La búsqueda del periodismo del siglo XXI

Fotografía: «iPad» por Sean MacEntee @ Flickr

Por Jorge  Tirzo

El periodismo debe volverse una conversación y dejar de ser el aburrido monólogo que era antes. La idea no es mía: la tomo de Francis Pisani y la repito como mantra cada que hace falta. Por eso me alegra que Víctor Roura considere mi último texto sobre él como algo superfluo. No por el adjetivo, sino por el resultado. Tras leerlo, el editor de Cultura de El Financiero  se tomó la molestia de escribir varias cuartillas para reflexionar sobre el periodismo y las redes sociales. Él tendrá sus ideas, yo las mías: encuentros y desencuentros. Quien gana es el lector en la conversación.

¿Pero qué hubiera pasado si yo no hubiera publicado el texto en la RMC  sino en mi blog personal? ¿Me hubiera contestado? ¿Lo habría leído? Sumo y sigo. La totalidad de las opiniones y citas a las que refiero en el texto, están disponibles en Internet. Ya lo estaban antes de escribirlas. Lo que hice fue “curarlas”. Sí: Internet está lleno de basura. Basura a favor y en contra de Víctor Roura o de otros periodistas. Basura a favor y en contra de casi cualquier tema. Pero también hay cosas interesantes. Es imposible generalizar. Si lo hiciéramos, la Wikipedia, la Enciclopedia Británica, El Financiero, la RMC y muchas obras mejores estarían en el mismo bote de basura. ¿Quién es periodista? ¿El que produce basura de lujo o el que encuentra cosas interesantes entre los desperdicios?

¿Cuál es la diferencia entre los tacos de la esquina y unos aclamados por la crítica gastronómica? El chef, probablemente. ¿Y la diferencia entre un texto publicado en un blog y uno poseedor de un premio de periodismo? Probablemente también el chef. Todos sabemos que muchas taquerías callejeras son basura, pero también que el canon gastronómico a veces no es justo con rincones a la salida del metro que superan en sazón al Pujol.

Acabo de estar en la redacción de El País becado porla Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. El diario llevó a cabo los últimos tres años una transformación radical: dejó atrás la separación digital/impreso e integró sus esfuerzos para hacer el mejor periodismo, así, sin adjetivos. Primero se piensa en digital: las piezas se van actualizando, la información se va construyendo conforme llega y el seguimiento noticioso de última hora brinda un servicio que el público demanda. Por la noche, cuando la mayoría de las noticias ya son viejas, se seleccionan las que valen la pena imprimirse, se entretejen las que estaban separadas y se enmiendan los errores para que el impreso sea, en palabras de Lizy Navarro, una “versión más del cibermedio”.

Ni es el único ni el último diario en hacerlo, pero merece un reconocimiento sustancial por atreverse al cambio sin perder la brújula que guía al periodismo de calidad. Aun así, la vieja guardia salta horrorizada cada que Juan Luis Cebrián afirma que en unos años se dejará de imprimir El País. A muchos nos tiene sin cuidado. En la redacción siempre hay ejemplares de papel, pero reposan en la mesa como una especie de naturaleza muerta de tinta.

Fui a El País  para conocer la dinámica de su redacción integrada. Fui elegido por su ex director adjunto, Gumersindo Lafuente, en conjunto con la periodista colombiana Olga Lozano. El primer día que estuve en la redacción, Sindo  –mi anfitrión–  llegó a despedirse de mí porque acababa de renunciar. Si fuera un divorcio, diríamos que hubo diferencias irreconciliables. Lafuente es un emprendedor digital y algunos sectores de Prisa no lo son. Algunos redactores tampoco lo son y preferirían volver al modelo de antes.

Recientemente en la revista Jot Down, Sindo aseguró para una entrevista que “por primera vez en la historia, las audiencias controlan a los periodistas”. Habrá quien saque de contexto la declaración y diga que Lafuente es un vendido que piensa más en el marketing y la publicidad que en el periodismo. Pero yo le creo. Antes, como los poetas modernistas, los periodistas aporreaban su máquina de escribir desde la comodidad de su redacción-torre-de-marfil. Lo que dijera la audiencia no importaba. Además, lo que dijera la audiencia no valía tanto porque nadie lo publicaba, ni en la radio, ni en la televisión, ni en los diarios. La sección de “cartas del lector” era más bien un simulacro de participación. Ahora no. Ahora, si uno lo desea, incluso se pueden escribir textos retomando las opiniones, imágenes y publicaciones de los lectores. La audiencia es productora y el periodista es audiencia.

 

Tiempo de cambios y de experimentación

Ahora la redacción de El País  gira literalmente en torno a la mesa central de información de última hora. Ahí se actualiza la portada, se monitorean las agencias, se publica la información urgente y se canaliza la información a las secciones. El corazón del diario tiene un monitor que se actualiza cada cinco minutos con la información de la audiencia. Qué textos son los más leídos, dónde se están leyendo, quién los enlaza en Twitter, qué se dice al respecto. A veces el gran notición de los redactores pasa inadvertido para los lectores y también viceversa. Para tratar de remediarlo, El País  tiene un equipo específico que monitorea Twitter, Facebook y Google+ buscando retroalimentación en tiempo real: En qué se equivocaron, qué temas hace falta cubrir, cuáles textos fueron los más leídos. La torre de marfil se vuelve una plaza pública donde todos conversan. Como en cualquier plaza pública, a veces el ruido hace imposible las buenas charlas. ¿Pero qué es un buen periodista si no un “facilitador de conversaciones”, como diría Pisani?

El cambio es difícil. Algunos periodistas de antaño no dudan en blasfemar sobre la mesa central.

—¡Los de la mesa no saben nada! ¡Me importa un &%?$ç lo que digan los de Internet!

Son los mismos que al final del día se sorprenden cuando leen que sus notas tienen unos índices de audiencia muy bajos. Uno conecta con sus lectores cuando los lee, cuando los oye, cuando habla su mismo lenguaje.

La Internety las redes sociales, más que un bote de basura, son un inmenso lenguaje multimedia. Como en todo lenguaje hay blasfemias y barbarismos, pero también poesía y filosofía. El reto está en aprender el lenguaje, siempre en construcción, y usarlo para decir cosas que valgan la pena. Pero claro, aprender un nuevo lenguaje siempre es difícil.

El periodismo del siglo XXI es una revolución, no una sustitución ni una evolución. Como en toda revolución, hay aciertos, errores, huecos, logros y pérdidas. Pero ante todo hay principalmente transformaciones radicales. Quien no se transforma radicalmente se queda atrás, para bien y/o para mal.

Mi texto “Resultados de la búsqueda de Víctor Roura” era ante todo un experimento. Ni es mi mejor texto, ni creo que sea el peor. Quería encontrar el rostro digital de un periodista que no hace vida digital. Ante la limitación, opté por la experimentación. Si hubiera hecho una entrevista en persona y escrito un texto de esos que la prensa publica a montones, seguramente hubiera pasado inadvertido hasta para el mismo entrevistado. Si Víctor Roura fuera un asiduo tuitero, buscar en su perfil de Twitter no tendría tanto interés. ¿Pero qué se dice en la red de un periodista que frecuentemente critica a la red? Al menos yo considero que es una pregunta con un interés periodístico válido.

Quien nunca haya reporteado en Internet, probablemente creerá que simplemente se trata de entrar a Google y teclear un nombre. Luego seleccionar dos o tres textos, usar los comandos copiar y pegar, retocar un poco y ya está. No es así. O mejor dicho, no tiene por qué ser así. Probablemente muchas personas lo hagan así, pero yo no. Digamos que yo trato de tomarme tan en serio el reporteo digital como el analógico. Uno debe saber hacerlo para cada situación y sacar el mejor provecho.

Si algo “me conmovió con hondura” fue leer que reiteradas veces Víctor Roura confunde la palabra Internet con el término (ya de por sí bastante inexacto) “redes sociales”. No son lo mismo, ni se reportean igual. Mientras la Internetes un segmento de la red más o menos estático y público, las “páginas para construir y mantener redes sociales” (como Facebook o Twitter) son bastante más escurridizas. Para reportearlas hace falta usar  meta-buscadores de la web profunda, como Topsy, para indagar en fechas pasadas o específicas. Así fue como me percaté de que existen dos usuarios de Twitter llamados Víctor Roura. Son usuarios, no hashtags. Lo consigné irónicamente en el texto para remarcar uno de los principales  silencios del editor de cultura de El Financiero. ¿Se puede hablar a conciencia de las redes sociales sin ser partícipe de ellas? Parafraseando a Víctor Roura: Su texto me muestra justamente, acaso sin querer, la imperfección periodística a la que recurrimos si no tomamos en cuenta lo que ocurre en el mundo digital, además del mundo analógico (que ahora ya son uno mismo).

Para cuando Víctor Roura me dijo que le hablara por teléfono a su casa, yo ya tenía la idea de que el texto girara en torno a su relación con la red. Si hubiera tenido que escribir sobre Philip Roth, hubiera buscado una estructura narrativa y unas técnicas de investigación acordes a la necesidad de descubrir claroscuros de Philip Roth. Como tenía que escribir sobre Víctor Roura, decidí que tomar prestada la narrativa de las búsquedas de Google y las técnicas de reporteo digital me arrojarían claroscuros sobre él. El día en que acordamos la llamada telefónica, ocurrió uno de esos sucesos inoportunos. El teléfono (un Sony inalámbrico por si hay que culpar a alguien) se quedó trabado. Cuando repetí la llamada, ocurrió exactamente lo mismo. Supuse que la tercera vez era la vencida, así que decidí usar mi iPhone, pero esta vez ya nadie contestó. No sé los motivos, pero la cuarta, la quinta y la sexta vez tampoco fueron contestadas.

De cualquier forma yo quería hablar sobre el fantasma de Víctor Roura en la red. Lo mejor de las fantasmagorías son los efectos que producen en la gente, léase a Rulfo. Ahora se me ocurre que un mejor arranque para ese texto hubiera sido: “Vine a Google porque me dijeron que aquí podría encontrar a un tal Víctor Roura”. Y encontré a un periodista sin vida digital, con amigos y enemigos, con obras publicadas y críticas de obras, con premios ganados y perdidos. Un ser humano, vaya. No estoy diciendo que ahí se encuentre todo. Pero tampoco se encuentra todo en ninguna parte. Ni entrevistando presencialmente a todas sus ex amigas o amigos, ni leyendo 58 mil páginas de Internet, ni leyendo su obra completa (ya sea en papel o en un Kindle, juro que no muerden).

¿Mi técnica? Collage polifónico con fuentes digitales reporteadas a través de operadores lógicos en algoritmos de búsqueda. Dicho sea de paso, hasta para buscar en Google se requiere cierta técnica. No es lo mismo buscar Víctor Roura que “Víctor Roura” o Victor+Roura o Víctor NEAR Roura. No es lo mismo una búsqueda “Voy a tener suerte” que filtrar por fechas, idioma o lugar de publicación. Tampoco es lo mismo un tuit tipo “Mala onda del cuatro ojos que se cree Einstein” que la cobertura tuitera de Jon Lee Anderson en Siria.

 

Ni generalizar ni menospreciar

Un periodista que no está sumergido en las redes sociales se está perdiendo de mucho. Sin ir más lejos, de la lista de participantes del encuentro “Nuevos Cronistas de Indias”, convocado porla FNPIy el Conaculta, puedo encontrar grandes periodistas tuiteros como Martín Caparrós, Hernán Casciari, Guillermo Osorno y Alberto Salcedo Ramos, por poner un ejemplo. Afirmar de un plumazo que “las fuentes periodísticas confiables aún no están en Internet” es ignorar, por ejemplo, que un grupo de jóvenes  –menores que yo– organizaron el primer debate presidencial mexicano totalmente en Internet y sin la intervención del IFE.

Tampoco es cosa de juventud o vejez. He impartido algunos talleres a alumnos de licenciatura y preparatoria, pero también he sido alumno en talleres junto a periodistas de mayor edad. Es un mito que los jóvenes traigan el famoso chip digital y que los veteranos no puedan comprender Internet. Es una cuestión de práctica del lenguaje multimediático. Igual que aprender chino mandarín o alemán o nahuatl. Quien no es políglota, corre el riesgo de llamar barbaros a todos los que viven fuera de su muralla.

Miguel Ángel Bastenier es ejemplo de un periodista que pasó de criticar abiertamente las redes sociales a ser un tuitero empedernido. El columnista de El País  incluso cambió el título de su célebre taller “Cómo se escribe un periódico” a “Cómo se escribe en periodismo” para adaptarse al entorno digital, donde él mismo reconoce que los periódicos impresos ya no son indispensables. Me quedo con uno de sus tuits: “Todo el periodismo de letra impresa, todo, es trasladable al soporte digital, que le añade, pero no resta, conocimientos valiosísimos”. Amén.

La cosa es atreverse. Recuerdo con alegría el día que tuve que moderar una Twitcam con Leila Guerrero organizada porla FNPI. Lacronista argentina, a la que admiro profundamente, no es usuaria de las redes sociales, pero se atrevió a una entrevista en vivo con la comunidad de Twitter. Yo, más que un entrevistador, estaba en un papel de moderador, de “facilitador de conversaciones”. Hay de todo. Desde quienes critican el aspecto físico, hasta los que hacen preguntas dignas de un examen de posgrado. La tuitcam fue bien a pesar de las dificultades técnicas. Al final hasta estuvimos charlando más tiempo del programado y hablamos del futuro de la crónica digital, de la hibridación de géneros y muchas otras cosas. El lector es el que gana más. Sirva este texto para invitar a Víctor Roura a tener una entrevista colectiva con tales características.

¿Que las redes sociales deben tomarse con cautela? Concuerdo con Roura. ¿Qué es más fácil leer un libro completo que buscar enla Internet? No necesariamente, depende de la profundidad de la búsqueda. ¿Qué las fuentes digitales no sustituyen a las análogas? Concuerdo, pero también es válido al revés: lo análogo no es mejor que lo digital. ¿Que Madonna no es el futuro de la humanidad? Concuerdo, quien así lo crea se quedó atrapado en los ochenta. Lo mismo pasa con Internet y las redes sociales. Quien crea que son el futuro, se quedó atrapado en los noventa.

Agradezco los comentarios sobre las debilidades de mi texto. Es cierto que puede pecar de parcial al mostrar sólo la cara digital y no la análoga, pero creo que la primera tiene valor por sí misma. Lamento haber dado la impresión de solamente haber hecho una búsqueda superficial en Google, no fue así y dicho sea de paso, al sistema de gestión de contenidos de El Financiero  le vendría bien una manita de gato de optimización para buscadores. Son aprendizajes de esos que los jóvenes como yo no nos cansamos de hacer. Tenemos tanto que aprender de los más veteranos, como al revés.

Lo que no es bueno para el periodismo es descalificar lo digital simplemente por ser digital. Si Víctor Roura considera que un mejor perfil hubiera sido extraer citas de ensayos o de sus artículos publicados, ¿qué pasa si los busco en Google Scholar y los leo en mi iPad? Tampoco creo que descalificar a priori  las técnicas de investigación sea lo más saludable para el periodismo. Sí. Una búsqueda superficial en Google puede tardar unos segundos, pero una a profundidad, no.

Si hay una idea de Víctor Roura que recordaré para siempre, es la de darle a cualquier tema o entrevistado la mayor importancia. No menospreciarlo ni considerarlo como algo superfluo. Entrevistar a Paulina Rubio puede dar un texto de la misma valía que charlar con el Dalai Lama. El chef es lo importante. Habría que aplicar la misma idea cuando se habla de Internet y las redes sociales. Ni generalizar, ni menospreciar. Sí. Hay algo de superfluo en ellas (Igual que en Paulina Rubio y en el Dalai Lama). ¿Y?

El periodismo debe volverse una conversación y dejar de ser el aburrido monólogo que era antes.

 

Coordinador editorial de la RMC. Académico del ITESM.

Enrique Peña Nieto: ¿lista la estrategia para redes sociales?

  • Durante la campaña de Peña Nieto su equipo responsable de redes sociales tuvo un papel relevante por las estrategias empleadas para posicionar a su candidato y descalificar a la oposición.
  • Su proyecto visible se basaba en el ataque y no en las actividades que debiera llevar a cabo un Community Manager.
  • «Por esto y por otras razones esperamos la propuesta de Peña Nieto en materia de redes sociales: a final de cuentas y sin quererlo, dirá mucho más sobre su interés por relacionarse con las comunidades que la presentación de otras políticas en la materia», dice Benassini.

