por la que la relación de la poesía con la revolución política debiera interesar a nuestra generación. La poesía, para la mayoría, representa la intensa vida personal del espíritu único. La revolución política representa la intensa vida pública de una sociedad con la cual el espíritu único debe, pero no debe, hacer su paz. La relación entre ambas contiene un conflicto que nuestra generación entiende: el conflicto entre la vida personal de un hombre, y la vida impersonal de muchos hombres.”

Quiero pensar que el General también leyó a MacLeish.

Profesor – investigador del departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP, Puebla.
Presidente honorario de la Fundación Manuel Buendía.
Correo electrónico: sanchezdearmas@gmail.com

El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar este artículo:

Sánchez de Armas, Miguel Ángel, 2009: «Otra imagen del General»,
en Revista Mexicana de Comunicación en línea, Núm. 118, México, octubre. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/rmxc/magsa.htm
Fecha de consulta:20 de noviembre de 2009.

Buscando culpables

Botica

Jorge Mélendez Preciado

Luego de la rechifla contra Felipe Calderón en Torreón, Coahuila, al inaugurarse un estadio del equipo Santos, el habitante de Los Pinos ha intentado descubrir enemigos en cualquier parte. Lo mismo los empresarios que le contestaron sus reclamos con anterioridad que ahora, como si fuera un izquierdista desatado, los Estados Unidos.

Ya antes se divulgó  que hubo un enfrentamiento de Felipe con el secretario de Gobernación, Felipe Gómez Mont, quien elogió en Veracruz al grillo de Fidel Herrera. También se habla de desencuentros con la propia Margarita Zavala y de gritos destemplados a diversos miembros del gabinete oficial. Pero lo recurrente es que las palabras del ejecutivo no tienen repercusión seria. Si en su famoso decálogo dijo que habría competencia en los medios de difusión, a unos (Televisa) les da exenciones fiscales importantes y  a otros (MVS) les quiere imponer sanciones y hasta suprimir frecuencias; o sea, no hay tal política de ampliar las opciones, sino más bien el clásico método priista: “te doy ventajas si te portas bien conmigo”.

Lo grave del nerviosismo o hasta crispación del señor de los favores, es que lejos de pensar con el cerebro se tomen decisiones con el hígado, algo que había señalado  Carlos Castillo Peraza. Mientras en Brasil, por ejemplo, la política para las nuevas herramientas tecnológicas (celulares, internet, televisión, etc.) es incorporar a ellas a toda la población, en México seguimos con esquemas caros, excluyentes, favorecedores de unos cuantos. Y ahora, con el castigo a las universidades públicas y la cultura, lo mismo legisladores que la burocracia federal mostraron que no les importa más que sus beneficios partidarios e individuales. Algo que ya estamos pagando muy caro, pues el avance en ciencia y tecnología, lo mismo  en lectura, es muy bajo aquí en comparación de otras naciones. Mal futuro.

Líderes

En lo que si vamos adelante y nadie se acerca siquiera a nuestras cifras, es en  asesinatos de periodistas. Reporta  la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que en los últimos seis meses han eliminado a 16 compañeros en Latinoamérica. De ellos ocho en México, sin que se haya localizado a un culpable. Ello hace que sean 55 las víctimas de 2000 a la fecha, ante una autoridad  que se cruza de brazos. Ocasionalmente la PGR emite algún comunicado para decir que los reporteros andaban en malos pasos; lo tradicional, desacreditarnos.

Demagogia

Ulises Ruiz— a quien la SCJN declaró responsable de los disturbios en Oaxaca cuando el movimiento de la APPO— aparece en televisión diciendo que combate la pobreza, hace obras importantísimas y es casi un santo. Pero sabemos que muchas de sus construcciones nunca concluyen, recibe dinero una y otra vez para las mismas y la miseria en dicha entidad va en aumento. Propaganda que intenta tomarles el pelo a todos y lanzarlo a la “fama”.

Ringring

La política en este sexenio es hacer llamadas telefónicas para todo, sin respetar la privacidad de los ciudadanos. Ahora es la CFE , la cual nos alerta acerca de cobros de luz que realizan “algunos extraños”. El objetivo es simplemente tratar de desprestigiar al SME y su lucha por reconquistar sus puestos de trabajo. En esta paranoia que vive la gente, muchas de esas publicidades engañosas surten efecto. Por cierto, en un comunicado de la rectoría de la UAM , cuando la marcha de los electricistas, se decía lo siguiente: “el extinto SME”; vaya tontería.

El primero

En Puebla, el programa de Óscar López, mejor conocido como “El Gallo”, es el más importante en el cuadrante. En radio BUAP, lo encontramos de lunes a viernes de las 9.30 a las 10.30 horas. La información, entrevistas, reportajes, investigaciones están, siempre, delante de cualquiera que promueva la cultura. Recientemente le organizaron a Óscar un homenaje en Profética, donde charló con Juan Villoro. Bien

Ojo

Jimena Granados expone De lejos y de cerca, obra escultórica de vanguardia, en Ortega 23 esquina Carrillo Puerto, en el Carmen Coyoacán. La inauguración será el jueves 19 a las 20 horas y será necesario llegar temprano y luego disfrutar un chupetín.