Fotografía: «Toma de protesta de Enrique Peña Nieto como Candidato del PRI a la Presidencia de México» por Angélica Rivera de Peña @ Flickr

Por Claudia Benassini

Durante las campañas presidenciales el equipo responsable de administrar las redes sociales de Enrique Peña Nieto tuvo un papel relevante.

 

En Facebook: Poca crítica y muchas felicitaciones

A través de Facebook los seguidores del mexiquense pudieron dar seguimiento a los momentos más importantes de su campaña. Diariamente se subían a su perfil decenas de fotografías que lo mostraban en actos públicos recorriendo los cuatro puntos cardinales del país. Sudoroso, rodeado de gente, siempre dispuesto a dar la mano a quien se la tendiera. Rápidamente las imágenes se acompañaban de miles de “me gusta”, felicitaciones al candidato y reiterados “vamos a ganar”. Las críticas pasaban inadvertidas, sobre todo porque se integraban a largas cadenas de saludos; para verlas era necesario desplegar todos los mensajes de tal suerte que pocos se percataron de su existencia. Y, por supuesto, visitantes y simpatizantes nunca se enteraron de que las series de imágenes seguidas cotidianamente a través de Facebook habían pasado por un previo proceso de selección que optaba por las más atractivas, las que apoyaran la campaña del candidato y las que, seguramente contribuirían a la construcción de la representación colectiva de un Peña Nieto triunfador.

 

En YouTube: Crítica ciudadana y el fantasma de AMLO

En YouTube la estrategia fue similar, aunque hasta muy avanzada la campaña Peña Nieto se pudo quitar el fantasma de Andrés Manuel López Obrador: el primer candidato presidencial que había abierto un canal en esta red social y que cotidianamente subía videos sobre sus actividades de campaña. Los estrategas de Peña Nieto se dieron a la tarea de abrir el canal del priista y, siguiendo la lógica de Facebook –y el principio del atractivo que ejerce la imagen en movimiento- se subieron videos que resumían las actividades cotidianas del mexiquense. De nueva cuenta, siempre rodeado de seguidores, siempre dispuesto a saludar hasta al último asistente que se le acercaba, eventualmente firmando sus promesas de campaña pero siempre atento a las peticiones de la ciudadanía. Como en el caso de Facebook, los videos que se subieron a YouTube eran cuidadosamente editados para presentar los mejores momentos de la jornada: los más ilustrativos, los que mejor mostraran la disposición de Peña Nieto a servir a la nación.

Claro que a diferencia de Facebook, YouTube rápidamente se llenó de videos que cuestionaban al priista: desde su militancia partidista hasta su paso por la gubernatura del Estado de México sin faltar su ascendente en Atlacomulco: su tío Arturo Montiel de quien se deslindó hace años, cuando su cercanía amenazaba con obstaculizar sus aspiraciones presidenciales. De cualquier manera, YouTube se convirtió no solamente en un espacio proselitista, sino también en un espacio de denuncia,  que mostraba las imágenes que no circulaban a través de los medios de comunicación sobre todo la televisión. Sin embargo, en este caso los visitantes se enfrentaban a un obstáculo: la necesidad de seleccionar los materiales idóneos y hacer a un lado las críticas que abundaban en la insidia, el rumor y la desinformación. Tres elementos que restaban calidad a los videos de quienes se sumaron a las críticas al priista. ¿Qué tipo de videos tuvo más impacto entre los usuarios de YouTube? Es difícil aventurar una respuesta. Pero el lector interesado podrá acercarse a ella viendo los materiales, el número de visitas y, sobre todo, los comentarios.

 

En Twitter: Aparentando el apoyo ciudadano

En este contexto, la estrategia de campaña a través de Twitter tenía que simular no serlo; es decir, había que aparentar que eran las iniciativas procedían de la ciudadanía y no de un equipo de estrategas. Lo de menos eran los quince o veinte tuits que Peña Nieto –o sus estrategas- enviaba a través de Twitter sobre sus actividades, dónde estaría en esos días, alguna felicitación y/o algún pésame. Lo complicado era mantener a Peña Nieto en el imaginario de los tuiteros, sobre todo bajo el supuesto de que ahí se localizaba el mayor número de opuestos a su candidatura, el mayor número de críticos a su proyecto y, más globalmente, el regreso del PRI a Los Pinos. Tomó tiempo descubrir la estrategia: casi siempre a medio día comenzaban a llover los hashtags con una consigna sobre Peña Nieto. Y la lluvia era tan numerosa que en un par de horas alcanzaban el rango de Trending Topics (TT). A muchos críticos les tomó tiempo percatarse de que cuando ellos usaban el hashtag para el cuestionamiento contribuían sin quererlo al mantenimiento del TT. De ahí se derivaron las estrategias similares tendientes a mediatizar a Peña Nieto, que en muchas ocasiones fueron reemplazadas por consignas en su contra o bien, a favor de López Obrador.

 

Las principales batallas

Al respecto, cabe recordar que en Twitter se libraron las principales batallas. Batallas que inicialmente perdieron los priistas, quienes optaron por un cambio de estrategia. El primer enfrentamiento se libró a raíz de las declaraciones de Peña Nieto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Los ataques a través de Twitter no se hicieron esperar a tal grado que durante varios días Enrique Peña Nieto encabezó los primeros lugares de TT sin que los responsables de sus redes sociales pudieran hacer algo para mediatizar el impacto de los dichos del priista que evidenciaron su ignorancia y/o su falta de interés por el mundo de las letras. De ahí siguieron los dichos de la hija que llamó prole a los tuiteros y otros incidentes similares. En ese momento ni siquiera se iniciaban las precampañas, pero quizá fue el tiempo propicio para desarrollar una estrategia no para desmentir los dichos de los opositores a Peña Nieto, sino para mantener al candidato en los primeros lugares en los TT cotidianos del Twitter. ¿Cómo? Posicionando frases clave de la campaña y/o contrarrestando al rival mediante hashtags que lo descalificaran. La estrategia funcionó en momentos, pero no logró mediatizar la carga de los cuestionamientos.

 

¿Gobierno digital?

Una vez que Peña Nieto recibió el nombramiento de “Presidente Electo” hizo público su gabinete de transición. Por primera vez en la historia de un equipo con estas características figuraba Alejandra Lagunes, responsable del “gobierno digital”. Todo indica que la propuesta está orientada hacia la dotación de servicios de telecomunicaciones a todo el país –incluidos las zonas rurales más recónditas- y estimular la participación ciudadana a través de Internet. La propuesta incluye también la administración de las redes sociales. Sería deseable que a estas alturas ya tuvieran diseñada una estrategia para interactuar con las comunidades que se organizan en torno a Facebook YouTube y sobre todo Twitter. Hasta ahora lo que hemos visto deja mucho que decir. Se ha privilegiado el enfrentamiento sobre el diálogo cuando el trabajo de un administrador de redes sociales o Community Manager debe ser el diseño de estrategias que pongan en contacto en este caso a Peña Nieto con la comunidad tuitera. Estas estrategias debieran incluir temas sobre los que se pretende orientar el diálogo y un diagnóstico cotidiano sobre cómo avanza la interacción entre las dos partes.

Hasta el momento la información se ha concentrado en dar a conocer otras iniciativas de Peña Nieto quizá de mayor importancia que el gobierno digital. Habrá que estar pendientes sobre la propuesta y, sobre todo, sobre su puesta en práctica. Aquí se verá si se busca una verdadera interacción con la ciudadanía o si se trata de una moda proveniente del exterior carente de un plan y una estrategia de contenidos. En este sentido, al inicio del texto decíamos que durante la campaña de Peña Nieto su equipo responsable de redes sociales había tenido un papel relevante. Pero no relevante en el sentido que se le confiere al término. Relevante por las estrategias empleadas para posicionar a su candidato y descalificar a la oposición. Relevante porque su proyecto visible se basaba en el ataque y no en las actividades que debiera llevar a cabo un Community Manager arriba esbozadas. Por esto y por otras razones esperamos la propuesta de Peña Nieto en materia de redes sociales: a final de cuentas y sin quererlo, dirá mucho más sobre su interés por relacionarse con las comunidades que la presentación de otras políticas en la materia.

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Ética en la era digital

  • Desafíos frente a la comunicación globalizada.
  • La imagen tradicional con que el hombre se aproximaba a los medios de comunicación está cambiando y ese cambio lleva oculto algo más que una nueva descripción: implica un nuevo pensar, un nuevo explicar y un nuevo captar el valor en sí de la persona.
  • «Comunicar y entretener deben ser sinónimos: utensilios para desplazarse por el mundo como seres históricos, trascendentes, libres inteligentes y realizados y no como tierra baldía: noche nublada que absorbe toda la luz del amanecer», dice Hidalgo.

Fotografía: «iPaddr» por Daniel Bogan @ Flickr

 Por Jorge Alberto Hidalgo Toledo

Publicado originalmente en RMC 132

La comunicación  es un acto referencial dotado de sentido y significación. Permite unirnos semánticamente a los demás seres morales y compartir valores, tradiciones, costumbres e ideas enriqueciendo la experiencia vital. La comunicación es encuentro, es intimidad, es vincularse con el otro, es diálogo, es entrega, es construcción comunitaria, es donación y servicio al otro y por los otros. Ahora bien, ¿qué desafíos presenta la comunicación en la era digital? ¿Cómo entender la descentralización de la persona en su interacción vía chat, o en agregadores de contenido propios de la web 2.0? ¿Qué implica la acción comunicativa o la interacción simbólica establecida con la convergencia tecnológica y los grandes dilemas resultantes de la comunicación mediada por computadoras?

La comunicación constituye una experiencia trascendental dotada de significado que sobrepasa la gramática de la realidad. Los medios de comunicación tienen como función social dar certeza existencial a las personas; no obstante, los procesos y medios de comunicación actuales han puesto al descubierto una serie de irregularidades que nos llevan a hablar de indigencia comunicativa, ausencias cognoscitivas y pobreza informativa.

 

La ontología de la comunicación

Es a través del lenguaje y su carácter comunitario que invocamos, evocamos y se nos “autorrevela el mundo”, de acuerdo con Cassirer. Esta interacción sintáctica y dinámica entre la materia, el individuo, la percepción y la inteligencia es la que permite unirnos semánticamente a los demás. De esta forma, la comunicación constituye, no una intención vacía como creía Husserl sino como bien apunta Sastre: “una experiencia trascendental”; una relación de compromiso que sobrepasa la gramática, la realidad y el lenguaje. Y coincidiendo López Quintás, comunicar es “extender la mano”, es encuentro, es intimidad, es vincularse con el otro, es diálogo, es entrega, es darse al otro. La comunicación no es un mero accidente que ocurre entre los hombres; por ello, hoy día, se distingue de informar. Comunicar, por el contrario, es dotar de significado las cosas del mundo; lo que significa: dotar de sentido a la existencia misma. Con ello quiero apuntalar que es la persona el centro y el destino de la acción comunicativa. Lo que debería llevarnos a creer que en cada palabra vertida en Facebook, Twitter, un chat, en cada imagen transmitida en tiempo real por YouTube, en cada sonido descargado de Blip.fm o Limewire debería haber, como afirmaba Gabriel Marcel, una “certeza existencial”. Tal invocación recíproca de encuentros interpersonales es la ontología misma de la comunicación. Quienes buscamos el Ser de la comunicación, en el fondo buscamos al hombre mismo. Siendo la humanidad entera la que se oculta detrás del fenómeno comunicativo, resulta vital analizar la función de los medios  y ver si éstos, en verdad, están al servicio del hombre.

La interacción simbólica que se ha tendido en la red y la convergencia tecnológica, ha puesto al descubierto la ausencia de un rostro y la desnudez del cuerpo. Por ello se puede hablar de indigencia comunicativa, de egoísmo simbólico, de extranjeros gramaticales, de ausencias cognoscitivas, de despojo mediático, de soledad significativa, de pobreza informativa, de miseria existencial.

Quizá, el problema más grave y evidente de la comunicación en la era digital no sea la brecha informativa, sino la ausencia de una metafísica significativa que permita nuevamente la posesión del mundo y la instauración de una comunidad universal de personas por el don de la comunicación. Devolver el sentido trascendente a la acción comunicativa implica volver los ojos a la centralidad de la persona, al reconocimiento y valoración del otro, a la ética y a los fundamentos de los medios: servir (buscar el bien común), unir (solidaridad) y equilibrar (justicia) a la sociedad. Regresemos al “ser a su morada”, como refiere Heidegger. Registremos la propia existencia y sus condiciones éticas para hablar nuevamente de significación y sentido en la acción humana; para entender nuevamente la comunicación como la mediación ética del mundo. Roger Silverstone afirmaba hace unos años:

Los medios están ahora en el centro de la experiencia, en el corazón de nuestra capacidad o incapacidad para encontrarle un sentido al mundo en que vivimos.

 

Las nuevas audiencias

Hace poco más de 20 años, los medios de comunicación masiva dieron un giro radical a la cultura y sus aproximaciones hipermediales. El nacimiento de la cadena musical MTV había gestado una generación de usuarios que tenderían a ver el mundo como un videoclip: edición rápida, historias paralelas, pensamiento no lineal, alteración  del contexto visual por sobre información, la conjunción de discursos: visuales, auditivos y narrativos y yuxtaposición de texturas y colores. A partir de ahí, los jóvenes consumidores de medios no volvieron a ser los mismos. Una nueva sintaxis estaba definiendo la estructura gramatical del consumo mediático.

Posteriormente, las jóvenes audiencias, altamente familiarizadas con el discurso mediático establecido por las computadoras personales, comprendieron que el dominio del código y la programación permitía tomar el mundo por el mando. Con la proliferación de las computadoras, las audiencias dejaron de ser pasivas. El boom de Internet reconfiguró la interacción en un entorno global.

En el año 2005, Donald Roberts presentó a la Generación M en el estudio realizado para la Kaiser Family Foundation. Esta Generación altamente mediatizada, en línea y medianamente tolerante a los contenidos publicitarios dio paso hacía ver que los jóvenes entre los 13 y los 24 años que nacieron y crecieron con los medios interactivos e inalámbricos era una audiencia totalmente diferente a la que conocíamos. Ahora ellos poseen un gran número de medios portátiles propios; adoptaron como suyas las tecnologías de información móvil e Internet; usan los medios tradicionales únicamente para saber de moda, belleza, celebridades, actitudes a imitar; son multitasking y están altamente acostumbrados al engranaje mediático publicitario. Nuevas industrias, nuevas tecnologías de información, nuevos medios, nuevos consumos, nuevas generaciones, nuevos usos… Ello implica también ¿nuevas dimensiones éticas y antropológicas de los medios?

Una nueva revolución simbólica/antropológica se está viviendo; ¿cuáles son los resultados?: cambios profundos en la configuración de la identidad, nuevos modos de interacción, socialización, diálogo y significación. Necesariamente toda nueva sintaxis establece una nueva semántica y, por ende, una nueva pragmática. He ahí donde se teje la reflexión, en el repensar preguntas básicas alrededor de la persona humana y su destino trascendente ante la conjunción de entretenimiento, ocio y tecnologías de información y sus implicaciones éticas.

La imagen tradicional con que el hombre se aproximaba a los medios de comunicación está cambiando y ese cambio lleva oculto algo más que una nueva descripción: implica un nuevo pensar, un nuevo explicar y un nuevo captar el valor en sí de la persona.

José Luis Molinuevo apunta en su texto Humanismo y nuevas tecnologías que la deshumanización llega cuando se da la pérdida de identidad para ganar otra nueva. Los medios hoy permiten a los jóvenes: 1) ver si sus ideas son compartidas por otros; 2) les ayudan a entender algo de los problemas que tiene la gente; 3) aprenden nuevos estilos de vida; 4) ven cómo otros resuelven problemas similares a los suyos; 5) exploran la realidad; 6) buscan consejo; 7) tienden redes de sociabilidad; 8) no se quedan fuera de la conversación del grupo de iguales; 9) son un territorio común; 10) fundamentan coherencia interna del grupo y definen las fronteras exteriores; 11) hablan de temas relacionados con identidad, embarazosos y prohibidos; 12) establecen relaciones interpersonales; 13) ejercen la autorreflexión y se implican en debates morales; 14) realizan una interpretación activa con actitud crítica y lectura irónica

Los medios e hipermedios, como afirma Roxana Morduchowicz, “ofrecen un modo de posicionarse frente al mundo, frente a los demás y frente a uno mismo. Permiten mirar de otra manera la realidad y pensar en el lugar que cada uno ocupa en ella”. Bajo este matiz, ¿cuáles son las nuevas motivaciones de la Generaciónhipermedial?: a) vivir un mundo de fantasía; b) ver el mundo con humor; c) ver cómo viven otros; d) saber qué harían en una situación similar; e) dibujar sus emociones; f) encontrar satisfacción emocional; g) implicarse con la vida íntima de las celebridades; s escapar de la realidad. En resumen, estos jóvenes buscan en los medios: contenidos exactos a sus necesidades informativas para verlos cuando ellos quieran, donde quiera y desde la plataforma o soporte que quieran.

 

Comunicación en el mundo digital

¿Hasta dónde intervienen los medios en la vida de las jóvenes audiencias?  En Educación en Medios, David Buckingham señala:

Un medio es algo que utilizamos cuando deseamos comunicarnos con las personas indirectamente, es decir, sin que medie contacto personal o los interlocutores se vean cara a cara […]. Los medios no nos ofrecen una ventana transparente sobre el mundo. Ofrecen cauces o conductos a través de los cuales pueden comunicarse de manera indirecta representaciones o imágenes del mundo. Los medios intervienen: no nos ponen en contacto directo con el mundo sino que nos ofrecen versiones selectivas del mismo.

Intervención, representación y selección; en pocas palabras: mediación intencionada y velada. Dar cuenta de que en el corazón de la interacción hombre/medios se encuentra una relación de uso o servicio; es dar cuenta que en medio de esa relación se puede estar cultivando una paradoja que fundamenta al hombre como una cosa más al servicio de un sistema, lo cual genera por ende una crisis de significación de la antropología y la ontología mediática.

¿Qué lectura están haciendo las jóvenes generaciones de los textos mediáticos? ¿Los medios sociales (los wikis, blogs, podcast, mensajeros instantáneos, videocast, skype, radio por Internet, etcétera), los videojuegos,la Internet, el cine, la publicidad, la música son con y por los hombres? Con el uso dado, ¿permiten responder las interrogantes de la existencia en una forma participativa, interactiva, personal, como lo dicta la propia ontología de las tecnologías de información?

Cual “criatura constantemente en busca de sí misma”, como dice Cassirer, el hombre ha encontrado en las nuevas tecnologías de información y el mundo del entretenimiento, aparentes respuestas a los grandes misterios de su existencia. Paradójicamente, los niños y jóvenes no sólo han aprendido a leer y escribir en los medios mensajes, conocimientos y habilidades; también han aprendido a interpretar y valorar positiva o negativamente su existencia. En el dinamismo del proceso mediático un nuevo orden moral plantea referentes e interrogantes complejas para entender la mutación de nuestra naturaleza o aquello que permite adentrarnos en ella.

Los medios y el entretenimiento hacen cada vez más evidente su condición de omnipresentes e inevitables. Sus recursos simbólicos están presentes en todos los momentos de la vida. Si pensamos en el valor cultural que tienen los medios en la vida de la ahora denominada Generación Mi Medio, que los entienden como sinónimo de diversión, tiempo libre, ocio y pasatiempo, se vuelve fundamental estudiarlos y entenderlos para describir la respuesta existencial que están encontrando al involucrarse y empatar simbólicamente con las actitudes y formas de conducta que promueven.

Para las nuevas generaciones, los medios juegan un rol fundamental en sus vidas. Éstas tienen un mayor compromiso, profundidad y pasión con los nuevos medios. Son poco receptivas a experiencias mediáticas pasivas. Sus principales canales de comunicación son la música,la Internety los dispositivos móviles. Filtran publicidad aceptando sólo lo que consideran relevante, entretenido y significativo. No pueden vivir sin los nuevos dispositivos tecnológicos. Su principal motivación es la interconexión; es decir, adoptan las tecnologías y formas de entretenimiento que les permiten: desarrollar un sentido de pertenencia (comunidades virtuales); “grafitean el mundo con su voz” y quieren ser valorados por lo que son, sin importar con ello expresarse de modo irreverente y anárquica; y finalmente, dar testimonio simbólico de su identidad.

Los medios o vehículos de entretenimiento que mejor les permiten establecer la triada semántica son la música, la Internety los dispositivos móviles. La Generación My Media, reportada por Bensmiller, está altamente acostumbrada a dos fenómenos particulares: el multitasking (actividades múltiples) y el media meshing (engranaje multimediático), ambos derivados de la necesidad de realizar al mismo tiempo varias acciones por sobrecarga de preocupaciones y presiones, más que por una habilidad de inteligencia mediática.

La tecnología para estos jóvenes ocupa un lugar determinante en sus vidas pues ven en ella un modo de mejorar su calidad de vida; les permite mantenerse interconectados con su núcleo fundamental portador de sentido (familia y amigos). Los jóvenes que buscan contenidos exactos para verlos cuando quieren, donde quieren y en la plataforma en la que quieren, nos llevan a repensar en el planteamiento de Nicolás Negroponte  en el que insistía que la tecnología habría de transformar no sólo al mundo, a la sociedad sino al hombre mismo.

Videos, dispositivos electrónicos, televisión y radio satelital, computadoras personales, Internet, son parte de las transformaciones que han afectado cualquier aspecto de lo que hacemos. Hoy los mercados globales, la economía digital, el dinero electrónico, la comunicación instantánea y electrónica, las transmisiones satelitales se entrelazan como un grito para confrontar el silencio eterno y celebrar la mundialidad.

Pensar la globalización nos lleva, como apunta Anthony Giddens, en un ver lo de afuera para sumergirnos en lo de adentro; en un contemplar la transformación que se vive en el interior de los sistemas familiares, los valores humanos y las afectaciones directas e indirectas en la persona humana. Las presiones hacia arriba y hacia abajo confrontan las identidades. Fluyen nuevas voces ideológicas desde el corazón mismo de las industrias culturales.

Una nueva conquista se está llevando a cabo: la conquista de las identidades. La paradoja de la expansión hipermedial está en que la sintaxis con la que está redactando las líneas del mundo, especialmente entre las generaciones jóvenes, produce oraciones y sentencias que no apuntan del todo a llenar los espacios vacíos con que se responden a los grandes problemas de la existencia. Ante este escenario Umberto Eco plantea:

El discurso abierto es una llamada a la responsabilidad, a la elección individual, un desafío y un estímulo para el gusto, para la imaginación, para la inteligencia.

 

Reubicación del hombre

Hoy día los comunicólogos, antropólogos, sociólogos y politólogos hablan de la necesidad de contar con medios de comunicación libres y responsables para la creación de sistemas democráticos donde prime la libertad de expresión e informativa. Para ello han creado múltiples modelos y teorías de responsabilidad social, códigos de ética, vías de autorregulación y legislación para justificar el buen actuar de los medios ante la sociedad civil.

Muchos han sido los estudios dedicados a los efectos de los medios y los intentos para establecer un uso ético de los mismos.  Pero, ¿podemos hablar realmente de ética mediática si limitamos los esfuerzos a generar legalismos, normativas y códigos de conducta más que intentos por visualizar a los medios como herramientas colaborativas para devolver el lugar del hombre en el mundo?

Esta reubicación humana debe partir necesariamente del entender que los medios están al servicio del hombre. Pero, ¿qué implica este servicio? Cuando hablamos del servicio que prestan los medios de comunicación, nos referimos a su aportación para lograr un factor de crecimiento y progreso humano, progreso de la verdad del hombre, progreso cultural, social y económico. Los medios deben servir para encontrar respuestas verdaderas; para desarrollar las habilidades; para conocer, compartir y comunicar las intenciones, deseos, sentimientos, conocimientos y experiencias; para comprender, actuar con libertad y progresar; para establecer relaciones, solidarizarnos; para enriquecernos intelectual, moral, social y espiritualmente; para promocionar los valores humanos y la vida humana; para realizar un encuentro entre hombres, culturas, ideologías, historias y signos trascendentes.

Cuando los medios e hipermedios pierden este sentido de utilidad, se pierde con ello el sentido de la condición humana y se terminan agrediendo: la dignidad humana, la cultura, los sistemas económicos, políticos y sociales. La comunicación que se sostiene de la experiencia común, solidaria y caritativa –porque ofrece lo mejor del otro– termina construyendo el cuerpo del mundo. El rostro y la identidad que tomará se define como lengua viva, pues serán los hombres los que moldeen el mundo para mejorar su calidad de vida y no los medios los que moldeen sus opiniones y los aspectos fundamentales de su vida.

La acción fecunda de los medios es aliviar la indiferencia, eliminar el aislamiento, desbancar el rechazo, derrotar el egoísmo, reconstruir la incomprensión, diluir “la tonalidad grisácea de la existencia”, como dice Serrano. La soledad del hombre tecnológico, es la de aquél que ha visto pisoteada su intimidad por los abusos de la imagen, los vacíos de la palabra, los silencios informativos, la mezquindad de la manipulación, la persuasión de la indecencia, la falta de responsabilidad social y una ética en los medios.

Todo esquema formal e informal de control de los medios debe trascender las leyes y reglamentos para contemplar algo más que códigos de conducta. Una ética integral debe contemplar todos los aspectos de la persona humana y su interrelación con el medio. Como bien señala Xavier Zubiri, los medios deben servir para “realizar la vocación humana, ser de verdad hombres”. Y es que al aplicar la ética cada persona pasa a ser un agente moral, un mediador ético de la realidad. Y es que cada hombre es tanto más hombre cuanto más ha realizado su libertad, cuanto más vive desde la profundidad de sus decisiones axiológicas.

 

Desafíos éticos

Ante el uso y abuso de las libertades (expresión, prensa, acceso a la información) es importante revisar algunos temas concretos que atañen a la responsabilidad y la libertad de los medios como lo son la indecencia, la obscenidad, la pornografía, la desregulación, los derechos de autor, la propiedad privada, las barreras entre lo público y lo privado, el hipercomercialismo, la veracidad y honestidad, la privacidad, la confidencialidad, los problemas personales de intereses, la virtualidad y el simulacro,  e Internet.

Si se aprovecha el carácter interactivo, personalizable, generador de comunidades, así como la condición lúdica de los juegos, se podrían ofrecer herramientas a los niños y jóvenes para que cuenten con el conocimiento y la experiencia necesaria para dotar de valor y sentido su existencia a partir de la mediación que establecen con la tecnología y el entretenimiento.

Una alfabetización hipermedial se hace fundamental para dotarles de una conciencia crítica que les permita resolver los grandes misterios de la existencia humana. Y es que una alfabetización medial e hipermedial permite: profundizar en la acción educativa en la familia, la escuela y la sociedad; instruir y guiar a niños y jóvenes; formar juicio crítico en receptores; establecer un diálogo comprometido con los dueños de los medios y los anunciantes; fomentar un espíritu creativo que promueva la vida como una experiencia significante; impulsar el sentimiento artístico y la conciencia de la propia responsabilidad; dominar las técnicas de difusión que impulsen una educación en medios e hipermedios; promover contenidos que construyan una vida plena de sentido; plantear una comunicación humanizada que dignifique los espacios; insistir en la coparticipación activa de todos los sectores sociales  involucrados para dignificar la condición humana; desarrollar prácticas multialfabetizadoras.

“Ser digital es poder crecer”, predicaba Negroponte. Tal cual, pareciera que los jóvenes han tomado como suya la sentencia anterior, pues son ahora ellos quienes han decidido tomar el control, buscando contenidos exactos a sus necesidades informativas para ver cuando ellos quieren y donde quieren. Esta traducción del mensaje del mundo digital se encarna de múltiples maneras, pero quizá la más interesante tiene que ver en cómo la sociedad de la mente de Marvin Minsky se construye por el comportamiento inteligente, el aprendizaje, el trabajo colectivo y el poder de la selectividad.

La convergencia, la digitalización y la hibridación cultural/mediática, están interconectando códigos y maneras de comunicación. Por un lado descentraliza la información, pero por otro centraliza la incertidumbre y la inseguridad; por una vía su alcance se vuelve universal, pero en el fondo no permite alcanzar la propia existencia; su uso es cada vez más fácil, pero se vuelve más difícil compenetrar en las necesidades del otro; establece anchos y vastos rangos de horizontalidad entre usuarios activos y participativos, pero le cuesta diagramar rangos verticales con aspectos profundos y elevados como la espiritualidad, la ética y la moralidad.

Las tecnologías hipermediales tejen laberintos de sufrimiento, miedo y poca esperanza para quien se pierde en ellos. El ocio también debe permitir al hombre ser lo que se es y llegar, así, a ser más hombre. Si el entretenimiento no ofrece un sentido de la vida, como pudiera en principio hacerlo la interacción constante entre usuarios, se vuelve crítica la situación pues entonces se ha perdido el interés por lo humano y sólo importa el intercambio de información, más no el entretejido de la comunicación.

Comunicar permite ser en relación. El dinamismo que ofrecen las tecnologías de información no puede ser una ausencia significativa cargado de intenciones vacías. La comunicación que se establece con los hipermedios debe también apuntar a convertirse en un diálogo íntimo; un encuentro con la propia naturaleza. Ese hablar sobre cosas, es un significarlas.

Si la relación que establecemos con el mundo depende en gran medida de las aproximaciones que hacemos vía el lenguaje y la comunicación, es fundamental no contaminar el ocio y el entretenimiento con el vacío. La proliferación de tecnologías hipermediáticas, la comercialización y globalización de los mercados mediáticos, la fragmentación de las audiencias masivas, la aparición de la interactividad, los medios sociales, el código abierto, también pueden fragmentar la individualización.

Las nuevas generaciones que se muestran más abiertas, democráticas y conscientes del uso tecnológico y el consumo del entretenimiento, deben contar con las herramientas necesarias para poder autogestionar los deseos de expresión, descubrimiento y autodesarrollo impulsados por las tecnologías de información. La dimensión antropológica de los hipermedios radica en que actúen de acuerdo con la naturaleza humana; que el hombre no pierda de vista que es un fin para sí mismo.

Si los medios están tomando la esencia de la cultura (ser la forma espiritual de una sociedad), más nos vale que se exprese como un significado patente, como un desafío a la estructura natural que permita a los sujetos a hacer un frente visible a las murallas del vacío y la vida carente de significado.

Comunicar y entretener deben ser sinónimos: utensilios para desplazarse por el mundo como seres históricos, trascendentes, libres inteligentes y realizados y no como tierra baldía: noche nublada que absorbe toda la luz del amanecer.

 

Referencias

Bensmiller, K. (2005). Truly, Madly, Deeply Engaged: Global Youth, Media and Technology. Santa Monica, California: Yahoo!, OMD & Summit Series

Buckingham, D. (2005). Educación en medios: Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporánea. España: Paidós comunicación

Cassirer, E. (1985). Filosofía de las formas simbólicas. México: Fondo de Cultura Económica.

Cassirer, E. (2000). Antropología filosófica. México: Fondo de Cultura Económica.

Umberto, E. (1990) Obra Abierta. Barcelona, España: Ariel

Giddens, A. (2005). Un mundo desbocado: Los efectos de la globalización en nuestras vidas. México: Taurus

López Quintás, A. (1968). Pensadores cristianos contemporáneos. Madrid: BAC.

Molinuevo, J. L. (2004). Humanismo y nuevas tecnologías. España: Alianza Editorial

Morduchowicz, R. (2008) La generación multimedia: significados, consumos y prácticas culturales de los jóvenes. España: Paidós

Negroponte, N. (1997) El mundo digital. España: Ediciones B.

Roberts, D., Foehr, U. & Rideout, V. (2005). Generation M: Media in the lives of 8-18 year-olds. Stanford University: The Henry J. Kaiser Family Foundation.

Sartre, J. P. (2000). El ser y la nada. Buenos Aires: Losada.

Serrano, J. (1970). La soledad humana. Salamanca: Sígueme.

Silverstone, R. (2004). ¿Por qué estudiar los medios? Buenos Aires: Amorrortu

Zubiri, X. (1987). Naturaleza, Historia, Dios. Madrid: Alianza Editorial.

 

Presidente del CONEICC. Maestro en Humanidades porla Universidad Anáhuac.Doctorando en Comunicación Aplicada porla Universidad Anáhuac.Investigador del Centro de Investigación parala Comunicación Aplicada(CICA), dela Escuelade Comunicación dela Universidad Anáhuac.