Periodista de la RMC
Correo electrónico: jamelendez@prodigy.net.mx

El siguiente es un ejemplo de cómo debe citar el anterior artículo:

Meléndez Preciado, Jorge, «Buscando culpables», en El Financiero,
México, 17–XI– 2009, Botica, Cultura.

De muros y murallas…mentales

Juego de Ojos

Miguel Ángel Sánchez de Armas

Si el pez por la boca muere, los políticos encuentran su cárcava en los discursos que otros les escriben.

Esto pensé al escuchar el bello opúsculo que doña Hillary Rodham Clinton, antigua primera dama y hoy secretaria de Estado norteamericana, leyó en ocasión del vigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín. Muy sentidas frases nos sirvió la señora. Urgió a las naciones del mundo a unirse en contra de lo que llamó “nuevas amenazas globales”, animó a no ver hacia atrás sino al futuro y en una figura poética expresó que la noche que el muró cayó “no fue el fin sino el renacimiento de nuestra historia”.

He aquí otra de sus frases esplendentes: “Necesitamos integrar una más fuerte alianza para derribar los muros del siglo XXI y para enfrentar a quienes se ocultan tras de ellos: terroristas suicidas que asesinan y mutilan a niñas en camino a la escuela, dirigentes que privilegian su propio futuro por encima del de sus pueblos”.

Viniendo tal panegírico de la representante del país que consume el 20% de los recursos mundiales en beneficio del 5% de la población del planeta, sus palabras adquieren nuevos y profundos significados. ¿Será el anuncio de que Estados Unidos hará un acto de contrición y revisará su nueva doctrina de “seguridad nacional” que coloca muros en la frontera con México?

Si tal fuere el caso, y doña Hillary realmente fue sincera, quizá la veamos al frente de un movimiento para derruir el “muro de tortilla”. Entonces podría repetir su pieza oratoria en una ceremonia en El Chamizal y parafrasearse a sí misma en los siguientes términos:

“Necesitamos integrar una más fuerte alianza para derribar los muros del siglo XXI y para enfrentar a quienes se ocultan tras de ellos: legisladores que promueven leyes que atentan contra los derechos humanos de migrantes que buscan una vida mejor, dirigentes que dan la espalda a su propia historia, políticos que creen que su propio futuro está asegurado por encima del de los pueblos del mundo”.

Acerca de los muros y murallas, hace unos meses escribí algo que hoy me siento motivado a compartir, en parte, con mis lectores:

“[…] viajaría a Washington para entrevistarme […] en la Casa Blanca o en Camp David y explicar, con peras y manzanas, que en la historia de la humanidad el único muro que ha sido exitoso ha sido el de Pink Floyd. Y pondría algunos ejemplos:

“Doscientos años antes de Cristo, un tal Qin Shi Huang pensó que sería buena idea construir una muralla para detener a los nómadas que amenazaban su imperio (nómada en chino antiguo = migrante). Y como además sentía su civilización amenazada, hizo que el pensamiento no conformista fuera una ofensa capital y sentenció a miles de intelectuales a años de trabajo forzado en la construcción del muro. Pero al cabo del tiempo los migrantes de todos modos pasaron, los críticos persistieron, el mandarín tuvo que incorporar las nuevas lenguas a su sociedad y ya sabemos en qué terminó la Gran Muralla.

“Algunos siglos más tarde un francés que era ingeniero y Ministro de Guerra tuvo la genial idea de construir un muro para contener a los odiados boches (boche en galo = migrante peligroso) y así nació la Línea Maginot, con su propia red ferroviaria, cañones de gran calibre y viviendas climatizadas para la tropa; toda la estructura estaba hecha de hormigón y el grosor de los muros era el más ancho que se conocía en este tipo de edificaciones. Nomás que cuando los boches decidieron que era tiempo de avanzar le dieron la vuelta, porque los muros y las murallas tienen el pequeño inconveniente de ser estáticos. So much por ese muro.

“Más adelante, la nomenklatura a cargo del paraíso de los trabajadores en Berlín Oriental decidió que era tiempo de proteger a las masas contra la decadencia occidental (decadencia en el discurso oficial = migración indeseada). Y de nuevo la burra al trigo: levantaron un muro. Pero no cualquier muro. Fue uno de cuarta generación, de hormigón armado, de 3.6 metros de alto y con 45,000 secciones independientes de 1.5 metros cada una. Además, se protegió la frontera con una valla de tela metálica, cables de alarma, trincheras para evitar el paso de vehículos, una cerca de alambre de púas, más de 300 torres de vigilancia y treinta búnkers”.

¿Suena conocido? Creo que a Hillary nadie le ha dicho que su propio país burló el muro con un puente aéreo y ayuda económica y que, barrera de cuarta generación y todo, miles lo brincaron hasta que un día una turba iluminada lo hizo pedacitos y algunos se hicieron ricos vendiendo los trozos por varias veces su valor original.
Veamos qué tiene que decir la Secretaria con respecto al “Tortilla Wall”.