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Libertad de expresión y autorregulación periodística en los tiempos digitales

Libreta de Apuntes

  • Hemos pasado de “la comunicación de masas a la autocomunicación de masas como dos formas que coexisten y se articulan” en palabras de Manuel Castells.
  • Este nuevo tipo de comunicación empieza a generar, por tanto, nuevas formas de interrelación social y política, cuyo rasgo distintivo es el diálogo, la deliberación, la vinculación y el intercambio informativo.
  • «Si en el terreno de la autorregulación los medios tradicionales van a la zaga en México, nada distinto se observa en el escenario de los medios digitales».

Foto: Misael Valtierra – Cuartoscuro

Por Omar Raúl Martínez

Publicado originalmente en RMC 132

El  desarrollo  exponencial  de  los  medios  digitales y  el  uso  de  redes  sociales  se  vincula,  sin  duda,  con  el  limitado  acceso  de  los  ciudadanos  a  los  medios  de  comunicación  tradicionales.  Ante  la  verticalidad,  el  soslayo,  la  parcialidad  o  la  omisión  de  éstos,  numerosos  grupos  y  personas  han  recurrido  no  sólo  a  expresarse  en  las  redes  sociales  sino  también  a  crear  espacios  alternativos  en  internet.  Ello  ha  tendido  a  generar  que  prensa,  radio  y  TV  ofrezcan  cada  vez  más  esa  otra  cara  de  la  ciudadanía  que  no  se  siente  atendida.

En ese sentido, como sostiene Manuel Castells, hemos pasado de “la comunicación de masas a la autocomunicación de masas como dos formas que coexisten y se articulan”. Es decir, de una comunicación “que va de uno a muchos con interactividad inexistente o limitada”, se ha transitado a una comunicación potenciada por la internet “que va de muchos a muchos con interactividad, tiempos y espacios variables, controlados”.

En el lustro reciente en México ―dicen Gabriel Sosa Plata y Rodrigo Gómez―, la red ha representado una “herramienta para el activismo”, principalmente de ONG’s, ciudadanos, políticos y líderes sociales que la han aprovechado a fin de hacerse escuchar. Ante este nuevo escenario, los medios de comunicación convencionales se han visto orillados a incluir en su agenda de cobertura ciertos temas que de otra manera no tomarían en cuenta.

Este nuevo tipo de comunicación empieza a generar, por tanto, nuevas formas de interrelación social y política, cuyo rasgo distintivo es el diálogo, la deliberación, la vinculación y el intercambio informativo. De alguna forma, la internet y sus canales diversos han comenzado a transformar las dinámicas del consumo cultural y las prácticas políticas. En los últimos años, incluso, con el aumento de usuarios en el mundo, ha venido contribuyendo a fortalecer la libertad de expresión. Sin embargo, a la par, la tentación del poder por controlar o debilitar el entorno digital está latente. Varios gobiernos en el orbe han determinado recurrir a regularlo restrictivamente. La firma del acuerdo comercial contra la falsificación (ACTA), por parte del gobierno mexicano, abre la puerta legal para controlar internet y afectar preceptos constitucionales fundamentales como el derecho a la libertad de expresión, de información, a la privacidad y a la certidumbre jurídica. De hecho, en su reporte 2012 de libertad en la red, Freedom House informa que México aparece en el sitio 19, bajo la categoría de “parcialmente libre”, junto con países como Egipto, Rusia, Libia y Venezuela.

En este terreno, la ONU y la CIDH concuerdan en que el marco legal para los medios tradicionales puede aplicarse a contenidos en línea y que no se necesita una regulación especial. Además de que puede significar un riesgo para inhibir la libertad de expresión, una ley particular para Internet difícilmente generará mejores contenidos, y peor aún: puede dañar los cimientos de la vida democrática. Sin embargo no puede desestimarse en absoluto el tema de la responsabilidad ética y legal de los medios, sean éstos convencionales o digitales.

Sin soslayar indispensables normas jurídicas, bien podemos abrevar de los potenciales beneficios que la autorregulación pudiera redituar en favor de la calidad mediática. Y aquí es menester hacer referencia al binomio libertad de expresión-ética periodística, porque a fin de cuentas en éste subyace como beneficiario directo el ciudadano.

La libertad de expresión está indisolublemente ligada al ejercicio ético y responsable del periodismo. No podemos ampararnos en la libertad de expresión para mentir, calumniar, distorsionar, manipular, descalificar o injuriar, como diría Jorge Carpizo. No creo, por ello, que la libertad de expresión pueda admitir distingos de acuerdo con el soporte tecnológico utilizado, sea la pantalla de la PC, el radio, el televisor o el impreso. Porque, más allá del implemento tecnológico, es un derecho cuyo fin es ampliar el conocimiento de lo público, el ejercicio de los derechos ciudadanos y la defensa y ampliación de las libertades. Es decir, las reglas que debieran enmarcar las responsabilidades éticas y legales del periodismo en los medios digitales no tendrían por qué ser diferentes de las prevalecientes en los medios convencionales.

El periodismo  –sea en el ámbito digital o en medios convencionales–  tiene como función apelar al entendimiento, al registro veraz, al debate racional y al análisis de los asuntos públicos.

 

Límites y responsabilidad

La libertad de expresión supone asumir valores éticos, los cuales arraigan lo supremamente valioso para el ser humano en sociedad. La libertad de expresión es una prerrogativa medular, relevante, sí, pero no absoluta. En su ejercicio intervienen principios éticos y linderos jurídicos. Cuando entra en conflicto con otros derechos y libertades de los ciudadanos, es preciso buscar una armonización, considerando determinados límites, sin perder la brújula por el bien común y la dignidad humana.

Hablar de límites en sí mismo resulta complejo porque en materia de libertad de expresión se tocan bordes de la ley y la ética o la falta de ésta. Pese a tal complejidad resulta prioritario trazar sus contornos con suma cautela habida cuenta que pueden abrirse las rendijas para justificar acciones censoras.

Cuando el límite se convierte en restricción parcial por razones de poder, aparece la sombra de la censura. Pero cuando el llamado límite lleva el tamiz del autocontrol para salvaguardar los derechos de otras personas, entonces estamos hablando de un necesario recurso para promover la responsabilidad social, la convivencia y la dignidad humanas.

Las leyes aparentemente establecen claros límites a la libertad de expresión. El artículo  6o. Constitucional, por ejemplo, refiere que la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, salvo en los casos de que ataque la moral, los derechos de otras personas, provoque algun delito o perturbe el orden público.

Respecto de los derechos de otras personas, la Ley de responsabilidad civil para la protección a la vida privada, el honor y la propia imagen en el Distrito Federal, protege estos derechos y por ello limita:  a) el acceso y difusión mediática en torno a asuntos privados de las personas; b) la emisión de juicios insultantes por sí mismas en cualquier contexto, que no se requieren para la labor informativa; c) la exposición pública de la imagen de una persona sin razones de interés público y con perjuicio de su reputación.

Entre los límites que marcan algunas leyes internacionales (como la Convención Americana de Derechos Humanos), destacan: la prohibición a “toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia”; la reserva a informar sobre determinados episodios, hechos o procesos cuando ponen en peligro la seguridad nacional, el orden público, la salud y la moral pública; la reserva a procesos judiciales sobre casos en litigio para evitar poner en peligro la eficaz administración de la justicia; el respeto a los derechos preferentes de ciertos grupos vulnerables de la población, en particular de los niños; ameritan consideración especial el derecho al dolor y el derecho al luto, aunque no suelen clasificarse como derechos fundamentales.

Hay, pues, dos grandes bloques de límites jurídicos a la libertad de expresión: a) lo individual: la intimidad, la honra, la dignidad, la reputación y el buen nombre de los demás; y b) lo colectivo o el bien público: seguridad, salud, moral u orden públicos.

En apariencia, pues, los límites son bastante claros, pero no la forma de interpretarlos y de presentar las excepciones.  Emergen muchas preguntas. Por ejemplo: ¿cómo entender la invocación del buen nombre o “la honra” de un personaje público que ha estado envuelto en escándalos de corrupción y de lo cual existen suficientes documentos probatorios? ¿Qué se entiende por seguridad nacional y qué tipo de información entra en tal concepto? ¿Seguridad nacional según la Presidencia, el Ejército, los medios o los intelectuales? ¿Cómo debemos entender el orden público? ¿Perturbar el orden público es hacer ruido, alterar la tranquilidad en la vía pública o movilizar a la gente en defensa de sus derechos?  ¿Cualquier tipo de manifestación beligerante en las calles es desorden público? ¿Este concepto no podría abrir la puerta de restricción de las libertades públicas? ¿Qué es la moral pública? ¿Qué debemos entender como buenas costumbres y a quién y para qué deben servir? ¿Quiénes son los vigilantes de la moral pública?

Aquí precisamente comienzan las complicaciones porque la ambiguedad encauza el camino a las restricciones o a la interpretación sesgada e interesada.

Para no pocos, la ley y los tribunales deben ser la única vía para proteger y estimular la libertad de expresión, trátese de lo que se trate; pero ello tendería a judicializar el periodismo y tal circunstancia en un contexto de transición a la democracia inhibiría el ejercicio de las libertades informativas, baluarte de todo sistema democrático.

Por ello se hace necesaria una reflexión y análisis desde la academia y el ámbito profesional para dilucidar caminos posibles que, sin descuidar el derecho de la información, den cauce a una propuesta autorregulatoria.

Es indiscutible que la libertad de expresión debe estar garantizada por la ley, y que ésta igualmente tipifique y sancione sus excesos. Ello no obsta para estimular la creación de mecanismos autorregulatorios para evitar precisamente los abusos y apuntalar parámetros de calidad cuyos beneficiarios directos sean los ciudadanos.

Y es que el ciudadano ha estado prácticamente ausente de la perspectiva de los medios de comunicación mexicanos. Sólo han existido como consumidores e incluso como tales sus derechos también han sido vulnerados con la connivencia mediática-publicitaria. Sus derechos a expresar demandas, difundir su voz e inquietudes, recoger y promover su participación, no han sido atendidos por los medios masivos. No es gratuito, por ello, que los espacios digitales y las redes sociales  hayan ganado gran terreno en los últimos años.

En tal sentido, la autorregulación tanto en medios convencionales como en Internet puede empezar a crear espacios donde los grupos sociales se hagan escuchar  ―más allá de Twitter o Facebook―  y abran resquicios a la participación desde el terreno mediático.

La asunción de mecanismos autorregulatorios debe darse independientemente del impulso de normas legales. Es decir: si bien la constitución impone límites al ejercicio de las libertades de expresión e información, lo indiscutible es que existen zonas de ambiguedad donde la norma jurídica no puede aplicarse y en las que el factor decisivo corresponde a la libre determinación de la conciencia ética.

En su búsqueda por marcar criterios o parámetros de responsabilidad, ley y ética son aristas complementarias y no excluyentes. porque, como diría Victoria Camps, la función de la ética no es sustituir la ley, sino más bien “ayudar a su justo cumplimiento”.

 

Mecanismos autorregulatorios

La autorregulación de los medios de comunicación es el sistema de normas éticas autoimpuestas por uno o varios medios a fin de regular las relaciones entre sociedad, Estado y comunicadores y periodistas a través de la asunción de mecanismos cuyo fin sea elevar los criterios de responsabilidad social y la calidad de los contenidos.

La autorregulación es resultado de la iniciativa y el compromiso voluntario de tres actores: empresas mediáticas, periodistas y sociedad. Los recursos imprescindibles para instrumentarla son principalmente de dos tipos: a) documentos: códigos deontológicos, estatutos de redacción y libros de estilo; y b) organismos: defensor del público, consejos editoriales y consejos de prensa.

Entre dichos mecanismos destacan los códigos deontológicos que constituyen la fuente clásica y más socorrida de la autorregulación, pues abordan las vertientes esenciales del oficio periodístico: resaltan responsabilidades ante la comunidad y definen propósitos y principios de actuación o normas de comportamiento ético-moral ante los actores posibles de la información.

Adoptar un código de ética no supone en absoluto la ejecución autorregulatoria: más bien ésta puede aterrizarse mediante recursos  –como organismos y documentos, principalmente–  que posibiliten el análisis, la crítica, el dictamen y las propuestas de mejora en el mundo de la comunicación.

Si bien los códigos  carecen de instrumentos para imponerse, pueden contribuir a que los periodistas y los medios tanto digitales como tradicionales definan y ejecuten conductas deseables. En sí mismos, los códigos  constituyen una convocatoria para que los ciudadanos escudriñen, critiquen vigilen y propongan.

Una forma de proteger y ampliar la libertad que nos posibilitan la internet, las redes sociales y los medios digitales es elevar los estándares de calidad del intercambio, el diálogo, el análisis y el debate a través del impulso de mecanismos autorregulatorios como códigos de ética, defensores o mediadores de la audiencia y consejos o comités editoriales.

La autorregulacion mediática abre  ―coincidiendo con Villanueva―  los cauces para posibilitar el reconocimiento de los derechos de los ciudadanos; formular públicamente normas y valores éticos que guíen la actividad mediática; edificar parametros a fin de elevar la calidad en los contenidos; optimizar el derecho a la información; formar grupos de recepción crítica; estimular el conocimiento y ejercicio del buen periodismo; establecer ámbitos de protección de los derechos de los ciudadanos al informar (réplica, vida privada…); contribuir a la exigencia social de cumplimiento de normas éticas y deontológicas; y reconocer los errores y debilidades de los medios para alentar su mejoría.

Por el momento, sin embargo, el panorama es muy árido en materia de autorregulación: sólo se consignan 36 códigos de ética de medios mexicanos frente a poco más de tres mil 400 empresas de comunicación. Y sólo registramos un medio digital con código de ética: el de Animal político. Hasta ahora han sido medios públicos (5) las entidades que más han avanzado al incorporar la figura del defensor de la audiencia.

En suma: si en el terreno de la autorregulación los medios tradicionales van a la zaga en México, nada distinto se observa en el escenario de los medios digitales. Los periodistas, la academia y los grupos sociales tenemos mucho por hacer.

Fuentes

Aznar, Hugo y Villanueva, Ernesto (Coordinadores), Deontología y autorregulación informativa. UIA / UNESCO / Fundación Manuel Buendía, México DF, 2002.

Aznar, Hugo, Ética y periodismo. Códigos, estatutos y otros documentos de autorregulación, Paidós, Argentina, Buenos Aires, 1999.

Castells Manuel, “El poder en la era de las redes sociales”, revista Nexos, 1/09/2012. Dirección: http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=2102910

García Hernández Arturo, “Es un ataque a la libertad de expresión y un freno a la movilización social”, La Jornada, 13 de julio de 2012.

Gómez Rodrigo y Sosa-Plata Gabriel, Los medios digitales: México, Open Society  Fundation, 2012.

MacGregor Judith, “La libertad de expresión en la era digital”. América Economía. Dirección electrónica: http://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/la-libertad-de-expresion-en-la-era-digital

Lara Tania, “Redes sociales y medios digitales revolucionan cobertura electoral en México”, Periodismo de las Américas. Dirección: http://knightcenter.utexas.edu/es/blog/00-10264-redes-sociales-y-medios-digitales-revolucionan-cobertura-electoral-en-mexico

Martínez, Omar Raúl, Códigos de ética periodística en México, BUAP / Fundalex / Fundación Manuel Buendía, México DF, 2009.

Villanueva, Ernesto, Autorregulación de la prensa: una aproximación ético-jurídica a la experiencia comparada, UIA y Miguel Ángel Porrúa Grupo Editorial, México DF, 2002.

Liebelson Dana, “Nuevas tecnologías: desafíos actuales de la libertad de prensa”, en Red de Periodistas Internacionales. Dirección electrónica: http://ijnet.org/es/stories/nuevas-tecnolog%C3%AD-desaf%C3%ADos-actuales-de-la-libertad-de-prensa

Villamil Jenaro, “Parcialmente libre, el uso de Internet en México: Freedom House”. Sitio web Homozzaping, 8 de octubre de 2012

 

Profesor e investigador de la UAM Cuajimalpa. Director de RMC  y  presidente de la Fundación Manuel Buendía, A.C.

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Después de Gutemberg

Contracolumna 

  • Entre la llegada de la primera imprenta a México y los modernos medios de comunicación como el Internet y las redes sociales han transcurrido al día de hoy 473 años.
  • El primer reto es saber conectar con los lectores.
  • Las innovaciones científicas y tecnológicas, aunque afecten profundamente a la naturaleza de los procesos productivos, no nos encierran en un universo fatal e irremediable.

Fotografía: «Swiss newspaper NZZ frontpage printed in binary code, human readable text on iPad» por visualpun.ch @ Flickr

Por José Martínez M. (*)

Se autoriza reproducción con crédito al autor

México, D. F., a 1 de noviembre de 2012

A propósito de los medios y la comunicación globalizada para entender el presente y tratar de visualizar el futuro, tenemos que empezar por explicar el pasado.

Se dice que los chinos fueron los primeros impresores de la humanidad, utilizando para ello piezas móviles de arcilla, sellos de cerámica y xilografías, pero la primera imprenta con tipos móviles la inventó el alemán Juan Gutenberg.

Hace 563 años, en 1449, para ser exactos, se publicó el primer libro tipográfico del mundo que lleva por título el «Misal de Constanza». Ese invento revolucionó el mundo. Sin ese paso no se entendería hoy el mundo de la comunicación globalizada.

El invento de la imprenta revolucionó nuestras vidas. Revolucionó la historia, la cultura, la información.

Tras la impresión del Misal de Constanza se imprimieron más de 6.000 obras diferentes, entre ellas la Biblia. El número de imprentas aumentó rápidamente durante esos años. En Italia, por ejemplo, la primera imprenta se fundó en Venecia en 1469, y hacia 1500 la ciudad contaba ya con 417 imprentas.

Entre los primeros impresos sobresalían libros religiosos (biblias, salterios y misales), desde luego también numerosos libros profanos y obras científicas de los eruditos renacentistas.

Durante siglos, los dibujantes trabajaban en libros ilustrados a mano; a partir de la imprenta, los artistas grababan sus creaciones en madera o metal, lo cual permitía a los impresores renacentistas reproducir en sus imprentas tanto imágenes como textos. La amplia reproducción de sus trabajos influyó de manera notable el desarrollo del arte renacentista.

Claro todo ello gracias a Gutenberg que era un obrero que aprendió el oficio de herrero, su padre era un pequeño comerciante y su madre era la hija de un tendero. Para su desgracia tuvo varios socios, entre ellos un banquero judío que le otorgó un préstamo para publicar el «Misal de Constanza», para variar no tuvo dinero para pagar sus deudas y Gutenberg se vio en la penuria, gracias a ello tuvo que difundir el secreto de montar imprentas para poder subsistir y terminó en la ruina muriendo en un estado de deplorable pobreza.

Pero dejemos a Gutenberg y vayamos a una figura clave de nuestra lengua: Miguel de Cervantes Saavedra quien 156 años después de la publicación «Misal de Constanza», en 1605 publica la primera parte de la que será su principal obra: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha marcando el comienzo del realismo como estética literaria y dando paso al género literario de la novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal.

Cervantes es una de las figuras claves de nuestra lengua y nuestra cultura. No debe faltar en nuestra historia un personaje mítico, Cristóbal Colón. Pues entre la creación de la imprenta y la magna obra de Cervantes la expedición de Colón, en representación de los Reyes Católicos de Aragón y Castilla, realizó el descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492, al llegar a una isla de las Bahamas llamada Guanahaní, cuya exacta localización aún se discute.

Lo cierto es que el encuentro de dos mundos –con el pasaje abominable de la conquista– también derivó en cosas buenas, como lo fue años más tarde con el origen de la imprenta en México el 12 de junio de 1539, cuando fue firmado en el protocolo del escribano Alonso de la Barrera, en Sevilla, España, el contrato entre Juan Cronberger y Juan Pablos, alemán el primero e italiano el segundo, avecindados en Sevilla, para el traslado e instalación de la primera imprenta formal de tipos móviles en la Ciudad de México, en la otrora Nueva España.

Este fue un paso fundamental en nuestra cultura. La cultura es transmitida por la comunicación de una forma u otra. La cultura y la comunicación están tan entrelazadas entre sí que podrían considerarse sinónimos. De ahí la importancia del lenguaje y los modernos medios de comunicación. Esos son los legados de Gutenberg y Cervantes.

Es así que entre la llegada de la primera imprenta a nuestro país y los modernos medios de comunicación como el Internet y las redes sociales, como el Twitter y el Facebook, entre otros, han transcurrido al día de hoy 473 años. La información del futuro ya está aquí.

Aunque estas herramientas son de un uso popular y masivo, desde mi perspectiva el Periodismo digital es una nueva herramienta que puede resultar un instrumento útil para profesionales con formación y experiencia. Internet no es bueno ni es malo, será lo que nosotros queramos que sea. Internet y las redes sociales suponen una total transparencia de nuestras vidas y también de lo que somos. Y nuestras huellas quedarán para siempre en el espacio digital.

¿Pero qué hacemos para comunicarnos los periodistas y los comunicadores? ¿Cuántas palabras usamos al hablar? En promedio, un comunicador o un egresado de las ciencias sociales y humanidades utilizan entre 300 y 700 palabras de un potencial de 280 mil palabras. En términos matemáticos usamos aproximadamente menos de una décima del uno por ciento de las posibilidades de nuestro idioma. Son 300 las palabras que en promedio usa una persona común y corriente, mientras una persona que lee los periódicos, algunas novelas, revistas especializadas o algunas páginas en internet, utilizan cerca de 500. Un escritor, digamos una persona dedicada a la literatura que escribe y lee, lee y escribe, usa un aproximado de 3,000 palabras. Cervantes usó menos de 10,000 palabras, es decir, cerca del 3% del idioma del cual es padre de nuestra lengua.

Quizás todo esto es un dato ocioso, pues es imposible saber con exactitud la cantidad de palabras y/o vocablos que existen y esto se debe a muchas razones: la primera de ellas es que el español o castellano como también es aceptado llamarle a nuestro idioma, no es una lengua pura, de hecho ninguna lengua hablada actualmente es cien por ciento pura, ni siquiera los dialectos hablados en los lugares más recónditos del planeta permanecen sin influencia de alguna otra lengua.

La reflexión, a propósito de este encuentro es ¿Y la información del mañana y la libertad de expresión?

Queda claro que no bastan las herramientas de las nuevas tecnologías, que para informar es imprescindible saber comunicarnos. Ya lo he señalado aquí. Pero veamos esos desafíos y retos para quienes nos dedicamos al periodismo.

Las nuevas tecnologías han generado un nuevo modelo informativo. Hoy la industria de la información reflexiona sobre los retos que plantea internet para llegar a sus lectores., a los telespectadores y oyentes que han saltado la barrera que los separaba de los medios de comunicación. Muchos están al otro lado, creando sus propios relatos, informaciones, reflexiones, escritas o audiovisuales, en grupo o en solitario en Internet. El público está influyendo con sus nuevos hábitos no sólo en quien crea contenidos sino la manera de consumirlos.

Hace poco se llevó a cabo en Londres el primer congreso Forum for the Future, donde las principales figuras de la industria de la comunicación convocados por la Online Publishers Association debatieron con el difícil objetivo de aportar luz sobre el futuro de los medios.

Desde luego que los medios de comunicación se enfrentan ante el reto que les planeta un nuevo paradigma informativo propiciado por las nuevas tecnologías lo cual tiene muchas implicaciones, organizativas, productivas y de modelo de negocio.

Sobre el futuro del periodismo ante los cambios que imponen las nuevas tecnologías surgen las más variadas preguntas ¿Qué papel desempeñan los medios tradicionales? ¿Cómo se va a organizar y financiar su trabajo? ¿Cuál será su peso en la opinión pública?

El primer reto es saber conectar con los lectores.

De ahí que muchos editores se preguntan, con razón, cuál es el modelo de negocio en la Red, habida cuenta del profundo deterioro de los medios tradicionales, especialmente en lo que se refiere a la inversión publicitaria. Convendría que antes de responderse prestaran atención a la demanda, a veces angustiada, que muchos periodistas se hacen, al margen de la preocupación por el mantenimiento de sus puestos de trabajo: ¿cuál es el futuro del periodismo? Si somos capaces de contestarnos, el modelo de negocio quedará resuelto.

Las innovaciones científicas y tecnológicas, aunque afecten profundamente a la naturaleza de los procesos productivos, no nos encierran en un universo fatal e irremediable. Antes bien ofrecen una inmensa y nueva oportunidad. Todos somos fruto de nuestros propios deseos y decisiones, y el futuro del periodismo será al fin y al cabo el que los periodistas mismos queramos labrarnos, como ha planteado sabiamente José Luis Cebrián, presidente del periódico El País, en un encuentro de periodistas y editores en España.

 

+ Conferencia dictada en la Universidad La Salle, Cancún, Quintana Roo

*José Martínez M., es periodista y escritor. Es Consejero de la Fundación para la Libertad de Expresión (Fundalex). Es autor del libro Carlos Slim, Los secretos del hombre más rico del mundo, y otros títulos, como Las enseñanzas del profesor. Indagación de Carlos Hank González. Lecciones de Poder, impunidad y Corrupción y La Maestra, vida y hechos del Elba Esther Gordillo.

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Tiempo de cibergéneros periodísticos

  • La versión impresa, versión del cibermedio
  • En Internet, el contenido sigue siendo el rey.
  • La utilización de las redes telemáticas ha puesto a disposición del usuario la lectura no secuencial, la inmediatez, la interactividad, la profundidad, la personalización y la actualización. Éstas y otras características han conformado lo que se considera un nuevo medio informativo y cuyo nombre se consagra como cibermedio, en el cual se ha construido una retórica y un lenguaje específicos.

Fotografía: «iPad, Paper, E-ink» por Chengyin Liu @ Flickr

Por Lizy Navarro Zamora

Publicado originalmente en RMC 126

Podemos considerar que, en la actualidad, el cibermedio no es una versión del impreso. En los espacios más desarrollados, el cibermedio se ha constituido en la expresión periodística más avanzada y el impreso es una versión del cibermedio. Por supuesto que no hablamos de todos los cibermedios, sino de una minoría que poco a poco se ha convertido en un modelo a seguir.

Los géneros periodísticos son el resultado de una lenta construcción histórica que se encuentra íntimamente ligada a la evolución del concepto mismo del periodismo y a su encomienda ética y social. La clasificación básica de los géneros periodísticos tiene un principio deontológico que es: “Los hechos son sagrados y los comentarios son libres”. Dichos géneros han tenido una evolución paralela a la transformación histórica de la humanidad.

 

Estilo para redactar los cibergéneros

Se utilizan frases cortas y de estructura gramatical sencilla. El periodista colombiano Guillermo Franco indica que la frase larga es enemiga de la buena lectura y sugiere aplicar el Contexto Mínimo Indispensable (CMI) al redactar los textos para la web. En la redacción, la utilización correcta del idioma español es la esencia de la construcción en el ciberperiodismo. Deben usarse frases compuestas por sujeto, verbo y complemento, eliminando el hipérbaton.

Escribir una idea por párrafo para dar claridad a los mensajes. Aplicar 30 o 35 palabras por oración. Un equilibrio de párrafos se encuentra usando en ellos entre 50 y 60 palabras. Los párrafos se deben ajustar a una única idea para dar mayor claridad a los contenidos. Los efectos de las oraciones largas, el queísmo y la falta de concordancia impiden la claridad. La solución es aplicar lo que en el periodismo hemos llamado el tiempo cortado: el punto y seguido. Es necesario evitar el uso reiterativo de las comas que hacen confuso el texto. Los textos en la pantalla deben redactarse con absoluta claridad frente a los que se publican en papel: la legibilidad en la pantalla todavía es menor.

Es importante regresar a la estructura básica del idioma español sin explotar de manera continua el hipérbaton. En la estructura del texto es recomendable no hacer literatura en la redacción digital, pues los usuarios quieren periodismo. La forma básica del idioma español es el tiempo activo por lo cual en el periodismo es recomendable evitar la voz pasiva.

En la redacción para Internet hay que tener cuidado con las mayúsculas: darles el peso que deben tener y no abusar de los subrayados. Agudizar los elementos ortográficos. En cada idioma tendremos la premisa de hacerlo de la manera correcta, sobre todo como ciberperiodista y difusores de la lengua; si es  en inglés, un correcto inglés; si es en español, emplear un correcto español; si es en francés lo mismo y así en todos los idiomas.

Los medios desarrollados utilizan el recurso de aumentar o disminuir el tamaño de la letra; por ejemplo, puede llegar a tamaño 1 de Arial o de aumentar hasta el tamaño que el usuario desee. Sin embargo, el texto se presenta en el número 12 y es el usuario quien decide los tamaños. Generalmente suelen ir alineados a la izquierda con el objetivo de lograr mayor velocidad en la consulta, no llevan sangría y no están justificados. Es conveniente no utilizar en exceso las negritas y las cursivas en el diseño ya que saturan la vista y confunden la valoración de los contenidos.

La redacción debe de ser hipertextual e hipermedia, lo cual favorece la interacción amigable con la representación icónica de las estructuras de información y de los comandos. Esto se traduce con la posibilidad del usuario de actualizarse e incrementar la información en cualquier momento.

Construcción por niveles: Es muy importante construir la información ciberperiodística por niveles, de tal manera que un primer nivel lo consultemos cuando tengamos muy poco tiempo, mientras que un segundo o tercer nivel lo hagamos cuando tengamos mayor disponibilidad. Uno de los objetivos de la redacción por niveles es otorgarle al usuario la posibilidad de profundizar según sus propios intereses, necesidades y tiempos de consulta.

El principio de multiplicidad y de encaje de escalas está representado en la escritura digital por la conexión en red de las informaciones, de forma que de cualquier asunto, el lector sea capaz de alcanzar otro punto. El acceso a los textos, imágenes fijas o en movimiento, y sonidos, no es secuencial, como tampoco lo es el pensamiento humano.

 

Cibernoticia

En el caso de la noticia, el cibermedio no sólo se ha limitado a dar y presentar la información en una pirámide invertida, sino que ha tendido a contextualizarla de una manera muy amplia. Los jefes de redacción de los medios de comunicación on line saben que al usuario de la red, una vez que escoge la noticia, necesita saber más de ella. Ello no quiere decir que la noticia se convierta en un reportaje: es la misma noticia en sus elementos, acompañada de sus circunstancias explicativas. Presentan los elementos o documentos fidedignos que respaldan la información periodística y se pueden presentar como elementos adjuntos.

En un medio de comunicación on line este género periodístico sufre las mismas limitantes de tiempo y análisis que tiene en la radio y en la televisión debido a que en tales medios la presentación de la noticia debe ser simultánea a los hechos. Pero ésta, que pareciera una desventaja, es en realidad una ventaja para el medio.

Aunque durante el día se actualiza la información y se reorganiza en lo que conocemos como home page, es en la tarde-noche cuando los encargados de subir los trabajos actualizan la totalidad de las páginas. Hay quienes suben la información y la reorganizan presentando las modificaciones en el diseño y ubicación de los elementos de la pantalla cada 20 minutos, según se desarrollen los acontecimientos en el ámbito económico, político, social, etcétera. No tenemos una noticia más importante para todo el día; la ubicación y la aparición de ellas cambia según se presenten las informaciones.

Es precisamente aquí donde el género en su redacción sufre ciertas variables. En los medios de comunicación on line, sobre todo en las noticias que actualizan la información, no se aplica el principio de la pirámide invertida. Es a lo largo de una serie de párrafos, en promedio cuatro y por niveles de profundización, donde se dan a conocer los elementos más importantes y trascendentales de la información. El lead presenta lo más importante, pero no se da respuesta a las cinco preguntas básicas.

Elementos de la cibernoticia: Titular, lead, hipertextualidad, contenido, formato de consulta, opciones de compartir por redes sociales, interactividad, contacto con el autor, información del autor, ubicación, niveles de consulta, audio, video, imagen, pies de fotografía, infografía fija, infografía animada, infografía con sonidos, vínculos con otros contenidos.

En el cibermedio ubicamos una mayor contextualización e información completa. Resulta importante que cada unidad redaccional periodística tenga enlaces hipertextuales e hipermedia hacia elementos que se refieren al mismo tema. Esto le da profundidad, correlación a la información y permite entender la ubicación.

Las posibilidades que la tecnología ofrece a las ediciones digitales permiten a los medios abarcar otros sectores del mercado como ciudadanos en el extranjero y personas discapacitadas, aunque ésta es una herramienta que pocos medios han utilizado.

Las ediciones digitales cuentan con características que facilitan a los usuarios su consulta. Además de los recursos multimedia, todos los medios analizados cuentan con la opción de cambiar el tamaño de la fuente, consultar las noticias en otros dispositivos portátiles y en otros formatos. Pueden enviarse las noticias a un correo electrónico para consultarse después; otro servicio es imprimir las noticias. La mayoría de los medios informativos cuentan con redes sociales en las que divulgan los titulares de sus publicaciones, y permiten a cualquier usuario utilizar las redes sociales para compartir las noticias.