Profesor – investigador del departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP, Puebla.
Presidente honorario de la Fundación Manuel Buendía.
Correo electrónico: sanchezdearmas@gmail.com

El siguiente es un ejemplo de cómo debe de citar este artículo:

Sánchez de Armas, Miguel Ángel, 2009: «De muros y murallas…mentales»,
en Revista Mexicana de Comunicación en línea, Núm. 118, México, octubre. Disponible en:
http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/rmxc/magsa.htm
Fecha de consulta:12 de noviembre de 2009.

Publicidad, relatos, leyes…

Biblioteca

Alejandra Jiménez

Varios autores 

Era digital

La Internet ha dado surgimiento a una nueva prensa, con identidad y lenguaje propios. No se trata de un nuevo soporte, sino el final del periodismo tal y como se ha vivido hasta ahora. Así lo afirman Jean-François Fogel y Bruno Patiño, pioneros en el periodismo on line, directivos de la página de Internet de Le Monde y autores de este libro. El lenguaje propio de la Internet despoja a los otros medios de sus particularidades únicas, y con ello “acaba con las definiciones rígidas del pasado”. Todos los contenidos desfilan por la misma red, y éstos son definidos por la demanda de cada miembro de la audiencia. En un sinfín de cuestiones por analizar ante la era del periodismo digital, este libro ofrece una reflexión aguda que recupera instantes, hechos y predicciones en torno a la nueva historia de la comunicación después de Internet, ese medio instantáneo y carente de masa. En tal marco, se vuelve lectura obligada para entender la dinámica y las nuevas relaciones de los periodistas con su audiencia.

Jean-François Fogel y Bruno Patiño, La prensa sin Gutenberg. El periodismo en la era digital, Punto de partida, España, 2008, 205 pp.

 

José Garza 

Relatos

José Garza estudia y analiza obras indispensables para entender al periodismo como una actividad generadora de nuevas formas de conciencia y libertad. A partir de la experiencia reporteril y las lecturas que le han acompañado, Garza parte del concepto de la escritura como consecuencia de la experiencia; del desafío del periodismo por retomar una actitud personal del ejercicio profesional. En momentos en que la inmediatez de los medios electrónicos se convierte apocalíptica para la actividad periodística, el autor afirma que el mundo necesita historias narradas para que podamos comprenderlo. De ahí la importancia en desarrollar las dimensiones narrativas de los géneros periodísticos. Reconociendo el valor de la narrativa de diversos periodistas a lo largo de la historia, Garza confirma la vigencia del relato como información y opinión en el periodismo, al cual señala como el reino de la precisión y la veracidad. Subordinado como está, a la realidad, el periodismo vincula su existencia como instrumento de solidaridad con la vida y con los seres humanos. Por tanto, el autor afirma que jamás desaparecerá como expresión que registra la actividad humana.

José Garza, De realidades, ficciones y otras noticias. Estudios sobre reportajes ejemplares: información, creación y escritura, Fundación Manuel Buendía, Diáfora, México, 2009, 384 pp.

 

Ernesto Villanueva

Publicidad oficial

Además de la protección de los mecanismos para difundir ideas y hechos de interés públicos, existe un mecanismo de censura indirecto que moldea la libertad de expresión, previsto en el Artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos: la asignación de pautas publicitarias oficiales. En México, la ausencia de normatividad y de reglas claras y transparentes en esta materia promueve la discrecionalidad, sujeta a los vaivenes del poder político en turno. A partir del método analítico, Ernesto Villanueva analiza diversas legislaciones y extrae indicadores que permiten medir su grado de avance. Finalmente, el autor propone 10 indicadores como constantes mínimas representadas en las mejores expresiones internacionales, a fin de que éstos orienten los elementos mínimos del contenido normativo de una ley en materia de transparencia y equidad publicitaria gubernamental.

Ernesto Villanueva, Publicidad oficial: Transparencia y equidad, Coedición Jus, Cámara de Diputados, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y Fundación para la libertad de Expresión, México, 2009, 237 pp.

 

 

Beatriz Solís

Legislación

Setenta y dos opiniones de periodistas, académicos, productores, escritores, analistas, funcionarios, dirigentes sociales, entre otros, responden en este libro a la pregunta planteada por la Asociación Mexicana de Derecho a la Información: ¿Qué legislación hace falta para los medios de comunicación en México? Este ejercicio reflexivo, crítico y propositivo retoma los argumentos, prioridades, opciones y coincidencias que durante años distintas voces han planteado en la agenda para la –indispensable y urgente– reforma de medios. Pluralidad, concentración de los medios en pocas manos, derecho de réplica, concesiones, contenidos, transparencia, y sobre todo, los derechos de la sociedad mexicana a la comunicación y la información, son algunos de los temas más aludidos, que la sociedad debe respaldar a fin de lograr una cabal reforma para la comunicación en México.

Beatriz Solís (coordinadora) ¿Qué legislación hace falta para los medios de comunicación en México?, Asociación Mexicana de Derecho a la Información, Fundación Honrad Adenauer, México, 2009, 173 pp.