 

Ciberentrevista

Los usuarios realizan las entrevistas en tiempo real, con lo cual el ciberciudadano cobra el papel de periodista porque es él quien pregunta. También aparecen las entrevistas tradicionales, pero la diferencia es la construcción hipermedia, hipertextual y la interactividad. Hay dos elementos que destacan: la diferencia de la entrevista analógica y la ciberentrevista.

a) La imposición de la agenda setting. El usuario no escoge a su entrevistado: es el propio cibermedio el que –en razón de la agenda setting, del cumplimiento con el derecho a la información de los ciudadanos y de los intereses económicos o políticos– establece a quién se entrevista.

b) Aportación al periodismo ciudadano. El usuario se siente como un periodista más: establece cuáles son las preguntas y las formas de hacerlo a quien considera relevante para plantearle diferentes cuestionamientos en torno a ciertos temas.

La entrevista puede presentarse en transmisión directa; el periodista o el usuario pregunta y simultáneamente se presenta en el cibermedio. Otra forma que puede darse de manera simultánea es que se graba la entrevista y luego se presenta al usuario; por supuesto que en este segundo momento no hay interactividad.

En el chat de manera simultánea preguntamos y nos responden en un sentido más informal que la anterior. Los chats fueron de los primeros elementos que los cibermedios desarrollaron porque antes de las redes sociales eran los de mayor interactividad y contacto entre los ciberusuarios.

Una de las grandes desventajas en estos dos tipos de entrevistas es que el usuario no es un periodista y no tiene la formación como tal; resulta frecuente ver cómo se desperdician los bytes en este tipo de ejercicio periodístico. Es decir, se delega una función propia del periodista; aunque ello no significa que esté completamente mal, lo cierto es que en un espacio periodístico debe equilibrarse la intervención del ciudadano y el papel protagónico por el conocimiento y la responsabilidad que tiene el periodista.

 

Cibercrónica y cibereportaje

En estos géneros podemos hablar de que la estructura y el fondo permanecen. La diferencia radica en el recurso multimedia que tienen en cada una de las secciones, pues se convierten en géneros multimedia. En las Escuelas de Comunicación, enseñamos los géneros periodísticos según  las peculiaridades lingüísticas de cada medio. Sin embargo, aquí radica la diferencia: se conceptualiza el género multimedia como una unidad redaccional donde el audio, el video, la infografía, deben integrarse perfectamente en el texto.

En un medio tradicional cerca del 90% de la información que investigamos no se publica. Con las posibilidades que ofrecela Interneten cuanto a capacidad de transmisión, ninguna información que el periodista desee publicar, se queda sin difundir. Por supuesto que eso irá por niveles de profundización que desee el usuario.

Además, al lograr la personalización de estos nuevos medios, cada usuario selecciona la información que quiere conocer. La capacidad de transmitir datos a través de las redes telemáticas permite que el usuario pueda profundizar en los temas que a él le interesan.

 

Cibergéneros de opinión

En este nuevo medio, gracias a la interactividad, el lector se convierte en un articulista o columnista más. Los medios on line demandan determinadas opiniones, por lo que el usuario envía su información al servidor del diario, en donde suele estar instalado un programa para que procese los comentarios.

De hecho se habla precisamente del éxito de la red por las amplias posibilidades que ofrece el medio para comunicarse con él. La retroalimentación es casi inmediata. Todo depende del servidor para que la opinión, información o respuesta llegue a quienes nosotros deseemos. Se presenta una bidirección donde el emisor y el receptor se encuentran en el mismo plano, al menos en teoría y en posibilidades.

Con los temas de debate y las discusiones en grupo que se encuentran en la mayoría de los cibermedios, los usuarios y los medios logran una verdadera comunicación. De esta manera se termina esa relación unilateral, unidimensional y unidireccional. Nace el artículo y la columna del público, que no se ubica en la radio, televisión y prensa, tradicionales.

Cibercolumna: Establece la columna igual que en el impreso; la diferencia radica en el espacio digital; el usuario conoce quién es el columnista, el perfil que tiene en su biografía y la hemeroteca de sus columnas anteriores.  Asimismo permiten compartir la columna a través de las redes sociales como son: Facebook, Technorati, Twitter, servicio de RSS, etcetera.

Aparece la imagen del cibercolumnista: esto es muy significativo porque permite una cercanía psicológica entre quien emite el mensaje y el usuario. Sin embargo, ello sólo se presenta en los cibermedios más desarrollados. La interactividad es nula (menor al 2%). Realizamos una investigación en torno a los géneros de opinión mexicanos y extranjeros y lo cierto es que al emisor del mensaje no le interesa saber lo que piensa el receptor. La comunicación es inexistente. ¿Quién los lee y escucha? Pareciera que el mismo emisor.

Ciberartículo: En el artículo también contamos todavía con el mismo texto que en el impreso. Las diferencia radica en que se presenta la biografía del autor, su currículum vitae y algunos de los artículos anteriores. Es importante destacar que esos artículos también cuentan con los servicios de envío por correo electrónico, reducción del tamaño de letra, aumento del tamaño de letra e imprisión. Se puede compartir el artículo a través de las redes sociales como son: Facebook, Technorati, Twitter y servicio de RSS.

En este cibergénero también la interactividad es mínima, pues no existe una retroalimentación.

Cibereditorial: Como sabemos, el editorial es la postura que tiene el medio de comunicación frente a ciertos acontecimientos o temas de interés social. Hasta el momento, tal ciberespacio periodístico es el mismo que se presenta en el medio impreso. No hay tampoco interactividad con los usuarios. Lo que observamos en la construcción de los cibermedios es precisamente la lectura hipertextual; por ejemplo en el editorial de The Washington Post se publican los hipervínculos a otros textos.

 

Géneros emergentes

Tal vez los foros pueden ser considerados como un nuevo género del periodismo on line, ya que a través de una comunicación directa, el usuario de Internet conduce la entrevista a un personaje famoso. Al hacerla en vivo, de manera simultánea, el usuario toma el papel de periodista, pregunta lo que necesita, lo que desea. Posteriormente, una vez trasmitida la entrevista de manera simultánea, el mismo medio de comunicación continúa presentándola diferida.

Otro género emergente es la encuesta: aquí los usuarios opinan acerca de los temas que determina el cibermedio como importantes desde el punto de vista periodístico. Sin embargo hay algunos cibermedios que le dan al usuario la posibilidad de elegir los temas en los cuales se establezca una encuesta. La encuesta no tiene una representatividad estadística, por lo que no tienen una validez real, pero lo que sí tiene es un referente. Por ejemplo, el Clarín.com todos los días publica un nuevo tema para que el usuario vote.

El foro de discusión y el blog también los podemos considerar como espacios ciberperiodísticos cuando tocan temas de relevancia informativa. Los foros permiten la interactividad y el blog presenta la información de una manera más sencilla y amigable para el usuario.

La infografía, esa reconstrucción virtual de los acontecimientos, surge como un género más. No tanto como complemento sino como un recurso que presenta un suceso. En Internet, las posibilidades de desarrollo son muy amplias, infografía fija, en movimiento, con audio, etcetera.

Los géneros periodísticos se han vuelto géneros multimedia; no es recomendable que los medios de comunicación on line sean una versión electrónica de los tradicionales; son la integración de los tres medios masivos de comunicación: radio, televisión y prensa, con la ventaja de cada uno. Lo que hoy conocemos como el cibermedio se ha convertido en un medio de comunicación que reúne la profundidad de la prensa escrita, la simultaneidad de la radio y la imagen de la televisión.

Es la convergencia del texto, la voz, la música, la imagen fija, el video y los recursos de la infografía. Su presentación es más moderna y forma parte del paradigma de las Nuevas Tecnologías dela Informacióny Comunicación. Es importante destacar que muchos medios de comunicación ya han aplicado las riquezas que les ofrecen estos nuevos recursos.

En los géneros periodísticos, sobre todo en la noticia, crónica y reportaje, se empiezan a presentar los géneros hipermedia con imágenes animadas, audio, etcétera. De hecho la infografía es uno de los elementos de mayor apoyo en la información periodística. La inclusión de mapas, foros y encuestas, recurre al video, audio, omnimedia, gráfico animado, fotogalería y animación.

Los blogs de los medios de comunicación también se han convertido en espacios periodísticos emergentes, respaldados por la marca del medio y sin una rigurosidad periodística. Es decir: cuando se enlaza a un blog, uno de los primeros referentes en el usuario es la informalidad y la cercanía a éste.

Cibernoticia para móviles: Es aquí donde se recupera el nacimiento de la noticia en su brevedad telegráfica. El cibermedio envía noticias en tan sólo una oración. La pantalla del dispositivo móvil es muy pequeña y quien construye la cibernoticia es precisamente un ciberperiodista.

Un ejemplo de cibernoticia que se envía totalmente en mayúsculas y divididas por signos ortográficos de manera incorrecta de acuerdo con nuestro idioma Español:

NO QUEREMOS DINERO SUCIO NI ARMAS DE EU:FCH/PROHIBE SENADO CHATARRA EN ESCUELAS; SEP Y SSA DEFINIRAN PRODUCTOS/PRESIDENTE CHINO, EL MAS PODEROSO: FORBES.

 

Titulares

Son más simples. Se exige una sintaxis adecuada, y de su estructura correcta depende una fácil y rápida consulta. Como sabemos, el usuario de Internet, y de hecho el ciberciudadano, hace una consulta más rápida. Se ve limitado en la mayoría de las ocasiones por la calidad de las pantallas, pero aun así desea un titular breve que lo ubique en la información.

Generalmente, el único elemento de la cabecera es un titular que no va acompañada de antetítulos o subtítulos. Esa situación se observa principalmente en la home page, es decir: hay que ahorrar espacio en la primera pantalla. Lo siguiente es poner títulos de otras informaciones o servicios relacionados con el tema.

No existe un tamaño común de los titulares. Cada medio ha escogido su propio estilo. Sin embargo, comparando la página de un medio con la de un portal, generalmente en el medio se le da un poco de mayor altura al titular. En un principio, el medio de comunicación manejaba titulares subrayados, pero ello provocó saturación en su diseño y en la actualidad son generalmente negros.

Antetítulos: Mientras en los medios impresos los titulares son elementos significativos que traen la mayoría de las noticias, en las cibernoticias o en la mayoría de los cibergéneros no se incorporan los antetítulos. Hay dos razones: la primera es la claridad que debemos de tener con los textos tanto en imagen como en contenido. Si en la pantalla hay  saturación de antetítulo, título y subtítulo, el usuario se desubicará.

Además existe la razón del espacio: los medios digitales tienen el gran enriquecimiento de que no presentan la limitante de los espacios, pero sí existe la de la ubicación en la home page  y en la home page de cada enlace. No se puede saturar al usuario de tal manera que provoque una censura visual por exceso y cantidad de información.

Subtítulos: La intención es que entre el título y el antetítulo el espacio periodístico ya dio la información suficiente para entender de qué se trata la información. Entendamos que sobre todo en el ejercicio periodístico en Internet, lo hacemos para usuarios con un perfil distinto: grupos que buscan profundidad y rapidez, grupos con una diversidad en los horarios. Y Debe satisfacerse esa demanda. Por ello, la pirámide invertida no se aplica en su totalidad.

 

Redes sociales

El impacto de las Nuevas Tecnologías dela Informacióny Comunicación ha tenido diferentes momentos de transformación. La aparición de las redes sociales ha impactado en todos los ámbitos de las convergencias digitales y del nuevo paradigma. Además, es significativo reconocer la necesidad que tiene el ciberperiodismo por tener mayor cantidad de usuarios, sobre todo incorporar a la población joven.

Por eso se han adaptado estrategias de vinculación entre los cibermedios y las redes sociales. En ello, el espacio encuentra los canales multisalida y se da el rastreo de impacto de las noticia en otros medios. No existen datos precisos de cuántos ciberusuarios llegan a la información periodística a través de las redes sociales y no de los propios cibermedios.

Las herramientas para compartir contenidos son ligadas  de sitios que ofrecen a los usuarios de Internet un método para almacenar, organizar, buscar, administrar y compartir las páginas favoritas de Internet. La mayoría de los marcadores sociales permiten categorizar los contenidos de su predilección  mediante palabras clave. Todos estos iconos conducen a servicios externos y ajenos.

Por ejemplo, el Clarín.com tiene 49 blogs y el usuario se puede enlazar a más de 100 redes sociales, e incluso puede construir su blog.  The Washington Post tiene 152 blogs  y  Reforma.com 30 blogs. El objetivo de estos espacios es hacerlos más amigables y cercanos a la población joven.

El correo electrónico continúa siendo la principal actividad del usuario de Internet. Sin embargo, el acceso a redes sociales registra un incremento en 2011. Algunas de las redes sociales más empleadas por los cibermedios son: Facebook, Twitter, Digg, My Space, Save, Delicious, Resqui, Technorati, Mixx, Meneame. De hecho cada medio puede crear su propia red social como el caso de El País.com que tiene la red Eskup.

 

Bibliografía

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Salavarría, R. Y Negredo, S. (2009): Periodismo integrado: convergencia de medios y reorganización de redacciones. Barcelona: Sol90 Media.

 

*Profesora investigadora dela Universidad Autónomade San Luis Potosi.

Apropiación social de los géneros periodísticos

Mirador Europeo

  • Las  innovaciones  técnico-comunicativas están dando un  vuelco  al  uso  de  los  géneros  periodísticos  tradicionales.
  • Si  la  consideración  y  enfoque  de la  realidad  periodística  depende  siempre  de  la  actitud  de  los  profesionales  a  la  hora  de  elegir  unos  u  otros,  con  la  llegada  de  Internet  y  las  redes  sociales  se  cambia  de  perspectiva.  Los  géneros  ya  no  dependen  sólo  de  la  concepción  de  los  profesionales.
  • Es  la  sociedad  civil  la  que  también  interviene  para  elegirlos  y  reconfigurarlos  conforme  a  sus  actitudes  ante  la  realidad  que  tiene  en  su  entorno.

Fotografía: «Nuevo iPad» por Esther Vargas @ Flickr

Por Mariano Cebrián Herreros

Publicado originalmente en RMC 126

Hasta hace poco, los géneros han sido considerados de manera muy general, en un plano teórico, con escasas referencias a los usos reales según los entornos culturales, sociales y educativos de los países, los medios y los profesionales. Parecía que todos los utilizaban con el mismo planteamiento, independientemente de la situación social en la que cada uno se encontrara. Era el uso profesionalizado. En algunos casos se les ha considerado como un corsé que no permitía flexibilidad alguna, pero los géneros se han caracterizado por su capacidad de innovación y apertura a otros experimentos para su renovación y adecuación a los estilos personales de sus usuarios hasta llegar a generar otros diferentes.

Se observa que los géneros manifiestan también usos distintos, especialmente por aquellas comunidades y profesionales con deseos alternativos y de compromiso social de búsqueda de otros modos de comunicación que tratan de implicar a los productores y receptores de mensajes, lo cual ha conducido cada vez más a una fusión en torno al concepto de prosumidor en cuanto que los usuarios los emplean indistintamente para producir sus mensajes, recibir los de otros y entablar un intercambio. Ello ha dado cada vez más fuerza a la dialogización de los géneros.

Se aprecian asimismo otros usos por parte de las empresas e instituciones según sus propias orientaciones. La concepción, por ejemplo, de la entrevista por parte de un director de comunicación o de un periodista empresarial e institucional no es sobre la formulación de las preguntas para obtener la mejor información posible, sino cómo aportar la respuesta que favorezca a la entidad y consiga llevar el mensaje deseado a sus destinatarios finales, a los públicos concretos a los que quiere llegar. La aplicación no es ya la del entrevistador sino la del entrevistado.

A estos dos enfoques se añade ahora el de la sociedad civil. Los usuarios inician su propio desarrollo de los géneros. Se apropian de ellos y generan otros nuevos. En estos usos sociales hay una característica común. Todos los géneros giran en torno al intercambio de mensajes, al diálogo, a la conversación. Ya no es el uso personal de un profesional para codificar y difundir su información. Ahora son los usuarios quienes los adaptan en las interrelaciones comunicativas de unos con otros.

Las modificaciones en los géneros tradicionales vienen ya de tiempo atrás dentro de los propios medios de comunicación. Los profesionales empleaban los géneros de relato para describir y narrar unas realidades desde su punto de vista. Con el tiempo han ido incorporando parcialmente el punto de vista de los protagonistas, testigos y expertos de los hechos y de las opiniones ajenas. Los géneros noticia, reportaje, crónica y otros han ido abriéndose para integrar declaraciones, opiniones y testimonios de otras personas.

El periodista ha ido cambiando hacia una actitud de hilvanador de puntos de vista ajenos aunque, ciertamente, sin abandonar su relato personal de los hechos y opiniones. Es más, los géneros basados en el diálogo del periodista con otras personas portadoras de información como las entrevistas, encuestas, debates y otras modalidades, también han ido reduciendo la presencia del periodista hasta quedar en un segundo plano. Esto se ha comprobado en el incremento de géneros de participación en la prensa mediante las secciones de las Cartas al Director, la presencia de la voz de los oyentes en los programas de radio y visualización corporal y gestual de los espectadores en televisión para preguntar directamente a las personalidades invitadas o exponer su narración, su opinión e interpretación de los hechos.

No obstante, en todas estas innovaciones siempre ha estado presente la figura del periodista como mediador, coordinador o controlador de la participación. La aplicación concreta de cada género sigue dependiendo de la figura del presentador. Es su estilo personal el que configura en concreto la concepción general de los géneros.

El cambio que se produce en Internet es radical. Frente a los usos individuales de los periodistas de medios y de los periodistas de empresas e instituciones se pasa a una apropiación social plena de los géneros. En Internet y en las redes sociales, los géneros predominantes son de los usuarios. Es decir, pertenecen a los usos de los internautas, blogueros y twitteros, según sus propios modos de concebirlos y desarrollarlos.

Los correos electrónicos, los foros, los chats, las audioconferencias, las videoconferencias, las encuestas automáticas, los intercambios de mensajes en los blogs o las intervenciones reducidas como máximo a 140 caracteres en Twitter, cada uno con su triple dimensión de posibilidades de navegación, de enlaces y de interactividad sin mediación alguna de profesionales, marcan el salto al uso compartido de los géneros, a que sea la sociedad no profesional la que maneje los géneros a su gusto, con las innovaciones que quiera de formas de expresión, de lenguaje escrito, visual, sonoro, audiovisual y multimedia, y la que los adapte a sus necesidades concretas. Es la desaparición de los intermediarios. Existe el impulso inicial de un promotor como en los blogs, pero al final es la libertad de los usuarios la que los enfoca de una manera u otra. Cabe, en este caso, el control e incluso la manipulación del impulsor, pero rápidamente aparecerá el choque con los usuarios que se vean perjudicados.

El diálogo se establece entre los usuarios de Internet y algunas personalidades, especialmente en aquellas webs promovidas por los medios, empresas o instituciones. Son los usuarios los que también pueden promover noticias, opinar en los debates, añadir comentarios, participar en encuestas. Se trata de una apropiación bastante parcial ya que el poder del desarrollo de cada género sigue recayendo en el controlador de la web que puede fomentar unos u otros géneros según sus propios intereses.

Junto a ésta aparece otra apropiación total: los géneros empleados en las redes sociales. Son los usuarios los que generan sus blogs, sus chats y sus intervenciones en cualquiera de las formas de comunicación propiciadas por cada red. Es el diálogo entre los propios usuarios sin más intermediaciones que la de la plataforma que organiza la infraestructura: la construcción realista del diálogo social sobre la vida cotidiana de los usuarios.

Si los periodistas de medios han extraído de la realidad los hechos relevantes, excepcionales y extraordinarios, y los periodistas empresariales e institucionales han elegido los hechos que favorecen a sus corporaciones, ahora los usuarios hablan de sus vidas cotidianas, de lo que les pasa y observan a su alrededor, de lo ordinario y de lo extraordinario; no buscan el interés masivo: se interesan por exponer las experiencias que puedan interesar a su grupo de amigos y, tal vez, conectar con la curiosidad e interés de otros hasta conseguir que le sigan muchos más usuarios que los que pueden tener algunos de los hechos seleccionados y difundidos por los medios.

En la apropiación social de los géneros predomina la apertura a la conversación dentro de las peculiaridades de unos y otros, y si esto no es suficiente se crean otros. Los propios medios han tenido que asumir, asimilar y exhibir como un valor añadido a sus informaciones los diversos modos de diálogo y entrega a la intervención de sus seguidores por Internet y las redes sociales.

Esto no quiere decir que desaparezcan las visiones y usos anteriores de los géneros. Se mantienen, pero con unos cambios y flexibilidades importantes. Junto al planteamiento del medio y de los profesionales la apropiación social de los géneros introduce las características de los usos, aplicaciones e interrelaciones reales. Así pueden apreciarse las sinergias entre los géneros en las entrevistas de prensa y las de las webs al remitir de unas a otras para apreciarlas en su totalidad, con otros rasgos, incluso con el registro de voz e imagen para que se aprecien los matices de cada intervención. Lo mismo se observa entre los géneros de la radio y televisión tradicionales y los de la ciberradio y cibertelevisión. Donde más sobresale la mutación es en los géneros nativos de Internet y de las redes sociales. De hecho, ya no quedan medios que no hayan incorporado una vinculación directa con Facebook, Twitter, Linkedin u otras redes sociales o que no muestren correos electrónicos, blogs, chats y otras formas de interrelacionarse con los usuarios: compartir la información, enviársela a otras personas, solicitar un comentario, fomentar la opción de votar en torno a diversas cuestiones. Todo ello genera otros modos de enfocar los géneros y unas sinergias entre unos y otros.

Ya no es posible analizar en la actualidad los géneros de manera global si no se tienen en cuenta las tres grandes dimensiones de usos: la periodística profesional de los medios, la de los periodistas empresariales e institucionales y la de los usuarios de Internet y de las redes sociales, y en particular las repercusiones y sinergias que esta última innovación está teniendo sobre las dos anteriores.

Los géneros han dejado de ser unas herramientas exclusivas de los periodistas y pasan a pertenecer a todos los usuarios. La sociedad se ha apropiado también de los géneros para imprimir en ellos su carácter de diálogo social y demás peculiaridades expresivas y modos de concebir la auténtica comunicación entre todos los usuarios productores y consumidores.

 

Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Correo electrónico: marceb@ccinf.ucm.es

¿Qué cuentan los Nuevos Cronistas?

  • Selección de textos sobre el Encuentro Nuevos Cronistas de Indias 2 organizado por la FNPI y Conaculta.
  • Participaron periodistas como Elena Poniatowska, Martín Caparrós, Alberto Salcedo Ramos, Gumersindo Lafuente, Jean-Fraçois Fogel y Juan Villoro.
  • Jorge Tirzo, Coordinador Editorial de RMC, participó en el equipo de la cobertura especial para la FNPI junto a Carlos Serrano (FNPI) y Juan Miguel Villegas (Red Cultural FNPI).

¿Qué cuentan los Nuevos Cronistas?

Selección de textos sobre el Encuentro Nuevos Cronistas de Indias 2 organizado por la FNPI y Conaculta. Participaron periodistas como Elena Poniatowska, Martín Caparrós, Alberto Salcedo Ramos, Gumersindo Lafuente, Jean-Fraçois Fogel y Juan Villoro.

Storified by RMC · Tue, Oct 16 2012 11:17:06

Apertura del Encuentro Nuevos Cronistas de Indias 2FNPI

Cobertura RMC

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Videos de las charlas

Comienza el encuentro "Nuevos cronistas de Indias" en México24horasdiario
Espero equivocarme, pero el PRI podría gobernar 18 años: Juan Villorotvhorizontal

Análisis en otros medios

#nuevoscronistas, un encuentro internacional para analizar y promover la crónica http://bit.ly/RCaMJZ vía @revistaenieFNPI_org
Nuevos Cronistas de Indias: por las buenas historias http://www.semana.com/entretenimiento/nuevos-cronistas-indias-buenas-historias/186373-3.aspx via @RevistaSemanaAna Paula Tovar
#Porsiteloperdiste Cuatro mujeres y 12 hombres formaron parte del ‘Confeccionario de Nuevos Cronistas’ http://bit.ly/SXcpgNAnimalPolitico.com
Periodistas "subjetivos, emocionales, reivindicativos, caprichosos", así son los cronistas, según Martín Caparrós http://ht.ly/esDiYRevista Emeequis
#NuevosCronistas de Indias: por las buenas historias http://ow.ly/esory #periodismoLa Columna Quinta
¿Quién financia a un ornitorrinco? Los nuevos cronistas de indias http://cultura.elpais.com/cultura/2012/10/12/actualidad/1350033860_064860.html #periodismoAndresin
La mutación de la Crónica @mancini #nuevoscronistas http://feedly.com/k/RwmKl9 via @ztirzoeCícero Libros
La crónica vista desde tres enfoques diferentes vía @cdperiodismo #nuevoscronistas @fnpi_org http://feedly.com/k/QepHFKJorge Tirzo

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El periodismo y la crónica en la era de la innovación digital

  • Jean-François Fogel, Olga Lozano, Karina Salguero Moya y Alfonso Armada hablaron sobre los experimentos narrativos en la era digital.
  • La charla formó parte del Encuentro Nuevos Cronistas de Indias 2, organizado por la FNPI y Conaculta.
  • “La crónica tiene que encontrar otros rincones del papel y también innovar en la red”, dijo Fogel.

Imagen #nuevoscronistas @alfarmada Karina Salguero- Moya J.F Fogel y @mongay55 via @fnpi_org

Por: César  Godínez Meneses

“Hay que innovar en el periodismo, pues por lo menos cambian los soportes en el periodismo. Hay personas que miran pantallas en la audiencia y entonces hay que entender el movimiento. Yo vengo de Francia y sé del éxito que tiene la crónica en América Latina. Oímos hablar de El Malpensante, Etiqueta Negra, Gatopardo, esto no existe para nada en Francia, la crónica ya salió del medio impreso” , con estas palabras de Jean-François Fogel -periodista experto en medios digitales- dio inicio la segunda plática (Periodismo sin patrones: innovar por el periodismo narrativo) del Encuentro de Nuevos Cronistas de las Indias 2, en el Museo Nacional de Antropología e Historia.

Vea el video del evento:

Lasillavacia.com es un medio digital, el cual retrata las relaciones de poder en Colombia, además es un laboratorio creativo donde hay géneros periodísticos tradicionales y experimentales, donde hay dinámicas web con los usuarios, abre el debate entre el público” , dijo Olga Lucía Lozano editora creativa de la revista digital colombiana creada en mayo de 2009.  Quién es quién y el proyecto Rosa, son los sitios de innovación en la revista, el primero es una red social cerrada tipo Facebook pero de las personas más influyentes de Colombia y sus relaciones de poder entre ellos, el manejo que hacen del poder en las regiones colombianas. El segundo es un seguimiento periodístico con base en crónicas en tiempo real sobre las historias sobre la recuperación de la tierra por parte de los campesinos, la cual antes estaba ocupada por parte del narcotráfico y el paramilitarismo. El nombre del proyecto se debe a una de las líderes sociales colombiana Rosa Amelia Hernández.

Por su parte, Karina Salguero Moya, editora de la revista digital Orsai expuso sobre la forma de innovar de la revista, la cual nació bajo iniciativa del periodista argentino Hernán Casciari radicado en España. Cansado de los editores creo en un principio su propio blog. “Se lanzó a hacer una revista y el trato era publicar lo que nos gustara y lo que le gustara a los lectores de Internet”, dijo Salguero Moya.

«Hace un año se decidió hacernos comerciales, no fue fácil ver la distribución. Hay muchas crónicas pero pocos medios; la revista es para incentivar la lectura en quienes no son lectores. Los lectores que no puedan comprarla la pueden bajar por internet en PDF. Los que sí pueden, se deben comprometer a comprarla. Se tiene un trato con una pizzería en San Telmo, Argentina la cual es nuestro patrocinador social para sustentar los gastos de la revista”, declaró la editora.

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Periodismo en la era digital

  • Los medios informativos, entre reacomodos, crisis y oportunidades.
  • ¿Qué tipo de periodismo se está empezando a desplegar a partir de los llamados nuevos medios en línea?
  • «El mayor reto del periodismo en la era digital será aprender a desarrollarse con todos los recursos tecnológicos disponibles, sin nunca descuidar la calidad, sustento, eficacia y confiabilidad de su oferta informativa y de análisis», dice Omar Raúl Martínez.

Fotografía: Nacho Ruiz @ Cuartoscuro

Por Omar Raúl Martínez

Publicado originalmente en RMC 131

Poner en duda la preeminencia de la Internet en el siglo XXI sería una tozudez, pero tal aserto no conlleva en absoluto la muerte del periodismo como algunos futurólogos lo advierten. Con el desarrollo digital, su esencia primigenia se mantiene intacta y tiende a valorarse más aún. Lo que hará prevalecer el periodismo en la gran red no se sujeta sólo a la inmediatez o al cúmulo de datos, ni tampoco a su alcance en el número de usuarios, sino fundamentalmente a la interpretación acreditada, el análisis sustentado, la jerarquización informativa, la guía autorizada, la indagación escrupulosa y el contexto explicativo de los sucesos. Precisamente aquello que no se patentiza con asiduidad en Internet. Podrán cambiar o incluso enriquecerse los métodos de captación e indagación informativa con la multiplicación de fuentes y plataformas; podrán modificarse o redefinirse algunos géneros periodísticos con la renovación y convergencia de los lenguajes y estructuras narrativas de cada medio; podrán o deberán reconstituirse las dinámicas operativas al interior de cada empresa… Pero el periodismo de calidad siempre habrá de subsistir y nunca dejará de exigirse, independientemente del soporte.

La valía de la oferta periodística siempre estará basada en los contenidos y su respaldo ético, no en la modernidad de los implementos técnicos.

¿Qué tipo de periodismo se está empezando a desplegar a partir de los llamados nuevos medios en línea? ¿Hacia dónde tiende la formación periodística en los tiempos de la globalización o de la llamada sociedad de la información? ¿Qué tipos de cambios o reajustes se avistan a partir del desarrollo del ciberperiodismo?

Actualmente, la Internet es considerada un medio de comunicación que ya perfila a las sociedades del presente siglo. Es tal su importancia que, según el magnate de la informática Bill Gates, con la revolución de las comunicaciones asociada a la red de redes, “estamos viendo algo histórico que afectará al mundo como un terremoto, sacudiéndonos en la misma forma que lo hicieron el descubrimiento del método científico, la invención de la imprenta, y la llegada de la edad industrial”.1 Es decir: su impacto acumulado se advierte hoy en la ciencia, las comunicaciones y la economía política, así como en la educación y el entretenimiento. Y por supuesto, todos esos linderos se vinculan directa o indirectamente a la comunicación social en su conjunto y por añadidura al quehacer del periodismo.

Sin duda, a partir de las nuevas pautas tecnológicas que impone la Internet, incluso el concepto de comunicación mediática que habíamos manejado en el siglo XX tiende a cambiar por la propia naturaleza del nuevo medio. Así, los actores necesitarán reconcebirse: las instituciones de comunicación, los productores de los mensajes, los distribuidores de los mismos, los receptores tradicionales, las empresas privadas y el gobierno.2 Sus formas de interrelacionarse y sus esquemas de producción ya sufren crisis, cambios y reajustes notables.

Y todo esto no puede soslayarlo el periodismo. Porque a lo largo de la historia los implementos técnicos han abierto brecha a los formatos y estructuras de contenido. De esa suerte, así como el nacimiento del telégrafo dio pie a la pirámide invertida y a la jerarquización informativa; así como la aparición de la radio reencauzó las formas de la noticia y la crónica gracias a la instantaneidad de las ondas hertzianas; así como la invención y evolución de la TV tendió a abreviar las estructuras de algunos géneros informativos debido al respaldo audiovisual… de igual manera, hoy día, el despliegue de la Internet y sus diversos recursos técnicos –como las redes sociales virtuales– están impactando a nivel global y habrán de influir de manera decisiva en los géneros y, eventualmente, en los contenidos y los tiempos del periodismo.3

No es extraño por ello que algunos medios digitales hayan empezado a explorar el diseño de un lenguaje propio que no apela sólo a la oferta de textos breves sino fundamentalmente a la multimedialidad, a enlaces hipertextuales y contactos interactivos. Ese potencial técnico está posibilitando la aparición de nuevos géneros informativos en el incipiente entorno digital: bitácoras o diarios personales, entrevistas directas entre usuarios y personajes públicos, foros de discusión, inmediatas actualizaciones de información y análisis, infografías digitales, y crónicas o reportajes en texto, audio y video, entre los más frecuentados.4

Aunque el periodismo mexicano en Internet ha presentado una lenta evolución en la última década, lo cierto es que comienza a advertirse una evidente recomposición en los lenguajes, la capacitación periodística y la visión de los usuarios.5

Pese al rezago de los medios aztecas en la gran red, la inercia globalizadora los llevará a aprovechar sus valiosos recursos: a) capacidad para enviar sus contenidos al mundo, b) ofrecer una lectura de información escrita, gráfica y audiovisual, c) actualizar sus informaciones al minuto, d) interactividad para ampliar sus vínculos y contactos, y e) disponer servicios informativos a la carta.6

 

¿Medios tradicionales versus Internet?

Por el momento, los medios tradicionales en la red de redes continúan en vías de experimentación, sin atreverse aún a correr mayores riesgos, pero expectantes de que las tendencias se confirmen y la web comience a aglutinar mayores contenidos mediáticos.

La aparición de nuevos medios digitales empieza a cambiar el mercado de la información periodística tradicional al grado de amenazar la prevalencia de no pocos medios impresos. Y es que hoy un periódico o revista en papel ya no sólo compite con sus rivales acostumbrados, porque “aparece –dice Raúl López Parra–un crisol de jugadores emergentes, desde periódicos digitales hasta blogs personales y corporativos. La competencia es ubicua”.7  Por ende, la sobreoferta gratuita de contenidos mediáticos empieza a erosionar el modelo de negocios de la prensa convencional, basado en la venta de espacio publicitario, de ejemplares en el quiosco y de suscripciones.8

Ante ello no resulta infrecuente que se proyecten negros augurios no sólo en torno al futuro de la prensa sino también de la radio y la TV. Marilú Ruíz de Elvira, en El País Digital, ha dicho que cuando los periódicos se hayan adentrado plenamente en el ciberespacio, deberá cambiarse la definición de diarios: de “periódico que se publica todos los días” por “periódico que se publica a todas horas”, pues evidentemente se están viendo obligados a disputarse un lugar ante el cúmulo de oferta informativa que aparece a cada instante. El gran problema, sin embargo, radica en que las exorbitantes visitas de usuarios en línea no significan captación de recursos económicos porque mientras hay una audiencia global, los anunciantes no pasan de ser locales.9

Los recurrentes presagios en torno a la desaparición o debilitamiento de los medios tradicionales, no son compartidos por el empresario Bill Gates:

No cambiará la importancia de los escritos de calidad. La tendencia de seguir como prensa está en la calidad y confiabilidad de la información. No desaparecerán los libros ni los periódicos. Por el contrario: la Internet ofrece mayores oportunidades a los medios de comunicación.10

No podemos estar sino de acuerdo con lo anterior, pues a cada soporte físico de un medio de comunicación tradicional corresponde cierta facultad, determinado lenguaje y potencial específico. Por tanto, los periodistas deben ver a la Internet como un medio y una herramienta, no como algo que los desplazará en el futuro.

Para refrendarlo, conviene destacar las palabras de Kevin Kelly, ejecutivo de Wired:

La red no remplaza a los medios precedentes: sólo los redefine. Liberará a los periódicos de algunas de sus funciones habituales y los encauzará a probar formas nuevas y creativas de aproximarse a los lectores. La red no excluye a los medios ya existentes, sólo contribuye a diversificar sus puntos de vista.11

 

Retos del periodismo digital

Puesta la mira del periodismo en el mundo de red de redes, resulta indispensable conocer sus prospectivas para aprovechar los mayores recursos técnicos. En este marco, Antonio Núñez Aldazoro plantea la emergencia de tres retos y cauces naturales para el periodismo digital:

1) Adaptabilidad del medio: Los nuevos medios se verán obligados a ajustarse a gustos, intereses y saberes de las personas. De hecho, ya funcionan envíos personalizados en función de parámetros suministrados por el propio usuario (RSS, Really Simple Syndication). De esa forma, por ejemplo, cualquier persona interesada en temas sobre cine, libros de comunicación y todo lo relativo a novela policíaca, puede solicitar o inscribirse exclusivamente en portales o blogs que ofrecen tal tipo de contenidos, y recibirlos en su propio correo electrónico. En realidad es un novedoso esquema de comunicación en el que la batuta selectiva la tiene el cibernauta. Ello implica un gran reto para medios informativos y periodistas, pues supone una hipersegmentación del mensaje comunicacional.

2) Interactividad. Ésta es la característica más innovadora del nuevo medio. La interactividad es la capacidad de entablar contacto, mediante la tecnología, entre emisor y receptor al grado de intercambiar papeles. Puede haber un emisor receptivo, replicante, opinador. Con ello existe la posibilidad de retroalimentación.

3) Hipertextualidad. Este concepto explica la capacidad de conectar apoyo informativo, o sea, entablar enlaces a fuentes o textos o sitios colaterales al material que se está presentando. Pero también es la capacidad para vincular imágenes, sonidos, video y gráficos, lo cual permite ofrecer trabajos periodísticos contextualizados para el mundo global.12

Los periodistas entramos en contacto con la computadora, primero, utilizándola cual máquina de escribir; después como correo electrónico para enviar nuestras notas; y finalmente como fuente informativa y como medio de comunicación. Es en este tercer nivel que emergen nuevos retos para los informadores.

Así, aunque para algunos resulta prematuro hablar de un nuevo periodista a raíz de la Internet, lo cierto –como antes anotábamos– es que este nuevo medio empieza a cambiar las prácticas de la profesión, los conceptos tradicionales y la naturaleza de ciertos géneros periodísticos. Entre esos cambios emerge uno impulsado por la interactividad y es el hecho de que el usuario puede asumir el rol del periodista. Por ende, el perfil del mediador tradicional tiende a verse disminuido o por lo menos afectado.

Ante ello, el periodista tradicional no desaparecerá pero deberá ir modificando su manera de trabajar en función de la adaptabilidad del medio, la interactividad y la hipertextualidad, de manera que los nuevos géneros multimedia reúnan la profundidad de la prensa, la simultaneidad de la radio y la imagen de la televisión.

En la misma tesitura, otro desafío del periodista es entonces redefinir su perfil profesional: pasar de la etapa de los medios tradicionales a la brecha del periodista digital y de ésta al nivel del periodista multimedia. Es decir: hoy se exige no sólo conocimientos y habilidades propias del oficio periodístico, sino también el dominio de técnicas para producir y administrar el quehacer informático y de la multimedia.

La meta es superar los alcances del periodista tradicional, circunscrito al modelo de antaño y al manejo del lenguaje de un solo medio, para encaminarse al perfil del periodista digital: un profesional familiarizado en el entorno Internet, que conoce y aprovecha todos los entresijos técnicos de las páginas web.13

Pero el paso superior, según María Teresa Sandoval, sería alcanzar a convertirse en periodista multimedia, que suma lo anterior y añade una formación en el manejo de todo tipo de herramientas multimedia: programas especializados en imagen fija y en movimiento, sonido, diseño.14

El periodista multimedia, asienta Koldobika Meso, es una especie de “hombre orquesta, capaz de utilizar imágenes de video en la edición en línea de su periódico o de transmitir mensajes escritos a través de su emisora de radio”.15

 

Ventana de oportunidad

La Internet puede significar una ventana de oportunidad para los medios de comunicación tradicionales si toman en consideración los siguientes aspectos:

a) El aprovechamiento de las redes sociales virtuales. Recursos como Facebook, Twiter o You Tube constituyen espacios desde donde es posible entrar en contacto con públicos jóvenes. Si los medios convencionales desean atraer a tales audiencias, hoy ausentes particularmente en la mayor parte de la prensa, necesitan empezar a montar sus contenidos y mensajes en dichas redes sociales, que por cierto están subvirtiendo la forma de consumir noticias.16 El fenómeno de las redes sociales y otros espacios como Orkut (Brasil), Sonico, Hi5, MySpace, YouTube y Linkedin, además de Facebook y Twiter, no deja de crecer hasta el punto de ir cambiando el panorama de la influencia de los medios de comunicación.17

b) La exploración de nuevas formas de financiamiento. Para sobrevivir, el periodismo necesita renovar o experimentar nuevos modelos de negocios que puedan garantizarle sostenidos ingresos económicos. Depender sólo de la publicidad en línea por el momento resulta suicida para los impresos, pero ello no obsta para abrirse, por ejemplo, a la posibilidad de los llamados micropagos  a cambio de los cuales el lector puede bajar no toda la publicación sino sólo una nota o cierto artículo por pocos centavos.18 De acuerdo con Gordon Crovitz, fundador de Journalism Online, los accesos sin costo a la información en Internet tienen los días contados, y la tendencia será un modelo mixto que combine lo pagado con lo gratuito.19

c) La experimentación con nuevos recursos y soportes tecnológicos. La radio, la TV y la prensa no pueden permanecer impávidas ante el surgimiento de insospechadas plataformas y dispositivos como el iPhone, el Blackberry, el Kindle (dispositivo para libros electrónicos), el Smartphone (teléfono celular con tecnología  3G  y acceso a Internet), el iPad (dispositivo que almacena fotos, videos, música, libros, periódicos y revistas) y las referidas redes sociales. Aunque para el grueso de la población latinoamericana, por el momento, parecen ser implementos aspiracionales, a mediano y largo plazos los medios pueden ir experimentando la inserción de contenidos a través de los diversos soportes y formatos multimedia para ampliar su espectro y evitar quedarse a la zaga.20

La red de redes obliga, pues, a modificar el modelo de comunicación periodística de antaño porque no sólo se trata de un soporte más:

Actúa como proveedor de otros medios y distribuidor para el público, receptor y emisor de información y, al mismo tiempo, es contenido, canal de difusión, centro de archivos continuamente actualizado, además de foro de debates.21

Poner en duda la preeminencia de la Internet en el siglo XXI sería una tozudez, pero tal aserto no conlleva en absoluto la muerte del periodismo como algunos futurólogos lo advierten. Con el desarrollo digital, su esencia primigenia se mantiene intacta y tiende a valorarse más aún. Lo que hará prevalecer el periodismo en la gran red no se sujeta sólo a la inmediatez o al cúmulo de datos, ni tampoco a su alcance en el número de usuarios, sino fundamentalmente a la interpretación acreditada, el análisis sustentado, la jerarquización informativa, la guía autorizada, la indagación escrupulosa y el contexto explicativo de los sucesos. Precisamente aquello que no se patentiza con asiduidad en Internet.

Podrán cambiar o incluso enriquecerse los métodos de captación e indagación informativa con la multiplicación de fuentes y plataformas; podrán modificarse o redefinirse algunos géneros periodísticos con la renova ción y convergencia de los lenguajes y estructuras narrativas de cada medio; podrán o deberán reconstituirse las dinámicas operativas al interior de cada empresa… Pero el periodismo de calidad siempre habrá de subsistir y nunca dejará de exigirse, independientemente del soporte.

La valía de la oferta periodística siempre estará basada en los contenidos y su respaldo ético, no en la modernidad de los implementos técnicos.

En suma: el mayor reto del periodismo en la era digital será aprender a desarrollarse con todos los recursos tecnológicos disponibles, sin nunca descuidar la calidad, sustento, eficacia y confiabilidad de su oferta informativa y de análisis.

 

Notas

1) Omar Raúl Martínez, “Entre el presente y el futuro de los medios de comunicación”, en Revista Mexicana de Comunicación. Núm. 56, octubre de 1998.

2) Negroponte afirmaba en 1995: “Ser digital supondrá la aparición de un contenido totalmente nuevo. Surgirán nuevos profesionales, inéditos modelos económicos e industrias locales proveedoras de información y entretenimiento”. Ver Negroponte Nicholas Ser Digital, Edit. Atlántida, Buenos Aires, Argentina, 1995. 247 pp.

3) De acuerdo con José Luis Orihuela, “Las instancias de enunciación de los relatos periodísticos en los soportes digitales se diversifican y flexibilizan para aprovechar el potencial de los medios en línea: interactividad, personalización, profundidad, hipertextualidad, diseño, actualización, búsqueda y comunidad constituyen las capacidades comunicativas propias de las redes hipermedia de información distribuida”. Ver Orihuela, José Luis, “El ciberperiodista: entre la autoridad y la interactividad”, revista Chasqui Núm. 83, septiembre de 2003, pp. 12-15.

4) Ver Salaverria Ramón, “Diseñando el lenguaje para el ciberperiodismo”, revista Chasqui Núm. 86, junio de 2004, pp- 39-44.

5) Véase Lizy Navarro, “Los medios mexicanos en línea”, Revista Mexicana de Comunicación Núm. 90, enero 2005, y Navarro Lizy, Comunicación mexicana en linea, Fundación Manuel Buendía y Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México DF, 2005.178 pp.

6) Navarro Lizy, Op. Cit.

7) López Parra Raúl, “Periodismo y redes sociales”, Revista Mexicana de Comunicación Núm. 120, Febrero-Abril de 2010. pp. 42-45.

8) Véase Meneses María Elena, “Economía de la gratuidad”, Revista Mexicana de Comunicación Núm. 119, Noviembre 2009-Enero 2010. pp. 27-30.

9) A este respecto, Raúl López Parra ejemplifica que “el periódico digital Soitu, afincado en España, alcanzó un tráfico de un millón 500 usuarios únicos y ganó dos premios consecutivos (2007-2008) por parte de la Online News Association en la categoría de Excelencia Periodística. El diario apostaba a la gratuidad de contenidos exclusivos. A pesar de ser un modelo exitoso de periodismo digital y de sus altos niveles de lectores, Soitu quebró en 2009, con sólo dos años de existencia. Los anunciantes no fueron suficientes para sufragar los gastos operativos”, Véase López Parra, Raúl, Op. Cit. P. 43.

10) Tomado de Martínez Omar Raúl, “Entre el presente…”, Op. cit.

11) Ibidem.

12) Véase Antonio Núñez Aldazoro, “Los retos del periodismo digital”, en saladeprensa.org

13) Alma Delia Fuentes plantea que: “El periodista digital no sólo tiene que investigar, confrontar fuentes, redactar una historia atractiva y convencer a un editor de publicarla. Además debe ser un gestor todoterreno de la información: redactor, coordinador y editor de contenidos, webmaster –capaz de estructurar y trabajar con datos textuales, gráficos y audiovisuales–, diseñador de páginas web, consultor y asesor de proyectos en Internet y hasta vendedor de ideas”.  Ver Fuentes Alma Delia, “Periodismo en línea: un nuevo prisma del ejercicio profesional”, en Sala de Prensa: www.saladeprensa.org

14) María Teresa Sandoval, “Los periodistas en el entorno digital”, en Sala de Prensa: www.saladeprensa.org

15) Koldobika Meso, “La formación del periodista digital”, en revista Chasqui, Núm. 84, diciembre de 2003.

16) López Parra Raúl, Op. cit.

17) Agencia EFE, “Periodismo y redes sociales / Estudio”, Nota enviada por correo electrónico por el Centro de Periodismo y Ética Pública, Cepet, 4 de diciembre de 2009, 15: 24 hrs.

18) Ver Lichfield Gideón, “El futuro del periodismo”, Letras Libres. Núm.127, julio de 2009, pp. 28-31.

19) Lagoa Miriam, “Rebelión contra el gratis total en la Red”, El País, 11 de septiembre de 2009. pag. 26. En esta nota se refiere que Rupert Murdoch, propietario de uno de los mayores grupos de comunicación a nivel mundial, ha anunciado que a partir de 2010 cobraría por el acceso a la versión digital de sus diarios, entre ellos The Wall Street Journal, The Times y The Sun. Este empresario “ya ha mantenido reuniones con sus principales colegas, entre ellos The New York Times, para crear un consorcio que impondría el pago por la lectura de sus contenidos digitales”.

20) De hecho, Raúl López Parra refiere que The New York Times es uno de los diarios que mejor ha comprendido las nuevas formas de consumo mediático: “En 2006 abrió NYT Lab: su propio centro de investigación y desarrollo tecnológico en donde crea aplicaciones propias para los distintos soportes y dispositivos que aparecen en el mercado”. Op. cit. P. 43.

21) Fogel Jean-Francoise y Patiño Bruno, La prensa sin Gutenberg. El periodismo en la era digital, Punto de Lectura, Madrid, España, 2007. 205 pp.

 

Profesor e investigador de la UAM Cuajimalpa. Director de la RMC y presidente de la Fundación Manuel Buendía, A.C.
El presente texto es un capítulo del libro titulado Semillas de periodismo.